En mi última visita al Cuzco, escuché una demanda social muy sentida por la población: Su aeropuerto internacional. Actualmente cuentan con uno, quien recibe a turistas nacionales e internacionales, su afluencia es tal que parece un terminal terrestre donde los aviones entran y salen a cada instante. No cabe duda que les urge otro aeropuerto. Desde hace dos décadas los actores políticos nacionales y locales hicieron de esa necesidad un sueño para sus habitantes, todos lo mencionaban como parte de sus discursos, inclusive se creyó que por fin se cumpliría cuando Alejandro Toledo colocó la primera piedra en Chincheros, ubicado a 30 minutos de la ciudad imperial, pero todo quedó así hasta hoy.

Cuando pregunté a sus autoridades y parte de la población sobre el fracaso de este proyecto, ellos respondieron a una sola voz: �si tenemos el aeropuerto internacional, el negocio para la cadenas hoteleras de Lima, así como para los restaurantes y el monopolio de las agencias de turismo caerían en la capital�.

Examinado los datos emitidos por Prom-Perú, se sabe que del 100% de turistas extranjeros que llegan, el 85% vienen a conocer Machu Picchu; así mismo, según las encuestas aplicadas por el INC de esa ciudad sabemos que el 70% hubiera deseado tener vuelos internacionales directamente al Cuzco. Si validamos estos datos, el sentir de la población cuzqueña tendría alta justificación, convirtiéndose en la primera ciudad en el Perú en tener dos aeropuertos con alta demanda.

Entonces la pregunta es elemental ¿por qué no se hace realidad tan anhelado sueño en Chincheros?, la respuesta cae por sí sola: El poder del dinero y los multimillonarios lobbies están dando sus resultados en el congreso y en el gobierno.

Entre tanto, un trasnochado alcalde tambino, pretende impulsar la construcción de “otro” aeropuerto dentro del Valle del Mantaro, como si no hubiera mayores demandas que atender. La construcción de otro aeropuerto en el Cuzco está justificado en sobremanera, pero contar con otro aeropuerto en el Valle del Mantaro sin justificación técnica y demanda real es un acto de pura soberbia y demagógica.

Lo que se necesita es que el Gobierno Regional de Junín lidere la cruzada para cambiar de categoría la pista de aterrizaje de Jauja a fin de convertirse en aeropuerto y esto será posible ampliando la pista de aterrizaje en 1 km, a partir de ello se instalará la torre de control, luego se implementarán los hangares y otros servicios que brinda un aeropuerto, con la consiguiente llegada de aeronaves comerciales de mayor capacidad.

No debe olvidarse que en la pista de aterrizaje de Jauja ya se hizo una inversión millonaria, de prosperar tal necedad, se perdería esa inversión, Jauja y Concepción seguirían postergadas y Huancayo se sobre equiparía con un costo social y ambiental muy elevado. Se podrá argumentar que el dinero para tal proyecto es privado, pero las condiciones para su realización las crean los gobiernos locales, entre ellas los cambios de uso dentro del Plan de Desarrollo Urbano y los de zonificación, los mismos que atentarían contra la Zonificación Económica Ecológica en el valle.

Si en verdad la empresa privada y el alcalde están interesados en el bienestar de la población, que destinen su tiempo, dinero y recursos en solucionar la problemática del agua, ese sí sería un verdadero proyecto de bien social porque el pueblo lo demanda.

Fuente: Diario Correo