Para lograr comunicarnos, es necesario que estén presentes una serie de elementos dentro del contexto particular en el que nos encontramos. Entre estos, está, por ejemplo, la necesidad de un emisor que tenga la intención de comunicar algo a través de un mensaje, de un receptor que lo reciba y, sobre todo, de un código compartido por ambos que les permita comprenderse. En nuestro caso particular, el español constituye nuestro código compartido del que nos valemos para desenvolvernos exitosamente dentro de cualquier situación comunicativa, como una académica o formal (escrita u oral), por ejemplo. Veamos qué sucede cuando no se comparte el mismo código entre los interlocutores.
En el video que se presenta a continuación, se muestra una situación comunicativa muy particular: un bebé trata de explicarle a su papá, por todos los medios que posee, que desea tomar un vaso de leche. El papá, a pesar de que es consciente de que su hijo trata de comunicarle un mensaje, es incapaz de entenderlo, justamente, por la falta del código compartido.
Elaborado por Karem Robertson