Archivo por meses: junio 2017

Maneras de querer la vida

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Salir a correr de modo interdiario, un par de vueltas a buena parte del parque González Prada, unos 2,500 metros, es de las cosas más agradables que disfruto en los últimos meses. Pese a que me cuesta hacerlo, vencer a veces perezas, resistencias y simulacros de cansancio durante el trote o sudar a chorros en la fase final de la carrera, cuestión que me favorece para eliminar toxinas diversas. Termino con un baño que me reconforta y me deja muy relajado. Ha sido un gran redescubrimiento.

Pareciera que hubiera reemplazado a mi alicaído estudio del inglés, el cual he venido realizando de modo continuado y con diversas dificultades hasta llegar al Intermedio 10 en el ICPNA. Buena institución, muy profesional, más allá que a veces le toque a uno cierto profesor/a poco cabal o en quien puede más el dar consejos que poner atención en su clase. Con todo, he hecho un paréntesis en el último trimestre, por razones varias, aunque espero recontinuar el siguiente mes, aunque sea los sábados y a paso más lento. Pero no lo dejaré. Me abrió un campo de aprendizaje muy variado y cultural, además de valorar en mí la capacidad de dominar una lengua distinta a la de mi origen. Tan presente lo tengo que recién me encontré con un chinito compañero de clases que se encargó de recordármelo con su sola mirada en confluencia con mis buenos deseos de ello.

Conversamos en comunidad sobre la Eucaristía. Siendo su centro el compartir y recordarnos cada vez que participamos que estamos invitados a compartir con los demás lo que tenemos y lo que somos, empezando por compartir el pan, cuestión que se resume en la comunión, como modo simbólico de compartir el pan en la vida toda. Desde allí adquiere sentido mayor el conjunto de otros símbolos que se ponen en juego, a través de expresiones tales como el servicio, el perdón, la resurrección, el pecado… Haciendo memoria de la pasión, muerte y resurrección de Jesús y de su vida más amplia recogida en los evangelios especialmente. Lo importante de participar de ella en forma regular, sintiéndonos parte de la Iglesia más amplia de Jesús, con diversas expresiones y una misma espiritualidad. Como modo de agradecer “tanto bien recibido”. Como manera de alimentarnos y reciclar nuestra experiencia de vida en Jesús.

Me inscribí a una 5K, organizada por la Sociedad Peruana de síndrome down. Segundo año que lo hago, esta vez con el compromiso de participar más activamente el 2 de julio en el llamado “Pentagonito”. No sé por qué, desde niño siento mucha cercanía por los down, quizás porque en Piura (donde nací y viví mis primeros 15 años) había una entidad que promocionaba su atención y tomó mi atención sobre su problemática. También porque suelen ser personas muy afectivas y humanas. He tenido ocasión de conocer a varias personas así. Lástima que en dicha fecha se cruce la maratón con otra actividad que desarrollan las CVX en El Agustino. En ésta última no podré estar, pues, ésta vez, estaré con los down y a correr.

A mi esposa le debo diversas disculpas por ser tan “trejo”, como dice ella. Le compraré algunas flores y algo rico que le guste. Sé que ella me dirá que para qué gasto en esas cosas, por gusto… Pero lo haré, como una manera de hacer algo distinto con ella y porque también la quiero mucho, por cierto.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 23 de junio de 2017

Horizontes educativos en CONSIGNA

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CONSIGNA es un espacio de confluencia de las diversas labores educativas que se promueven desde los Jesuitas en Perú. Una experiencia que tiene ya más de tres lustros promoviendo una reflexión y apuesta sobre la calidad educativa que deben de contar todos los niveles de educación que se imparten en nuestro país y la necesidad de que ésta no se condicione a los niveles de ingreso de la población, preservando especialmente su gratuidad en la educación básica, aunque no únicamente.

CONSIGNA reúne de modo especial a la red de colegios de Fe y Alegría (80); a los colegios privados (4) que son directamente gestionados por la Congregación; las dos universidades vinculadas (UARM y U. del Pacífico) y la red de ONGs de educación popular (5) que tienen un recorrido de varias décadas. Todos esos años han sido útiles, entre otras cosas, para constatar posibilidades comunes de colaboración e intercambio, valorar las distintas opciones que se desarrollan y las sinergias que se han podido generar, así como comprender mejor el llamado “continuo educativo” por el que pasa normalmente una persona en su proceso de formación, tanto formal como extracurricular y social. Arañando el deseo inconcluso de promover políticas educativas e incidencia sobre el Estado y las esferas de decisión en los temas vinculados.

Nos preguntamos en este tiempo, ¿qué identificamos como nuestro aporte a la sociedad? Por cierto, existe una voz casi unánime de reconocerlo en la educación y formación integral que se busca desarrollar desde las organizaciones con las que se trabaja, apuntando a que ella sea de calidad y sólida en valores. Se pone especial atención en cultivar la reflexión crítica, el conocimiento de la realidad, el manejo de la interculturalidad y llegar a todos los sectores de la sociedad, sin exclusiones de ningún tipo, buscando siempre una especial atención a los sectores menos favorecidos. En esa misma línea, preocupa el compartir inquietudes y realidades diversas de los alumnos (y participantes o beneficiarios directos), sus familias y la gente en general. Se percibe como un aporte el propio trabajo en red que ya se realiza; el crecimiento de los que intervienen como educadores (su constante formación) y la necesidad de aportar al desarrollo de mejores políticas públicas en los diversos niveles del Gobierno, tanto nacional, en las regiones y en los municipios.

De otro lado, indagando en las debilidades o desafíos que encontramos en la labor educativa que se realiza, de modo general, hemos podido constatar que se percibe como debilidades al menos dos cuestiones: (1) La existencia de contextos bastante marcados por la corrupción, la violencia, el machismo y el relativismo de valores. Son cuestiones que se debe tener presente en todas las acciones educativas que se realiza o en las que se quiera dar lugar, procurando un tratamiento sistemático. (2) Un limitado desarrollo (de nuestra parte) de las labores en comunicación e incidencia que son tan necesarios para encaminar y lograr cambios más sustantivos en nuestra sociedad y con proyección de más largo plazo.

En lo que se refiere a los desafíos, hemos recogido el deseo o propósito de sintonizar mejor la labor (y propuestas) de formación e identidad que se realiza con niños y jóvenes y el contexto (o realidades) correspondientes en cada caso. Poner mayor atención en el buen uso de las tecnologías, así como lo correspondiente a las diferencias o brechas generacionales que hoy se plantean. Así mismo, es necesario poner atención a aspectos más específicos como el ámbito de la educación intercultural, las familias, el género, las habilidades especiales. Por último, mejorar la gestión y la sostenibilidad como cuestiones claves para un desarrollo más autónomo y de calidad.

Por último, pareció pertinente plantearse ¿qué se podría hacer juntos para asumir los desafíos planteados? Dentro de la diversidad de aproximaciones, una cuestión que se va convirtiendo en lugar común es la apuesta y una mejor atención al trabajo en redes para la labor educativa y el desarrollo de sus diversas iniciativas. De hecho, la última Congregación General de los Jesuitas (36 CG) también lo recoge como un punto de especial atención y trabajo en el mundo actual. Otro aspecto fue la necesidad de plantearse más en serio la labor de colaboración y la forma de abordar lo que comúnmente se llama la “misión común”, poniendo todos los medios que pueda implicar. Así mismo, tener una mayor atención a todo lo que ayude al desarrollo de sinergias y propuestas, desde una lógica de servicio y crecimiento. Con especial atención a los temas de violencia y necesidades de los alumnos/as o beneficiarios de los procesos educativos diversos en los que se interviene.

Sobre todo lo anterior toca discernir mejor lo más adecuado para nuestro presente, nuestro mayor compromiso y para intentar darnos una labor educativa con más profundidad.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 14 de junio de 2017

CVX: una invitación a crecer

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“I want water… where can I find water?” Nos decía Alwin Macalalad, compañero Filipino del ExCo mundial de la CVX, al final del primer día de la asamblea LA – CVX, ya que tenía sed y sobre la mesa de la sala en la que nos encontrábamos sólo había botellas de licor o gaseosa compartidas por los diversos delegados que habían llegado a participar de la Asamblea Latinoamericana de CVX. Meche Paredes, representante por Perú, tuvo que subir hasta el segundo piso de la casa porque el comedor ya estaba cerrado…

El mismo Alwin estuvo en la presentación en la Parroquia de Fátima con Herminio Rico SJ, nuestro vice asistente mundial CVX. Aunque no entendía mucho el español, se acompañó de un traductor amateur que le ayudó a seguir la reunión, hasta que se animó a intervenir. Fue muy importante su experiencia de CVX y la relación con los jesuitas en su país. Pues nos dijo algo que también Herminio Rico SJ lo corroboró. Hay un poco de todo en la participación en CVX. Quienes se involucran un poco más, los que se limitan a las reuniones y los que lo hacen más externamente.

También ello se podía trasladar al nivel de conocimiento de lo que es la CVX, donde no pocos tienen una percepción cercana y fluida de ella. También se mencionó en relación a los roles que se dan en su labor de acompañamiento, donde se oscilaba entre jesuitas que muchas veces se hacen más protagonistas en la vida de la comunidad (incluso al punto de querer “dirigirla”), pasando por otros que básicamente se diluyen en todo lo que viene como iniciativa del grupo y otros que mantienen un equilibrio mayor de acompañar sin imponerse sobre la dinámica que pueda proponer el mismo grupo

Este punto resulta ser muy importante de situar (y de procesar en cada caso), porque se trata de cómo hacemos crecer un acompañamiento comunitario (y personal) necesario, sin sustituir roles; más bien, enriqueciéndolos y potenciándolos en lo que corresponda en cada caso y momento. Especialmente para hacer crecer el sentido de la vocación laical en cada integrante y como comunidad en conjunto, ya que se trata de construir comunidades laicales.

De otro lado, en el proceso de crecimiento en CVX y el caminar en ella, hubo un momento en que Alwin (como Herminio Rico SJ) nos planteó la siguiente reflexión. Primero, apostamos a que la CVX nos de centralidad en nuestra vida, no se trata de un grupo más, al estilo de un club al que se pertenece. Segundo, queremos que sea una experiencia para toda la vida, no sólo para momentos de nuestra experiencia; queremos madurar en ella y desde ella. Tercero, al integrar nuestra fe y vida, la comunidad nos va haciendo crecer en el discernimiento y viceversa. Ello nos induce a crecer con un especial carisma y espiritualidad.

Por tanto, la CVX nos invita a vivir una experiencia de compromiso y seguimiento que hacía decir a Alwin: por eso la CVX puede ser para cualquier persona, de profesiones muy diversas. Porque no importa que alguien sea un banquero, un panadero, un payaso, un ingeniero, un emprendedor… Lo importante es qué tipo de banquero, panadero, payaso o educador somos. En ello se marca la diferencia y la podemos ir construyendo individual y comunitariamente desde los Ejercicios Espirituales, la oración, el acompañamiento y, por cierto, nuestra participación y presencia en CVX.

Teniendo conciencia que pasamos por diversas etapas en la vida y tenemos que saber adaptar nuestra CVX a nuestras posibilidades, aunque con la claridad de que supondrá dedicarle tiempo, exigirnos en buscar respuestas a nuestras búsquedas, saber darnos profundidad y no quedarnos en la superficie de las cosas, trabajando nuestra propia formación y todo lo que nos ayude a crecer apostólicamente en la misión, en lo que nos sintamos llamados.

La CVX es un caminar y una invitación constante a descubrirnos y desafiarnos en ese descubrimiento de la presencia de Dios en nuestra vida, situada desde nuestra vida cotidiana; la solidaridad y el compromiso en el que nos vamos haciendo; como experiencia sencilla de amor y de fe vivida y reflexionada.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 9 de junio de 2017

Integrar nuestra vida

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Fue una conversación muy significativa la tenida con el P. Herminio Rico, Vice Asistente Mundial CVX, aprovechando su presencia en Perú. En una dinámica de preguntas / respuestas se abordaron diversas inquietudes sobre la CVX, la vida espiritual y el seguimiento de Jesús.

Fue interesante sintonizar con las búsquedas de la CVX Latinoamérica, recogiendo esas inquietudes planteadas en la Asamblea que recién concluyó (2 al 5 de junio 2017, en Lima). En ella, nos compartió, abordaron diversos aspectos vinculados a la organización de la región, el cómo vincularse y trabajar en redes, haciendo un mejor uso de internet y otras tecnologías. También se detuvieron en el vínculo CVX y Compañía de Jesús, la colaboración jesuitas – laicos y cómo vamos entendiendo mejor la misión de Dios.

En ese contexto, nos habló de modo especial acerca de la vocación laical. Vista como una invitación a integrar de modo más profundo y pleno nuestra propia vida y la vida toda, en esa significación y vínculo entre fe y vida. Integración que crece en la relación de nuestra fe y los diversas ámbitos en los que nos movemos y vivimos, como son la familia, el trabajo (o estudios), la iglesia (y comunidad pequeña desde la que participamos), como ciudadanos, nuestro barrio, etc.

Es muy importante vivir cada uno la vocación laical en nuestra vida, saberla descubrir. Como una forma de “afectarnos” más en nuestra experiencia de Dios que sólo se entiende desde el compromiso con la vida, la naturaleza y las personas, especialmente, las que pueden tener mayor necesidad. Por si acaso, dicha vocación no se refiere a sentidos de contraposición Laicos – religiosos, o sólo a un sentido de bautizados en la iglesia pero no “religiosos”. Intenta recoger sentido y centralidad para la vida de cada uno.

De allí que una propuesta como la CVX es una invitación a vivir dicha vocación en profundidad, de modo discerniente, como “contemplativos en la acción”, “amigos en el Señor” y llamados a vivir una “fe en comunidad”. Sabiéndola adaptar a las circunstancias de cada etapa de la vida y proceso de maduración. Con sentido de responsabilidad.

Fue especial detenerse en los jóvenes. Una invitación especial a trabajar con ellos y a saber proponerles caminos de crecimiento espiritual, discernimiento e integración de sus opciones fundamentales de vida desde la vivencia de la fe en Cristo. Entendiendo que debemos saber abordar de modo específico y adecuado a los jóvenes (y adolescentes), ya sea cuando están en la escuela o cuando están en la universidad y los espacios en los cuales se mueven de modo más común. Siendo la propuesta CVX más propia para quienes se sitúan en momentos de definición de vida profesional, trabajo y familia (o vocación religiosa).

Han sido diversas invitaciones a “ver”, sentirnos desafiados y afrontar lo que parece imposible para convertirlo en realidad. Como la escena de Jesús con sus discípulos frente a la multitud de gente que lo había estado escuchando y les dice “denles ustedes de comer”. Seguramente Pedro casi se cae de espaldas… ¿cómo lo vamos a hacer, son demasiados…? Y lo que parecía imposible se realiza, y quedaron todos satisfechos e incluso recogen varios canastos de sobras.

Como el P. Herminio Rico no estuvo sólo sino con Alwin Macalalad, compañero Filipino del ExCo mundial de la CVX, volveremos sobre ello.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 8 de Junio de 2017

Tejiendo con libertad nuestro propio llamado

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El “espacio abierto” es una metodología muy dinámica y participativa que suele aplicarse a escenarios complejos o muy diversos, para intentar extraer algunos puntos en común, propósitos que pueden irse configurando de manera confluyente y que no requieren de ser “aprobados” porque siempre se trata de momentos de trabajo e iniciativas que van situando los temas de interés más de fondo.

Ello se aplicó en el trabajo del segundo día de labores de la reunión Latinoamericana, donde se encuentran muchos desafíos y posibilidades para nuestra CVX. No me adelanto en mencionar lo que todavía es un proceso de trabajo que arribará a sus conclusiones posteriormente. Lo que sí es real, son la buena disposición, compañerismo y deseos de marcar pautas más precisas en un caminar propio como región, poniendo en juego el sentido de la colaboración jesuitas – laicos y el sentido de compartir una misma misión de Dios.

En la Eucaristía tuve ocasión de conocer a Álvaro Zapata, delegado de Bolivia, persona muy jovial y comunicativa. Recordamos a algunos bolivianos cevequianos de anteriores jornadas, en particular a Limbert, con quien nos conocimos en eventos anteriores, aunque también por razones laborales. Intercambiamos la preocupación común (y necesidad) de contar con una labor de equipo en los Consejos de cada país, buscando siempre piezas de recambio que permita que diversos integrantes vayan asumiendo responsabilidad. En forma similar, en las labores de acompañamiento de las diversas comunidades y núcleos de CVX, más aún cuando se tiene dificultad creciente de contar con jesuitas en ello.

Constatamos también como un desafío el ver cómo se enamora (o se sigue enamorando) a la Compañía de Jesús en cada país y se puede hacer más dinámica la mutua colaboración en las iniciativas que puedan inspirar un trabajo más en común y de corresponsabilidad. Ciertamente, ello supone poder llegar a todos los niveles en cada “Provincia”, empezando desde los noviciados mismos de formación. Por cierto, desde CVX tenemos que saber darnos profundidad en nuestro compromiso, en nuestra formación y en el desarrollo de capacidades y liderazgos.

Conversando en otro momento con Mauricio López, presidente de nuestra CVX mundial, compartíamos la consternación por los atentados terroristas sucedidos en Londres. José Luis Gordillo SJ lo mencionó al inicio de la Eucaristía que ésta vez le tocó presidir. Orar por la paz en el mundo se hace cada vez más actual, porque nos importa también lo que sucede a muchos kilómetros de distancia, porque lo sentimos como parte de nosotros mismos también. Dejarnos amar fue la invitación que nos hizo José Luis; dejarnos amar para saber mejor amar y que ciertamente lo necesitamos por tan diversas razones.

Porque el amor nos predispone al perdón. Nos hace más sensibles a la justicia. Nos permite encontrar riqueza en las diferencias y en la diversidad. Nos hace abrirnos al otro, a saber escuchar, a ser más receptivos. A saber ser tolerantes, reconocer la paja en el propio ojo, a saber ser humildes y fuertes en lo que corresponde. Esa actitud es la que tiene que marcarnos en nuestro caminar y seguramente se reflejarán en las conclusiones que posteriormente se cuaje. Sigue el caminar y la experiencia.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 3 de junio de 2017

Bendición y gracia de nuestra CVX Latinoamericana

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Es una bendición y muy significativo el tener en Lima una reunión Latinoamericana de CVX con la presencia de asistentes y delegados laicos de los consejos de cada país. Tuvimos ocasión de compartir la eucaristía a cargo del P. Juan José Berli SJ, asistente de Argentina, al final del viernes, muy sentida por cierto.

De la mano con el sentido de la lectura del día, “Pedro, ¿tú me amas? Cuida de mis ovejas…” Una de las escenas cruciales de la relación de Pedro con Jesús y la misión que le deja como Iglesia para “conquistar” el mundo, desde el amor, con el amor, amando. Entendiendo el amor como una gracia fundamental, como un regalo, como algo que se recibe y se entrega gratuitamente buscando el bien, el crecimiento humano.

Esa fue la tónica, desde la cual podíamos ver cómo se valoraba y se valora cada vez más el sentido de ser comunidad, de construir comunidad, de hacer un camino juntos entre jesuitas y laicos, entre aquellos dedicados más de lleno a una vida religiosa y aquellos que lo vivimos más mundanamente. Aunque como alguien mencionó, todos somos religiosos/as con distintas vocaciones y propósitos, pero todos debemos sentirnos parte de lo mismo, seguidores de la misión de Cristo, que es misión de Dios.

Vivir ese sentido de gratuidad se emparentó con ese recordarnos de Mauricio López sobre la invitación que se nos hace para preparar nuestra siguiente asamblea mundial CVX. Llamados a crecer en el servicio, en el cuidado de todo lo que se nos ha dado. Empezando por dar de comer a quienes tienen hambre y haciéndolo con alegría y propósito de libertad y compromiso. Agradeciendo tanto bien recibido.

Hubo momento para conversar y compartir algún bocadillo y bebida. Aunque especialmente para entonar una ranchera de esas que lo hacen alegrarse sobremanera a nuestro querido Mauricio, como buen mexicano que es de origen y que con tanta alegría despierta en la oportunidad que se le presenta. Fue un empezar, como es de inicios la asamblea que va caminando. Fue de alegrarse ver como una comunidad joven en CVX como “Ágape” estuviera apoyando tan bien todo la logística del evento, con una Meche Paredes liderando en ésta ocasión su labor de anfitriona.

Todos estamos invitados a las siguientes eucaristías que continuarán y a orar por el éxito de la reunión, la cual ya es exitosa con la presencia de todos los congregados.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 2 de junio de 2017

Un poema de Sonir

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Presento a continuación un poema hecho por Isabel Sonir Espezúa, compañera de comunidad y que lo leyera en su propia revisión de vida, ayer 1 de junio. Gracias Sonir!

 

LA COMUNIDAD DE SIEMPRE.

Es el lugar donde la palabra tranquilidad es la llave para abrir mañanas,
para sentir el calor humano en el centro del alba.
Es el lugar donde el corazón se habita
el hogar donde nuestra fe ocupa espacios compartidos con Dios.
Y desde sus ventanas vemos cómo crece el camino espiritual.

Allí, nos alegramos al ver llegar honda paz e inmensa alegría
Que son aves que con su canto en la punta de nuestros dedos,
tocan los tejidos más delgados de la vida en el fino aprecio a las personas.
Allí, toda sombra se espanta, toda nube se disipa.

Estar acá, es estar con la mejor fruta familiar,
Es aprender a abrir los cielos para tener misericordia del prójimo,
es revisar la vida desde el evangelio.
Y gratificarse de autoconocimiento y de autorrealizaciones.
Es encontrar razones y sin razones para renovar nuestra esperanza y
nuestra fe en Dios.

Nuestra comunidad en suma, es la casa sin puerta que acoge la luz
que irradia desde nuestro ser interior
Para salpicar esa luz en todas las ramas donde el rocío
abre primaveras en vez de inviernos, horizontes en vez de tormentas,
Y donde siempre hay una mano para guiarnos
de frente y en la senda que Dios nos señala seguir con su palabra en el pecho.

Isabel Sonir Espezúa Salmón
CVX SIEMPRE- Junio 2017