Sede del Instituto Superior Trentino donde se realizó la Gran Kermesse de Manchay
Abrí el Facebook y lo primero que hallé fue una cordial invitación para asistir a la Gran Kermesse que organizó la Parroquia de Manchay el domingo 30 último. Lo hice atraído por la presencia (no sólo culinaria, ni de los premios de la tómbola) de conjuntos de danzantes de la tunantada y la presentación de artistas renombrados, entre los que estaba la representación jaujina de “Raíces”.
Cortés atención a los comensales de la actividad
El día indicado, mi primera impresión al arribar al poblado, fue verificar la amabilidad con la que los mototaxistas me invitaban para trasladarme hasta la sede de la Kermesse. Cuando llegué al local del flamante Instituto Superior Tecnológico Trentino “Juan Pablo II” (que también es un producto del trabajo parroquial) me sorprendió ver las largas colas que hacían para pagar su entrada quienes pretendían ingresar. Ya dentro, el gentío se alborotaba en torno a los diversos escenarios que se habían preparado: el de comidas, el de espectáculos, el de danzas, de la tómbola, de los refrescos, etc. En toda la concurrencia se advertía una inusitada gana de colaborar con los objetivos de la actividad: generar recursos para atender los diversos programas que tiene la Parroquia (el Hogar de Ancianos, la Clínica Parroquial, el Centro de Conciliación, los comedores de madres, los centros educativos de la parroquia, etc.). Un colmenar de comisiones se agitaban afanosamente, entrecruzándose para atender a los asistentes que, como yo, esperaban ver y escuchar a sus artistas favoritos.
Escenario para la presentación artística de danzas y conjuntos musicales
En medio de esta expectativa general reparé que, la gran mayoría de los que atendían a la concurrencia son jaujinos. Desde los organizadores, bajo la atenta conducción del R.P. José Chuquillanqui Yamamoto, hasta los de seguridad, sin mencionar que no pocos de los asistentes son hijos de esta provincia radicados en Lima; son comprovincianos que se han unido a la cruzada parroquial de aliviar los temas que genera la pobreza en Manchay. Mis cavilaciones me tranquilizaban al saber que estaba en un ambiente casi familiar. Y mientras la banda de música (que también era de Jauja) entonaba melodías de la tierra, me preguntaba cómo hacer para superar los problemas que la pobreza hace crecer en Jauja. Un derrotero en el que Manchay señala la pauta: comprometer a todas las entidades y personas de la sociedad. Sin este compromiso cualquier buena intención será inútil, pues el convencimiento de que hay que obrar en equipo y sobre la base de valores fundamentales es esencial. Valores como la solidaridad, la cooperación, la integridad, la caridad y la bondad (tan mezquinos en estos tiempos crematísticos) deben ser antepuestos en esta terquedad de luchar contra la pobreza.