Refugio
No es sólo un techo en tu cabeza un refugio. Tampoco lo es el estar envuelto en frazadas. Algún oso invernando en alguna cueva. Alguien no sólo se refugia del frío, del calor o del temor. Como persecuciones existen, también hay donde y como guarecerse. El refugio de la vida es la muerte? El de la muerte la vida? Es que el hombre ya no está soñando como cuando era niño. Debería. Pero el hombre ahora no tiene en lo que se apoyaba, y es más, hasta debe apoyar a otros. Ni el hombre ni el hombre-padre pueden ya darse el lujo de soñar. Cuando uno anda a tientas no sabe si encontrará un falso piso luego de una puerta desconocida. Lo que no pierde el hombre ni el hombre-padre como un niño, es el temor. Después de saber qué es lo que había detrás de la ya no desconocida puerta, le es más fácil; cómo podría volver a temer? Se refugia de la ignorancia en el estudio. Así, también, como lo podrían engañar y abusar más fácilmente si no supiese sus derechos. Algunos saben de esa necesidad, se organizan y crean regímenes y tratados sobre ello, se institucionalizan y se hace mercado: refugiarse de la pobreza. Va a seguir buscando libertad con un aparato en la mano que lo comunica con otro, cuando debería estar sentado tranquilo en la mesa con los suyos o amando a su mujer. Trabajo trabajo, casa casa. Ama la libertad. Ama su sino, es feliz así. Hay espacio para todo, al menos por mientras, y cada uno hace lo que le parece, refugio al deber. Lo mejor sería no necesitar ninguno, así, no estar en persecución por siempre. Como el tiempo y un rio qué pasan sin que los busquemos ni llamemos. El niño se refugia a sí cuando se hace hombre, y este, lástima, en la muerte. Pero qué tiene que hacer un hombre o un hombre-padre para mucho antes de morir refugiarse en el niño que era? No ha sido el primer padre, no tendría que ser el último. No tendría que olvidar que lo que obtiene no vino de él, jamás vendrá de él. Se dice que “la casa de un hombre es su castillo”; pero por quiénes no es si no que todavía viven aquellos tipos de figuras todavía? Las perlas de imitación que se usan los en los cuellos, sus vestidos, su comer, todos sus tipos de cubiertos de los que hasta se hace ciencia. Cuando términos anacrónicos se hagan verdaderamente tales, no habría más refugio y querer ser lo que no se es.