El peón se hace más fuerte teniendo soporte, ya sea de su misma clase o si fuese mejor el de los otros rangos superiores. Es la pieza que está presente en mayor cantidad y como se dijo, con tantas reinas posibles como peones hay. De otro modo, solo, está a merced de alguna pieza contraria de su misma clase o superior también. Nunca está demás tener un peón más a uno menos aunque tampoco sea determinante. Tal vez debiendo ser “peonas” en vez de peones, pues éstas pueden lograr ser hasta reinas, es muy raro el promoverlo a caballo o caballero. El peón no tiene más que lo que le ha sido dotado por naturaleza, solo su mayoría en número podría compensar su baja movilidad; como dijimos, su fuerza radica en tener apoyo. Como es un juego de estrategia y que no podría ser con paz sino la guerra, los que tienen que morir son muchos. No siempre morirá un peón antes que alguna otra pieza superior, el destino de caer o llegar hasta el final, es dependiente del que mueve, del contrincante y del juego; así, no todo es injustica para la pieza más sencilla. Lo que confirma la relativa fuerza del peón es que puede llegar a tocar al rey opuesto, aunque claro, no resistiría al segundo movimiento sin refuerzos detrás. Obligar al rey opuesto a moverse siendo solo peón es ya toda una hazaña. Como podría darse el caso de que existan tantas reinas como “peonas”, ya sea como soldados rasos o amantes, el que determina el perder o ganar no será la pieza más solitaria de todas. Están en primera línea y son el escudo de los demás y, por lo general, los primeros sacrificados. Ninguna otra pieza, salvo el caballo o caballero, podría salir antes que un peón. Parece difícil que algún peón dure activo más tiempo que una reina, el no poder retroceder, lo hace una presa más fácil. Si se miran frente a frente los contrarios, no pueden hacer más que retenerse y obstaculizarse. Frente a frente sus fuerzas están equilibradas, solo al del costado, tal vez por desprevenido o solitario, es quien deba caer. Es difícil obviar la posible relación del alfil con ésta pieza, desde la forma, aunque más pequeña en uno. Aunque no sea en el movimiento puro sino solo en el movimiento de capturar, es algo que ambos comparten. Cuando están uno detrás de otro, o como se quiera ver, no se les podría romper sin hacer un sacrificio. Así como el modo de moverse para matar, aunque con sus distintos alcances, el referido podría ser un mini alfil. El no poder retroceder los convierte como en ciegos, a diferencia de las otras piezas que tienen la posibilidad de esquivar el ataque haciéndolo, éstos solo tienen que aguardar y mantener su posición. Es posible también que alguno de estos mini alfiles nunca abandonen su posición, suelen terminar rodeando a su rey y no llegar ni siquiera a la mitad del tablero. También podrían llegar a quedar muy dispersados o inclusive ninguno; es posible que el juego quede empatado solo con los dos reyes en el tablero. El menosprecio a esta figura se nota en la postura que dice que el peón no es una pieza y que solo las demás lo son. Podría parecer hasta jocoso e irrelevante, sin embargo, otros se podrían tomar muy enserio el asunto; aun, así, creemos que al peón seguro no le importara si lo llaman pieza o peón.