Cojo el diario y el titular que preside este post llama mi atención. La nueva es cruel: da cuenta del reciente fallecimiento de Manuel Jesús Orbegozo, un viejo maestro sanmarquino y dueño de una singular pluma que iluminó diarios y publicaciones infinitas que leíamos con avidez y encomio.
Se fue Manuel Jesús, el viajero impenitente, el único que cubrió notas de Mao Tse Tung a quién entrevistó en vida, pues sus crónicas sobre China eran frecuentes por cuanto él vivió allí muchos años. Se fue el periodista, el ex Director del Suplemento Dominical del Diario “El Comercio”, el maestro, el poeta a quién recordaremos con venerable unción y nombradía.
Cuando era adolescente mi maestro de Literatura en el “San Juan” de Trujillo fue Teodoro Rivero Ayllón. El (admirador de Manuel Jesús) nos recitó uno de los sonetos más hermosos que haya escuchado en mi modesta trayectoria, con el añadido de que nos decía que era el soneto endecasílabo más perfecto que había leído. La autoría corresponde justamente a Manuel Jesús Orbegozo y, si mal no recuerdo, se llama
“Yo pecador, contrito me confieso,
aunque un crimen parezca mi pecado,
Que estoy locamente enamorado
de tus ojos gitanos y tu beso
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A esta hora Trujillo debe estar llorando la partida de uno de sus hijos más ilustres. Por nuestra aparte le decimos a Manuel Jesús: ¡paz en tu tumba, Maestro!