El 28 de Setiembre último y ante la alegría de una gran concurrencia, la Municipalidad Provincial de Jauja, rindió un cálido reconocimiento a Ida Luz Solís Madrid, poetisa jaujina que se hiciera merecedora de un Premio Nacional.

Aunque un poco tarde, este justo reconocimiento se hizo en la persona de una novísima cultora del verso que enriquece más el amplio espectro del parnaso jaujino, donde el género de Ida Luz estaba en carencias desde la desaparición de valores como Julia Victoria Martínez Vda. De Cordero. Por ello se ha convertido en una voz solitaria, en el ámbito femenino, cuyas resonancias estremecen las sensibilidades mas duras por la calidez del mensaje que contiene cada uno de los poemas que componen la laureada obra “Bajo este cielo de azul índigo”.

Para abundar en información al lector y repasando los antecedentes del Premio hallamos que La Comisión de Escritores del PEN Internacional del Perú y el Centro Cultural de España en Lima organizaron el III Concurso de Poesía de Mujeres Scriptura, en el que se presentaron 57 trabajos de los cuales fueron seleccionados 7. De ellos finalmente, el jurado calificador, dio como ganador al poemario presentado por nuestra distinguida paisana Ida Luz Solís Madrid, enfatizando que es una “obra que logra una gran unidad donde la imagen de la vida como una danza es su eje transversal. La cosmovisión andina nutre su visión celebratoria de la naturaleza con calidez, ternura y plenitud”.

La obra ganadora esta compuesta por 16 poemas cada uno más intenso que otro, en ellos la poetisa se inspira en hechos cotidianos como la lluvia, la noche, la casa solariega donde vive, el azul añil del cielo que la envuelve y, sobre todo, nuestras ancestrales costumbres llenas de música, alegría y colorido. “Huapeo mi grito hasta el infinito” es el primer poema que se alza como un himno a la fiesta, donde la autora conjuga armoniosamente todos los elementos que se juntan para hacer explotar su alegría. En los poemas siguientes, Ida Luz, va rescatando valores dormidos en riesgo de extinción; por ejemplo en “Santoyo”, la solidaridad se explaya como un mensaje de una generosidad abundante para un marginado social, como los hay muchos en estos tiempos de dificultades. “Estoy aquí esperándote”, es otro poema de desgarradora lectura donde Ida Luz desafía todos los obstáculos que le impiden consolidar un amor metafísico que colinda con su entorno personal.

Como no podía ser de otra manera, Ida Luz, la citada noche, recibió el reconocimiento de la ciudadanía y de las autoridades jaujinas por este lauro que pone a nuestra ciudad, nuevamente, en el tapete de la admiración nacional. Dada su relativa juventud y el hecho de haber irrumpido en el escenario cultural del país con un Premio, nos hace abrigar esperanzas de que nuevas satisfacciones le aguardan. Esperaremos que, para entonces, todos hayamos leído “Bajo esta cúpula de azul índigo”, una obra que nos entroniza en los vericuetos del amor y la esperanza.