Archivo del Autor: Guillermo Gabriel Valera Moreno

El Islam, una religión simple

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º Es todo un descubrimiento la profundidad y lo propio de cada religión histórica. El islam no escapa a ello. Casi podríamos decir que es muy comprensible que los árabes quisieran una religión inculturada en sus tradiciones y experiencias. Ello lo hallaron, en buena medida, en el Corán y en la habilidad de Mahoma (Muhammad ibn Abdallah) para encarnar dicho proceso y establecer un salto cualitativo en la experiencia religiosa tribal de la época, unificándolas.

º Recojo a continuación algunas notas sobre el Islam, a propósito del texto de Karem Amstrong (*) sobre “Historia de Dios” (Cap. 5). En él se hace una presentación de los orígenes del Islam como religión creada por Mahoma el año 622 (año de la hégira), siendo diez años los que seguirán en su prédica hasta su muerte. Muhammad nació en la Meca (actual Arabia Saudita) y fue hijo de comerciantes de la tribu de los qurayshitas. Entonces, la Meca se caracterizaba más como centro comercial, aunque dentro de la ciudad existía también el templo de la Kaaba, como lugar religioso y de peregrinación (hajj).

º Se sitúa algunas costumbres de la época. En aquellos tiempos, en la zona arábiga se daba la existencia de tribus nómadas, donde lo tribal (sentido de grupo) era lo primero y se sobreponía al individuo; todos dependían unos de otros y se estaba obligado a una preocupación por todos sus integrantes (incluidos los pobres y débiles). Compartían una ideología llamada “muruwah” que significaba un sistema de equilibrios basados en la ley del Talión y la obediencia al sayyid (jefe) que proporcionaban cierta estabilidad así como un cierto igualitarismo y hasta un espíritu de generosidad.

º Se señala que, entonces, los árabes sentían una especie de vacío e inquietud espiritual, por no contar con una consistencia religiosa como podían verla en cristianos y judíos. Incluso éstos se mofaban en cierta manera de ello. En la Meca andaban a la búsqueda de “la verdadera religión de Abrahán” (la hanifiyyah). El individualismo presente entre la gente empezaba a minar los rasgos comunitarios de vida. Se sentían habidos de la necesidad de un profeta. En dicho contexto, esa labor excepcional la cumplirá Mahoma, quien también unirá a casi todas las tribus de Arabia en lo que se denominará como la ummah, una “nueva comunidad unida”.

º Se cuenta que la revelación divina se produce en ocasión de celebrarse el Ramadán o fiesta del ayuno (la noche 17), del año 610. Entonces, Mahoma despertó y se sintió envuelto en una presencia divina sobrecogedora. Se le apareció el ángel Gabriel quien le dio la orden de recitar; inicialmente se negó por no ser alguien autorizado para ello, hasta que descubrió que las palabras fluían de su boca, con un especial sonido y profundidad. Dichas revelaciones se producirán en veces sucesivas, dando forma y contenido a lo que después se conocerá como El Corán. Éste (el Corán) viene, pues, de dicho término: qur’an, la recitación; le será revelada de a pocos durante 23 años.

º El Corán es el libro central del Islam. Está compuesto de suras (estrofas) que abordan diversos temas; compiladas de las más largas a las más breves. Hecho más para la proclamación litúrgica (recitación en voz alta) que para la lectura en silencio; busca suscitar un sentido sobre lo divino más que transmitir información. La melodía y sencillez con que pueden recitarse sus estrofas facilitó su rápida difusión; muchos se convirtieron inmediatamente. Incluso se señala el caso de uno de los adversarios más violentos de Mahoma (Omar ibn al-Khattab, el equivalente a Pablo de Tarso), quien se dejó impactar por su fino y noble lenguaje, el cual descubrió a través de su propia hermana y de la recitación directa escuchada a Mahoma en la Caaba. Además del Corán, Mahoma escribió las hadiths (a modo de máximas) que tratan sobre asuntos cotidianos, de metafísica, cosmológicos y teológicos; hablan de la presencia de Dios y las etapas por las que uno accede a Él (observancia de mandamientos y actos voluntarios de piedad). En su espiritualidad, cada musulmán será responsable ante Dios de su propio destino.

º He tenido ocasión de escuchar algunas suras en internet y la verdad que son muy inspiradas, especialmente si se escuchan en su lengua de origen (el árabe). Su melodía y forma de recitación penetra el interior de uno y establece una suerte de paz, inspiración y gusto. Es posible entender que muchas conversiones llegaran solo por la escucha atenta de las mismas. Ello me hacía pensar si el Corán no nos ha querido revelar como signo la importancia que puede tener la recitación de la palabra de Dios en esos tonos (y otros), como forma de pastoral y ejercicio de aproximación al misterio y la revelación. No deja de ser algo sugerente para mí.

º Mahoma no habría tenido la idea de estar fundando una religión universal nueva. No buscaba suprimir los mensajes o intuiciones de profetas anteriores; más bien, subraya la continuidad de la experiencia religiosa de la humanidad; confirmaba y continuaba las intuiciones de sus predecesores. Por ejemplo, el Corán singulariza a los apóstoles que les eran familiares a los árabes, judíos y cristianos (Abrahán, Noé, Moisés y Jesús) y agregan otros como Hud y Salih. De otro lado, el Islam es una palabra Árabe que significa paz, pureza, aceptación y compromiso; como religión lleva a la aceptación y al sometimiento a la enseñanza y consejo de Dios. En la práctica significaba que los musulmanes tenían el deber de construir una sociedad justa y con equidad, donde los pobres y los débiles fuesen tratados con justicia. Alá, el dios de las árabes, se presenta como un dios más impersonal que Yavé (vinculado a la tradición judeo – cristiana). Alá carece del phatos y la pasión del Dios bíblico. El sentido monoteísta del Islam no estuvo muy claro en un inicio, pero se convirtió después en una condición que llevó a la ruptura con los dioses ancestrales presentes en las tribus locales, convirtiéndose la idolatría en el pecado más grave. No aceptó ninguna solución de tipo monolátrica.

º Los cinco pilares (rukh) fundamentales del Islam tienen que ver con: (1) El testimonio (shahadah), la confesión de la fe musulmana, la misma que exige dar unidad a la vida haciendo de Dios el centro y la única realidad prioritaria. (2) La limosna (zakat) es una donación que se establece de la cantidad porcentual de lo que se ahorra en el año; lleva a la purificación personal. (3) La oración (salat); se convoca bajo la expresión ¡Alá es grande! y establece distinción entre Dios y el resto de la realidad y entre Dios tal cual es y lo que podamos decir de Él; se ora cinco veces al día, inclinándose en dirección a la Meca. (4) Ayunar en el mes del Ramadán, por el que se celebra la 1ª Revelación de Mahoma. (5) La peregrinación (hajj) a la Caaba (en la Meca), la misma que se insta a realizarse al menos una vez en la vida; la paz y la armonía son cuestiones significativas en ella y en el santuario se encuentra prohibida toda clase de violencia.

º Aunque existe un sentido de continuidad en la experiencia religiosa de Mahoma respecto a sus predecesores, crecientemente se volvió insegura su vida en la Meca, especialmente cuando rompe con los qurayshitas (su tribu de origen) y con la muerte de su esposa Jadicha. Los árabes paganos de Yatrib “invitaron” a musulmanes a abandonar la Meca, cuestión que los llevó a la llamada hégira y a migrar al mismo Yatrib o Medina (“La Ciudad”). Como estrategia, Mahoma intentó adaptar sus preceptos a las prácticas judías, intentando ganarlos a su causa, cuestión que logra en buena parte de ellos, aunque otros se volverán contra él. De ellos aprenderá, entre otras cosas, la historia de Ismael, hijo mayor de Abraham y su sierva Agar, los cuales habrían migrado allí después del nacimiento de Isaac (hijo de Abraham y Sara). Mahoma elabora una teología de la guerra justa, donde se expone que la única que podría llamarse así es la de autodefensa, siendo en general la guerra considerada como detestable.

º Se reconoce en Mahoma dotes muy significativas en lo político. Al final de su vida logra convencer a muchas tribus de convertirse al Islam, a pesar de que es consciente de que, en el caso de muchas de ellas, se hace de modo superficial o de nombre. El 630 la misma Meca le abre sus puertas e “islamiza” la hajj con lo que se llamó la “peregrinación de despedida”. Un ethos misericordioso y un fuerte igualitarismo caracterizará el ideal islámico, dentro de lo que e incluye la igualdad de los sexos (lamentablemente, dice la autora, la religión quedó en manos de varones).

º El islamismo no escapará a las divisiones de las que han sido objeto otras religiones, siendo la primera de ellas la que se da entre sunnitas y chiitas, originado en el tema de la sucesión. Los tres primeros califas que le sucederán fueron guerreros y recién el cuarto un primo y yerno suyo (Ali ibn Abí Talib, el año 653), desde el cual se asentarán lógicas de sucesión vinculadas a la filiación familiar con Mahoma. Ello llevó a grandes debates sobre quién y qué tipo de hombre debía de guiar la ummah. Los chiitas llegaron a creer que sólo los miembros de la familia de Mahoma (casa de Ali) tenían verdadero conocimiento divino y eran capaces de guiar a la ummah y ser un imam (líder); llegarán a considerarlos como la “puerta de acceso a Dios” y a venerarlos con sentido divino.

De otro lado, hay quienes trataron de aplicar una argumentación racional al Corán y fueron conocidos como mutazilitas, asumiendo también un compromiso político explícito. Asumen un camino intermedio entre las dos facciones. Se generaron discusiones en torno a la predestinación y el libre albedrío; el sentido de un Dios personal; distinción entre esencia de Dios y sus actividades. Hubo momentos de persecución entre facciones como cuando el califa al-Mamun (813-832) se declara mutazilita y comienza a torturar a los tradicionalistas. Los debates derivaron en torno a si se podía probar la existencia de Dios con argumentos racionales o si se podía dialogar de Dios como se hace con otros temas. Sin embargo, se dice que la mayoría de musulmanes llegó a desconfiar del racionalismo en general.

º Por último, debo decir que no ha dejado de sorprenderme que muchas de las prácticas religiosas del islam ya existieran previamente; casi como lo que ocurre con el cristianismo que se “monta” sobre las prácticas religiosas judías de la época y les da un nuevo contenido e interpretación a partir de Jesús. Además, es interesante ubicar que el Islam es una religión con orígenes muy abiertos y respetuosos de las otras creencias, aunque el lenguaje en el que esta escrito aparece algo impositiva. Aparentemente, como ocurre con el cristianismo, no pretendía ser una “nueva religión”, aunque terminará muy encausada hacia ello.

Guillermo Valera Moreno
30 de noviembre 2009
(*) Karem Amstrong – Historia de Dios. Cap. 5 “Unidad: el Dios del islam” (pp.167-206) Sigue leyendo

El adviento: reflexiones sobre Bagua y nuestro país

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1. Lo sucedido en Bagua (Amazonas), el 5 de junio del 2009, socialmente nos marcó “un antes y un después” y quedará grabado como un día del desencuentro en nuestro país. Nos hizo conscientes de los problemas que arrastramos como país desestructurado, poniendo de relieve lo indígena como una problemática y una realidad que muchas veces queremos ignorar o nos incomoda pero esta allí, están allí. Porque se trata de una selva viva, con sus habitantes y naturaleza toda que tenemos y debemos saber respetar. Lo indígena nos remite a la pluralidad, a lo diferente, al sentido de convivencia que tenemos que terminar de aprender a incorporar en nuestra forma de vivir, superando racismos y exclusiones de todo tipo.

2. Una vez más, se hizo evidente que seguimos sin entendernos entre las distintas sangres que conforman nuestra denostada patria, donde ningunear al indígena o al débil ha sido una práctica reiterativa. Podríamos preguntarnos ¿por quién doblan las campanas en nuestro país o por quien las hacemos doblar? Nos inclinamos por el discurso fácil y olvidamos la complejidad y diversidad de vida que tenemos en nuestro país. Sigue siendo una conducta errática la que se impone. Todos recordaremos que hasta se recurrió (entre el Ministerio del Interior y la alta oficialidad de la Policía) a la parodia de las condecoraciones con medallas color caca, como diría el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal .

3. No es para menos la indignación que generan problemas y hechos como los que señalados. Después de todo, debatir más ampliamente sobre los caminos que pueden conducirnos a un mejor desarrollo es parte de toda democracia, incluida la protesta y el desacuerdo con lo que se asume oficialmente. Más aún, si no se consulta debidamente a las organizaciones de base (comunidades awajun y wampis de la selva en éste caso), cuando se trata de asuntos que les van a afectar.

4. Lo anterior no nos inhibe de levantar nuestro tono de preocupación por todas las muertes que acontecieron, tanto de pobladores de la zona como de policías, todas ellas lamentables y que nunca debieron de ocurrir. Pese a que también se levantó un cerco de oscuridad en el momento que se dieron los hechos y sobre el número real de víctimas que hubo, creándose zozobra y reacciones en cadena que se pudo haber evitado.

5. Los hechos sobre los que reflexionamos, nos ha hecho más conscientes que los recursos naturales que posee nuestro país nos pertenecen a todos, pero su explotación tiene que hacerse de manera razonable. Porque no es menos cierto que donde ellos se sitúan, normalmente viven personas que tienen que ser tomados en cuenta, estableciendo soluciones dialogadas, como tiene que ocurrir para todo. Ya sea que se trate de los recursos marinos de nuestro océano o de las minas en las zonas más escarpadas de nuestra sierra o la biodiversidad de nuestra selva. Tenemos que aprovechar los recursos naturales respetando el habitat y, sobretodo, a quienes dependen de él por historia. Por tanto, no puede menos que considerárseles adecuadamente en los beneficios, en su rol de constructores de un país de todos (y para todos).

6. Los conflictos no pueden resolverse con la sola lógica de la imposición de quien tiene el poder y confunde principio de autoridad con falta de diálogo y represión desmedida. Las balas y las bombas lacrimógenas sólo pueden aspirar a producir inútil sangre derramada y luto; normalmente en los más débiles. Tenemos historia de muertes inocentes, por la incapacidad de saber aceptar las razones del otro o de querer aplicar la ley del más fuerte. Aún en contextos de “guerra interna” se tiene que respetar la vida humana; nunca serán aceptables muertes como las ocurridas en Putis (Ayacucho), en los años ochentas. Porque nos degradan como país, nos disminuyen como personas y seres humanos; nos revelan las peores atrocidades, como ya nos lo hizo notar la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Lamentablemente a estas situaciones o a las signadas por la pobreza económica se les suele dar nombres justificativos como “costo social”, “mal menor”, “que muera uno para salvarnos todos”, “chivo expiatorio” y una larga lista.

7. Bagua nos ha hecho notar de manera más clara el fracaso de la política del “perro del hortelano”, por su sentido excluyente, ya que no considera “al otro” como importante o “necesario”. Pero también porque no toma adecuadamente en cuenta al medio ambiente, subordinando la naturaleza a los beneficios del gran capital; no se puede renunciar a estándares medioambientales mínimos en el manejo de los recursos, porque tenemos también responsabilidad por las generaciones futuras y lo que heredarán de nosotros. Además, porque se aspira a subastar el país al mejor postor en lógicas de economía de “enclave”. En tiempos actuales debe predominar el sentido de la responsabilidad social empresarial y no se puede dejar a la “buena voluntad” o el “gran corazón” de los empresarios. Tiene que traducirse en reglas de juego y leyes claras de cómo se opera y se distribuyen los beneficios de manera equitativa y de cómo el Estado se convierte en conductor de un proyecto de desarrollo nacional y de integración latinoamericana.

8. Lo anterior, nos pone de relieve temas colaterales como la honestidad y la lucha anticorrupción. Porque no es coincidencia que, a menos de un año, se hubiera descubierto y generado un gran escándalo en torno a las concesiones de lotes de exploración y explotación petroleras en la selva, con el recordado y tristemente célebre protagonismo del inefable Rómulo León Alegría; hecho delictivo que sigue sin resolverse ni esclarecerse debidamente. En parte, porque es un problema que alcanza los más altos niveles del poder y tiene que ver con diversos ámbitos de su desempeño. No por gusto, seguimos sin contar con una autoridad seria para efectos de lucha anticorrupción y el poder judicial sigue adoleciendo de la autoridad moral para ello.

9. En medio de hechos tan terribles como los vividos en el caso que nos trae a reflexión, hubo dos Santiagos que simbolizaron un sentido de esperanza y nos abrieron a una fe y a horizontes más de justicia y de vida. Uno de ellos fue el de Santiago Manuín, líder indígena awajun que insistió hasta el final en una solución pacífica al conflicto y que fue dado por muerto en el abaleamiento que se desató. El otro Santiago es el propio Obispo del Vicariato de Jaén, Santiago García de la Rasilla, quien siendo una persona poco inclinada a involucrarse en conflictos sociales, halló en éste proceso un camino de identificación inteligente con la población indígena de la cual es su pastor. Un sentido de mayor cercanía a ese pueblo pobre y que sufre la exclusión del poder y el temor a la diferencia, del cual supo ser su pastor en las circunstancias más difíciles.

10. Lo anterior nos lleva a resaltar más ampliamente la labor realizada por la Iglesia local y también nacional, así como la de diversas redes de sociedad civil y Defensoría del Pueblo que se movilizaron en razón de la solidaridad con los más necesitados del momento, tanto la familia de los fallecidos, los heridos y los perseguidos del conflicto, lo cual trascendió positivamente hacia el conjunto del país y a nivel internacional. Un hecho como el de Bagua nos situó sin proponérselo en medio de una inspiración profética que a todos nos corresponde tratar de continuar, desde lo que cada uno esta situado y le toca hacer.

A modo de conclusión:

Algunas cuestiones puntuales son necesarias de remarcar hacia delante, entendiendo que necesitamos construirnos como país integrado, democrático y solidario. Por tanto, se nos plantea como desafíos:

a) Abordar desde las regiones el reto de un desarrollo con bienestar para todos, donde las políticas claves sean establecidos de manera concertada y justa.
b) El tema de la convivencia entre las personas no es algo simple y siempre debemos saber vertebrar, respetando la diferencia y la pluralidad.
c) Crear una conciencia positiva sobre el valor de todos como personas y la responsabilidad que nos cabe en el ejercicio de derechos de todos los sectores.
d) Establecer formas institucionales más creativas para la resolución de conflictos, buscando siempre criterios de bien común, verdad y justicia.
e) Saber estar atentos a toda forma de corrupción que pueda presentarse y recuperar el sentido moral de lo político y de la democracia para toda la población.
f) Estar atentos a cómo Dios nos habla a través de éstos hechos. Porque él no quiere la muerte ni el sufrimiento de nadie; todo lo contrario.
g) La Iglesia puede ser factor de esperanza. Esos caminos de solidaridad es a lo que debemos estar atentos para saber responder en cada momento.
h) Los Movimientos Laicales tenemos el enorme desafío de generar mejores capacidades de incidencia sobre las políticas del Gobierno y a involucrarnos en las organizaciones del pueblo y en las esferas distintas del gobierno para lograr mejores decisiones en favor de nuestro pueblo y los más débiles.

Guillermo Valera M.
24 de noviembre de 2009
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Practicas religiosas en el judaísmo

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º El judaísmo se identifica con una fuerte actividad religiosa familiar, desde la cual se busca preservar la tradición y una serie de prácticas que lo identifican muy directamente. Por tanto, el matrimonio resulta ser una institución muy significativa, pese a no tener una relevancia similar en términos civiles. Siendo la unidad del matrimonio muy importante para la continuidad de la religión judía, sus mentores (rabinos y demás autoridades) han puesto mucho atención y celo de cómo se construyen las futuras uniones, para garantizar que haya continuidad. La presión siempre está en que los judíos se casen entre ellos (endogamia) y que tengan hijos. Por ello, no es fácil o bien venido el matrimonio de parejas “exogámicas”, donde un conyuge sea no judío. En todo caso es más aceptable que la futura madre pueda casarse con alguien no judío, ya que los hijos serían mejor “garantizados” por ella.

º De otro lado, como rito, el matrimonio no requiere de un oficiante muy oficial y se celebra guardando una serie de características como el contar con dosel (“Hupá”); hacer un escrito (“ketubá”) donde se pone la fecha y lugar, las obligaciones del marido para con la mujer y el pago que se haría en caso de divorcio, además de jurarse fidelidad y otros detalles. Es ocasión de alegría y festejo como la mayor parte de las fiestas judías. Además, puede ser ocasión de obsequio de una mortaja (“kittel”) de la novia al novio, la misma que se viste en la ceremonia y será una prenda que acompañe al esposo durante toda su vida.

Hay dos etapas marcadas en la ceremonia: la de los esponsales y la del matrimonio propiamente dicho. El primero supone cánticos, bendición del vino (y es bebido por los novios), entrega de un anillo a la novia y lectura del ketubá. La segunda está hecha en base a siete bendiciones, vinculando el matrimonio con la creación de la humanidad y la futura redención. De allí se bebe más vino y el novio rompe una copa, designando la fragilidad de toda felicidad. Acto seguido se consuma la unión sexual y se concluye con un banquete y baile. El tema del divorcio, aunque no es deseable, se toma con bastante naturalidad.

º Otro acontecimiento muy importante es el nacimiento de un hijo, más aún si es varón. Se llega a considerar una obligación el tener hijos (por mandato de la Torá). La ceremonia de la circuncisión es un signo de identidad, aunque por razones obvias sólo se da con los varones; esto ha llevado a que algunos sectores propicien ceremonias específicas a nacidas mujeres. El rito se cumple, de preferencia, a los ocho días de nacido. Se realiza con un mohel (persona especializada) y es motivo de mucho festejo; en ella se da nombre a la criatura y se le acompaña junto con dos padrinos (una pareja). Se considera la ceremonia como un signo visible del pacto entre Dios y el pueblo judío (“brit milá”).

Sin que nuestra religión cristiana no deje de tener rasgos patriarcales y machistas, se puede ver en el judaísmo una marcada invisibilización de la mujer, un relegamiento muy evidente de ella. Desde que nacen las criaturas, el hecho que sólo se circuncide a los varones es ya un tema de discriminación. Las discusiones en las sinagogas, sólo se procede entre varones. Y así otros aspectos que hacen notar el bajo aprecio hacia el género femenino.

º La primera etapa de toda persona judía se cumple entre los doce y 13 años, momento en la que se alcanza la mayoría de edad (“Bar/Bat Mitsvá”) y se toma sobre sí las obligaciones establecidas en la Torá. A partir de entonces, empezarán a llevar un bonete en la cabeza (la “kipá”) y una prenda interior con flecos (“talit katán”), debajo de la camisa. Oficialmente su educación empieza allí y es de responsabilidad de sus progenitores. Antes estaba centrada sólo para los hijos varones pero ello ha ido cambiando y extendiéndose a las mujeres.

º Sobre la muerte se asume como parte de la vida y aspecto inevitable de la condición humana. Siempre se ve con buenos ojos promover la vida, la salud y todo lo que ayude a encaminarla. No así el matar, cuestión que se considera aborrecible. Tienen un sentido de resignación positiva respecto a la muerte, más aún cuando ésta se presenta inminente. Para ello, la persona implicada recita oraciones acompañadas de una confesión; quienes acompañan suelen rezar concluyendo con las palabras iniciales del Shemá, el cual es el nombre de una de las principales plegarias de la religión judía en la que se manifiesta su credo en un sólo Dios.

º El duelo suele ser otro de los ritos muy marcados entre los judíos. Normalmente se rige de manera estricta, lo cual buscaría proporcionar un apoyo a los dolientes y ayudarlos a resituarse y volver a su vida normal. Suele darse el acto de desgarrarse la ropa en señal del duelo; los hijos lo hacen a la altura del corazón y los demás dolientes en el lado derecho (aunque esta práctica tiende ya a dejarse). Es de un año para el progenitor y de un mes para los demás dolientes. El duelo se da a partir del funeral; supone abstinencia de beber vino, comer carne, placeres, negocios u otros.

El duelo tiene tres etapas. El Shivah, dura siete días y suele darse bajo forma de recogimiento: quedarse en casa; permanecer sentado; no se trabaja ni se tiene sexo; tampoco se bañan, no se afeitan y otros. Se reúnen amigos y se hace oraciones. El Shloshim es una siguiente etapa que dura 30 días; los dolientes siguen sin afeitarse, cortarse el pelo, escuchar música o asistir a bodas o fiestas. La tercera etapa comprende sólo a los hijos del difunto y dura un año; la fecha anual de la muerte suele ser conmemorada, encendiendo una vela y recitando el Kaddish.

Son interesantes las diversas similitudes que existen en la religión judía respecto a nuestro cristianismo, aunque lo termino encontrando sumamente rígido en una serie de procedimientos y ritos. Por ejemplo, la forma de hacer duelo posee algunos aspectos de vínculo como el acompañar a los dolientes, a través de familiares y amigos; hacer un período de duelo; recordar anualmente al difunto. Sin embargo, no nos generamos restricciones mayores ni nos planteamos cuestiones como el dejarse de cortar el pelo o la barba.

º Todo lo anterior tiende a ser asumido con mayor o menor fervor de acuerdo a cómo se sitúen las familias frente a las tradiciones ya que algunos sectores son más abiertos que otros o menos ortodoxos. De todos modos, los ritos y tradiciones tienen el poder de la identidad que acerca más a los judíos a Dios y a sus familias y amigos.

º Por último, no ha dejado de causarme un sentido de alegría el identificar lo importante que es para los judíos la familia y el deseo de festejo que marca la mayor parte de sus fiestas y ritos principales. De otro lado, también llamaba mi atención el rol que ha jugado la familia para proteger las tradiciones del largo ostracismo de la población judía. Un pueblo en el que no termino de entender su tendencia al encerramiento y la diferenciación. El no haber hallado puntos de encuentro y “retorno” con el cristianismo. Si Jesús no vino a crear una religión, ¿por qué se justificó la creación de una Iglesia diferenciada con el judaísmo? En fin, siento mucha riqueza en la aproximación que puede hacerse a otras religiones.

Guillermo Valera Moreno
5 noviembre 2009
Trabajado a partir de la lectura de Nicholas de Lange – El Judaísmo. “La familia” (pp.148-160)
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Religulous: críticas y críticas

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Ha continuación hacemos un comentario a la película Religulous, la misma que esta hecha más en versión documental y se produjo el año 2008.. Desde el nombre mismo de la película (Religulous) se aprecia que hay un intento de crítica a la religión de parte del director (Larry Charles), valiéndose de un conocido presentador y humorista internacional (Bill Maher), para realizar una serie de reportajes y entrevistas a iglesias del entorno cristiano, judío y musulmán.

A pesar de cierto tono irónico, no deja de haber razones para plantearse cuestionamientos e incoherencias que atraviesan las prácticas religiosas. Desde las más individuales que se reflejan en algunas personas, como aquella que aparece con un sentido religioso bastante infantil y mágico (la coincidencia del vaso que se llena con agua por la lluvia), pasando por los seguidores de cualquier charlatán (como aquél que se dice “sucesor” directo de Jesús) y no falta alguna gente que le cree con fidelidad ciega. También, dentro del cristianismo, especialmente evangélico norteamericano, están las apreciaciones religiosas que se ciñen al pie de la letra y tratan de convertir a la Biblia en un texto histórico tal cual esta escrita, cuestión que lleva a generar desencuentros muy vitales con la ciencia y, especialmente, conduce hacia visiones fundamentalistas.

De otro lado, siendo una película al estilo documental, se presentan algunos líderes religiosos haciendo un llamado a vivir en paz, cuando lo que muchas veces se promovería es la guerra, especialmente desde el Corán y la religión musulmana, pasando por el judaísmo y de lo cual no escapa el cristianismo. Parecería ser que, en nombre de Dios, hacemos la guerra: se promueve justificaciones de política exterior (aparece G. Busch diciéndolo); en parte, la violencia entre palestinos e israelitas; o las mismas acciones terroristas provenientes de algunos grupos musulmanes radicales que tienen un halo religioso justificatorio para sus promotores.

También está el tono autoritario de muchas religiones y su ánimo de imposición de dogmas diversos que tienen poco sentido, como la “virginidad” de María. Olvidando quizás cuestiones más fundamentales como la manera y el lugar desde donde se debiera predicar de manera más testimonial. En el caso de los católicos, también se pone en cuestión al Vaticano como sede central de la Iglesia. ¿Es propio estar en medio de grandes monumentos y riquezas, o se debiera compartir más directamente desde los sectores más pobres?

Todo lo anterior tiene sentido plantearlo a consideración crítica. Sin embargo, a los promotores del documental habría que decirles que las creencias religiosas y ritos de la gente merecen nuestro profundo respeto y no parece ser muy constructivo el convertirlos en objeto de simple burla. Pese a ello, nos dejan algunos desafíos sobre cómo abordamos los distintos sentidos religiosos presentes en los distintos pueblos del mundo, desde una opción de diálogo interreligioso y sentido plural. Cómo nos planteamos abordar la educación “religiosa” para los niños del mañana; cómo queremos que procesen éstos temas más allá de cuestiones de fe dogmática o del “carbonero” que puedan incorporar desde otros espacios. Cómo se trabaja todo ello desde los medios de comunicación social o desde ámbitos más circunscritos como la familia, sin pretender que haya una respuesta homogénea para todo.

Guillermo Valera M. Sigue leyendo

Defensa de la vida en todas sus etapas y para todos

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El tema de la defensa de la vida es un asunto que debiera convertirse en “no negociable” en prácticamente ningún caso, puesto que la vida humana debe estar por encima de toda otra cuestión. Tanto en el inicio de la vida que se establece en la unión del espermatozoide con el óvulo en el vientre materno (u otras formas que se empiezan a dar); siguiendo por la maternidad de los nueve meses promedio que supone el embarazo y el nacimiento; la niñez y todas las etapas de crecimiento y desarrollo que supone en una persona hacer todo un ciclo de vida hasta llegar a la vejez; la vejez misma en todas sus tonalidades, hasta llegar a la muerte que pueda corresponder.

Por principio, nadie que habite nuestro mundo debiera tener que morir por causas que no estén en manos de todos el controlar, regular, garantizar. Efectivamente, desde el primer momento en que un ser humano es engendrado. Es cierto que el valor de la vida humana se ha tendido normalmente a relativizar por distintos factores, muchas veces por cuestiones culturales, por ignorancia o el propio grado de conocimiento que se había alcanzado en su momento.

Bastaría señalar que en nuestra América, cuando fue visitada por los europeos de distinto origen, consideraban que aquel que no tuviera alma no debiera ser considerado persona; personajes como Bartolomé de las Casas abogaron por la población indígena local y lograron que entrara dentro de la categoría de personas. Aunque la población negra que se trajo del África no corrió la misma suerte y se le esclavizó y maltrató como si no fueran personas. Cuestiones culturales de entonces

Hoy en el mundo se muere de hambre mucha gente inocente y normalmente se ha tendido a justificar como “costo social” el que ello suceda, pese a que tenemos condiciones para que toda la población mundial pudiera satisfacer sus necesidades básicas de alimento y salud, además de acceder a una vivienda y educación digna. Pero la lógica del funcionamiento de la economía centrada en la riqueza de unos pocos y la distribución injusta de la riqueza existente no lo permite. Preferimos creer de que ello forma parte de una lógica natural que no se puede transgredir.

Si esas que son personas físicamente más visibles y que los medios de comunicación social nos la hacen ver en pantalla cotidianamente, no se toman muchas veces en cuenta, puede resultar para algunos sectores más difícil aceptar que seres humanos que recién inician su proceso en el útero de una madre, puede tener valor el ser consideradas como tales. Incluso no siempre, a lo largo de la historia, se tuvo claro cuándo podía determinarse que la unión sexual (y la de un espermatozoide con el óvulo respectivo) daba lugar y era considerable un ser humano; simplemente se daban las cosas y se afrontaban, con mayor o menor valor sobre esos indefensos que empezaban a crecer.

Sin embargo, cada vez se toma mayor conciencia del valor de la vida humana en todas sus etapas y va gestándose la necesidad de que las políticas públicas se ordenen alrededor de garantizar la misma en todos sus momentos y consecuencias. Una de ellas es en el tema de la concepción y los problemas sociales que puede plantearse tanto en situaciones que se pone en riesgo la vida de la madre, la malformación del futuro ser viviente, como la de situaciones traumáticas de violaciones o concepciones no deseadas.

Aunque no hay cálculos muy claros, se aproxima la existencia de más de 350 mil abortos al año en nuestro país, cuestión que es realmente indiciario de la ignorancia que reina en considerar que son vidas humanas las que se están eliminando. ¿Cómo se puede llegar a establecerse una mayor conciencia al respecto? ¿Cómo hacer para que el tema no se sitúe sólo ni principalmente en una suerte de conciencia de culpa moralista y se generen juicios de valor condenatorios a priori? ¿Cómo establecer un sentido de mayor compromiso sobre el problema y la búsqueda de soluciones que no se agotan en el corto o mediano plazo? Es compleja la situación pero tiene que vertebrarse de forma integral, respondiendo a las diversas situaciones que ella comprende y las distintas situaciones de vida en que ella se plantea.

Siendo un tema que levanta distintas sensibilidades, diera la impresión que sólo el término aborto causara una repulsión a muchos sectores y se tratara de absolutizar cualquier caso que del tema se tenga que discutir, pasando por alto sus distintas situaciones. A propósito del último debate público realizado sobre el tema, felizmente no se ha estado discutiendo en general si se está a favor o en contra del aborto. Puesto así en general, creo que nadie debiera pronunciarse a favor, salvo reducidos sectores que pueden confundir derechos propios con la trasgresión de los ajenos (y el valor que también tienen éstos, por más insignificante que sea el ser humano del cual tratemos).

Sin embargo, lo que se ha venido buscando regularizar como política pública son casos especiales, en los cuales sólo los temas de aborto quirúrgico y eugenésico debieran hoy por hoy ser contemplados y, con las mediaciones pertinentes, ser considerados. El problema es cómo somos también consecuentes como sociedad y Estado para crear condiciones de vida adecuados a todos los seres humanos que les corresponda venir al mundo, además de establecer las condiciones educativas y de salud que orienten la mejor forma de encaminar las relaciones sociales, afectivas y sexuales entre las personas de manera más adecuada y responsable.

Dicho lo anterior, no debemos perder de vista que no se resuelve de la noche a la mañana el número de abortos que se han venido dando cada año (y que segura y lamentablemente continuarán). Me pregunto, ¿es posible generar campañas que permitan tomar decisiones diferentes a las potenciales madres? Ojo que es un tema que atraviesa a todos los estratos sociales. ¿Es posible ampliar centros de atención a madres gestantes con dificultades reales para hacerse de una criatura y que puedan hacerse cargo de la misma si la madre no pudiera asumirlo?

Desde la Iglesia ¿es posible construir actitudes más integrales que permitan facilitar el uso de métodos anticonceptivos, ya que el propio uso del condón se suele poner en cuestión? ¿Qué la gente sintonice también fe y vida desde la propia dimensión sexual que le toca vivir como pareja y familia? ¿Cómo es posible ayudar de mejor manera a evitar concepciones indebidas? Creo que, más que juzgar y culpabilizar a las personas que pudieran haber caído en situaciones de aborto, se tendría que prevenir y orientar mejor para ayudar a que las condiciones de vida y educabilidad mejoren para todos con más urgencia.

Entre otras cosas, haciendo conscientes (y porque somos conscientes) de que Dios esta presente (y de manera gratuita) en todas las formas de vida en el mundo, pero de manera especial en cada persona humana. Y con ese mismo sentido de gratitud y entrega debemos aprender a vivir desde la situación concreta que nos ha tocado a cada uno, especialmente en solidaridad con el más desfavorecido y pobre. Que la defensa de la vida sea lo que ordene todo lo que pensamos y construimos en nuestro mundo para todos los seres humanos y en todas sus etapas de vida. Traducirlo en compromiso de todos los sectores sociales y en políticas públicas es parte de los desafíos.

Guillermo Valera M.
1 de noviembre 2009
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Aprender a ser plurales como Iglesia

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Es significativo identificar distintas experiencias válidas de vivencia comunitaria religiosa que nos permiten ver los distintos caminos que puede haber en la búsqueda de cultivar la fe, de vivir lo trascendente y de compartir relaciones humanas profundas. Con énfasis diversos, estableciendo pautas de aproximación que nos hacen ver de cualquier manera que la fe es una experiencia que necesitamos vivirla en forma compartida y vinculada con la realidad del “otro”.

A propósito del capítulo XVII (“Otros tipos de Pluralismo Católico”) del libro de Manuel Marzal “Tierra encantada. Tratado de antropología religiosa de América Latina”, se sitúa 4 experiencias de comunidad que han marcado nuestra plural iglesia de distintos modos: Comunidades Eclesiales de Base – CEB; carismáticos; católicos seculares; y los llamados “nuevos movimientos eclesiales”.

Todos ellos se identifican como nacidos alrededor de la experiencia honda que significó para nuestra Iglesia Vaticano II, donde una característica será la manera cómo destaca el nuevo papel de los laicos en la iglesia. En especial, las conferencias del CELAM que se dieron en Latinoamérica (Medellín y Puebla), pondrán atención a una pastoral más vinculada a los pobres; inspiran y alimentan experiencias de CEBs., ayudando a dar forma a una iglesia más “pueblo de Dios”; a ser mejor factor de esperanza y compromiso diverso; articulando mejor vida religiosa con lo social. Muchos desafíos se desprenderán de ese caminar como es la inculturación, el diálogo inter religioso, el ecumenismo y el pluralismo, el sentido de lo laical, el compromiso político, entre otros.

En los carismáticos es interesante la atención puesta al tiempo de Pentecostés y la renovación que ella nos trae como gracia que podemos descubrir de manera más ordinaria y cotidiana. El poder del Espíritu Santo para sanar y manifestar su poder a través de la oración.

Los católicos seculares tienen un tinte más intelectual y algunos lo miran como el “catolicismo del futuro”, considerando que el ser humano ha llegado a su fase de “autonomía adulta”, subrayando la importancia de la decisión personal, la fidelidad a sí mismo y la necesidad de una autonomía cada vez mayor. En algunos casos también significa la pérdida de fe en la institucionalidad eclesial.

La aparición de los nuevos movimientos eclesiales es un hecho complejo, con influencias más post modernas; buscan poner mayor énfasis a una experiencia religiosa más de carácter personal; se da como un fenómeno paralelo al de nuevas iglesias, sectas y grupos de reavivamiento espiritual. Se reconoce en el movimiento Neocatecumenal un esfuerzo importante de formación religiosa, con especial atención a la resurrección de Jesús.

De acuerdo a lo anterior, vemos que algunos caminos establecen sentidos de compromisos más activos y directos sobre los problemas urgentes sobre los que nos interpela la vida y otros pueden quedarse en construcciones más místicas. Sin embargo, no deja de ser significativo y clave que exista una pauta de oración y relación con Dios Padre que ayude a anidar una conciencia y vida de fe más amplia al propio individuo que hace la experiencia. Me refiero al valor que tiene la vivencia de la fe en comunidad. En ese sentido, rescato en general todas las formas de vivencia comunitaria que significan un sentido más rico de espiritualidad a una estrictamente “individual”.

De lo presentado, en particular, me identifico más de cerca con las experiencias de las Comunidades Eclesiales de Base – CEB, por lo que han significado históricamente en varios países, en particular el Brasil. Pero también porque sé muy de cerca la riqueza que ellas pueden encerrar cuando se logran articular y mantener una continuidad de formación, acompañamiento y celebración encarnada. Me refiero con ello a la experiencia que conocí de cerca en la red de catequistas del Vicariato de Jaén, en especial lo concerniente a la Provincia de San Ignacio donde trabajé 3 años hace un tiempo atrás (1982-85) y que continúa muy activa en la actualidad. Allí pude aprender a admirar cómo una red de catequistas rurales podía mantener viva una comunidad de fe más amplia en los diversos caseríos a donde los sacerdotes llegaban 1 ó 2 veces por año. Con los catequistas se organizaba a la comunidad y no sólo con fines religiosos sino cívicos, buscando atender temas locales de desarrollo y de atención a los que eran más necesitados entre todos.

De otro lado, no deja de ser interesante la existencia de otros grupos en cuanto a posibilidad de riqueza de diálogo y de pluralismo, lo cual debiera ayudarnos a enriquecer las diversas formas de ser iglesia y de cómo construir el reinado de Dios entre nosotros y para todos (¿No nos falta ser más ecuménicos en uestra propia Iglesia Católica?). Lamentablemente las cosas no suelen procesarse de esta forma. Todo ello pueden ser tomados como desafíos interesantes para las Comunidades de Vida Cristiana – CVX y para la Mesa de Movimientos Laicales.

Guillermo Valera Moreno
24 de octubre de 2009 Sigue leyendo

Aprender

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Hablar menos y decir más
Darme mayor tiempo para
escuchar

Discutir menos
saber dar más la razón
al otro
y escuchar mejor
sus razones

Siempre hay algo importante
en el otro
que tengo que saber descubrir
y de quien tengo
también que aprender

Hablar menos
puede ser de sabios
si no nos anteponemos

Descubriendo al otro
y la realidad más amplia
tal cual es
… y amamos con pasión

Concentrarnos en el amar
es difícil
es equilibrio de voluntad y gracia
es aprender
a dejarse guiar
y aprender a guiar

guillermo valera, 30 setiembre 09 Sigue leyendo

Tolerancia y caminos religiosos distintos

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A propósito de la lectura sobre “Diversidad religiosa y complejidad socio-política. Un estudio introductorio al campo religioso en el Perú actual” de Fernando Armas, se constata que el carácter monoreligioso que se tuvo en el país se ha quebrado, a pesar que el catolicismo sigue siendo mayoritario (88% en 1993 y 81% en 2007). El agnosticismo y ateísmo son leves (2%); los no católicos más bien habrían tendido a crecer de manera significativa, alcanzando en 1993 hasta un 10% (13% de evangélicos el 2007).

Es significativo que mientras más de 4/5 partes de la población se declara católica, sólo haya un reducido 5% de practicantes activos (al menos en Lima Metropolitana, para 1993), cuestión que pone en cuestión de qué hablamos cuando nos referimos a pertenencia a una religión o a qué vivencias podemos referirnos con religiosidad, casi equivalente a costumbre asumidas por tradición más que por convicción madura y que suponga un sentido de integración de la vida toda. No es raro por qué uno de los dramas de nuestro tiempo sea el divorcio entre fe y vida.

De cómo se llegó a éste escenario será la inquietud que el artículo de Armas busca responder, haciendo un breve recorrido histórico de nuestro país (siglo XX). El autor lo centra en 3 etapas, señalando que se inicia un punto de quiebre desde 1915 debido a que en ese año se logra una modificación de la Constitución de 1860 abriéndose el Estado a reconocer una mayor tolerancia religiosa y empezando a salirse de un Estado estrictamente confesional.

º 1915 a 1940: Se modifican algunas leyes (código penal de 1924, divorcio y matrimonio en 1930, imprenta en 1939) y se va situando un carácter más plural al Estado (1933), aunque no variará la forma regalista de relación (defensa de las regalías del Estado en las relaciones con la Iglesia). Empiezan a asentarse las iglesias evangélicas; abren colegios propios. Pero se mantiene la enseñanza del curso de religión católica y limites al ejercicio público de otras religiones. Sin embargo, el sentido plural es limitado y se dan variados signos de intolerancia y violencia.

º 1940 a 1980: Crece la organización evangélica (Conep) y se dan cambios en la enseñanza religiosa que no duran mucho; en 1945 se vuelve sobre la prohibición del ejercicio público de los cultos no católicos. No obstante, sigue la expansión de éstos. En la década de los ’60, en el plano político se logra concordar el libre ejercicio de los cultos religiosos. Influencia de Vaticano II, nuevos rostros religiosos y procesos de “peruanización” de varias iglesias evangélicas.

º 1980 a 2000: años marcados por la violencia política; presencia (o persecución) de distintas iglesias. Los no católicos se expanden un poco más aunque no se generan nuevos grupos. Crece una presencia pública mayor de estos grupos, caso de Israelitas y Evangélicos en 1990. En 1993 se cristaliza mejor la libertad religiosa.

Se trata de una aproximación interesante que pone de relieve los procesos sociales y políticos que estuvieron a la base de la expansión de movimientos de iglesias distintas a la católica. Los esfuerzos diversos que costaron el abrirse paso en medio de una idiosincrasia “católica”, muchas veces intolerante. Otras aproximaciones tendrán que llamar la atención sobre las experiencias de religiosidad popular que no se abordan, en especial las vinculadas con las culturas quechuas, aymaras, awajum, shipiba, etc.

De otro lado, cuando se señala de los vínculos de la religión a los procesos políticos no aparece lo relativo a la masonería, la cual se dice que estuvo muy ligada a varios dirigentes del Apra en los años 30 y 40, y su influjo en la política peruana. Así mismo, no deja de planteársenos preguntas como ¿qué discriminación podríamos hacer de las diversas religiones que existen hoy en el país? ¿Todas son realmente válidas o cuáles pueden merecer realmente nuestra atención y cómo manejarse con los otros casos (las llamadas sectas, como “Pare de sufrir”)?

A lo largo del siglo XX, se reconoce y se recoge que las relaciones Estado – Iglesia Católica pasan de un esquema tradicional a otro moderadamente liberal, donde los diversos signos de intolerancia se recogen ya como aislados; paulatinamente se va llegando a un sentido de libertad religiosa. Se reconoce que existe una limitada conciencia ciudadana y poca formación en ésta materia. Los debates políticos también han sido limitados, sin llegar a consensos sobre un estado laico, con igualdad de derechos y donde se de cabida a todos. Parte de ello tiene que ver con el acuerdo firmado por el Estado Peruano y el Vaticano en 1980, el cual otorga ciertas prerrogativas a la Iglesia Católica.

Esto último es un tema gravitante porque genera a la base una diferenciación de trato con las demás iglesias; tanto para temas de culto como en cuestiones que implican beneficios económicos (ingresos, exoneraciones tributarias, etc.), así como en otros aspectos (ingreso a cárceles u hospitales). Sobre ello pensamos que las cosas debieran de sincerarse para todos y eliminar todo tipo de diferencia innecesaria y postura privilegiada frente al Estado y la sociedad.

Lo anterior no significa negar o dejar de reconocer el papel jugado el catolicismo en la historia de nuestra América. Corresponde darle un justo lugar y permitirle que pueda jugar (y seguir haciéndolo) un rol de conciencia crítica y moral en la sociedad desde la solidaridad con los más débiles y necesitados. Cabe preguntarse sobre ¿cuál es el espejo ético en el cual debiéramos reflejarnos todos para establecer una condición de igualdad y mutua colaboración interreligiosa e intercultural?

Guillermo Valera Moreno
27 de septiembre de 2009
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Volviendo a estudiar Vaticano II

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La Mesa de Movimientos y Comunidades Laicales y la actualidad e importancia del Concilio Vaticano II

El sábado 19 de septiembre (2009) nos reunimos en Conversatorio los integrantes de la Mesa de Movimientos Laicales, destinado a iniciar una reflexión sobre la “Actualidad e importancia del Concilio Vaticano II”. Se podría pensar que ya pasaron muchos años y perdieron actualidad los documentos del mencionado Concilio, sin embargo, constatamos lo importante de su vigencia para nuestra Iglesia de hoy, así como en lo que nos inspira sobre el momento que vivimos y la Iglesia que aspiramos a construir.

Con la orientación acertada del P. Andrés Gallegos, asesor del MPC (Movimiento de Profesionales Cristianos), abordamos de manera especial lo referente a la Constitución Pastoral Gaudium et Spes, “Sobre la Iglesia en el mundo actual”. Un recorrido por sus aspectos más saltantes nos dio una mirada sobre lo vivido en las más de cuatro décadas en que éste documento fue confeccionado y cómo, entre otras cosas, influyó para que en América Latina se gestara diversos esfuerzos de adecuación propia a nuestras realidades en lo que fueron los CELAM de Medellín (1968), Puebla (1979), Santo Domingo (1992) y Aparecida (2007).

De manera libre, a continuación recojo algunas cuestiones que me parecieron claves:
•º Aprender a leer los signos de los tiempos vinculado a la realidad y necesidades de los más excluidos, lo cual se tradujo en llamar la atención por una “opción preferencial por los pobres”, como sentido evangélico elemental y no sólo ideológico.
•º Ubicación de nuestra misión en el mundo, como seguimiento de Cristo y búsqueda de humanización de todas las relaciones en la vida que nos ha tocado seguir, donde nada de lo humano nos puede ser ajeno.
•º El sentido de servicio que marca nuestro quehacer como Iglesia, como pueblo de Dios, donde lo principal no son las autoridades que la dirigen sino el dar testimonio del amor de Dios desde donde corresponda.

Dichos puntos, los podríamos también considerar a la luz de lo que nos corresponde pensar y ayudar a ubicar como respuestas al cambio de época que nos ha tocado vivir en el mundo de hoy. Siendo conscientes de que no podemos tampoco afrontar los nuevos problemas que nos toca vivir con las mismas respuestas de ayer.

De otro lado, se puede resaltar:
•º El llamado que se nos hace a los laicos a ser competentes en todo lo que tenemos entre manos y como responsabilidad, cooperando en los esfuerzos de otros para los propósitos de una vida justa. A ser proactivos en iniciativas diversas; testigos de Cristo; y formarnos adecuadamente para responder a los retos y desafíos como miembros de la Iglesia y como ciudadanos de nuestro país.

•º Ser constructores de la paz, sobre la base de afirmar la justicia a todo nivel, más aún en nuestro caso que hemos vivido la experiencia de una “guerra interna”, parte de lo cual se recogió en los testimonios de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR). Como camino de dignificación, señal de fraternidad, diálogo sincero y unión en la Iglesia también institucional.

Más allá de la existencia de corrientes diversas de trabajo al interior de nuestra Iglesia, identificamos como significativa la fidelidad al mensaje de Cristo y su seguimiento, cuestión que debiera ser la referencia mayor para establecer la mayor o menor riqueza con la que vamos avanzando en cada campo.

Hacia delante será importante establecer una agenda de temas que podamos ir profundizando, parte de lo cual podremos reconocerlo a partir de lo que se ha iniciado como trabajo. Cada movimiento y comunidad tiene la responsabilidad de dinamizar su estudio en su propio ámbito y será importante el pensar en diversos espacios de formación desde los cuales continuemos con ésta labor.

Guillermo Valera Moreno – CVX
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Aproximaciones al Budismo

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º Es muy interesante conocer más de cerca otras religiones tan distintas a las prácticas a las que uno ha estado “acostumbrado” con el cristianismo, ya que nos ayudan ha abrir los horizontes que podíamos tener sobre lo que consideramos religión y nuestras propias “verdades”. Cómo se puede llegar a propósitos de “elevación” espiritual por tan diversos caminos, incluso sin necesidad de recurrir a una “imagen” de Dios propiamente dicha. En éste caso simbolizada en ese estado denominado el nirvana.

º En su tiempo (25 siglos atrás), Buda no buscó dejar una doctrina acabada de su pensamiento; la tradición oral y la redacción posterior del canon dejarían puntos sin resolver que han dado lugar a diversas sectas. Sin embargo, la comunidad búdica (sangha) organizó desde un inicio una serie de reglas monásticas (vinaya) que han sido útiles para conservar su unidad, especialmente para quienes se hacían monjes. En los comienzos, los laicos que aceptaban su doctrina, les tocaba hacer méritos (por su fe y por su generosidad con los monjes) para asegurar su “existencia ultraterrena” y una mejor “reencarnación”; esto último, después ha caracterizado al budismo popular.

º La existencia del mundo no se considera creación de un ser superior o ultraterreno (bueno o malo), sino que “existe continuamente”; o sea, es creado por las acciones buenas o malas de las personas. Rechaza todo tipo de especulaciones filosóficas y teóricas del Samkhya y del Yoga, aunque desarrollará los análisis que hacen los maestros de los primeros y las técnicas contemplativas de los segundos. Pero no da respuesta a la finitud o eternidad del universo o la existencia del tathagata después de la muerte.

º Como forma de precisión de la visión de Buda se relata la “historia del hombre herido por la flecha envenenada”, donde éste no quiere que le retiren la misma hasta no saber por quién fue herido, de dónde provenía, sus características; ocurre que muere sin resolver esas inquietudes, como le ocurre a “quien se niega a seguir el camino de la santidad hasta resolver tal o cual problema filosófico”. Buda nos dice que esas cosas no son útiles ya que no nos ayudan a seguir una vida santa y espiritual, a desprenderse del mundo, o a interrumpir el deseo o a darnos tranquilidad y penetración profunda que nos puedan iluminar y acercarnos al nirvana.

º Para Buda lo importante son las “cuatro Nobles Verdades”. Ellas se refieren a:

(1) El dolor (dukkha): todo es dolor (el nacimiento, la decadencia, la muerte, estar separado de lo que se ama, etc.). Abarca diversas formas de felicidad y algunos estados espirituales.
(2) El deseo como origen del dolor: es el deseo, el apetito o la “sed” (tanha) lo que determina las reencarnaciones; son los goces de los placeres, el perpetuarse o el extinguirse.
(3) La liberación del dolor consiste en la extinción de los apetitos, lo cual equivale al nirvana.
(4) Conduce a la cesación del dolor. Para ello, lo importante es definir la enfermedad en uno; descubrir la causa; decidir la supresión de ésta; y, presentar los medios que hagan posible que desaparezca.

Se trata de medios para sanar “el mal de la existencia”; el método se conoce como el “camino intermedio”, el cual trata de evitar la búsqueda de la felicidad a través del placer de los sentidos o la beatitud mediante excesos ascéticos. Este consistirá en el “camino de ocho miembros”, centrado en tener una correcta o justa: visión u opinión; pensamiento; palabra; actividad; medios de vida; esfuerzo; atención; y, concentración. Estas reglas se van a explicar con diverso énfasis según el público al cual se dirija.

º No deja de sorprender cómo la reflexión sobre el dolor puede conducir a tanta profundidad de propósitos y crecimiento espiritual. No se trata de un sentido “dolorista” de la vida; mas bien, es una forma de entender que éste nos puede hacer conscientes de las realidades más profundas a las cuales se confronta todo ser humano (incluida la muerte) y que debe de sernos útil para encaminar una búsqueda de sentido profundo y no superficial del para qué de nuestra vida. Esa parábola del hombre herido con una flecha envenenada es muy sugerente, aunque me deja otras preguntas planteadas, como es lo relativo a la solidaridad o la conmiseración por el débil ¿cómo es posible de asumirse? Todo se mueve excesivamente en un plano del individuo, pese a que el budismo da más cabida a una serie de prácticas religiosas más comunitarias.

º Volvamos a las nobles verdades. Meditando sobre las dos primeras, se nos enseña que se puede descubrir la caducidad de las cosas, su insustancialidad y la del propio ser. Establece que el universo y todo cuanto existe puede ser ubicado en 5 categorías (“conjuntos” o “agregados” = skandha): las apariencias (cosas materiales, los órganos de los sentidos y sus objetos); las sensaciones (provocados por los órganos de los sentidos); las percepciones (fenómenos del conocimiento); las construcciones psíquicas (samskhara); los pensamientos (vijñana, producidos por el espíritu). El nirvana está más allá de todo esto.

No concuerda con el principio del atman (alma) o el purusha. En realidad negará el “yo” en cuanto egoísmo que se debe destruir y liberarse para alcanzar el nirvana.

º Sobre las otras dos nobles verdades se dirá que “han de meditarse juntas”; el término del dolor se puede obtener apagando la “sed”, de no apegarse a ella. Para ello hay que seguir el camino del “Sendero Octuple”. Se tiene el convencimiento de que el nirvana existe, para lo cual hay que recurrir a técnicas especiales de concentración y meditación. Se le define como lo inefable, beatitud, alcanzar la “inmortalidad”. La alcanzan los arhats (santos liberados), los que siguen el método.

La tradición budista se clasificará en tres categorías: las meditaciones, los corregimientos y las concentraciones. Con las meditaciones uno se deshace del deseo y logra serenidad; se hace indiferente y se llega a renunciar a la alegría lo mismo que al dolor. Con los recogimientos se logra la purificación del pensamiento. Las concentraciones corresponden a ejercicios de yoga, de entrenamiento psico-mental.

º Solo la práctica de dichos saberes y técnicas, con la guía de un maestro, hace posible entenderlos. Están guiados por la sabiduría (prajna); al hacerse inteligibles transmutan la conciencia normal; el progreso conduce a confirmar evidencia de un “absoluto”, de algo “no construido”. En esa lógica se ubica la aportación más significativa de Buda: un método de meditación que integra prácticas ascéticas y técnicas yóguicas en procesos de conocimiento profundo.

º Por último, se nos habla del nirvana como la “extinción de una llama”, en tanto regresión a un estado “virtual”. Penetrar en él significa dejar de existir; se cambia el “modo de ser en el mundo”. Es existir en un modo de ser, en lo incondicionado que “no cabe ni imaginar”. Ello conduce a un plano de lo paradójico, donde el ser coincide con el no ser; el yo existe y a la vez no existe; la liberación supone a la vez extinción y tiempo de beatitud. Se llega a “la aniquilación de todo mundo condicionado”. Habiendo hecho todo ese recorrido, Buda si sitúa en una actitud de profunda humildad al afirmar que lo suyo no es una doctrina “original” y que se limita a continuar lo que otros ya han establecido y encaminado.

º En el recorrido hecho, en ningún momento vemos denominar el “pecado” como preocupación de la vida espiritual de los budistas. Están situados en la lógica de desprenderse de los apegos, apetitos, “sed” de lo que puede atarlos en la vida “terrenal” del mundo. Pero no con un sentido moralista, sino de superación hacia la perfección de la persona. Pero no para quedarse en la persona (el “yo”) sino para negar su propio yo y poder así transitar hacia el nirvana, estado más elevado que, por atrevimiento, podríamos asemejar a nuestro “cielo” cristiano, aunque éste para el cristianismo no sea un “lugar” o “espacio” sino otra forma de denominar a “Dios”.

º Una última cosa. Estas aproximaciones me han hecho sentir una cercanía a la espiritualidad ignaciana, particularmente en las 3 y 4 nobles verdades. Cuando se habla del “método” de Buda, me hacía un recuerdo muy cercano al “método” ignaciano de los “Ejercicios Espirituales” con los cuales se sigue un proceso de meditación profunda que pasa por ese sentirse indiferente para aproximarse a la “voluntad de Dios” (con exageración podríamos decir el nirvana). No quiero extrapolar, pero en varios aspectos no podía dejar de sentir una serie de parentescos que me han hecho valorar éstas distintas aproximaciones al misterio del ser humano y de lo que experimentamos como presencia divina, de Dios.

Guillermo Valera Moreno
17 septiembre 2009

Basado en el libro de Eliade Mircea – Historia de las creencias y las ideas religiosas. Capítulo “El mensaje del Buda: del terror del eterno retorno a la bienaventuranza de lo inefable”.
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