75 aniversario del Centro Jauja
Darío Núñez Sovero
El “Centro Jauja-Erasmo Suárez Zambrano” es la institución tunantera más antigua de la provincia de Jauja. Su fundación institucional se remonta formalmente hacia el año 1939, aunque hacía fines del siglo XIX, los antiguos cultores y fundadores de nuestra entidad, ya se habían nucleado en lo que posteriormente sería ésta. Desde entonces, a la fecha, han transcurrido 75 años de una vida activa e intensa, salpicada de innumerables anécdotas que han hecho de sus integrantes personajes de especial gravitación en nuestra ciudad.
Es, desde el punto de vista histórico, el “Centro Jauja”, el hito fundacional de una tradición que, con el tiempo, se ha forjado como una de las más grandes expresiones de nuestra identidad: la tunantada. Demás está decir que a partir de nosotros, y lo decimos con respeto y un discreto y disimulado orgullo, se forjaron las demás entidades que cultivan esta nuestra añeja costumbre, dentro y fuera de nuestra jurisdicción. Como toda obra humana, existen responsables para que nuestra tunantada haya cobrado una vigorosa realidad en nuestro tiempo y en este aspecto es necesario recordar los afanes fundacionales de la familia Suárez Zambrano. Ellos, primero el padre y venerable patriarca don Pablo Suárez Núñez y luego los hermanos Erasmo y Guillermo, supieron otorgarle a nuestra tradición expresada en fiesta, el condimento necesario con el que ahora la conocemos, y que en el decurso del tiempo ha capturado los ojos del Estado, tanto que la ha al declarado como Patrimonio Cultural de la Nación. Para explicar la historia y el decurso de nuestra tunantada hay que vincularlo, necesariamente, con la historia del “Centro Jauja”. Por ello es que, estas Bodas de Diamante institucionales constituyen, por igual, una brillante oportunidad para revisar una porción significativa de la historia de nuestra cuatricentenaria ciudad.
Lo expresado anteriormente no es una afirmación banal ni presuntuosa. Baste saber que sus tiempos germinales se vieron interrumpidos cuando el país hubo de confrontar la infausta Guerra del Pacífico y nuestros tunanteros, concientes de los peligros de la patria, hubieron de alinearse en las trincheras del fuego. Baste, también, releer pasajes de la laureada novela autobiográfica “País de Jauja” del novelista Edgardo Rivera Martínez para darnos cuenta de cómo nuestra tunantada fue moldeando pacientemente el alma colectiva de los xauxas, justamente a través de las inspiraciones musicales e interpretaciones orquestales del Conjunto tunantero de los hermanos Suárez Zambrano (aún cuando figurativamente el autor no dice el nombre de “la cuadrilla”). Baste saber, por otro lado, que los mejores intérpretes de nuestra danza fueron cultores que se iniciaron en las decenas de promociones de nuestra institución: allí están danzando nuestros ancestros en los barrios de La Salud, Huacllas y La Libertad y evocar estos hechos nos dicen de la prestancia de “Huayhuar” Artica, “Achcar” Cordero, Alberto Suárez, José Camarena y otros dignos cultores, cuyo arte dancístico honra la elegancia del tunantero xauxa. La Tunantada nació en Jauja y pertenece a todos los jaujinos. El vehículo por donde discurrió esplendorosamente en sus inicios es el “Centro Jauja”. He ahí el aporte de nuestra entidad al desarrollo histórico de Jauja.
Musicalmente, el aporte no ha sido menor. Cada año en bagaje de huaynos y mulizas ha ido incrementándose sorprendentemente porque, justamente, en el “Centro Jauja” se inició la conocida costumbre de estrenar anualmente el “tono” que iba a regir la presente fiesta. Ello ha dado oportunidad a la que inspiración de los artistas de la música discurra como un torrente maravilloso de creación musical. Por ello es justo mencionar que, inicialmente, los músicos que participaron en el Centro Jauja provenían de San Jerónimo de Tunán donde el prestigio del Conjunto “Los Aguilas” trascendía fronteras. De estas canteras, dos músicos que anualmente continúan alegrando la fiesta del “20 de Enero” de Yauyos-Jauja siguen participando en nuestra institución y es justo mencionarlos: los hermano Saquicoray.
Decía, al inicio de esta nota, que la historia del “Centro-Jauja” está impregnada de riquísimos incidentes. En todos ellos, sus danzantes, sus socios, sus músicos, sus melodías, sus participaciones, etc., han tenido un rol ameno y descollante. Por ello, esta modesta entrega, apenas es una muestra de su variedad y valía; es también un sencillo homenaje para una institución cuya vida ha marcado hondamente la vida de nuestra Jauja a través del siglo XX.
Jauja, Julio del 2014