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El enunciado anterior es inspirador para pensar cuáles son, entre otros, los productos bandera de la patria chica. Sí, de nuestra Jauja. Ella también atesora un vasto patrimonio cultural – histórico e ingentes recursos naturales que terminan atrayendo la atención y admiración de cuántos la van conociendo. No puedo presumir que conozco todos los confines de nuestra provincia, pero si estoy persuadido de conocer algunos de los sitios más admirables de nuestra Jauja. A continuación iré mencionándolos uno a uno. Ojalá que el acucioso lector coincida con mis modestas apreciaciones.
El primer producto bandera de nuestra Jauja es indudablemente nuestra renombrada Laguna de Paca. Los jaujinos debemos sentirnos orgullosos de ella y quién no haya, alguna vez, sumergido su humanidad en sus cálidas aguas no merece auto llamarse como tal. Nuestra laguna de Paca es el lugar más paradisiaco de la provincia, al ver la diafanidad de sus aguas uno siente que nuestros espíritus van aquietando sus alborotos. Lugar ideal para doblegar las sensibilidades más pétreas de nuestras damas, la Laguna de Paca es la cómplice terrígena de los más apasionados romances de jaujinos posesionados por Eros. Cuando uno está en las riberas de sus aguas no puede ocultar la reflexión del supremo esfuerzo que Dios dio para que los jaujinos podamos mostrar con orgullo esta invalorable prenda. Por ello, hoy que su majestad está amenazada por los intríngulis del comercio y el mal promocionado turismo del que nadie sino los foráneos se benefician, nuestra obligación telúrica está en generar todas las iniciativas que permitan su supervivencia.
El segundo producto bandera de nuestra nacionalidad Xauxa es la Tunantada. Cuando hablamos de ella necesariamente tenemos que traer a nuestros recuerdos a Ernesto Bonilla del Valle, jaujino de notable estirpe, quién en su obra Tierra Chola nos dice, refiriéndose al momento en que las cuadrillas suben a la Plaza de Yauyos, que “a esa hora la música cae como un llanto en el alma”. Es que la Tunantada hoy por hoy ya no es sólo una estampa folclórica o si quieren una danza, ahora es para Jauja una institución. Ella resume el espíritu festivo del Xauxa y haber calado en el sentimiento y la conducta de miles y miles de personas le otorga un carácter de indudable popularidad. Los mejores danzantes de la región, las mejores orquestas, oleadas de visitantes que llegan para compartir los siete días de fiesta, Xauxas que retornan brevemente para embriagarse con la profundidad del mensaje tunantero, hacen que anualmente la fiesta del “20 de Enero” sea cada vez mejor, con el añadido de que es la oportunidad para reeditar viejos amores a la par de saborear la estupenda culinaria jaujina. La Tunantada se ha vuelto parte de la consustancialidad de la nación Xauxa y su trascendencia debe tangibilizarse cuando se le declare patrimonio cultural del país. Sólo así se estaría preservando su perdurabilidad generacional.
He ido reservando el tercer producto bandera de Jauja para el final de esta breve reseña, con el añadido de que quisiera pedir permiso al lector para relatar dos anécdotas. El año 1994, la Municipalidad Provincial de Jauja expresó reconocimiento publico para tres notables jaujinos: Juan Bolívar Crespo, Hugo Orellana Bonilla y Jorge Teófilo Aliaga Osorio. Luego de la ceremonia de estilo hubo una tertulia más íntima y este último (Dr. Aliaga Osorio) me refirió dos cosas que han quedado gravitando en mi cabeza. Me dijo que él no era católico, apostólico y romano sino que era católico, apostólico y jaujino. También me expresó que cuando iba a un lugar donde comúnmente se calma la sed, el no tomaba Coca Cola ni Crush ni Sprite, él pedía “agua de Jauja” (refiriéndose a la “Inca Cola”). Le escuchaba atento y de esas expresiones pude colegir el profundo amor que uno puede acrecentar cuando se refiere a la tierra que nos vio nacer. La segunda anécdota está referida a una amiga europea que visitó Jauja para “regenerar sus energías en Puyhuan” (Molinos), ella atraída por el renombre que Jauja tiene en el viejo continente no pudo resistir la tentación de visitar nuestra tierra y en un descanso me refirió, con un castellano masticado pero entendible, que conocía muchos lugares del planeta pues había estado en Tailandia, Japón, México, Brasil, etc., pero en ningún sitio había probado un pan tan delicioso como es el pan de Jauja. Nosotros, habituados como estamos a comer diariamente pan, preferimos comprar pan francés u otro pan, antes de preferir nuestro bollo o nuestro pan de huevo. Por eso el pan de Jauja es, para mí, el tercer producto bandera de nuestra nacionalidad. Reflexionando, pensé que en todas partes del mundo la elaboración y cocción de panes se va modernizando, se hacen en hornos a gas o de repente en microondas; nuestro riquísimo pan sigue los cánones de los hornos de leña y ello le confiere un sabor que deleita los paladares más refinados. Loor al pan de Jauja, los jaujinos debemos sentirnos satisfechos de la labor de nuestras panificadoras gracias a cuyo esfuerzo el pan y el nombre de Jauja trasciende fronteras.
Quedan en el tintero numerosos otros productos bandera de la provincia, en una nueva entrega, con la anuencia de los responsables de este blog jaujino, los iremos mencionando. La intención es concederles el valor que el olvido no ha permitido hacerlo, sólo los citaré para luego irlos ampliando: la represa de Chimay en Monobamba, las orquídeas de Uchubamba, los caballos salvajes y las cataratas que hay en Curimarca, los restos arqueológicos de Tunanmarca, las Puyas de Raymondi de Canchayllo, las aguas termales de Acaya y Llocllapampa, son entre otras tesoros, banderas de las que los jaujinos debemos agradecer a Dios por habernos dado tanta generosidad.
Alegrémonos, entonces, de haber nacido en una tierra maravillosa y enseñemos a nuestros hijos a mantener incólume esa espiritualidad Xauxa que engrandeció nuestro pasado. Digámoslo con orgullo y a voz alzada: ¡soy jaujino, y qué!.
Más datos:
– Jauja y sus Productos Bandera II
– Jauja y sus productos bandera III
– ESTO SI ES JAUJA!