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Los restos mortales del extinto y notable artista plástico llegaron a la ciudad de Jauja, el día lunes 29 de enero a hrs aprox. 11:30 p.m. Entre las autoridades que estuvieron presentes en la recepción podemos mencionar al Alcalde Alejandro Barrera Arias y al Director Regional del I.N.C-Junín Sergio Castillo Falconí, esta actitud la de ambos es muy saludable y es además un deber moral y el trabajo que les corresponde. Lo sancionable es que no tuvieron ni idea de cómo gestionar desde la recepción de los restos mortales, pasando por la misa de cuerpo presente hasta el homenaje en la plaza principal. Esto no solamente demuestra el crítico estado mental en cuanto al conocimiento de nuestra historia y la cultura de nuestra ciudad, una de las más importantes y con primigenia influencia en el valle del Mantaro. Dejadez, ignorancia supina, pobreza mental, indiferencia, quién sabe; lo más importante para Jauja esta afuera y no dentro, valoramos más lo que dicen desde afuera, que lo que pensamos por nosotros mismos, es ésto lo que piensan al final nuestras actuales y medianas autoridades municipales y culturales.
Los restos debieron descansar por un tiempo prudencial al pie del altar mayor de la Iglesia Matriz, esta disposición no solamente lo engrandece sino que asume de hecho el reconocimiento de su pueblo, aquí debió recibir los honores, el cariño y las oraciones de su gente, de sus amigos y no arrinconado en un común y desalentado salón parroquial, que lo hace nadie.
La Misa de Cuerpo presente debió tener toda la solemnidad de un Acto Litúrgico en memoria de uno de los jaujinos más ilustres de todos los tiempos, concelebrada con tres sacerdotes y un coro polifónico, la bandera de Jauja debió cubrir su féretro.
En el Homenaje; en donde estuvimos presente y esto nos da una relativa autoridad para comentar lo que realmente pasó: sólo parlantes a alto volumen, algunos parlanchines y una brutal figuración, en suma una payasada política, un Sergio Castillo con una imagen desencajada, desgastada y apolillada, sin una clara visión de lo que se debió hacer en este homenaje, con un discurso alabancioso hasta la punta de su zapato el de siete suelas, consiguió llenarse la boca con Hugo Orellana. Un Pío Peña que con sus palabras de incipiente monaguillo sólo demostró inopia e improvisación en el conocimiento de la trascendental vida y figura de Orellana. Un Alcalde de fachada “chicha” Alejandro Barrera que se esforzó más en vocalizar la menuda resolución, en la cual las letras más grandes eran la de su nombre y sólo un papelillo, un miserable papelillo y que con toda pompa se la entregó a la hija de Hugo, Wayta Orellana Planchenault. Un papel que lo destrozará el tiempo, un papel que significa nada, absolutamente nada, y más si la firma es más grande que el mismo texto. De fuentes de primera mano sabemos que todo este protocolo desde la recepción hasta el homenaje la estuvieron coordinando sus dos buenos amigos:Julio Dávila Mendiola y Henoch Loayza Espejo, ellos tuvieron las mejores intenciones, luego al final las autoridades municipales decidieron. La iniciativa de distinguirlo póstumamente con la medalla de oro de la Orden de la Gran Cruz de Maquinhuayo fue a parar al tacho, aceptaron primero y luego: sumisos ante la actitud miserable del director municipal de apellidos Gutiérrez Sincultura, abandonaron la idea para luego posteriormente recoger un inmenso pesar. Ahora que Hugo Orellana cumplirá un mes, estan pensando que darle a la hija. Que les costaba, una suma irrisoria para todo un municipio provincial, una medalla de oro de tantos kilates a nombre de la ciudad de Jauja, una medalla que brillaría por tantísimas generaciones, una medalla para brillar allá en ese palacio francés, una medalla que les diría a los franceses y a los europeos: así reconocemos a nuestra gente, por todo lo que significa Hugo, ayer, hoy y siempre. No lo dio el Municipio. Ellos, sus dos amigos hicieron posible lo imposible, una “chanchita” como vulgarmente se le llama, entre los buenos amigos de Hugo, y se la dieron a Wayta a nombre de la Comunidad de Intelectuales de Jauja. Y, ahí la vieron todos a Wayta en el sepelio de su padre, orgullosa con su medalla hecha con el oro de un café que crece solamente en la tempestad folclórica del idealismo, hervido en cristales de retama y maguey y derramando fortuna de infinita amistad, así lo diría el poeta de los obreros don Victor Ladera Prieto uno de sus mejores amigos; es, el cariño de capulí de su gente jaujina. Esa medalla brilla hoy en París, en Francia, mañana brillará también, y por siempre, alrededor de su gente y de su familia.
Obviamente, el momento oportuno más una decisión inteligente, define un hecho histórico. Uno de los siguientes pasos sería denominar a una de las calles o jirón o avenida nueva con el nombre de Hugo Orellana Bonilla, tomar esta decisión esta en manos de la Municipalidad Provincial a manera reivindicatoria, no sólo declararla bajo resolución sino además dar todas las facilidades a su vecindario para tomar conciencia de tal denominación. Asi es amigos, si un hombre jaujino hace algo por su tierra no lo reconocen y si no hace algo, todos dicen ¿Y éste que hizo por su tierra?; y hacer algo por su tierra no solamente en el plano material, el trabajo de Hugo Orellana intentando elevar el nivel de conciencia de su gente y de su pueblo, es innegable, va en el plano de lo intangible, de lo sublime, de lo que se respira a cada momento, en cada instante. Que el Santísimo Dios derrame sus bendiciones en cada uno de todos los que entraron en contacto fisico-cósmico-espiritual alguna vez con Hugo, y que cada uno sea la infección andante, y a perpetuidad, de esa doble luminiscencia.de cobalto.
Nota: El presente artículo de opinión fue publicada en el foro de la web: www. jaujamiperu.com, el día: 30 de enero del año 2007, con el título: “Sobre la participación de la Municipalidad Provincial de Jauja en el Homenaje al ilustre artista plástico Hugo Orellana Bonilla, el día de su sepelio”.. El autor nos ha remitiido el original con algunas modificaciones sustanciales; por su vigencia e importancia la volvemos a publicar.
Es lamentable que la gente de Jauja, no haya reconocido como tal a un ilustre e insigne personaje como lo fue Hugo Orellana Bonilla, que pena sinceramente. Gracias