Todos los hablantes de una lengua poseen una comprensión (muchas veces inconsciente) acerca de cuáles son las unidades que componen su conocimiento lingüístico y, sobre todo, de cómo deben ser combinadas para poder producir enunciados que posean sentido. Las lenguas del mundo, a pesar de tener diferencias en cuanto a las reglas gramaticales con las que construyen sus expresiones, cuentan con una estructura general que les sirve de andamiaje para ser casi siempre productivas y económicas en sus usos. Una característica general de las lenguas humanas es poder generar un conjunto potencialmente infinito de expresiones lingüísticas a partir de un número finito de unidades y reglas de combinatoria.
Sin embargo, la experiencia de los hablantes en el uso de su lengua materna, incluso en el uso de segundas lenguas, no siempre sigue reglas inequívocas y siempre generalizables para todas las formas de expresión. La presencia de excepciones en los usos y formas lingüísticas puede deberse a múltiples factores internos o externos a la lengua. En este sentido, un conjunto de las excepciones más frecuentes y comunes en el aspecto estructural de la lengua está relacionado con la irregularidad de distintas palabras pertenecientes a un mismo paradigma flexivo. Las formas irregulares en las lenguas son casos excepcionalmente interesantes en los cuales es posible observar que las reglas que ordenan y hacen eficiente el dominio de una lengua no siempre son perfectas ni inmodificables, sino que varían según la época y el cambio lingüístico. A continuación, se presentará un breve recuento de la naturaleza de la irregularidad en algunas formas verbales.
- ¿Qué son los verbos irregulares?
Se denomina verbo irregular a todo aquel verbo que “no sigue en su conjugación las formas fijadas como modelo del paradigma regular” (DRAE). En otras palabras, un verbo irregular es aquel que posee conjugaciones particulares dependiendo del tiempo o del modo gramatical en el que sea conjugado. La forma de la palabra evidencia cambios en cuanto al paradigma (es decir, todas las formas de conjugación para las personas gramaticales), ya que presenta terminaciones distintas a las que son esperables para los verbos regulares. Un verbo irregular no se rige por las mismas reglas de conjugación que utilizan la mayoría de los verbos (Coral: 2004).
- ¿Por qué existen verbos irregulares?
De acuerdo con la explicación del hispanista Justo Fernández López (2016) en su blog colaborativo sobre temas de lingüística española: Hispanoteca, las irregularidades de los verbos pueden y deben ser explicadas, en primera instancia, desde la perspectiva de los estudios de la gramática histórica. Muchas de las modificaciones que sufren algunas raíces de las palabras son producto de la ocurrencia de diferentes procesos fonológicos o leyes fonéticas del sistema español y que han motivado cambios fonéticos que provienen desde el latín vulgar. Un ejemplo de esto es que la [e] y la [o] tónicas diptongan respectivamente en ie, ue. Lo que en latín fue ‘bene’ en español resultó ‘bien’, así como ‘porta’ derivó la forma de ‘puerta’. Estas leyes sufren con frecuencia alteraciones que son producto de la influencia de otros sonidos dentro de la misma palabra. En el caso de los verbos es posible encontrar modificaciones en la raíz de algunos de ellos. En segunda instancia, la posible irregularidad se puede explicar por la pérdida de algunas conjugaciones latinas (como el futuro imperfecto de indicativo: amabo, legam) y el cambio de valor en algunos tiempos (amaram > amara, que era pluscuamperfecto de indicativo hasta el siglo XIII y ha pasado a ser imperfecto de subjuntivo) (Fernández: 2016).
- Tipos de irregularidad en el español
Entre los motivos por los cuales un verbo puede presentar una forma irregular y diferente de su paradigma predecible, las razones más generales son la presencia de alternancias fonéticas o por la de alternancias heteróclitas (o procedentes de dos raíces distintas). Las alternancias fonéticas pueden subdividirse entre alternancias vocálicas y consonánticas según los cambios que involucran consonantes o vocales. Un tipo de alternancia vocálica serían los cambios de los tipos [o] por [ue] en poder/puedo y [o] por [u] y [u] por [ue] en dormir, duermo y dormir/durmió respectivamente. Las consonánticas podrían ser el cambio de [e] por [ez] para parecer/parezco, además de [l], [lg], [ld] en salir, salgo y saldré. Sucede una irregularidad mixta cuando cambia tanto vocales como consonantes como en saber/sepa.
Por otro lado, las alternancias heteróclitas ocurren cuando diferentes tiempos verbales se forman a partir raíces independientes. Un caso de esto es el uso de raíces distintas para el pretérito (pasado) y para el presente. El caso más notable de este tipo de irregularidad es la conjugación del verbo ser, puesto que este verbo usa en presente, futuro y en su forma condicional formas derivadas de se-/so- (para el presente, sin contar con la forma ‘eres’), formas en er- (para el pasado imperfecto) y formas especiales en las formas del pasado indicativo: fui, fuiste, fue. Lo mismo sucede para el verbo ‘ir’ que usa tres raíces diferentes: vo-/va- (para el presente), formas en fu- (pasado) e ir- (futuro). Cuando un verbo es irregular en su tema de presente, lo es en todas las formas del tema, esto depende del tema al que pertenezca el verbo.
El siguiente cuadro permite visualizar estas variaciones de modo más directo:
Adquisición de la L1 y lenguas con ausencia de irregularidad
Como acotación a este fenómeno lingüístico por el que las conjugaciones no siempre siguen una flexión esperada, es interesante notar dos contextos en los que las irregularidades cumplen un papel importante: la adquisión de la primera lengua y la naturaleza aglutinante de algunas lenguas.
En el primer caso, los niños pequeños que recién empiezan a construir y consolidar sus expresiones lingüísticas suelen ser propensos a cometer errores de generalización de las reglas de conjugación obviando los casos excepcionales en donde sucede una irregularidad. Como indican Ximena Galaz, Carolina Norambuena y Marcela Rivera, investigadoras de la Universidad de Chile, “cuando los niños comienzan a producir lenguaje, no saben distinguir entre un verbo regular o irregular, por lo que utilizan mayormente la forma regular, sin embargo, cuando los niños van adquiriendo más formas irregulares se produce un bloqueo de la aplicación de la regla” (2008). Debido a esta situación, no es inusual, entonces, escuchar a niños pequeños cometer errores de conjugación de verbos tales como “yo no sabo” en lugar de “yo no sé” y “no ha volvido” cuando se esperaría un “no ha vuelto”. Estas características de conjugación también pueden estar presentes en otras manifestaciones lingüísticas de otras variedades sociales o diastáticas del español.
Por otro lado, y desde otras perspectivas, existen lenguas que no poseen verbos irregulares tal cual los podemos reconocer en lenguas como el castellano. Esto puede suceder en el caso de las lenguas aglutinantes. Las lenguas aglutinantes son aquellas que poseen palabras que a su vez contienen muchos lexemas y afijos en su interior, las cuales brindan expresiones parecidas a las de una oración. Ejemplos de ellas, son la mayoría de lenguas amerindias como el aimara, el quechua o el náhuatl. Estas lenguas utilizan partículas invariables (sufijos e infijos) que sirven para conjugar cualquier verbo y se presentan con la misma forma fonética siempre.
- Casos de conjugaciones especiales en verbos
Actualmente (sobre todo en los ámbitos virtuales) existen múltiples plataformas que permiten a los hablantes consultar y evidenciar las conjugaciones tanto regulares como irregulares de los verbos tanto del español como de otras lenguas. Debido a esto, puede no resultar del todo útil la presentación reiterada de los paradigmas de conjugación de algunos verbos irregulares. En lugar de ello, se presentará una tabla con los fenómenos más frecuentes que explican las irregularidades de las formas verbales en español con el fin de que el lector sea capaz de reconocer la regla para cada caso y pueda reflexionar en otros casos que cumplan esta condición sobre la base de su propia experiencia lingüística. El cuadro presentado a continuación es un trabajo de Justo Fernández y proviene de la ya mencionada página Hispanoteca (2016)