Cuando de todos los encantos que se tengan, se usen los menos posibles, es mejor. Tener muchos y gastarlos todos, si no se inventan otros, con qué se queda uno. Mientras unos desfiguran, destrozan y ultiman a los moribundos del campo, otros desgarraban y desangraban hasta la muerte a las mujeres que hayan sido hechas prisioneras. Solo con todo lo salvaje saciado y si las piernas y cuerpo en general hacían la diferencia entre una niña o una mujer para el captor, las hacían esclavas para sí mismos o para la venta en la gran capital; después de todo eran poco más que animales con lenguas, colores y facciones distintas, un o una incivilizados, bárbaras. Con mejor rango y se es un sobreviviente de vanguardia, el botín, naturalmente, sería mejor. Lo irónico es que esos que esclavizaban, violaban, torturaban, saqueaban y demás vejámenes y salvajismos, eran los civilizados. Cuánto de eso a cambiado y cuán menos animal se ha hecho el hombre? Es extraño que algunos puedan y otros no, que algunos quieran y otros no. Un lobo y cualquier otro animal con su pelambre o plumaje y el otro en túnica, alguna armadura, su capa de piel de loco con la cabeza encima de la otra cabeza, su estandarte y su spatha. Lucir sus pantorrillas y robustez, sus heridas en batalla de su brazo emperador o soldado. Eran sus tiempos y no, no eran salvajes, hacían lo que tenían que hacer, comer o ser comidos, asediar al vecino, estar por delante, guerras frías. El salvaje salvaje no es tal, sino hasta que la historia, ya muerto él por mucho tiempo, lo describe; de otro modo el salvaje mismo hace la historia, los calendarios, sus normas bien intencionados o no, buenas o no, malas o no. Siendo algo que se mantiene, ya por ello debe tener algún mérito, recae en éste lo más general y es que el mantenerse como la palabra siempre, para el hombre, es un sueño. Se tiene que ser más bueno siempre, aun así, tú y mil hombres.
Había uno que en verdad necesitaba sus labios, y estaba otro haciéndolo solo por él sin que le importe. Cuál era el sentido, tal vez sabiéndose en inferioridad, de poner detrás de ellos, en carretas, a las mujeres y niños? Ponerse en el precipicio de, si los defendemos será tarea lograda o si se fallase tratar, de acallar la ambición dejando a merced de los victoriosos a sus parientes. De todos modos, sino los llevasen con ellos, éstos irían hasta sus poblados y los arrasarían igual. El hacerlos caminar unos días más, los podría enfurecer aún peor. De todos los que fueron, también, podrían ser solo un grupo y otros estar refugiados en sus poblados y casas esperando que el sacrifico agrade y colme. Otro motivo podría ser el poner de testigos a sus mujeres, niños y niñas del valor de quienes intentaban defenderlos y la maldad de quienes los invadían, acrecentar su odio hacía éstos.