Todos hemos visto alguna vez en una feria, en una kermese o en la televisión un charlatán que llama la atención ofreciendo un show de «transmisión de pensamiento», como un fenómeno sobrenatural o esotérico. ¡Pero todos nosotros tenemos esa capacidad! ¡El lenguaje es exactamente eso! No nos maravillamos simplemente porque estamos acostumbrados a considerarlo como algo muy natural, siempre que la transmisión ocurra mediante una serie de sonidos que tienen un significado para nuestros cerebros. Todos los demás animales son incapaces de transmitir los contenidos de su cerebro y, carentes de lenguaje, tampoco logran desarrollar la capacidad de pensamiento abstracto.
Es que el lenguaje no es solo la capacidad de transmitir el pensamiento, sino que también es la condición necesaria para que podamos articular un raciocinio complejo, evaluar posibilidades, medir conveniencias, prever consecuencias a largo plazo, hacer abstracciones. No seríamos capaces de desarrollar un razonamiento matemático, ni de concebir una partitura musical, ni de construir herramientas y maquinarias si no fuera por la evolución ocurrida en nuestro cerebro gracias a esa facultad de transmisión de pensamiento que llamamos lenguaje.
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