Ego: lo vacuo que cambia
Si quisiéramos igualar lo vacuo de una taza “sin nada” a lo vacuo que podría ser la realización de la vacuidad, en principio una tasa vacía no lo está, contradicción?, aunque se nos concede el interpretarlo como que algo no se contiene en algo. Qué más difícil sería conceder que a lo que llamamos cero tiene algún tipo de relación con lo que llamamos vacío. Nos parece más disparatado llamar vacío a algo que no lo está. Esto último nos parece solo podría darse un mundo en que solo hubiese cero o ceros. No “hacer” nada. Frases como éstas deberían tener mayor sentido. Aunque hubiese multiplicidad de ceros en ningún caso tampoco habría cambio alguno. Podríamos decir entonces que la vacuidad no acepta cambio. Entonces también para toda mentira general habría una verdad general, en otro sentido, una pregunta para cada respuesta y una respuesta para cada pregunta. En el peor de los casos una mentira podría ser solo por desconocimiento, puede variar; en cambio, la verdad no. Es en ese variar, que aunque nos de la impresión de que existe movimiento, es lo más vacío que pueda existir. Si fuese vacío no debería haber en el movimiento habíamos dicho. Tampoco es el caso que la vacuidad tenga relación con la verdad aunque en ambas no se acepte el cambio. Ahora si lo vacuo, además de vacuo aceptara el cambio, esa sería la mentira.