te trajo al mundo…
nació en el cielo una estrella…”
Luis Benjamín Cisneros
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En medio del cariño y calor del pueblo de Manchay y acompañado de su solvente equipo técnico presente en la Misa de Acción de Gracias, el R.P. José ChuquillanquiYamamoto celebró sus 50 años de vida. La singular oportunidad sirvió para que, desde el púlpito, el sacerdote jaujino evocara, con una humedecida nostalgia que sus mejillas no pudieron ocultar, todos los apuros y logros que consiguió de la mano del pueblo que lo acogió para hacer de esa comunidad un hato de optimismo y transformaciones que ha trastocado radicalmente ese páramo desolado y lóbrego que encontró hacen 17 años.
La oportunidad también sirvió para agradecer, con devota humildad, el apoyo permanente de las instituciones, personas y gestiones que, comprendiendo la urgencia de sumarse a causas nobles y cristianas, acudieron prestas al requerimiento de ser magnánimos cuando la pobreza y el abandono acuden a los desposeídos a quienes, nuestro Pastor desde su llegada, los instrumentó con las fuerzas de su fe y el trabajo. Sirvió, asimismo, para revisar los tempranos años de su niñez y juventud consumidos con alegría esperanzadora en su Jauja nativa donde conjugó, con extraordinario acierto, la severidad y el estoicismo oriental que traducía su madre con la fuerza telúrica y la alegría andina que le infundió su extinto padre. Ese oportuno y necesario recuento fue propicio para recapitular muchos de los ricos incidentes que el Padre José ha vivido en su medio siglo de vida, Además de, por qué no, recordar algunas de las impresiones más penosas que confrontó, pese a lo cual él siguió con su indoblegable filosofía “brutalmente exigente”, pese a los desencantos de sus infaltables inconformes.
En Jauja, en la casona que se ubica en el Jr. Grau 812, nació José Mines Chuquillanqui, nadie entonces presagiaba que 50 años después y ya como Párroco de Manchay nuestro Reverendo sacerdote recibiría, justamente, el Premio Almirante Miguel Grau Seminario 2013 en la categoría Lealtad en mérito a su permanente preocupación y promoción de la niñez y juventud manchaína, beneficiaria de sus permanentes desvelos que se han traducido en la construcción de numerosas instituciones educativas y sociales que se expresan en ocho cunas jardín, numerosos centros educativos parroquiales, instituto superior tecnológico, iglesias, casas de retiro, casas de ancianos, centros culturales, centros de justicia, clínicas, postas médicas, comedores, etc. Su obra no se sólo se limita al afán de construir, ¡no!, su proyección ha ido más allá: gestionar y lograr pistas asfaltadas para reemplazar los caminos de arena por donde se desplazaban los humildes pobladores lugareños, gestionar el agua potable que hoy lleva vida líquida a esa comunidad azotada por las endemias propias de no contar con un adecuado saneamiento, proyectar convenios para que los jóvenes se acojan a programas de ubicación laboral, fomentar la protección familiar, ser usuarios de becas en el extranjero y, recientemente, al programa de inclusión musical “Una sinfonía por el Perú”, entre otras obras menudas pero trascendentes que cotidianamente lo absorben. Todo ello ha hecho que la población de Manchay que, desalentada por el abandono en que vivía, iba migrando su fe a las confesiones evangélicas retomen el entusiasmo de vivir en cristiandad alineándose nuevamente a su fe católicaoriginal, con el lógico retroceso de las primeras. El esfuerzo desplegado es, pues, inmenso y hacen de sus cincuenta años de vida un hecho que, especialmente el pueblo, es recordado con júbilo y alborozo. Fue emocionante escuchar desde el fondo de la agradecida multitud agolpada en la Misa de Acción de Gracias las peticiones para que su Pastor tenga larga vida y salud.
La fructífera existencia de estos 50 años ha sido reconocida por propios y extraños en todos los ámbitos. Además del Premio otorgado por la Marina de Guerra y Telefónica, otras entidades han destacado la obra de nuestro Pastor obrero de la fe: la Municipalidad de Jauja lo ha declarado Hijo Ilustre, la Municipalidad de Pachacámac Ciudadano Ilustre, los Clubes Departamentales del Perú le han otorgado la Palma de Oro al Mérito Ciudadano, la Universidad de Piura lo declaró Ganador del Premio Esteban Campodónico Figallo, la Municipalidad de Lima le dio La Medalla de Lima como Vecino Ilustre, en el año 2008 Palacio de Gobierno lo declaró Comendador de la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos, RPP le ha conferido un reconocimiento especial del Premio Integración 2013, los Clubes Rotarios Siglo XXI le han declarado Ciudadano Ilustre 2013, la Región Lima lo declaró ganador del Premio Maestro que deja Huella 2012 y, el mismo día de su onomástico (12 de Noviembre) en Bogotá-Colombia el BID le confería un reconocimiento por su destacada labor a favor de los más pobres del Perú. Pero, además de lo descrito, el reconocimiento mayor que su obra evangelizadora puede esperar proviene de su grey, de ese sufrido y callado poblador de Manchay, de aquellos rostros empolvados y surcados por arrugas que ven en su Pastor al verdadero redentor de sus miserias y con él se aprestan entusiastamente a emprender nuevos desafíos.
Abraham Maslow, estudioso de la conducta humana, estableció que la más alta de nuestras motivaciones es la de autorrealización. Todas las personas, dice, actuamos y al final lo que queremos es autorrealizarnos. José Chuquillanqui Yamamoto hace tiempo que lo logró pero, como que lo conocemos desde su niñez en nuestra Jauja amada, sabemos que él desde donde se halle seguirá bregando para desmentir a Maslow y demostrar que, conforme a su vocación, su motivación mayor será la de seguir brindando su amor al prójimo y al pueblo que lo prohijó. En la humildad de su palabra al agradecer la presencia de los concurrentes dijo que su vida era como “ver en un espejo todo lo que Dios le ha concedido” a Quién, como un sencillo Pastor, agradeció por tanta magnanimidad.