Cinco curiosidades que no sabías acerca de la tilde

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La necesidad de crear un signo, que representara en la escritura las variaciones tonales de la lengua oral, se originó en la Grecia Antigua. Debido a la variabilidad de la posición del acento en el griego, en el siglo IIIA.C., los gramáticos griegos alejandrinos tuvieron que idear un sistema de acentuación gráfica formado por tres acentos distintos: «el acento agudo (´), que indicaba un ascenso del tono; el grave (`), que suponía también una elevación, pero menor; y el circunflejo (ˆ), que reflejaba una elevación y un descenso tonal sucesivos» (RAE & Asale, 2010: 214).

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Sistema de acentuación gráfica en español formada por tres acentos distintos

Con la expansión del Imperio Romano y con la llegada oficial del latín, el acento queda condicionado por “la cantidad de la vocal de la penúltima sílaba. Esto es, si la vocal era larga, recibía el acento y la palabra era llana; en cambio, si esta era breve, el acento recaía en la sílaba anterior y la palabra era esdrújula” (Bartra, 2010: 2), por lo que la asignación de la tilde dependía de la cantidad vocálica de las palabras.

A mediados del siglo XV, la tilde que había quedado en el olvido se volvió a valorizar debido al interés de los humanistas por la gramática y la métrica (Casas Rigall 2010: 156). Sin embargo, no todas las lenguas heredaron la forma grecorromana de tildar. Así, por ejemplo, en la actualidad, el idioma francés aún sigue basándose en una acentuación de tres tipos (“poème”, “étude”, “forêt”), lo cual no sucede en la lengua italiana, heredera  más próxima del latín.

Según la RAE & Asale, 2010: 214, “los primeros textos en español que emplean signos diacríticos para indicar la sílaba tónica en determinadas palabras datan de mediados del siglo XVI”. Los acentos gráficos, que aparecen en los primeros textos, estuvieron influenciados por el sistema acentual que utilizaban los grecolatinos. Aunque esto ha cambiado con el paso del tiempo, aún quedan ciertos vestigios de palabras latinas en nuestra lengua que tienen doble acentuación. Así, «el fenómeno de la doble articulación afecta sobre todo a palabras que el español ha tomado de otras lenguas, ya se trate de cultismos de origen grecolatino o de préstamos de diversas lenguas a lo largo de su historia» (RAE & Asale, 2010: 209). Ejemplo de ello son las palabras “afrodisíaco” (afrodisiaco), “ícono” (icono), “período” (periodo), “ósmosis” (osmosis), entre otras.

La acentuación gráfica en el español se consolidó en el siglo XVIII. Paulatinamente, las reglas de acentuación gráfica se han reajustado sobre la base del principio de economía, con el cual se busca utilizar el menor número de tildes en español. Este principio “se basa en la consideración de la frecuencia de los distintos patrones acentuales que presentan las palabras españolas, en los que desempeña un  importante papel la naturaleza de los grafemas o letras finales” (RAE & Asale, 2010: 227). De este modo, solo se tildan las palabras tónicas que difieren del patrón acentual más común. Por ejemplo, en el español, la gran mayoría de palabras polisílabas son graves, y, de este grupo, aquellas que terminan en vocal o en las consonantes n y s. Siguiendo el principio de economía, solo se tildarán aquellas que difieren del patrón acentual más común de las palabras graves, es decir, se tildarán solo aquellas palabras que terminen en consonante distinta de n o s.  Asimismo, tomando en cuenta el principio de economía, todas las palabras esdrújulas llevan tilde y los monosílabos no se tildan, salvo en algunos casos. Como se puede observar, la ortografía del español ha ido optimizando sus normas para que sean comprensibles no solo para los especialistas, sino también para cualquier hispanohablante (Bartra 2013: 8).

Erika Aquino, Armando Alzamora y Natalia Sánchez

Bibliografía:

BARTRA, Marco

2013                            “Fundamentos teóricos de la tildación en español”. En Actas del Segundo Encuentro Nacional de Correctores de Textos: “Hacia la Profesionalización y el Reconocimiento del Corrector”. Febrero 2013, pp. 1-10.

http://asociaciondecorrectores.org.pe/2do_encuentro/fundamentos_teoricos_de_la_tildacion_en_espanol-m_bartra.pdf

CASAS RIGALL, Juan

2010                            “Epílogo”, en Humanismo, gramática y poesía: Juan de Mena y los “autores” en el canon de Nebrija. Santiago de Compostela: Universidade, Servizo de Publicacións e Intercambio Científico, pp. 145-156.

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA & ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA

LENGUA ESPAÑOLA

2010                           Ortografía de la lengua española. Madrid: Espasa, p. 214.

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