Archivo por meses: noviembre 2014

Cosas para el Adviento

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Me han conmovido varios hechos últimamente, como aquellas palabras de Paco Muguiro sj, ante la partida del compañero de camino, Bruno Revesz sj, recordando que “Si el Papa Francisco ha dicho que los pastores tenemos que oler a oveja, Bruno, siendo intelectual e investigador, ha olido a chicha de Catacaos, fermentada en las luchas, alegrías y esperanzas de sus campesinos y de la región Grau”. Sus más de 40 años en esa región norteña fueron de esas entregas que se espera de cada uno en lo que le corresponda. Gracias Bruno, por ese testimonio casi silencioso pero con tanto gusto y cariño, como debe ser.

Me hacía recordar la poesía que leyó Pilar Romaní (recientemente elegida presidente de CVX Perú), muy emocionada, sólo unos días antes, en la Eucaristía de cierre de la última asamblea nacional CVX (Comunidades de Vida Cristiana), referida al algarrobo, del cual se decía que “Bajo su sombra duerme su cansancio el campesino; de sus frutos comen el piajeno y el chilalo”, para concluir leyendo (Señor y Padre Nuestro) “Mantennos firmes para ser siempre para nuestros hermanos sombra que colme sus cansancios y fruto que alimente eternamente”.

Lectura que repetimos el viernes 28 último, en El Agustino, compartiendo lo que fue esa asamblea nacional y cómo se vivió desde sus delegados, desde las “mociones del espíritu” que fluyeron con distintos matices. En particular, David y Lucy compartieron una serie de hechos vividos a su manera y el significado para el proceso del Núcleo CVX local. Sentía que desde experiencias así uno puede dar mejor fe de lo trascendente, de esa presencia tan significativa que mueve a tantas personas porque da sentido a nuestras vidas. Tuvimos el gusto de estar acompañados por Juan Carlos Morante sj, actual Provincial jesuita. Como es tradición, todo ello se compartió con algunos sánguches y gaseosa que se fueron repartiendo al final, cerrando con una oración.

Creo que siempre es bueno que, al reunirnos, compartamos algo de alimento. Como Jesús solía hacerlo. También así lo vivimos hoy domingo, al iniciar el Adviento, en la Misa de la Mesa de Movimientos Laicales. Aunque he estado un poco ausente de sus reuniones en éste año, me di la posibilidad de estar en el pequeño retiro previo que hubo un par de horas antes de la Eucaristía. Un Luis Fernando Crespo nos habló con sentida ternura de lo que nos convocaba un retiro en adviento, para revisar lo realizado (en el año), para recuperar el sentido de la navidad, de mucha gratuidad en la forma cómo nace Jesús y se nos da a cada uno, a la humanidad; del hondo significado que tiene éste tiempo de espera y el saber traducirlo en sentido de esperanza, sabiendo ser huellas de Cristo con nuestras vidas, cada uno, cada comunidad, como Iglesia. Recuperando quizás el hecho de lo fundamental: ¿cómo Jesús es el centro de mi vida, le da centralidad a la vida de cada uno?

Y vino después una Eucaristía muy sentida, muy querida, sintiéndonos en nuestra casa (estábamos en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya). Y supimos reconocernos en ese esfuerzo de diversidad y complemento que somos las distintas comunidades y movimientos laicales, en ese aún limitado esfuerzo que es la Mesa que lo convoca, pero importante y necesario. Fue un momento de encuentro de variedad, de reconocernos con varios después de algún tiempo, de sentirnos parte y confraternizar.

Invitados a saber salir de nuestros pequeños (o grandes) enclaustramientos, seguridades, rutinas y acostumbramientos. Para poder avanzar, preguntándonos siempre ¿a qué nos llama el Señor? ¿Por dónde me / nos toca avanzar? Se recogió también lo realizado en el año, de modo especial, el curso realizado en torno a la Exhortación Apostólica “La alegría del evangelio” y lo avanzado en torno a la importante y necesaria formación de acompañantes para nuestras organizaciones.

Hay tantas cosas de las que hablar y compartir. Estemos atentos, pongamos mejor atención a lo que nos acontece y cómo Dios va actuando, el amor y el bien van actuando en la vida que nos transcurre. Y como ello actúa y es posible que actúe a través de cada uno.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 30 de noviembre de 2014

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Y dejamos que el Espíritu obrara en nosotros

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Todos nos llevamos un susto, cuando se produjo ese temblor el viernes 14, al finalizar la tarde, con un ruido bastante grande que parecía otra cosa. Felizmente no pasó a mayores y cundió la calma y algunas sonrisas nerviosas, ¿habría nuevas réplicas? Ya no se producirían y, después de la cena, ya nos habíamos olvidado del tema, ingresando de lleno a la asamblea nacional de nuestra CVX.

Fueron jornadas largas las que nos dimos en el tratamiento de lo previsto como agenda. Los informes de los núcleos CVX nos llevaron hasta la media noche, como también fue cosa parecida la segunda noche con el karaoke y algo de baile que se armó, un compartir ya tradicional en las asambleas, de integración, distención y muestra de otras habilidades de algunos (no faltaron algunos destacados solistas o coristas).

Si algo podemos decir que marcó la asamblea fue un sentido de mayor madurez y equilibrio en nuestra CVX, reflejada en los distintos momentos que fuimos desarrollando. Empezando por la preparación, lo cual permitió rumiar con cierto detenimiento la agenda de la asamblea y detenerse a meditar sobre los contenidos más pertinentes; por ejemplo, hubo el interés de dar espacio al tema de liderazgo y la propia situación del país e iglesia, además de otros aspectos como la Misión y la labor con los jóvenes que se ha venido avanzando.

En correspondencia a las asambleas mundiales, se introdujo la idea de un acompañante espiritual en la asamblea, para lo cual se invitó a Luisa Broggi (la “Gringa”) a servirnos de hilo conductor y espiritual de la misma, dándonos la pausa necesaria en el tratamiento de los temas y modulando el proceso. Por ejemplo, fue muy pertinente ese espacio de oración personal que se introdujo al final de la tarde del segundo día, para volver sobre cada uno y su núcleo CVX, intentando procesar mejor todo el flujo de información habida previamente y sobre lo que el Señor podía estar pidiéndonos como comunidad nacional.

Para esto, se había pasado por distintos aspectos que nos resonaban, como continuar profundizando en el proceso de integración de nuestra vida ordinaria, con nuestra vocación CVX – ignaciana, laical y comunitaria. La importancia de hacernos corresponsables desde cada núcleo CVX con lo que significa el gobierno de la CVX a través del Consejo Nacional. Se vio que el camino de CVX pasa por un proceso de conversión personal y de cada comunidad; aprovechando mejor los recursos ya existentes, tanto para la formación como para nuestras comunicaciones, asentando también el principio del auto sostenimiento.

Sobre liderazgo, con Walter Aguilar, nos habíamos detenido en cosas como “hacer que la vida se nos complique maravillosamente, viviendo la hermosa experiencia de ser pueblo”, recogiendo ese llamado del Papa Francisco a “salir” de nuestros encierros, estructuras o rutinas, saber ir al encuentro. La importancia del autoconocimiento y el discernimiento, como seres en proceso, para dar pasos en nuestro crecimiento personal; lo fundamental de comprender el entorno, el contexto, para proyectar una visión adecuada (horizontes), así como el saber ponernos metas y aspiraciones, generando compromiso. Situando los rasgos del amor, el heroísmo y el ingenio como cualidades que a cada uno se le invitaba a revisar y desarrollar.

Después, con Carlos Lecaros, tuvimos un baño de contexto. Muy importante, llamándonos a considerar siempre lo que hacemos y lo que dejamos de hacer. Porque ambos influyen sobre la realidad de la que formamos parte. ¿Cuántos podemos decir que “olemos a oveja”? Recordó de modo especial el 25 aniversario del asesinato de 6 jesuitas (y dos mujeres) en el recinto de la universidad donde se alojaban en El Salvador, como algunos años antes había sido también el fatal asesinato de Monseñor Oscar Romero, cuando oficiaba la Eucaristía. Todo ello, para reflexionar sobre qué nos dicen hoy esos hechos y muchos más que siguen atravesando nuestro contexto, a modo de exclusión, pobreza, racismo, destrucción indiscriminada de la naturaleza, poco sentido de país, corrupción narcotráfico y tantos otros males. Para concluir con un sentido de esperanza, en el que todos debemos reconocernos y sentirnos llamados a realizar con perseverancia y valentía.

Se profundizó el sentido de nuestra misión en CVX, considerando que ella no puede tomarse como un apéndice o simplemente como una actividad más, ya que debe abarcar nuestra vida toda. Porque nos conduce a vivirla como algo que ya no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme; debemos considerar que cada uno es una misión en el mundo que nos ha tocado vivir. Dios nos llama a la vida y a compartir la vida con alegría; pues debemos sacar las consecuencias de ello. Realmente para qué soy (somos) CVX, para qué nos llama la CVX. Saber confiar en el otro (los otros), es saber confiar en Dios. Estamos llamados a saber encarnar la justicia en favor de los pobres y excluidos; a formarnos adecuadamente, a saber adaptar nuestras estructuras en razón de ello, a cultivar una colaboración significativa entre CVX y Compañía de Jesús, a darnos un sello espiritual desde el seguimiento de Jesús y el discernimiento, desde una vida orada y comprometida, como “contemplativos en la acción”.

Jóvenes como María Jesús Alfaro nos llenaron de ilusión, narrándonos su experiencia de la asamblea nacional de jóvenes en CVX, con cifras como que eran 179 integrantes y 21 comunidades de jóvenes. Con el propósito de trabajar con los mismos jóvenes como prioridad, en su formación y crecimiento espiritual, en el desarrollo de redes descentralizadas y un equipo central que pudiera alimentar su proyección. Recordamos también con el Consejo CVX la asamblea mundial CVX de Beirut (2013), la cual nos hizo sensibles a recoger mejor la vida cotidiana como centro de nuestra misión, desde la que encaminamos un sentido coherente de fe y vida; así también, desde donde podemos proyectar acciones mayores como la ecología, la familia, la pobreza o los jóvenes, en tanto fronteras sensibles a nuestro llamado de compartir y misión más específica. Se insistió en tener siempre presente el DEAE (Discernir – Enviar – Acompañar – Evaluar) desde cada ámbito comunitario, en tanto herramienta que nos ayude a situarnos mejor en el seguimiento a Jesús.

La última mañana nos detuvimos a orar que somos la prolongación del amor de Dios y llamados a vivir una vida en misión centrada en Cristo. Se tejieron muchas recomendaciones para el nuevo Consejo que se elegiría, destacando la importancia del espacio comunitario en nuestro quehacer CVX, de cuidarlo como algo clave y de valernos de herramientas diversas (como la revisión de vida y los ejercicios espirituales) para crecer y darle mayor sentido compartido y de misión. Lo necesario de atender los procesos de formación de cada uno de los integrantes, desde la responsabilidad y llamado de cada uno, viendo cómo se podría retomar la formación también de guías. En cuanto a la misión se percibió la labor con los jóvenes como algo de mucha prioridad y necesidad, fortaleciendo lo avanzado hasta la fecha, sin que ello fuera algo excluyente de otras iniciativas, aunque a tener muy presente desde cada comunidad. Hubo otros aspectos mencionados como el saber darnos espacios de celebración, aprovechar mejor las herramientas de internet y estar más atentos a los procesos de cada núcleo CVX y la gestión de sus propios recursos y necesidades.

La elección del nuevo Consejo CVX fue muy especial. Notamos cómo se iba moviendo el espíritu en el curso de la asamblea y, con flexibilidad adecuada, se fue acomodando un desenlace que nos alegró a todos, no sin dejar de mencionar que la disponibilidad para los cargos sigue siendo algo que debemos atender más desde la responsabilidad de cada Núcleo, aceptando que son también parte de nuestras limitaciones y proceso. Resueltas algunas tensiones que se generaron, por la vía del discernimiento y diálogo de cada núcleo, arribamos a una votación cargo por cargo, donde Pilar Romaní se constituyó en la nueva Presidente de CVX Perú. Acompañada de Maura, Ledda, Mercedes y Carit, además de Javier Uriarte SJ como asistente. Concluimos con una Eucaristía muy consolada y de acción de gracias.

Guillermo Valera Moreno
Lima, 2 de noviembre de 2014

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La Misión en CVX: un breve recorrido

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La misión en CVX ha tenido diversas aproximaciones, aunque siempre ha sido un tema de mucha centralidad al quehacer de la Comunidad mundial y su proceso de construcción. Por ejemplo, entre los años ‘70 y ‘90 del siglo pasado (hace unos 40 años), se puso énfasis en asumirnos como una comunidad en misión, en razón del servicio y de promover la justicia o liberación. Incluso, poniendo a María, nuestra madre, como modelo (Loyola ‘86). Junto a ello, se consideraba muy importante el dar lugar a procesos de formación laical.

En los años 90, se irá hablando de tejer una misión común, no única; muy vinculada a establecer una identidad adecuada como CVX. En Hong Kong ‘94, se plantea tomar en cuenta un cambio de las estructuras de las CVX, para que éstas se puedan adecuar de la mejor manera a la misión.

Será a partir de Itaicí ‘98 que se planteará la misión centrada en crecer como un cuerpo apostólico CVX, definiendo campos de misión que podían dar luces y ayudar a realizarla. Entonces, la misión común adquiere también significado en trabajar mejor la relación CVX – Compañía de Jesús. Por entonces, se definieron tres campos de misión situados en la “realidad social”; “las culturas”; y la “vida ordinaria”. Promoviendo en todos ellos la presencia y actuación del poder liberador y transformador de Cristo.

Normalmente, en el ámbito nacional se buscó hacer eco de los procesos de reflexión que se avanzaban desde la comunidad mundial. Tomando como referencia el último periodo continuado de funcionamiento del Consejo Nacional CVX (2002 en adelante), podemos decir que las Asambleas Nacionales han intentado encaminar procesos importantes en ese sentido. Por ejemplo, en la Asamblea Nacional CVX Perú 2002 se constató una “intensa vida apostólica individual” de los miembros CVX, especialmente en actividades pastorales o de catequesis. Sin embargo, se apreciaba poca claridad en el sentido y praxis de la misión comunitaria en la vida de las comunidades y poca presencia pública. Sin embargo, entonces se identificó tres campos en los que la CVX Perú se sentía llamada a trabajar como cuerpo apostólico: (a) la acción cívica y política; (b) la participación en la vida de la Iglesia; y (c) la presencia en los mundos juveniles.

Al año siguiente, en la asamblea mundial CVX 2003 (Nairobi, Kenya), se profundizó en el modo de crecer como cuerpo apostólico, planteándose la metodología del DEAE (discernir – enviar – acompañar – evaluar). Lo importante fue el dar sentido comunitario a la misión y hacernos corresponsables, estableciendo así su carácter de misión común. También se insistió en la formación y en desarrollar liderazgos sólidos, así como la adecuación de las estructuras en razón de la misión, como requisitos esenciales en el camino hacia un cuerpo más apostólico. Siendo la asamblea en África, se puso atención especial en los temas del SIDA y los refugiados.

Para la siguiente Asamblea Nacional de CVX Perú (enero 2006), se constató que nuestra comunidad había avanzado en la conformación de dos equipos apostólicos, dedicados a: (1) Seguimiento del proceso post Comisión de la Verdad y Reconciliación y al Movimiento “Para que no se repita”. (2) Animación del Equipo impulsor de la Red Apostólica Ignaciana (RAI). En ese contexto de cosas, se insistió en el discernimiento, la sistematización de experiencias y la misión común, llamándose a tomar especial atención en los jóvenes. La asamblea identificó como posibles líneas de acción: (a) Medio ambiente; (b) Ciudadanía participativa; (c) Educación; (d) Salud.

La experiencia fundamental que seguiría en los siguientes años sería el impulsar los Proyectos Apostólicos de Núcleo (PAN), como una manera de “acercar” la experiencia de la misión a la singularidad de labores de cada comunidad local. De hecho, en la Asamblea Nacional CVX Perú 2008, se buscó recoger y promover lo avanzado en la ejecución de los PAN, constatándose que ocho de 14 Núcleos habían definido ya su PAN. También se constató que nuestra actividad apostólica seguía siendo más pastoral que social; se puso de relieve la importancia de la opción por los pobres, afirmándose como un rasgo constitutivo de nuestra misión. Se buscó, a partir de los PANes, establecer algunas prioridades de trabajo apostólico de la comunidad nacional, destacándose los campos de la formación, las ESPERE (Escuelas del Perdón y Reconciliación) y la espiritualidad.

Ese mismo año (unos meses antes), se había producido la ASAMBLEA MUNDIAL de Fátima (Portugal), en la cual, dentro del proceso de crecer como cuerpo apostólico, se hizo el llamado a vivir como una comunidad profética de laicos, con especial atención y a favor de la justicia y de los pobres. Se ratificó la dinámica DEAE como el medio especial para construir el cuerpo apostólico. Así mismo, se recomendó el desarrollo de redes para la acción apostólica y la promoción de la solidaridad.

Posteriormente, a la Asamblea Nacional CVX Perú 2011, se le denominó “Buscando una Misión común”. En ella se pidió la gracia de encontrar en comunidad UNA MISIÓN COMÚN, partiendo de reconocer nuestra vocación laical. Se puso especial atención a los nuevos retos de la pastoral juvenil Jesuita y al desafío de la presencia juvenil en nuestras comunidades, lo cual marcaría el accionar de nuestra comunidad nacional en los siguientes años.

En la reciente ASAMBLEA MUNDIAL CVX 2013, en Beirut (Líbano), se reconoció que el ser un cuerpo apostólico laico, sustentado en la espiritualidad ignaciana es, ante todo, saber vivir nuestro laicado, como coherencia entre fe y vida anclada en la promoción de la justicia. Se señaló que se puede estar involucrado en apostolados personales o tener presencias institucionales y acciones internacionales. Pero, la base de todo ello, es el llamado a encarnarlo (“ser vivido”) en la vida ordinaria. Por lo tanto, a estar presentes y ser contemplativos en la acción dentro del hogar, en la familia, dentro de nuestros trabajos, como parte de la sociedad civil, y en el marco de la vida política y cultural, viviendo un estilo de vida sencillo y dándonos profundidad. A la luz de ello, se recomendó tomar también en cuenta algunas fronteras (o campos de misión específica) como (a) Globalización y pobreza, (b) Familia, (c) Ecología, y (d) Juventud.

En nuestra Asamblea Nacional CVX 2014 tocará recoger esos diversos elementos e intentar dar un paso más, clarificando mejor el sentido de la misión en CVX y cómo nos hacemos parte de propósitos comunes. Tanto desde la comunidad nacional como en cada ámbito en el que se mueve cada Núcleo CVX. Dando sentido de misión al conjunto de nuestra vida, personal y comunitaria, cuyo fundamento es Jesús, quien nos llama a ser “sal de la tierra y luz de vida”.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 9 de noviembre de 2014

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Aprendiendo de una ruta de buenas acciones y amigos

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Este amigo me está resultando cada vez más simpático. Así se refería el siempre sorprendente y alegre P. Alfonso Baigorri respecto a Ignacio Blanco, director de Edelnor Perú, a propósito de constatar que ambos eran natales de Navarra, España. Dentro de una conversación en la Comunidad Jesuita de Urcos (Quispicanchi, Cusco), después de acontecida la inauguración de la iluminación de la Parroquia de Huaro, un par de horas antes (6 pm), del viernes 24 de octubre.

A ella habíamos confluido, con el propósito de conocer un poco mejor lo que se hace desde las diversas obras jesuitas en esa provincia cusqueña tan grande y hermosa, hoy atravesada por la llamada carretera interoceánica (camino a la selva se conecta a Puerto Maldonado y más…; camino a la costa conecta este ramal hacia Marcona, Ica).

Es interesante entender cómo se vertebran acciones tan ricas y diversas desde el ámbito educativo, social, pastoral y cultural. En lo educativo, con la experiencia de Fe y Alegría, desde el colegio San Ignacio Nº 44, el cual abarca en dos espacios distintos lo relativo a educación Inicial y Primaria, así como las labores de la Educación Secundaria. Además, se atiende la red rural que articula 23 escuelas, visitadas sistemáticamente para atender aspectos pedagógicos, mejoras de infraestructura, formación docente, supervisión de la calidad educativa, entre otros. De esto último pudimos conversar y ver lo que se hace desde Andahuaylillas y Ocongate.

En el ámbito social hay una complejidad más amplia. Por un lado, lo que se desarrolla desde Ccaijo, centro jesuita que tiene varias décadas de presencia en el ámbito de labores productivas rurales, especialmente agropecuarias. Con quien se hizo posible reforzar la idea de organización en la población, como medio de aprender a resolver desde sí mismos los problemas que les afectan. Han pasado por diversas experiencias de formación que fueron evolucionando en la conciencia de la población del campo. Desde su situación inicial de humildes peones o comuneros pobres, a campesinos con conciencia de derechos, pasando a estadios de “agricultores” con diversos niveles de tecnificación y articulación al mercado; hoy, según nos comentaba César Aguirre, se pone énfasis en provocar una conciencia de ciudadanos, responsables del medio en el que se ubican y su desarrollo.

Por otro lado, está la Asociación Wayra, quien brinda un soporte de trabajo a la asistencia social que se desarrolla desde las diversas parroquias de la zona, en especial, Urcos, Andahuayillas, Huaro, Ccatca y Ocongate (por extensión, se podría agregar a Canincunca y Marcapata). Tanto para la atención de comedores, bibliotecas y ludotecas. Además, ello se vincula a las labores más primigenias de las defensorías del niño, adolescentes y mujeres, más conocida como Red de Defensorías Teresa Colque, como soporte legal a casos de abuso o violencia familiar; debemos mencionar que en la zona hay una especial incidencia de alcoholismo, lamentablemente adictivo en el alcohol metílico. Todo ello se complementa con atención psicológica, sobre todo en las zonas de mayor confluencia de población.

La parte pastoral está muy centrada en una labor que recoge las prácticas sacramentales y las festividades locales más enraizadas, aunque los santos y su veneración existen por doquier. Todo ello se hace vinculado a hacer sentir y vivir una presencia religiosa en un Dios vivo y solidario, presente desde las necesidades de la gente. De allí, el compromiso de labores desde diversas iniciativas sociales y educativas. Ha sido interesante notar, desde una Eucaristía a la que fuimos (un sábado en Canincunca, 8 am), cómo se vive esa experiencia religiosa, donde suelen asistir indiferenciadamente pobladores de todas las edades y condiciones. No notamos jerarquías específicas o tratos “subordinados” como el tiempo de las haciendas, si bien la gente es muy humilde y generosa. Unos y otros estábamos juntos, alcanzando a sentarnos en las bancas o de pie.

Una misa así, a cargo del P. Calilo Silva, joven, dinámico y muy amigo jesuita, conjugó una celebración con dos bautizos, una primera comunión y una larga lista de difuntos (más de cien) que fue leída al inicio. Cantos en quechua, homilía en castellano, abrazos de la paz indiferenciados y con los dos brazos, sentidos. No dejó de llamarnos la atención que culminada la celebración, afuera del templo, la gente fue sentándose y ubicando por grupos, al parecer entre los conocidos y que tenían que ver con su celebración específica. A todos les iban repartiendo un ponche (de harina de semillas diversas), muy rico por cierto, y su trozo de torta; cariño de los propiciadores de la misa. A nosotros nos tocó recibir por azar de una señora que celebraba el fallecimiento de su padre hacía un mes. Un regalo en el frío que se sentía y una invitación a ser generoso en todo lo que nos toca.

Estuvimos también en Ccatca y Ocongate, viendo como la ruta cultural del barroco jesuita se ha ido imponiendo como una propuesta turística que ahora se gestiona de modo profesional y está dando sus frutos. En realidad una belleza que merece la pena compartir y conocer. Jesuitas como el P. Moncho y Antonio Sánchez Guardamino (entre muchos otros) han hecho una labor muy significativa (y aún hay mucho pan por rebanar). Moncho el gran concertador de relaciones diversas para abrir caminos, posibilidades y apostando siempre por los jóvenes; con quien compartimos en la Oficina de Desarrollo avatares comunes.

En Cusco ciudad tuvimos ocasión de dar unas vueltas agradables, iluminadas por los castillos nocturnos que los amigos del Señor de los Milagros ofrecieron en la víspera de nuestro regreso. No faltó una conversa con GJro Olleros y Tato Repullez, dos buenos amigos jesuitas que nos trataron también con mucha atención, chifles, queso, pisco, café y cariño.

Guillermo Valera Moreno
Lima, 1 noviembre de 2014

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