Archivo por meses: abril 2010

Saber abajarse y dejarse iluminar

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La preocupación sobre cómo abordar la relación entre religión, cultura y política, es un tema que se aborda por Fortunato Mallimaci, en “Excepcionalidad y secularizaciones múltiples: hacia otro análisis entre religión y política ”donde se menciona que algunos conceptos tradicionales ya no dan cuenta de la problemática que vivimos, especialmente cuando se hace uso de términos como secularización o excepcionalidad de cómo se menifiesta lo religioso en algunas sociedades.

Sobre la excepcionalidad se ve el caso europeo (toma de distancia de la población sobre lo institucional y simbólico de las Iglesias), Estados Unidos (alta sociabilidad y participación religiosa de la población), América Latina (quiebre del monopolio católico e irrupción de un evangelismo pentecostal) y Argentina (sesgo que se dio desde los años 30 del siglo XX: “Catolizar era nacionalizar, argentinizar”).

Sobre secularización se establece una pregunta clave: ¿desapareció alguna vez lo religioso como para hablar de un retorno de éste? De hecho, la pérdida de influencia de las entidades religiosas no tiene por qué significar la desaparición de lo religioso, aunque éstas toman cauces más heterogéneos y plurales; marquen una disminución en las prácticas cultuales; o se opte por “creer sin pertenecer”.

Se recurre al análisis de otros actores presentes en los procesos de secularización (Estado, sociedad política, etc.) en tanto transferencia y legitimidades mutuas que se les traslada. Otro aspecto se sitúa en los procesos de racionalización y la idea que ésta eliminaría las creencias religiosas, cuestión que no ocurió así y nos exige miradas más amplias (salir del eurocentrismo, del cristianocentrismo y del pensamiento único). Diotallevi sugiere darle mayor atención al rol jugado por los Estados nacionales; se revisa el estudio de Marc De Launay para el concepto de secularización (vínculo con el derecho canónico; vínculo al Estado moderno y su continuidad y realización por otros medios; vínculo a la desmagización del mundo; vínculo con la idea de progreso; vínculo a lo moderno en cuanto independencia y transferencia de lo trascendente a lo profano).

Se concluye que debemos aceptar que hay modernidades y secularizaciones múltiples; comprender la globalidad sin desligitimar las diferencias, acudiendo al diálogo y la aceptación de la diversidad como cuestión clave.

Al respecto, me parece pertinente el tema conceptual sobre el que se hace incapié puesto que en la sociedad cambiante que vivimos y por el tema que se aborda (lo religioso) resulta un tema de mucha complejidad si se quiere hacer generalizaciones. Más aún cuando las excepciones ya no confirman la regla (como se suele decir) sino que empiezan o pasan a ser la regla misma por lo asiduo como se presentan los casos. De mi parte creo que estamos ante una problemática que transvesaliza las sociedades y los problemas vitales a las personas, en tanto tiene que ver con cuestiones neurálgicas a su “estar en la vida”, su “sentido de vida”, los horizontes con los que desea construirse y tantos aspectos más.

Pienso que si la secularización marca procesos de autonomía de la sociedad, la cultura y la política respecto a la religión y la larga data de una visión de la vida sacralizada y manera de ver las cosas, como se vivieron antes de la modernidad en el mundo, no quiere decir que ello tuviera que vivirse de manera homogénea y bajo un patrón similar en todas las esferas y latitudes o a un mismo tiempo. Creo que esta cuestión que ahora es de mayor sentido común, antes fue motivo de mucha controversia y no se ha superado totalmente. Lo cual hace converger a Mallimaci en el propósito de asumir un pluralismo y diálogo fundamental para un mejor entendimiento, tanto académico como social y político.

Sin embargo, la cuestión que me pregunto es si ahora lo relevante pasa por interrogarse sobre lo religioso o la vigencia de ello o, más bien, debiéramos preguntarnos por nuestra capacidad de convivencia y responsabilidad por el mundo (un mundo viable para todos), nuestra capacidad por valorar lo humano por enciama de las religiones y de Dios mismo (si este resulta que va contra nuestra propia especie). Suena un poco fuerte pero creo que es hora de dejar de lado a Dios como pretexto de división y separación, de hegemonismos vanos y simulaciones de poder. Nos interesa a aprender a “vivir sin Dios” en tanto imágenes que nos han sacado de un propósito de crecimiento y realización cabal para todas las personas. Debemos confirmar la muerte de Dios en tanto “todopoderoso”, “ojo avisor de nuestros pecados”, “relojero”, “tapahuecos” y tantas más que podríamos identificar como fuera del compromiso con los hombres y su realización plena.

Lo religioso en sentido grande tiene que mostrarse como capaz de “subordinarse” (“abajarse” diría Santa Teresita del Niño Jesús) al valor universal de la vida bajo responsabilidad de las personas, con capacidad de sentirse menos iluminadora de lo que hay que ser o hacer y dejarse más iluminar ella misma por la experiencia de las personas, la vida y del mundo. No hay persona que pueda erigirse en la voz oficial de Dios (ni siquiera el Papa para la Iglesia Católica), porque todos tenemos esa gracia concedida (cada uno somos templo y mediación de Dios); nadie puede erigirse siquiera en el intérprete oficial de los signos de los tiempos, porque nos hemos equivocado demasiadas veces como para dejarlo en manos “tradicionales”. Tenemos que ir a otras formas de relacionarnos y de experiencias de la “voluntad del Padre”, empezando por llamarlo más Padre (Abba) antes que “Señor” o “Dios” (en sentido normalmente vertical y alienante).

Guillermo Valera Moreno Sigue leyendo

La crisis de la religión

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Es un tema recurrente hablar de la crisis de lo religioso en los tiempos actuales y muchos autores (J.M. Castillo, J. Pagola) lo mencionan como una cuestión significativa para dar lugar a una serie de reflexiones. Parto de algo que Pagola menciona en un texto (“La alternativa de Jesús”) y que me llamó mucho la atención: hoy las religiones, las ideologías, las filosofías, las políticas, etc., experimentan una situación de crisis; sin embargo, “la figura de Jesús no esta en crisis”. Me dejó pensando, uniéndolo a otro hecho que no se bien cómo se llegó a ello pero marcó nuestra historia universal, y es que la persona de Jesús, en medio de muchos otros personajes y hechos históricos, fue capaz de significar tan universalmente que dividió la historia en un antes y un después, para “tirios y troyanos”, indistintamente.

Algo debe decirnos de manera tan universal y completa la figura y persona de Jesús que, sin mantenerse al margen de nuestra historia (más bien, muy involucrado), es capaz de trascender desde la sencillez de los humildes en la vida de las personas. Sólo ello podría servirnos para interesarnos por quién fue realmente (el misterio de la encarnación de Dios mismo, del Padre) y dónde puso el peso de su presencia entre nosotros (cómo vivía, con quién comía, cómo se hacía prójimo de las personas, de qué se trataba el amor que nos reveló de du Padre, entre otros aspectos), para poder recoger su enorme implicancia en el mundo globalizado que vivimos y lo que puede significar también la manera de vivir lo religioso, la religión y el sentido de trascendencia como parte de nuestro sentido de vida personal, comunitario y más ampliamente.

Cómo es que después de un racionalismo tan campeante durante el siglo XIX y XX, donde lo “religioso” intentó ponerse a un lado o se creyó que se había concretado (al menos, hasta la década de los 60s del siglo pasado), la cosa se redescubriera con otras aristas. Algo debió impactar en todo ésto las dos grandes guerras mundiales para intentar ir más allá de expresiones existencialistas e intentar buscar respuestas involucrando mejor la dimensión subjetiva y lo afectivo emocional. El asunto es que el “dios ha muerto” de muchos filósofos como Nietzche o del sentido común de muchas personas declaradas “ateas”, resultaba resucitado o puesto en cuestión en distintas dimensiones, con variadas y nuevas connotaciones a la etapa anterior.

Es evidente que la propia Iglesia Católica intentó ponerse a tono ya con los tiempos, por lo que se llevó a cabo la realización del Concilio Vaticano II y se avanzó de manera interesante; llegaron expresiones más radicales como las llamadas “teologías de la liberación”, especialmente en América Latina y propósitos de interculturalidad y diálogos interreligiosos pero que chocaron con intereses capitalistas cada vez mejor globalizados y ocultos en los grandes organismos multilatelares (como el FMI, Banco Mundial, BID, OCDE, etc.), lo cual ha hecho la tarea más compleja y lenta.

Lo cierto y real es que, cual ave fenix, cual apertura de mil flores en cada lugar del planeta, cual variedad informe de expresiones, lo religioso no sólo rebrotó sino que se generó la sospecha de si alguna vez la religión había muerto realmente o si lo que se negó como experiencia de muchos fue más bien una serie de imágenes de Dios, concatenadas a lógicas e imágenes autoritarias, castigadoras, todopoderosas. Muy funcionales a determinado tipo de construcción religiosa apegada a diversas formas de poder y autoritarismo también político. De hecho, entró realmente en crisis lo religioso; incluso, buscó renovarse de distintas maneras, pero también podríamos decir que sin un éxito muy claro.

Porque uno se pregunta, por ejemplo, ¿son sólo los ritos sacramentales o las formas como éstos se llevan a efecto lo que está en juego, en su mejor asunción por las personas, o el que se llegue mejor a ellos doctrinariamente? O más bien esta en juego la manera de vivir, de relacionarnos y de hallar comunión en la presencia de un Dios vivo y cercano para todos. Como señala Castillo (en “Símbolos de la Libertad”), para el caso de los Sacramentos, hay cosas más de fondo en juego que una renovación de la práctica religiosa de los mismos o de una mayor formación teológica de los fieles cristianos. Se trata de cómo nos situamos en la vida, aprendemos a sanar al otro, a expulsar demonios y a compartir la mesa con pecadores (sin discriminar en nada al otro). ¿Cómo lo traducimos en nuestro camino de vida?

Guillermo Valera Sigue leyendo

Las búsquedas de Marjane

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Viendo la película “Persépolis” uno descubre nuevamente cómo el comic puede ser empleado con tanta creatividad divertida sin perder el sentido pedagógico e informativo. La historio de una niña (Marjane Satrapi), en un medio como el de Irán fundamentalista, aunque arropada de una familia de corte más bien “occidental”.

Hay distintos puntos que me llamaron la atención: cómo la educación puede influir tanto en un sentido o en otro para la formación de los niños, pero qué importantes son también la fuerza de las ideas y la fe que hace crecer conciencias, pasiones y sueños, tan realizables como intereses en juego y relaciones de poder se encuentran en el camino. Otra cuestión es la que nos habla del desarraigo, el cual se puede vivir con tanta facilidad en nuestro mundo globalizado de hoy (incluso sin necesidad de salir del país que sea); vivirlo tanto dentro como fuera de la propia patria o lugar de origen; donde los desencuentros pueden conducir a profundas depresiones más allá de la fuerza del carácter o personalidad que se pueda tener; el medio puede ser más fuerte o la capacidad de encontrar los caminos adecuados para encaminarse adecuadamente. Es curioso que el Aeropuerto (los aeropuertos de toda ciudad) terminan siendo lugar de encuentro, decisiones e ignorancia (idiomas o costumbres que no se entienden, no se comparten o se tratan con desdén).

La búsqueda del sentido de la vida, como ocurre con Marjane, puede llevar por aristas tan diversas y hacer pisar las miserias más cabales o fuera de nuestros cabales, que nos obligan (voluntaria u obligadamente) a echar la mirada hacia atrás y hacernos ver, como aquella escena de la parábola del “hijo pródigo”, que tenemos un aposento en el cual reclinar la cabeza y sentir la acogida del Padre-Madre-Abuela, que es la familia de Marjane en éste caso. Se aprende que la búsqueda de la libertad no es simple, ¿el precio de la identidad es adecuado? ¿de qué manera? No deja de ser importante la idea de abrirse a horizontes nuevos y abiertos, lo cual siempre será una posibilidad de crecimiento si no se “muere en el intento”.

Pero no se trata de ser más dramáticos que la propia realidad que ya hace bastante dramátifca la vida. Se trata de cómo saber construirse, saber ser y hacer lo que le corresponde a cada uno, siendo profundamente honesto y fiel con lo que cada uno siente como llamado y afirmando las propias raíces, abiertas siempre a enrriquecerse con tanto por aprender. Y se necesita coraje, entereza e inteligencia para saber ser pertinente y efectivo. Me refiero, a todo lo que significa la diversidad cultural en el mundo actual y la capacidad de convivencia que necesitamos posibilitarnos para todos.

Guillermo Valera Moreno
14 de abril 2010

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Cultivar lo humano

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Pecado es un término
devaluado
demasiado vinculado a lo religioso
sirve para generar juicios inmediatos
moralistamente formal
aunque es tan presente y actual

Sufrimiento, desamor, soledad…
egoísmo, miedo, crueldad…
todo lo que nos distancia
del sentido humano de la vida
de la historia de humanidad del mundo
del buen uso de la creación recibida

Pero no es un asunto normativo
una distinción entre buenos y malos
¿somos gente con sentido razonable de su vida?
¿alguien quien se ha quedado rezagado de ella?

Se trata de cultivar lo humano
como sentido poderoso
de nuestra existencia
¿cómo aprendemos a cultivar
la importancia del otro
la aceptación de todos?
¿cómo aprendemos a
“pasar haciendo el bien”?
¿cómo traducimos un sentido de servicio
a todo lo que hacemos?

En todo ello
expresando lo que somos
Seres libres con capacidad de optar
por lo justo
Seres dialogantes con capacidad de
establecer acuerdos
Luchadores con capacidad
de convivir en la diversidad.

Guillermo Valera Moreno
30 de marzo 2010
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Amar: confiar y sonreír

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Gracias Padre por confiar en la humanidad
por confiar en mí
en cada uno
Por rebelarnos tu presencia cercana
en tu hijo Jesús
y su madre María
recordándonos que somos
a tu imagen y semejanza
cada ser humano
a tu imagen y semejanza

Eres el todopoderoso
y te haces uno más
te afectas ante el dolor
capaz de alegrarte y olvidar
al recuperar una de tus ovejas
perdidas
sin importar lo anterior
así se malentienda o genere
envidias
eres bondadoso

¿Eres el que todo lo ve
y lo controla?
Pues nos hiciste libres
un ser humano que resume
la perfección de tu naturaleza
hecha para hacerla crecer
y cultivarla en nuestras manos

Gracias por sonreírme
todo el tiempo
casi me siento un niño
cuando trato de imitarte
¿Será por eso que la alegría
nos acerca a ti?
Nos hace ser más comunión

Esa sonrisa y tu mirada
a veces me confundieron
porque siendo adulto
no es fácil
hacerlo
con la misma inocencia
de la inexperiencia
sonreír como un niño
y gozarlo plenamente

Pero vamos cultivándolo
en esa relación de gratuidad
en la alegría que nos producen
los pajarillos
el petirrojo ¡Qué hermosura!
así como tanta gente que comparte
una sonrisa
sin tener que pagar
nada
felizmente nadie cobra por
una sonrisa
salvo los payasos de circo y similares
o contadores de chistes profesionales
a veces muy tristes en su vida privada

Gracias Padre por confiar y sonreírnos
habernos hecho libres para crecer
hacer crecer
nuestro entorno y nosotros mismos
para dar tributo a la gratuidad
de tu experiencia
hacia nosotros

Parece que todo eso es amar.

Guillermo V. / 28 mar. 10 Sigue leyendo