En uno de mis frecuentes viajes a Jauja, fui invitado a una reunión, organizada por “excelentísimos” jóvenes jaujinos profesionales, donde se “debatiría” de política y cultura. Me entusiasmo mucho la invitación, revise algunos textos y apuntes referidos a lo que se debatiría, deseaba estar preparado y no hacer el ridículo, más aun tenía algunas anécdotas con escritores que deseaba comentarlas.
La reunión estaba programada para las seis de la tarde, yo estuve un cuarto para las seis, esperando, y como es costumbre, los “excelentísimos” profesionales “promesas de Jauja” llegaron pasadas las seis, muy contentos con traje y corbata y con sus “dignísimas damas que los acompañaban”. Yo estaba solo, sin traje y corbata, con un libro y unas notas bajo el brazo, lo cual me hizo sentir en desventaja antes que comenzara el debate.
Ya instalados, se inicio el debate, uno de ellos fungía de moderador y las preguntas fueron: ¿Qué esperan los jaujinos de sus políticos? ¿Somos los jóvenes los que deberíamos tomar las riendas? ¿Estamos preparados para asumir tamaña responsabilidad?, se vertieron diversas opiniones, unas más sensatas y coherentes que otras, por no decir que la mayoría eran disparates. No detallaré, en esta oportunidad lo “debatido” sobre política, eso será materia de otro comentario. Me centraré en el segundo tema de debate. El cultural.
Deseaba abordar el tema de manera directa, con la venia del moderador, pregunté: ¿A cuántos escritores Jaujinos han leído? ¿Saben por qué a Jauja le pusieron País de Jauja?, esta última pregunta pareció muy ingenua hasta digna de burla, pero lo sorprendente fue las respuestas de estos “jóvenes profesionales ilustrados” y cito una de ellas: “El nombre País de Jauja, se le ocurrió a un ex loco político porque como a Huancayo se le dice Nación Wanka, entonces era conveniente llamar asi a Jauja” quedé golpeado profundamente, no podía creer tanta ignorancia, me reincorpore y dije: “Yo creí que era por la novela de Edgardo”, entonces preguntó una de las dignísimas damas ¿Quién Edgardo?, Edgardo Rivera Martínez, dije; creo haber escuchado de él, dijo alguien por allí. Por un momento deseé salir corriendo de aquel foco de ignorancia, dirigirme a mi biblioteca, no salir de allí y escribirle una carta a Edgardo contándole lo que me acababa de suceder; en eso mi deseo se vio interrumpido con una pregunta: ¿Y tú, conoces a Edgardo?
No sabía que responder, pero respondí que NO, no conozco a Edgardo. Lo negué como Pedro a Jesús, no tres veces solo era necesario una vez. Y en aquel momento, mientras hombres y mujeres que supuestamente querían cambiar la política de Jauja y fomentar la cultura, yo silenciosamente le brindaba mis disculpas a tío Edgardo, por negarlo, y me decía para mis adentros: “Acabo de negar a uno de los más destacados narradores del Perú contemporáneo. Acabo de negar El visitante, su novela corta. Acabo de negar sus libros de cuentos, libros que confirman sus dotes de narrador. Acabo de negar País de Jauja obra con la que alcanzó el reconocimiento nacional e internacional y de la que recuerdo muchas cosas que me llevaron a identificarme con mi Jauja y a escribir todo lo vivido en aquel lugar de cielo azul incomparable y nubes blancas de algodón”.
Recordaba aquella tarde, de conversación, donde muy gentil su esposa me brindó un delicioso cheese cake de sauco, tarde en la que yo muy entusiasmado le preguntaba, todo lo que podía, sobre literatura y le pedí que leyera mis escritos, él generoso y cortés aceptó.
En esa conversación, también me contó que conoció a Mario Vargas Llosa, en la facultad de letras de la UNMSM, y compartieron un curso que entonces se llamaba Sección Doctoral. Tuvieron muchas charlas, hablaban de Camus, Sartre. Él era muy estudioso y gran lector y hasta en una ocasión, Mario le “sopló” una o dos preguntas.
Me contó también, que ambos se reencontraron en Paris en dos ocasiones, la primera en 1958, tomaron un café y charlaron muy cerca del Collège de France. Mario había ganado el Primer Premio del Concurso de Cuento convocado por la Revue Française, que incluía un viaje a París. Y la otra fue en 1963, cuando tío Edgardo, cayó con una fuerte gripe, quien acudió generosamente en su auxilio fue Mario, llevándole comida y medicinas, a ese Hotel Wetter. Y no sólo eso, sino que le prestó un ejemplar de La ciudad y los perros, que acababa de ganar el premio “Biblioteca Breve”.
Yo quedé realmente impresionado, envidioso por aquella narración, por conocer y haber compartido con un peruano ilustre como Mario Vargas Llosa. Yo no dejaba de mirarlo con admiración, estaba conmovido y creo que mis ojos brillaban. Tío Edgardo, con una sonrisa dibujada en su rostro, me dijo: “El oficio literario, se conseguía sólo a través del esfuerzo constante, con la continua construcción de tu propio estilo y el trabajo paciente de un obrero. Y es que el verdadero talento es insistir.” Y yo desde entonces, espero no desfallecer, insisto.
Edgardo Rivera Martínez, es uno de los más destacados narradores contemporáneos, al igual que Vargas Llosa, Bryce Echenique, etc. Gracias a esa obra maravillosa, País de Jauja, nos dio, a todos los jaujinos, un reconocimiento nacional e internacional. Y es lamentable que muchos desconozcan aquella novela, y es lamentable que no reconozcan a Edgardo como aquel inteligentísimo escritor que, por lo menos a mí, me inspiro a escribir, y sentir orgullo de ser jaujino y valorar mi tierra y valorar a todas aquellas personas que hicieron y hacen que Jauja sea un lugar mejor.
No olvidaré nuestra Conversación en el living de San Martín. Y nuevamente lo siento por haberte negado.
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PAIS DE JAUJA, UNA EXCELENTE NOVELA DE NUESTRO PAISANO, EN EL QUE NARRA SUS VIVENCIAS DE ANTAÑO CUANDO ERA NIÑO Y ADOLESCENTE. Otra novelas que quizás es la que más me impresionño es: "Libro del amor y de las profecias", narrado a manera de diario, es una extensa y amena obra. Igual: "Angel de Ocongate" también lo es, como "A la hora de los juegos", "Ciudad de fuego", en fin, muchas de las obras del ilustre jaujino son buenísimas. Hay muchos autores jaujinos excelentísmos como: Bertha Matinez Castilla, Maruja Martinez, Pedro s Monge, entre otros.
LA LITERATURA JAUJINA ES RICA Y DEBEMOS CONOCERLA.
Leyendo la inexplicable vivencia de nuestro amigo Camilo, me asombro mucho de que tanto nos falta en la cultura Jaujina.
Dando otro punto de vista al argumento, cuando yo estuve estudiando en la ciudad de Huancayo (secundaria) me hicieron leer a sus escritores como el Sr.Alejandro Bossio Suárez y a Aquilino Castro.
Esto me llevó a pensar que cuando volví al 5to año a Jauja, para terminar la secundaria, nunca leí a un autor jaujino, es ahí donde me atrevo a decir que no nos incentivan a querer a nuestra tierra. Escribir es un arte y sé que como yo hay muchas personas que se empezaron a interesar por un libro Jaujino o a su amada TIERRA cuando estuvieron lejos, y no habia nadie al voltear o ir sin una moneda en el bolsillo a visitar a un amigo …..
Personalmente no leí este libro pero sé que no lo dejaré de hacer ya que en Jauja encontré el calor de un hogar abnegado.
Tiene razon Sergio cuando dice que no se necesita ir a Jauja para encontrar a los desorientados Jaujinos.
Pero es inutil hablar y hablar o escribir y escribir, si vamos a cambiar este tipo de "jente" en Jauja hay que hacer algo y empezar desde abajo, como hace mucho tiempo no lo hace nadie, ni en Jauja ni en el Peru.
Si los profesores y algunos profesionales que ya no tiene las obligaciones de padres, empleados, trabajadores o los jovenes egresados de las universidaes se dieran un tiempito, un dia, para QUERER cambiar las cosas desde la RAIZ seria diferente todo, empezando en Jauja claro esta.
La RAIZ de nuestro "problema" es la educacion, si solo una vez al año visitaran las escuelas de PRIMARIA, y "SEMBRAR JAUJA" se daria cuenta que los niños son el mejor terreno siempre FERTIL para hacerlo, yo aseguro que de alli en adelante tendriamos mas jovenes y mas profesionales conocedores de su tierra de su historia y cada vez mas .
Es practicamente inutil perder el tiempo "discutiendo" con los actuales "profesionales" sobre Jauja, si no han tenido ni siquiera en sus casas un libro de algun Jaujino peor aun si en la escuela o colegio ningun profesor se dio el "trabajo" de hacer leer a autores jaujinos (como es mi caso y de todos los que conmigo estudiaron).
No es justo (por decir lo menos) que a mi edad este "estudiando Jauja", no porque este mal sino porque estas cosas que conozco ahora debi saberlo en el colegio.
Insisto que solo cambiando la mentalidad de los niños de Jauja lograremos cambiar Jauja.
Estoy empezando en mi casa…
Ayer no terminé mi comentario porque tenía cosas que hacer; no obstante, quería precisar que respecto a lo vertido por Camilo, la frase: "País de Jauja", no solo proviene su existencia desde la obra de Edgardo Rivera Martínez, sino tiene vigencia desde la Colonia, exactamente, desde que Francisco Pizarro fundó a Jauja como Primera Capital del Perú, y cuya leyenda se inicia a partir de las crónicas exageradas que lo españoles enviaban a la madre patria (acerca de la abundancia y riqueza de la tierra de Jauja).
Es cierto que muchos jaujinos, y especialmente personas de otras provincias, creyeron (o creen) que dicho nombre fue una cuestión de marketing del ex alcalde de Jauja, pues es obvio, que lo anteriormente señalado no se ajusta a la verdad. Se utilizó indebidamente el nombre de "País de Jauja", dándosele un uso político que no fue usado de la mejor manera.
Luis Aranda: Sería fabuloso si es que se publica una nueva edición de las obras de Maruja Martínez Castilla.
Querida Candy: Según las coordinaciones que hemos realizado, a partir del sábado, estarás disfrutando de esta hermosa novela, la misma que no te tomará más de una semana leerla sin que perturbe tus actividades diarias.
Gynko: Es cierto que el problema viene desde la educación primaria. Lamentablemente, la educación estatal viene copándose de malos elementos que solo piensan en alguna facción sindical, en lugar de dedicarse a la verdadera enseñanza. Por el contrario, la educación privada está en mejor situación; sin embargo, sólo se le da preferencia a lo que te podrían tomar en un examen de admisión para el ingreso a una Universidad.
De todos modos, es hora de estudiar más a Jauja; no importa la edad, creo yo, es hora de empezar.
Al leer los comentarios que anteceden considero imperativo decir lo siguiente: hace cuatro décadas,nuestro Maestro Pedro Monge, expresaba que el gran problema de este tiempo es que(refiriéndose a los docentes) la clase magisterial lee poco. Es más, en la lectura, la persona adquiere un hábito (porque es personal) y éste tiene que ser sistemático, es decir, debe tener un conjunto de pasos metodológicos que hay que incentivar. Decía, hablando de él mismo, que nunca leia en la cama por cuanto ello le impediría, entre otras cosas, hacer subrayados (hoy se usa el resaltador), consultar con otros textos las citas de pie de página, hacer consultas al diccionario sobre palabras nuevas ya que nunca dejaba pasar una cuyo significado aún intuyéndolo desconocía, escribir fichas de investigación (textuales, de resumen, etc.) etc. Siendo un hábito él lo cualtivaba diariamente durante un buen número de horas. Pedro Monge era una versión moderna del hombre peripatético, aquel que usa el paseo para dialogar y su charla era, por decir lo menos, extasiante y sorprendente.
El tema de la educación, por otro lado, es complejo; se ha desligado de la realidad donde se desarrolla y se ha vuelto alienante en cuanto está inspirado en modelos ajenos que desconectan a los alumnos de su entorno. De allí que los educandos no lean a autores locales y, lo peor, que los profesores tampoco (es probable que los educadores hayan leído mas a Piaget, Gagné o Vigotsky que a Edgardo Rivera Martínez). Duele decirlo pero es así.
Volviendo a "País de Jauja" quiero añadir que, conversando con gente autorizada y coetánea a Pedro Monge, he confirmado las apreciaciones que hice en un post publicado en este mismo Blog en Julio del 2008:
http://blog.pucp.edu.pe/ite…
Allí expongo que existe un encadenamiento productivo y literario entre la maestría de Pedro Monge y el continuismo de su pensamiento con Miguel Martínez y Edgardo Rivera. En este sentido Pedro Monge es el roturador de campo de la obra del gran Edgardo, sin desmerecer la formación académica que éste recibió en Lima Y Europa a posteriori.