Escritura colaborativa a la distancia

De acuerdo con los nuevos paradigmas de aprendizaje, este debe ser colaborativo y móvil para que este sea óptimo. Es decir, las diferentes actividades de enseñanza deben no solo llevarse a cabo en contextos tradicionales limitados en espacio-tiempo (como las clases presenciales), sino que también se deben habilitar escenarios diferentes y garantizar el involucramiento de varios tipos de estudiantes (Medina y otros 2015: 95), por ejemplo, pertenecientes a diferentes disciplinas. Por ello, no debe sorprender que, en el transcurso de la vida universitarias, se asignen trabajos escritos grupales, lo que implica trabajar colaborativamente. Esto, en el contexto académico, promueve el intercambio de saberes y, por lo tanto, el surgimiento de nuevos conocimientos, que es precisamente lo que se busca en un espacio universitario.

De acuerdo con Galegher y Kraut (citado en Bassa y Ferrari 2017), la escritura colaborativa puede entenderse como una negociación en la que los miembros de un grupo discuten el significado de datos para lograr una solución propicia a un problema. Hay dos formas básicas de llevarla a cabo: a través de la cooperación y de la colaboración. Por un lado, con la primera modalidad, los estudiantes realizarán individualmente las tareas y, después, integrarán los resultados parciales en un producto o texto final. Esto también es denominado escritura en serie por López-Gil y Pedraza (2016). Por otro lado, con la segunda opción, el producto final constituirá una tarea común que se construye, desde el inicio, en conjunto con el grupo.  Así, esta última resalta por la maximización de las potencialidades personales a partir de una labor genuinamente colectiva.

Ahora bien, una pregunta pertinente es cómo desarrollar una tarea de este tipo en tiempos de pandemia, en los que las reuniones presenciales deben evitarse para salvaguardar la salud. López-Gil y Pedraza (2016) comentan algunos beneficios de la escritura colaborativa, considerando el trabajo en línea.

Beneficios de la escritura colaborativa a distancia

En primer lugar, la escritura colaborativa evidencia un pronunciado potencial epistémico, es decir, fomenta los aprendizajes sobre la lengua, el trabajo colectivo y el conocimiento de contenidos pertenecientes a diversas disciplinas. Por ejemplo, una persona puede aprovechar los conocimientos de los compañeros que provengan de diferentes disciplinas (estudiantes de Ingeniería Industrial, Mecatrónica, Civil, etc.). Se trata, pues, de una retroalimentación muy productiva de saberes para todos los participantes del equipo.

En segundo lugar, facilita el progreso en el manejo de herramientas telemáticas (desde Microsoft Office hasta herramientas interactivas como Google Drive) y en las prácticas escriturales a distancia. Por ejemplo, se fortalecen habilidades esenciales como el manejo del tiempo en equipo (¿cómo coordino un horario de trabajo con mi grupo?), la edición (¿quién conoce mejor las herramientas virtuales y qué puedo aprender de él/ella?), la jerarquía y toma de decisiones (¿sobre la base de qué criterios decidimos qué aspectos van o no en el producto final?), negociación de significados (¿de qué modo llegamos a un acuerdo?), y, en general, lógicas de los textos digitales contemporáneos.

Entonces, ¿cómo se puede realizar la escritura colaborativa a distancia? Es necesario recordar que, mientras los profesores, autoridades y padres forjaron su aprendizaje colectivo en torno a la prespecialidad, las nuevas generaciones cuentan con la ventaja de poder añadir, a esta dinámica, las facilidades de las herramientas digitales, las cuales son particularmente relevantes en estos tiempos. Entre los beneficios principales, se encuentran la inmediatez de las plataformas, la gran diversidad bibliográfica (el Internet propicia un inmenso acceso a repositorios, bibliotecas, bases de datos que acogen revistas indexadas, libros digitalizados, entre otros) y la socialización de ideas (se puede debatir constantemente con el grupo gracias a las plataformas en línea). Lo último cobra especial relevancia en estas épocas.

En internet, están disponibles varias herramientas que permiten superar la distancia física, como Google Drive, Classroom y Zoom, entre otras, que facilitan el trabajo colaborativo de manera sincrónica o asincrónica.

Bibliografía

BASSA, Lorena y Laura FERRARI
2017 “Escritura colaborativa y actividad metalingüística”. Traslaciones. Revista Latinoamericana de Lectura y Escritura. s/l, volumen 4, número 8, pp. 121-142. Consulta: 22 de setiembre de 2020.

http://revistas.uncu.edu.ar/ojs/index.php/traslaciones/article/view/1065

EDUCAR PORTAL
2019 Microaprendizaje: ¿Qué es la escritura colaborativa? [videograbación] Consulta: 21 de setiembre de 2020.

https://www.youtube.com/watch?v=NA808IZ5jbw

LÓPEZ-GIL, Karen y Carmen PEDRAZA
2016 “Características de la escritura colaborativa en línea de textos multimodales en un curso virtual”. BiD: textos universitaris de biblioteconomia i documentación. s/l, número 37. Consulta: 22 de setiembre de 2020.

http://bid.ub.edu/es/37/shirley.htm

MEDINA y otros
2015 “A Behaviour Awareness Mechanism to Support Collaborative Learning”. En BALOIAN, Nelson; Yervant ZORIAN; Perouz TASLAKIAN; y Samvel SHOUKOURYAN (editores). Collaboration and Technology: 21st International Conference, CRIWG 2015 Yerevan, Armenia, September 22–25, 2015 Proceedings. Suiza: Springer, pp. 95-110.

Elaborado por Joy Godoy.

La imagen ha sido tomada de  https://www.tutorialspoint.com/collaborative_writing/collaborative_writing_quick_guide.htm

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