Volviendo a estudiar Vaticano II

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La Mesa de Movimientos y Comunidades Laicales y la actualidad e importancia del Concilio Vaticano II

El sábado 19 de septiembre (2009) nos reunimos en Conversatorio los integrantes de la Mesa de Movimientos Laicales, destinado a iniciar una reflexión sobre la “Actualidad e importancia del Concilio Vaticano II”. Se podría pensar que ya pasaron muchos años y perdieron actualidad los documentos del mencionado Concilio, sin embargo, constatamos lo importante de su vigencia para nuestra Iglesia de hoy, así como en lo que nos inspira sobre el momento que vivimos y la Iglesia que aspiramos a construir.

Con la orientación acertada del P. Andrés Gallegos, asesor del MPC (Movimiento de Profesionales Cristianos), abordamos de manera especial lo referente a la Constitución Pastoral Gaudium et Spes, “Sobre la Iglesia en el mundo actual”. Un recorrido por sus aspectos más saltantes nos dio una mirada sobre lo vivido en las más de cuatro décadas en que éste documento fue confeccionado y cómo, entre otras cosas, influyó para que en América Latina se gestara diversos esfuerzos de adecuación propia a nuestras realidades en lo que fueron los CELAM de Medellín (1968), Puebla (1979), Santo Domingo (1992) y Aparecida (2007).

De manera libre, a continuación recojo algunas cuestiones que me parecieron claves:
•º Aprender a leer los signos de los tiempos vinculado a la realidad y necesidades de los más excluidos, lo cual se tradujo en llamar la atención por una “opción preferencial por los pobres”, como sentido evangélico elemental y no sólo ideológico.
•º Ubicación de nuestra misión en el mundo, como seguimiento de Cristo y búsqueda de humanización de todas las relaciones en la vida que nos ha tocado seguir, donde nada de lo humano nos puede ser ajeno.
•º El sentido de servicio que marca nuestro quehacer como Iglesia, como pueblo de Dios, donde lo principal no son las autoridades que la dirigen sino el dar testimonio del amor de Dios desde donde corresponda.

Dichos puntos, los podríamos también considerar a la luz de lo que nos corresponde pensar y ayudar a ubicar como respuestas al cambio de época que nos ha tocado vivir en el mundo de hoy. Siendo conscientes de que no podemos tampoco afrontar los nuevos problemas que nos toca vivir con las mismas respuestas de ayer.

De otro lado, se puede resaltar:
•º El llamado que se nos hace a los laicos a ser competentes en todo lo que tenemos entre manos y como responsabilidad, cooperando en los esfuerzos de otros para los propósitos de una vida justa. A ser proactivos en iniciativas diversas; testigos de Cristo; y formarnos adecuadamente para responder a los retos y desafíos como miembros de la Iglesia y como ciudadanos de nuestro país.

•º Ser constructores de la paz, sobre la base de afirmar la justicia a todo nivel, más aún en nuestro caso que hemos vivido la experiencia de una “guerra interna”, parte de lo cual se recogió en los testimonios de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR). Como camino de dignificación, señal de fraternidad, diálogo sincero y unión en la Iglesia también institucional.

Más allá de la existencia de corrientes diversas de trabajo al interior de nuestra Iglesia, identificamos como significativa la fidelidad al mensaje de Cristo y su seguimiento, cuestión que debiera ser la referencia mayor para establecer la mayor o menor riqueza con la que vamos avanzando en cada campo.

Hacia delante será importante establecer una agenda de temas que podamos ir profundizando, parte de lo cual podremos reconocerlo a partir de lo que se ha iniciado como trabajo. Cada movimiento y comunidad tiene la responsabilidad de dinamizar su estudio en su propio ámbito y será importante el pensar en diversos espacios de formación desde los cuales continuemos con ésta labor.

Guillermo Valera Moreno – CVX

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