Horizontes educativos en CONSIGNA

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CONSIGNA es un espacio de confluencia de las diversas labores educativas que se promueven desde los Jesuitas en Perú. Una experiencia que tiene ya más de tres lustros promoviendo una reflexión y apuesta sobre la calidad educativa que deben de contar todos los niveles de educación que se imparten en nuestro país y la necesidad de que ésta no se condicione a los niveles de ingreso de la población, preservando especialmente su gratuidad en la educación básica, aunque no únicamente.

CONSIGNA reúne de modo especial a la red de colegios de Fe y Alegría (80); a los colegios privados (4) que son directamente gestionados por la Congregación; las dos universidades vinculadas (UARM y U. del Pacífico) y la red de ONGs de educación popular (5) que tienen un recorrido de varias décadas. Todos esos años han sido útiles, entre otras cosas, para constatar posibilidades comunes de colaboración e intercambio, valorar las distintas opciones que se desarrollan y las sinergias que se han podido generar, así como comprender mejor el llamado “continuo educativo” por el que pasa normalmente una persona en su proceso de formación, tanto formal como extracurricular y social. Arañando el deseo inconcluso de promover políticas educativas e incidencia sobre el Estado y las esferas de decisión en los temas vinculados.

Nos preguntamos en este tiempo, ¿qué identificamos como nuestro aporte a la sociedad? Por cierto, existe una voz casi unánime de reconocerlo en la educación y formación integral que se busca desarrollar desde las organizaciones con las que se trabaja, apuntando a que ella sea de calidad y sólida en valores. Se pone especial atención en cultivar la reflexión crítica, el conocimiento de la realidad, el manejo de la interculturalidad y llegar a todos los sectores de la sociedad, sin exclusiones de ningún tipo, buscando siempre una especial atención a los sectores menos favorecidos. En esa misma línea, preocupa el compartir inquietudes y realidades diversas de los alumnos (y participantes o beneficiarios directos), sus familias y la gente en general. Se percibe como un aporte el propio trabajo en red que ya se realiza; el crecimiento de los que intervienen como educadores (su constante formación) y la necesidad de aportar al desarrollo de mejores políticas públicas en los diversos niveles del Gobierno, tanto nacional, en las regiones y en los municipios.

De otro lado, indagando en las debilidades o desafíos que encontramos en la labor educativa que se realiza, de modo general, hemos podido constatar que se percibe como debilidades al menos dos cuestiones: (1) La existencia de contextos bastante marcados por la corrupción, la violencia, el machismo y el relativismo de valores. Son cuestiones que se debe tener presente en todas las acciones educativas que se realiza o en las que se quiera dar lugar, procurando un tratamiento sistemático. (2) Un limitado desarrollo (de nuestra parte) de las labores en comunicación e incidencia que son tan necesarios para encaminar y lograr cambios más sustantivos en nuestra sociedad y con proyección de más largo plazo.

En lo que se refiere a los desafíos, hemos recogido el deseo o propósito de sintonizar mejor la labor (y propuestas) de formación e identidad que se realiza con niños y jóvenes y el contexto (o realidades) correspondientes en cada caso. Poner mayor atención en el buen uso de las tecnologías, así como lo correspondiente a las diferencias o brechas generacionales que hoy se plantean. Así mismo, es necesario poner atención a aspectos más específicos como el ámbito de la educación intercultural, las familias, el género, las habilidades especiales. Por último, mejorar la gestión y la sostenibilidad como cuestiones claves para un desarrollo más autónomo y de calidad.

Por último, pareció pertinente plantearse ¿qué se podría hacer juntos para asumir los desafíos planteados? Dentro de la diversidad de aproximaciones, una cuestión que se va convirtiendo en lugar común es la apuesta y una mejor atención al trabajo en redes para la labor educativa y el desarrollo de sus diversas iniciativas. De hecho, la última Congregación General de los Jesuitas (36 CG) también lo recoge como un punto de especial atención y trabajo en el mundo actual. Otro aspecto fue la necesidad de plantearse más en serio la labor de colaboración y la forma de abordar lo que comúnmente se llama la “misión común”, poniendo todos los medios que pueda implicar. Así mismo, tener una mayor atención a todo lo que ayude al desarrollo de sinergias y propuestas, desde una lógica de servicio y crecimiento. Con especial atención a los temas de violencia y necesidades de los alumnos/as o beneficiarios de los procesos educativos diversos en los que se interviene.

Sobre todo lo anterior toca discernir mejor lo más adecuado para nuestro presente, nuestro mayor compromiso y para intentar darnos una labor educativa con más profundidad.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 14 de junio de 2017

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