En primer lugar, la palabra “plagio” proviene del vocablo latín plagium, que significa “robo de esclavos” o, en términos más generales, privar a una persona de su libertad. Asimismo, cabe resaltar que este sustantivo se formó a partir del adjetivo griego plagios, que significaba “engañoso”, “trapacero”, “oblicuo”, y que a su vez provenía del término plazein, definido como “golpear”, “descarriar”. De este modo, la palabra “plagio” es incorporada en nuestra lengua, en una de sus acepciones, como el acto de secuestrar personas.
A partir de la primera acepción de este término se puede intuir la segunda, la cual se vincula directamente con el ámbito académico: “plagio” es también utilizado para definir la acción de alguien que se apropia de ideas u obras intelectuales, es decir, despoja al autor original de su autoría. Como se puede apreciar, plagiar implica incurrir en el hurto, ya no de personas individuales, sino de conceptos y obras de valor creativo e intelectual.
En conclusión, el término “plagio” rige todo lo que concierne al apoderamiento indebido de personas o ideas ajenas. Para evitar incurrir en este delito, no olvidar consultar la Guía PUCP para el citado de fuentes en el siguiente enlace:
http://puntoedu.pucp.edu.pe/images/documentos/institucionales/guia_pucp_para_el_registro_y_citado_de_fuentes_documentales_2009.pdf
Asimismo, se pueden consultar las entradas anteriores del Blog de Redacción que indican qué es el plagio y cómo evitarlo.
Bibliografía
ELCASTELLANO.ORG
La palabra del día. Consulta: 05 de septiembre de 2012.
http://www.elcastellano.org/palabra.html
Fuente de la imagen:
http://www.ewp.rpi.edu/hartford/library/research/studentintegrity.htm
Elaborado por Rocío del Águila, Ana Lucía Martínez y Jaime Zapata