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Algunos desafíos a tomar en cuenta

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Tuvimos el curso de la Mesa de Movimientos Laicales en torno al ser humano y sus desafíos actuales. Fue profunda la reflexión a la que se nos invitó y diversos aspectos en los que se llamó la atención. Queremos darnos el tiempo para ello y recoger o enfatizar algunos puntos que nos pueden ser sugerentes y de importancia, si de retos o desafíos hablamos.

º Toda persona tiene el gran desafío de “hacerse a sí mismo”. Puede ser algo sabido o quizás no nos hemos detenido a pensar mucho en algo así. Pues somos la única especie capaza de hacerse a sí misma, de continuar desarrollándose, porque somos seres que nacemos a la vida de modo inconcluso e inacabado. Y cada uno tiene esa tarea con su vida, la cual pasa por descubrirse a sí misma y su propia vocación, buscando los medios más adecuados para encaminarse y realizarse. Es tarea de uno, es tarea de todos solidariamente, es posibilidad que sólo la logramos con el concurso de quienes me rodean, con quienes interactúo.

º Siguiente cuestión: ser personas libres. Construir nuestra capacidad de decidir, de optar, de tomar el camino que crea más conveniente, respetando simultáneamente las opciones y caminos de los demás. ¿Lo hacemos posible? O tenemos simplemente “miedo a la libertad”. Partimos de lo que somos y parte nuestra son nuestros sueños, ideales, aspiraciones, deseos, utopías, futuro… Necesitamos de ellos para vivir y realizarnos, darnos un derrotero. Ojo con los falsos realismos; estamos llamados a ser más, con humildad, pero a crecer.

º Como seres humanos que nos reconocemos estamos llamados a humanizar el mundo en que vivimos. Aprendiendo de quienes nos han dado mejor muestra de esa condición de vida, de vida humana. Hay tantos casos en los que nos podemos detener. Por ejemplo, Gandhi, Martin Luther King, Juan XXIII, el Che Guevara, John Lennon, Francisco de Asís, Jesús, etc. Cada uno debiera revisar lo que es y lo que hace. ¿Cómo colaboro en ésta pequeña gran tarea? No es fácil ser factor de humanización, pero hay que empezar por ser auténticos y escuchar más. No dejó de ser curioso para mí el enterarme que Adam significa “ser humano”.

º Dar razón de la esperanza que hay en nosotros. Estamos llamados a esperar contra toda esperanza. Desde el testimonio de vida que damos, el anuncio explícito de nuestra fe (lo que creemos en razón del bien). Reflexionando cómo me ubico yo frente a la realidad, pensando lo que realmente es importante y obrando en razón de ello, con la pasión en ello. Enriqueciéndonos con los otros, explotando nuestras potencialidades y lo mejor de nosotros. Tanto como personas, como comunidades, aprendiendo cada movimiento / comunidad del otro, de su experiencia, sin quedarse sólo en ella y, menos, como burbuja “celestial”.

º La comunidad y el crecimiento de nuestro espíritu debe conducirnos a tener parrecía y saber compartir. Parrecía como significado de confianza, libertad y audacia; en la Biblia, es la capacidad o habilidad de los creyentes de mantener su propio discurso delante de las autoridades políticas y religiosas. Por su lado, el compartir en cuanto a saber compartir el pan de cada día, con alegría y sencillez en las cosas, amor hacia las personas, de toda condición. Porque el Señor ha hecho en cada uno maravillas y quiere que actuemos en consecuencia.

º Vivir la interculturalidad, aceptándonos en la diferencia y viendo riqueza en la diversidad. Aprender a crecer indefinidamente en el amor, sintiéndonos que –además- vivimos habitados (“yo y mis circunstancias”). Luchando contra todo tipo de individualismo que nos saca del sentido de hermanos y de la convicción que nos realizamos plenamente en comunidad.

º Recogiendo una frase del Papa Francisco, el cristiano debe ser un revolucionario. Muy a tono con los jóvenes y la disposición que suelen tener, deseosos de ser protagonistas de lo que les toca vivir y llamados a soñar los nuevos derroteros por donde tiene sentido crecer, madurar, vivir, con la creatividad y lucha que suele caracterizarles.

º Vivimos en una sociedad compleja y requerimos de relaciones de género equitativas. Hablar de género es un asunto vital para crecer todos como personas. Es una de las relaciones más cotidianas, por ejemplo, cuando hablamos de pareja o familia. Y no deja de ser una expresión donde se marca más la discriminación y desigualdad, tanto en educación, pobreza, empleo. Es algo que cruza todos los estratos sociales. Dramas en ello son el feminicidio o la trata de personas.

º Necesitamos una cultura de paz a todo nivel y saberlo trabajar en todo ámbito. No es algo que ya sabemos ni basta tener conciencia de ello, si no se ha sabido transitar a una práctica en la cual siempre estamos aprendiendo y necesitamos recordarnos a cada paso. Partiendo de reconocernos como iguales; superando toda expresión de autoritarismo; dando lugar a la verdad en todo, con especial mención al drama vivido por el país con la guerra que nos desangró tan fuertemente entre 1980 y el 2000. Perdón y reconciliación, de la mano con justicia y reparación.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena, 7 de julio de 2013

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