Ikonoclastía pre-racional: pirorion

Otra bestialidad como la de alimentarnos de muertos es la de quemar pólvora. Ambas que son de los despilfarros y contaminantes más celebrados. No es acaso la contaminación el despilfarro o parte de éste? Es lo mismo, creanlo o no, es lo mismo, desde la primera chispa. Solo un poco más de un compuesto u otro para tal o cual color, pero luego nada nunca más. Y decimos luego no querer lo aburrido, además de lo molesto que puede ser el ruido para otros. Debe la holografía, láseres o algún otro divertimento tomar y ganar el terreno de forma urgente. Pero aun así, con la existencia todavía de esos seres, por lo general acaudalados, con su ímpetu muy primitivo de pseudo cazador, que no permiten que se terminen los desperdicios y contaminación. Más de ciento treinta millones de euros de una población de alrededor de ochenta millones de personas despilfarrado en tal vez una hora. Todos estos, con las posibilidades, con todo ese ánimo retrógrado, serían otros pseudo cazadores. Animales que ya estarían extintos, éstos mismos y los otros que no tienen culpa alguna. Eso sin contar los despilfarros de otras poblaciones en otras latitudes por el mismo festejo de un “año nuevo” entre otras celebraciones en otras fechas. Como en otra época, en la que todavía había caballeros y todo su sexismo dominante. Seres primitivos, seres medievales muy cercanos a un despotismo ilustrado. Debería ser muy sencillo ver nuestros desperdicios y tal vez solo algo un poco más complicado seguir su consecuencia. No nos puede vencer la costumbre aunque sea mínimo nuestro raciocinio. Puede el hombre llegar a ser la criatura más traicionera, esos déspotas ilustrados y esos neo-cazadores, todo por su simple placer y capricho. Una vez al año, así sea por un minuto o quince, si se dice cuidar el ambiente, es una contradicción, una traición a alguna convicción. No es llamado de alguien perfecto, sino de alguien que también lucha contra su propia bestialidad. Tal vez los momentos de dejar ciertas cosas toma su tiempo en otros de forma distinta, en unos antes y otros después. Llegar a creer que aunque sea una pizca puede cambiar para bien. Ser algo que no necesite de cualquier otro algo para ser.

Aedi

Somos idea por haber sido antes un deseo, por haber sido sentimiento. Somos piel y huesos, pero esencialmente idea. Deseo: idea primitiva. Así, hasta el comienzo, el ímpetu nacido del deseo. Una idea que todavía no sabe muy bien que es una idea. El afán de ser. Estamos aquí y todo o mucho son teorías. Hemos sido un “alguna vez será”. Allí en el pasado, en las hormonas, neuronas y todo lo demás de aquellos seres más rudimentarios, seres de cavernas. Incluso mucho pero mucho más antes que ellos. Sin saber a ciencia cierta y sólo el deseo de que eso que se hace nacer prospere y siga y se mantenga. Sin saber de quién hemos nacido. Somos idea por ser ínfimos en el infinito. No despreciemos tan fácil todos los millones y millones de años y años. En tiempo y espacio somos puramente minucia. El afán de nacer puede hacer matar. Idea, no somos más que ideas, en todo lo que nos propongamos. A veces son ideas mezcladas todavía con deseos, ideas aún no tan clarificadas. Pensamientos, qué más que pensar aunque se sueñe y se muera por hacer. Deseo, sentimiento, ideas que añoran alguna luz. Sentimiento, un deseo más inocente. Sentimos sin saber y más deseamos sabiendo. Guardado, microscópicamente está guardado. Una célula y otra y otras se unen y muestran lo que estaba oculto. Somos idea porque somos números, cada uno, sea quien haya sido o vaya a ser ya estuvo y estará contado. Esto no es el huevo y la gallina, esto es la idea y la carne. Somos nuestro amor, somos nuestros sentimientos. Es solo después cuando los sueños se hacen claros, cuando lo interpretado se hace palpable. Y qué son los sueños sino también ideas! El primer sueño no podría ser jamás nunca jamás una pesadilla; de otro modo todo y absolutamente todo sería sólo tristeza, angustia y desesperación. Esa misma carne materia se deshace, disminuye, se esparce y se pone mucho más cerca de la no existencia; algo más cercano a lo ideal. Un bueno no puede existir en lo malo ni viceversa. Todos estamos en donde debemos estar, todos quedamos en el mismo lugar aunque quedemos a kilómetros y miles de kilómetros de donde quedamos. Siempre es el mismo lugar, siempre es el mismo momento. Son fantasía esas pequeñas y enormes distancias. Si no los exploró no cuentan y si se exploran ya se cuentan. No se puede explorar todo ni de forma material ni de forma astral pues ese todo ya no sería todo. En donde se encuentra todo lo puramente bello y bueno ya sea de lo inteligible o de lo ininteligible. Antes de ser éramos una idea, al ser somos una idea y luego de ser seguiremos siendo idea.

No real

Dentro de los problemas de la sociedad hay unos que no son más que de una costumbre arribista. Somos pues triviales y nimias copias de nuestros antecesores. Esto, claro, visto desde la perspectiva de una persona no real ni de ningún tipo de aristocracia o algún tipo de elite superior. El problema no es en sí solo la realeza, sino la gente que los trató de imitar y los que lo siguen haciendo en estos días. Es una meta loca, para algunos, la realeza. Pseudo coronaciones en cualquier tipo de certámenes de bellezas, danzas, cantos o lo que fuere. Todo con tal de ser el rey o reina por un mínimo momento. No podrían haber tantos reyes para tan poca ya estrecha geografía. No todos podemos ser reyes o príncipes; por ello mismo nuestro apego a lo no real. Reverencian, en cierto modo, a seres que ni conocen ni conocerán. Reverencian, sabiendo o no, queriendo o no, a toda la desigualdad mundial. Es un sueño tan sencillo como difícil el querer que no hayan ni reales ni no reales, sino simplemente toda la libertad que viene con toda la igualdad. Ahora como antes, quién pues en su sano juicio luego de emanciparse de toda atadura que no hace más que completa desigualdad quiera volver a arrodillarse ante un rey o reina o princesa!? Ni de broma ni por el menor concurso casero. Es ya más que suficiente y molesto tener que tratar de acoplarse a las caprichosas y humanas leyes que nos puedan regir como para aguantar volver a cualquier tipo de vasallaje. Parece que las personas menos enteradas somos quienes no vemos la forma de cambiar el nombre a las cosas, llamar a algo por lo que no es ni puede ser. De muestra una corriente y usual frase: “holy crap”, de entre muchas otras parecidas, en ese o cualquier otro idioma. El no entender la importancia de las palabras, es como se trastoca y para mal la sociedad. Aunque ahora mismo, luego de esto, digan que unas sencillas y cotidianas frases y expresiones no pueden afectar en una sociedad. Aun así, sabiéndolo, cómo cambiarlo? Se tendría que tener un mínimo de cariño y respeto por las letras y más sobre todo por lo que quieran significar. Dentro del mensaje escrito y oral no sólo se envían palabras y sus significados, sino todo lo más cercano a la verdad y lo bueno. Luego de nuestros sentimientos, somos nuestras expresiones. Aunque las palabras no sean en principio para dañar, se puede hacerlo con ellas, por insultar o por mentir. Si se empieza a ver de una forma normal y común, además de no encontrar ningún mal en el uso de expresiones como la presentada líneas atrás, es porque ya hay un daño hecho difícilmente reparable. Para unos más que para otros debe ser difícil el cambio de pasar de ser esclavo a ser liberto, de dejar de escribir o decir cualquier insensatez, por el simple hecho de poder hacerlo, a, en el mejor de los casos, preferir el mutismo. Tampoco es que esto trate de ser una defensa del purísimo, sólo que hay demasiadas exageraciones que son vacío y crean más vacío. Ya no solo se es no real, sino también irreal.

Por Februa, el último mes

Salve a una, pero mate a muchas. Salve algunas, pero mate a muchas. De ninguna supe su nombre, no tendría que saberlo; ni de las que salvé ni de las que maté. Tal vez ni siquiera las maté o las salvé yo, quizás fueron sólo circunstancias. No cuidar para que no mueran es matar. No las cuidé. A todos nos hace matar algo, alguna pasión, alguna venganza, algún error. Mata el instinto porque no sólo son razones, si por éstas fueran nadie tendría que matar a nadie. Mata lo que no es ni instinto ni razón. Mata eso mismo que parece sólo materia inerte, impulsado o no por algún viviente. Y todos sabemos que más muerte de las cosas es su olvido que su desaparición. A todos hay algo que nos mata. Y es culpable! Por ello no tiene ni nombre ni rostro, porque es a todos. Algo que no tiene olvido porque es el olvido, aun peor, olvido que nunca fue recuerdo. La peor de las fantasías. Todos o algunos viven después de ella. Todos o algunos porque así tiene que ser. Porque no es un nombre lo que es. Porque no es un hombre lo que es. Porque nada de ella es. Aunque mueran, viven y ella sigue sin nombre. No dura más lo defectuoso que lo perfecto. Defectuosas las que por mi murieron y menos defectuosas y un poco más perfectas las que lograron huir de cada vez que las intente matar. En un ademán de golpe desaparecieron, no las vi de nuevo. Revolotean, todavía revolotean. En el suelo o en el aire, con dos o cuatro o cien patas. Es que en ese mes nacieron y en ese mismo mes murieron.

Expansión económica

Expansión de la economía. Debe de ser una de las frases más utópicas entre los humanos que aun así, utópica, los pone muy contentos y orgullosos. Mientras no se pueda explotar otro satélite o planeta, expansión económica no es más que una de las irrealidades más grandes del mundo. Irrealidades que son todas en el fondo contrariedades y contradicciones. Seguro a nadie le gustaría oír de desaceleración económica, ver disminuir su capital, sobre todo a los que ya de verdad tienen mucho más que suficiente. La diferencia de pasar de todo a poco o nada y ser siempre poco o nada. De lo que estamos seguros es que es mejor una persona con una huella de carbono mínima a una con excesos, cosas desechables por doquier. Quien tiene más, por lo general, contamina más. Esa contaminación antes ha sido la extracción de algún material. Hasta la propia extracción, sino es la contaminación misma, es un agente de ésta. Para extraer se tiene que contaminar. Se mueren sin su extracción, no puede seguir su expansión sin ella aunque de todas maneras al final le cueste la existencia. Eso nuevo que todavía es más puro e inocente que ha sido extraído y dado a la luz como un nonato o recién nacido, luego puede matar. Tampoco seguro nadie mata más de lo que se le pueda dar a su alcance; y quizás sea cierto que todos estemos contados para uno u otro lado. Ese mineral que ha sido forjado arma, toda su muerte y su contaminación. Necesitan seguro su expansión económica por su expansión poblacional; otro error que le genera su ímpetu animal. Decir con las letras claras: el planeta no es infinito. Qué sangre le puede sacar un vampiro a un maniquí!? Qué locura por tener más y más! De cosa finita no puede haber ni extracción ni expansión infinita. El hombre es el único ser que puede elegir entre ser o no un animal; al menos, intentar acallar un poco más su irracionalidad. Porque nadie mejor que nosotros mismos para encubrir nuestras faltas. Y podremos llamar expansión económica a la contaminación. Existir, todavía seguir existiendo campantes con una deuda impagable. Ni siquiera una deuda entre países, naciones, repúblicas, Estados, reinos o lo que fuese, sino una deuda conjunta con el globo terráqueo. La naturaleza como amorosa puede ser muy bruta también. Una deuda que empieza con nosotros mismos, requerir más pudiendo tener solo lo indispensable, que en conjunto hace una deuda global; unos más que otros con su aporte individual.

Cenicero

De a pocos adquirían la costumbre, de a pocos iban apareciendo. Ya no respiraban ni total ni completamente oxígeno. El problema de cada uno de estos era que, si bien podían resistirlo, era también su última oportunidad. Ya no como los otros que podían asimilar además de oxígeno algún otro veneno. Qué más venenos podrían ingerir ya. Ya habían logrado acostumbrarse a toda la toxicidad y combustibilidad del oxígeno, ahora, para su último fin, a otros tipos de venenos más. Alquitrán, amoníaco, arsénico, amonio por mencionar algunos. Los últimos que respiraban solo oxígeno desaparecieron, quedaban muy pocos de los que podían respirar oxígeno y sus demás otros venenos. Empezaban a reinar quienes ya solo respiraban sus venenos. Aun sabiendo que ya no podrían con el fuego, su locura por este era tanta que no les importaba ni que fuese su última oportunidad ni que se quemaran y vivieran con ampollas y llagas. Todo el monóxido ponía negros sus pulmones como sus corazones. Todas sus neuronas ya eran corruptas con sustancias demás que hacían que ellos ya no fueran ellos aunque todavía se lo creyesen. Eran seres más pesados. Porque además de vivir, necesitaban y dependían a morir de lo que los mataba. Qué corazones pueden haber ahora después! Vivir no es solo el intercambio de oxígeno. No se puede vivir contaminando. No piensan ni en ellos mismos mucho menos en los otros. Estar y quedar juntos es una mera circunstancia, si no se matan es porque no pueden comerse. Como ellos mismos son solo venenos. Rebasar toda tolerancia no por apartarla, sino por hacerla propia. Ellos son toda la extinción. Se quejaban y discutían por los desechos cuando ellos mismos son los desechos. Ellos mismos eran sus problemas. Desde el cielo ya no se miraba nada azul, en cambio se veían grandes manchas de humo, como si hubieran hecho erupción varios volcanes a la vez. Y era en los sitios más opacos, oscuros y humeantes en los que vivía toda esa gente; que no serían más de un par de decenas de millones. Se tomaban todos sus relaves y desechos industriales, esos eran sus mejores alimentos. A todas horas se valían de alguna linterna o reflector, pero de ninguna máscara ni filtro. Sólo vivían para contaminar y volver a contaminar. Si entre los que podían asimilar sólo oxígeno y los que podían asimilar alguno de sus comunes venenos además de oxígeno correspondían a un mundo en donde todos eran cualquiera, ahora los que solo asimilan sus monóxidos y tóxicos corresponden a un mundo en donde todos son nada. Todos sus colores son de tonos oscuros, sus luces no son tan luces, alguna común vela solitaria en algún otro tiempo antiguo alumbraría más que aquello. Pero así están acostumbrados, tampoco podrían tener ya mayor oscuridad. En algún lado tienen que caer todos sus propios desperdicios, todos ellos mismos.

Rolf

Primero fueron las flores, sólo después que el agua fueron las flores. Las flores son una parte de las plantas pero antes fueron las flores. En esa aridez la cual sólo de vez en cuando se regaba, crecían y se morían pero todo sus restos hacían una tierra más fértil. Su belleza a su muerte, su colorido a su muerte. Ninguna se queda metida en la tierra, todas como todas querían ascender, captar la luz. Asentarse donde ha de morir. Su conocimiento como su desconocimiento a su muerte. Pero no les importaba! Primero era florecer. Luego, igual, no les importaba. No luchaban entre ellas, solo que morir o vivir, sabían, no dependía jamás de ellas. Quién no quiere alcanzar la luz!? Al contrario, que se mataran unas con otras, no les permitiría alcanzar la luz, su vida. La maldad se instaló mucho pero mucho después. Instalarse, pero no reinar ni para reinar. Aun así, de todos modos, siempre han existido y existirán quienes nunca olviden que aniquilarse entre ellas es el final; no de una ni de tres, sino de todas. Antes pero mucho antes de la maldad, aunque no lo supieran, entre ellas había paz. Paz ni siquiera con ellas mismas, sino con lo que hacen fértil. Elegir entre una total aridez o un verdor de un prado que no ha sido pisado por ningún ser; algo que crece y muere en paz cada vez. Un campo de cualquier variedad de flor. Florecer, toda su luz y color captados, toda la explosión de vida. Lo primigenio, lo único antes que las flores, antes que toda paz o amor o sentimiento de vida. Aunque no se mirarán, a lo lejos unas con otras, estaban siempre firmes, conociendo su único y principal cometido. No se mataban entre ellas jamás. Y de dónde venía luego de toda esa aridez toda la vida, podrían preguntar otros, lo cual pocos saben o muy pocos quieren saber. No se ven a lo lejos y ya por ello creen que no existen, pero ellas están, son parte de ellos. En algún minúsculo momento son ellos. En algún minúsculo momento serán ellas. En algún minúsculo momento fueron ellos. Toda la vida serán ellos si no se matan. Después quizás venga de nuevo toda esa aridez y luego quizás, quién sabe, otras flores a vivir. Si somos flores no neguemos nuestro color, toda nuestra vida. Sería como querer negar toda la vida, todo lo que ha sido antes y nos alumbra, cosa imposible. Si todos mueren, nadie sabrá nada, pero si permanecen, solo en ellas está mucho el hecho de morir o vivir para siempre. No lo saben o es que no quieren saber, pero desde todo inicio, aquello siempre ha estado única y exclusivamente en ellas. No se pueden explicar. Una sola no puede hablar por ellas, pero esa sola no debe olvidar a otras. Todas son una y una son todas. Tampoco todas pueden hablar por una sola, aun así, sus pólenes se esparcen por el aire. Después de que se instaló la triste maldad, les empezaron a importar sus colores, arrancarle el color  a otra. Olvidaron que su color y entre otras cosas más no les pertenecen. Si les perteneciera no perderían su color. Aun así como si no tuviesen el suyo. Se guardan en esa aridez y despiertan a otra. En sus nimios, ínfimos, minúsculos y triviales momentos propios.  

Esterilidad

Soñar y vivir. Dos contra la muerte. Pasan cosas y luego seguir, ya despiertes o duermas. La otra es una sola que tiene a muchos, pero sola. Ni siquiera podría llamarse a ello “tener”. Los otros sí se tienen a ellos y a otros, aunque sea en un corto tiempo. Tiempo de una vida humana, aunque también sea muy variable. También sus días a un solo momento. No es mejor un solo día a ninguno!? Un día no está solo, tiene todas sus horas, todo su transcurrir del sol. No solo de sus planetas y él, sino de éste en todo el espacio, con toda la galaxia. Días mucho más largos. Las estrellas también se separan, se deshacen las constelaciones. Eso enorme y del que muchos dependen que tampoco es uno solo. Porque no solo se vive o solo se sueña, sino ambos. Si solo se está soñando tal vez no se “haga nada” como tampoco si solo se vive. Y sí, solo se está muerto. Por los sueños es que nos reproducimos en vida. Se cuela por cualquier sitio de cualquier forma. Es que la soledad se reproduce!? Seguro no más que unos que viven y sueñan, pues, de otro modo, todo sería estéril. Y esto último es parte de la felicidad. Siempre queda una alegría. Amor (amar) sin alegría? Reconocerse es una forma de alejar a la soledad. A uno mismo no lo puede conocer mejor otro, no se puede insultar una inteligencia tan fácilmente. La naturaleza nos llama a ser fecundos, pero estamos quienes preferimos la esterilidad. No soñar. Es que el fin no tiene ni mucho ni poco. Lo que sí se puede hallar en uno que son dos y que pueden ser más. No se puede hablar del vivir sin el soñar; si bien tampoco se puede hablar del morir sin el vivir, los dos primeros están más cerca el uno del otro. Extremos. Y lo importante es estar cerca de cualquier modo lo más que se pueda. No solo corta una tijera o algo filoso. Corta también toda la actitud. Lo en serio y la broma. La vida es una potencia. Es que la quietud da resultado? Quietud, lo natural, lo fecundo en sí. Lo quieto lo potente. Toda la masa de lo existente moviéndose y la serenidad. Ningún tormento podría ser quietud. Amor y constancia a través de otras vidas; al menos una. Soñar y vivir son una proyección. A veces solo se entrometen, llegan a uno. Y hay algo en todos que percibe esas proyecciones. Qué son antes todas las cosas existentes sino deseo.

Porque nos vuelve como “animalitos”. Es lo primero que se nos viene a la mente. Porque es sexismo, dominación. Como el despilfarro de la tierra el despilfarro de uno mismo, de su energía. Por el solo hecho de que nos hace escribir de ello. Porque fuera hay mucho sexo, esperemos que no poco amor. Hay algo que nos dice que debería ser solo para reproducción. He visto a muchos sorprendidos y hasta escandalizados por el último planteamiento hecho. Más deberían estarlo por saberlo de uno totalmente contradictorio a su planteamiento en los hechos. Alabar lo Straight Edge, pero solo eso. Control tiene uno que puede dominarse, saber qué gastar y qué no. La idea es no perder la cuenta, pero lo hacemos. Nos reconforta y conforma, un casi pesimismo, el saber que al menos nos lo cuestionamos. Deberíamos vencer al animal. Es una enajenación que genera muchísimo dinero y a su vez también miseria. La enajenación es hasta cierto punto vicio. Sí pues, los vicios generan dinero. Cosa errónea, que hasta llegamos a pensar que el problema de los vicios no son ellos mismos, sino la falta de dinero o medio para llevarlos a cabo. El problema del vicio es que se hace dos: el vicio mismo y el vicioso. Porque lleva a mentir. Luego no queramos buscar personas que quieran ser libres. En el camino es un bache, un seudo atajo, una ruta más larga. A veces nos pasa que nos queremos malgastar, auto-destruir. Porque son un problema y traen problemas. Ni siquiera son obligados sino que uno mismo se obliga. El solo placer no es suficiente excusa. Es algo que se supone relaja y evita el estrés, pero que también puede ocasionar todo lo contrario. No se puede supeditar la parte al todo. El sexo es la parte y la persona es el todo. Nos llevamos algo de uno y de otro. Pero ello no es visto necesariamente como exclusivo, exclusividad. Lo que más se hace es para otros exclusividad: una de las contrariedades más grandes del mundo. No poder pero tampoco querer, no tener necesidad de ello. Saber que la verdadera libertad es erradicar su animalidad. Saber cada órgano y sus funciones. No tener ni masculinos ni femeninos, sino solo humanidad.

Chancabuco

No los lustro porque los quiero. Que hagan su trabajo porque son recios, están hechos para ello. Les podría pasar un auto por encima y pequeña o casi nula sería la abolladura a lo que protege. Alguna vez supe de alguien a quien le cayó la uña de la pala de un tractor y solo y felizmente perdió la uña del dedo pulgar. Era metal contra metal. Claro que tampoco hay que ir tentando a la suerte. De verdad, ya he olvidado cuantos años los tengo, pero no que sean años y en plural. Ya deben de rondar por los diez años. Olvidado también las veces que los lustre con alguna pomada, pero no deben ser más de cinco. Es que de verdad les he agarrado cariño, quizás hasta los vea como una parte mía. Siempre quise uno de ellos y fueron regalados. Cariño también por quien los regaló. Zapatos de trabajo para alguien que nunca o poco ha trabajado. Tampoco es que anden tan sucios, imposible para un citadino. No es necesariamente lustrar pasar solo la escobilla sin pomada, esas veces también son muy contadas. Uno sabe cómo trata a lo que quiere. Tal vez pueda sonar escrito de un materialista, mas es todo lo contrario. No lustrarlos es nuestra forma de mostrar nuestra contra a lo castrense, a lo emperejilado. Se les quiere porque sí, porque parecen duraderos; al menos para uno que piensa vivir solo en ciudad, pues, también, los he visto totalmente desgastados por el trabajo. Difícil que llegue a gastar más de un par. Difícil también no adivinar de qué color pueden ser. Durarán más todavía porque, claro, se los combina en su uso con algunas zapatillas o sandalias, que, también ahora, ya no son más que tres y dos respectivamente, luego, nos parece demasiado bulto. Ah!, menos, después de esos, tendría otro zapato, mucho menos hecho de cuero o algo animal. Tiene cierta excepción lo que uno quiere, también por ser de una época distinta, de come muertos. Por el quererlos no se les podría desechar. Dos sandalias, dos zapatillas y un par de zapatos. No cuentan mucho el par de mocasines de lona, porque si bien son ligeros y cómodos, se sienten inseguros para caminar, pisar por un camino con piedras, una vereda mojada, y, de seguro, son más fáciles de quitar. Los otros, son mucho más difíciles de quitar si están bien atados. Son especiales, también, porque no las sacamos a todos lados. Porque lo que uno quiere, tiene cierta exclusividad, esa excepción. Por qué hay algunos que caminan descalzos!?

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Brumamiento

Pero qué es tu vida? Todo lo que has hablado pero que no ha sido guardado. Todos tus momentos. Igual, se han juntado; tal vez era que así tenía que ser. No habría sido un “tal” que hubiese hecho tanto mal o uno que haya hecho mucho bien. Esos que hayan dado vida a otro y así hasta el verdadero inicio. Porque es claro que nadie estaría si no tuviese ascendencia. Pero hasta dónde llega el ascendiente de todos? Uno tiene y debe de tener algo de su ascendencia. Ascendencia con todas las capacidades de uno del cual se pueda decir que es. Ser en sí. Creemos (opinión) que si esa primera ascendencia fuese propiamente mala, quizás ya no existiríamos, pues ya nos hubiésemos aniquilado hace mucho tiempo. Represión? Un universo que no pare vidas. Como no podemos ser buenos, en principio por nosotros mismos, quizás luego por nuestras influencias, es que se duda todavía si es que somos buenos o malos en realidad. Qué debiera durar más, lo bueno o lo malo? Una cosa tan ínfima como para romper una singularidad, lo que le faltaba a algo para ser. Cómo estás vivo? De seguro no mucho la carne. Porque no es solo el tamaño sino también su velocidad. Son objetos que lo único que quieren hacer es retomar las posiciones tomadas por otros; debería resultar obvio que a cada momento hay objetos que nos traspasan con su tamaño y velocidad. Cómo podría ser posible que ello pase por muy desapercibido? En cierto modo se es una carne que produce energía, así ya no solo se es carne, sino también energía. Esa pugna de posiciones tal vez sea lo que nos haga viejos, pues en su naturaleza de retomar sus lugares, nos desgastan de forma lenta, a su propio compás. Seguro no todos tenemos la misma energía. Y como lo bello y lo bueno son cosas difíciles, no porque tengan que serlo, sino por ellos (los otros) que son las partes que se tienen que reunir, obviamente se espera que lo hagan más y mejor pulidas que antes; lo que en una dimensión pueda ser grande, en otra pueda ser pequeño. Por qué medirnos con las estrellas? Qué proporción de todo ese espacio y de todo ese tiempo se es? Por qué se le tendría que obviar fácilmente? Como esperar, lo que le queda al Hombre, es buscar; claro también es que existimos quienes no sabemos ni lo que esperamos ni lo que buscamos; lo que ocasiona que no necesariamente se acepte bien. Seguro, unos saben más de ello que otros y por lo mismo son en algo mejores. Cómo estás muerto? Si se diera el último número se darían todos. Ya buenos o ya malos, pero no por su ascendencia primera, sino por el mal uso de su albedrío, su propia ceguera. Su animación incontrolada. Porque además de esperar y buscar se tiene que aceptar. Es lo que le espera, al menos, a uno que tenga cierta animación, de otro modo no existe ninguna otra preocupación.

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