LA MESA DE LOS DIFUNTOS

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Mesa de difuntos

Darío A. Núñez Sovero

Hoy 1 de Noviembre, según la creencia popular andina de nuestro valle del Mantaro, a las doce del mediodía todos nuestros difuntos visitan nuestra casa. A ella no la abandonarán sino a las doce del día siguiente. Para eso, desde que tengo memoria y anualmente, los mayores se preparan diligentemente para recepcionarlos. Para que la estadía sea grata, primero hay que asear la casa y, prioritariamente, hay que preparar la mesa.

Menudo trajín es el que captura la atención de todos, pues, se trata de preparar todos los manjares que en vida gustaban paladear nuestros deudos. Es de este modo como en casa están preparando la patasca, el caldo de gallina, el picante de cuy y el escabeche de gallina. La mazamorra morada, el dulce de caya, la mermelada de níspero, las frutas más apetecidas que gustaban las abuelas Consuelo y Adelaida y el hijo difunto Dino Darío no pueden estar ausentes. Y como en vida siempre disfrutaban de la alegría familiar y social también hay que poner su coca, cigarro, tocra y, su infaltable cervecita.

Esta es una mesa envidiable que ya quisiéramos disfrutar los que estamos vivos. Ahora comprendo por qué el “flaco” Nava me decía que Dios es muy vivo, pues siempre se lleva a los mejores dejándonos a los “porcatas” en este mundo de miserias y sensualidad. Cuando estoy por cerrar este post una vecina me alerta de que en la mesa no debe faltar un vaso de agua limpia y un poco de sal. Antaño, mis hijos, esperaban con ansiedad inusual que concluya el período de visita para dar rienda suelta a los manjares de la mesa de los difuntos. Para cerciorarse de la visita, antes de cerrar la habitación donde se prepara la mesa de los difuntos, la abuela solía esparcir cenizas en la puerta. En el momento de abrirla, al día siguiente, lo primero que se cotejaba eran las huellas dejadas por los recordados visitantes.

Costumbre que, felizmente, en Jauja todavía se cultiva, como una expresiva manera de honrar a nuestros muertos. Por algo el genio del inmortal Vallejo nos recuerda que “toda voz genial, viene del pueblo y va hacia él”.

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2 pensamientos en “LA MESA DE LOS DIFUNTOS

  1. Aida Minaya Caro

    Gracias Dario por este articulo, cual pelicula pasan por mi mente bellas imagenes q se remontan a un tiempo no muy lejano en la que fui participe de esta bella costumbre que se iniciaba con la elaboracion de los bollos con chancaca, las guaguas y las palomitas en el horno de doña Amanda, armar la mesa era todo un festejo doña Flavia, mi madre,se esmeraba en ofrecer lo mejor lo hacia con cariño y mucho respeto, todo tenia que quedar listo minutos antes de las doce, y a todo lo que mencionaste tambien estaba las aldabitas su chicha de mani, la gelatina , recuerdo que cuando se lebantaba la mesa la comida sabia desabrida, los panes secos y hasta las frutas no tenian sabor, se decia que nuestros difuntos nos habian visitado y tan cierto que por la ceniza alguien dejo su huella, yo vi una de bebe y siempre fue un misterio que no alcance a entenderlo.
    Me regocija enormemente que aun se conserven estas costumbres legado de nuestros antepasados digno de admiracion y pues como soli escuchar : hay que tenerle mas miedo al vivo que a los difuntos.
    No cabe duda que tu pluma nos hace volar y añorar nuestra tierra con todos sus encantos , ¡Oh mi Jauja como te extraño¡. Gracias Dario que Dios te bendiga y te conserve.

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