“Nadie pudo desear más ardientemente entregarse que él.
De niño se dio a Dios, de joven al mundo; y en ambos casos se
sintió engañado y traicionado… La esencia de su ser
permanece intacta, inconmovible, innacesible.”
Henry Miller, El tiempo de los asesinos.
“El principal objetivo de la escritura para Rimbaud es afirmar
su independencia de la manera más irritante posible”
George Izambard
Se ha transmitido a modo de anécdota que, después de conocer en persona a Arthur Rimbaud (Charleville, 10 de octubre de 1854 – Marsella, 10 de noviembre de 1891), Víctor Hugo le otorgó el apodo de “el Shakespeare niño”. Posiblemente, más de algún seguidor de Hugo calificaría la comparación con el cisne de Avon como exagerada o demasiado atrevida. Sin embargo, en poco tiempo, el joven Rimbaud demostraría que su producción poética poseía un gran valor literario que le hacía merecedor del apodo que le fue otorgado por el Padre de la Literatura Francesa.
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