¿Puede variar una lengua? Las variedades del castellano

El lenguaje permite comunicar nuestros pensamientos y emociones de formas diversas. Según diferentes situaciones, preferimos emplear algunas expresiones antes que otras. Por ello, debemos considerar siempre que una comunicación eficaz solo será posible mediante el empleo adecuado del lenguaje de acuerdo con determinados entornos y normas sociales. Entonces, es posible identificar variedades del castellano a partir de las maneras en que se expresan sus hablantes.

Por ejemplo, es fácil constatar, a partir de fuentes escritas, que el castellano de hace unos quinientos años no era el mismo que el actual. Este registro histórico permite confirmar que la lengua no es estática, sino que se modifica en el tiempo debido a factores económicos, políticos o de otra índole. Es decir, cambian los sonidos, el significado de las palabras o las categorías gramaticales. A esta variación se le conoce como diacrónica. Un caso representativo corresponde a la palabra ‘haiga’, que aparece constantemente en El Quijote de La Mancha, como en la oración “Dios haiga á vuestra merced mui venturoso caballero”. Al respecto, luego de cuatro siglos de la publicación de esta obra, dicha palabra presenta un uso obsoleto según la normativa actual del español y ha sido sustituida por “haya”.

Asimismo, en cada región hispanoparlante, el castellano ostenta características particulares que permiten distinguir la procedencia geográfica de un determinado usuario de la lengua. A este tipo de variación se le denomina diatópica. Así, reconocemos la variedad de castellano de México, la de Chile o, en un caso más cotidiano para nosotros, la variedad del Perú. Sin embargo, la variación geográfica no solo se circunscribe a los límites demarcados por las fronteras territoriales de los países hispanohablantes, sino también a los espacios regionales de ellos mismos. Así, respecto de la variedad peruana, el lingüista peruano Jorge Pérez sostiene que “el castellano que se habla en Piura tiene características particulares que lo distinguen del castellano de Puno y del de Iquitos” (2004: 18). En ese sentido, a los niños, por ejemplo, se les denomina de diferentes formas: en Piura, el uso común es ‘churre’, mientras que en Iquitos, ‘huambrillo’.

Además de estas dos variaciones, se considera otra que se relaciona con las diferentes formas de uso en función a los grupos sociales. Esta es conocida como diastrática o social y permite entender que los grupos sociales emplean el lenguaje de forma diferente. De este modo, se agrupan a las variedades según la edad, el género o la cultura de los hablantes. Las variedades del primer grupo se encuentran asociadas a los giros lingüísticos empleados por los adolescentes en relación con otras expresiones preferidas por los adultos o los niños; las del segundo grupo se asocian a los modos en que en una sociedad se expresan, por ejemplo, los varones o las mujeres; y las del tercer grupo se relacionan con la manera en que una cultura comparte un léxico y gramática que los diferencia de otras. En este sentido, mientras que un adolescente peruano prefiere usar las palabras “chévere” o “bacán”, un adulto optará por decir “estupendo”, “excelente” o “macanudo”. Del mismo modo, ciertas expresiones como “¡Oh my God!” o “¡Qué regia estás!” suelen ser usadas por mujeres más que por los varones, mientras que una muchacha gitana hispanohablante será llamada como “gachí” por su comunidad cultural.

Por último, la variación diafásica o situacional se refiere a que el hablante cuenta con diferentes registros (formales o informales) para expresar lo que quiere comunicar. Tales registros son no son del todo independientes de la posición social, origen, edad o sexo. Por ejemplo, una entrevista de trabajo o una conferencia son situaciones que exigen un registro formal o académico; en cambio, en el ambiente cotidiano de la familia o los amigos se puede usar un lenguaje más espontáneo, informal o coloquial. En tal sentido, hablar bien un idioma significa que uno sabe seleccionar las opciones de acuerdo a la situación o contexto comunicativo. La variedad diafásica está condicionada por tres factores: el oyente y el hablante, el contexto y el tema del que se habla. Según Francisco Moreno, lingüista español, cada uno de estos factores contribuye a reforzar de manera diferente la formalidad o informalidad del discurso: “en ciertas ocasiones será más determinante el contexto que la relación personal entre los interlocutores; en otras tendrá más peso el tema tratado que el contexto; en otras puede ser más importante la relación que une a los interlocutores que el tema tratado.” (2009: 103)

Considerando los tipos de variación lingüística descritos, compartimos este interesante video titulado Los castellanos del Perú. En este se muestra, de manera didáctica, la riqueza que representan las variedades del español en el Perú.

Enlace del video: https://www.youtube.com/watch?v=r4iY845H_y8&t=816s

 

Bibliografía

MORENO FERNÁNDEZ, Francisco

2009      Principios de sociolingüística y sociología del lenguaje. Barcelona: Editorial Ariel.

PÉREZ, Jorge

2004      Los castellanos del Perú. Lima: PROEDUCA. Consulta: 09 de marzo de 2017.

https://ropohuaytaespecializacion.files.wordpress.com/2012/08/los_castellanos_del_peru.pdf

Fuente de imagen: mural escolar con voseo impuesto (Patagonia, Argentina)

http://4.bp.blogspot.com/__olxDO7tUp8/TCl3fMV41qI/AAAAAAAAANQ/6Rwx4EZJwdo/s1600/DSC_0733.JPG

Elaborado por Erika Aquino, Sebastián Canal, Óscar Gallegos, Diego Márquez y Gabriela Saito.

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