En la actualidad, los seres humanos habitan un mundo eminentemente tecnológico. Las computadoras portátiles, las tablets y los celulares se han convertido, en un lapso muy reducido de tiempo, en herramientas cotidianas y – discutiblemente – indispensables para el trabajo, los estudios y el ocio. Esta ubicuidad de dispositivos electrónicos ha constituido una verdadera revolución; por eso, no resulta sorprendente que uno de los campos de la vida cultural humana – el del lenguaje – se haya visto, también, afectado por la increíble velocidad de estos cambios. Por ejemplo, la aparición de nuevos aparatos electrónicos, aplicaciones de software y nuevas formas de comunicación ha hecho necesaria la creación de nuevas palabras o neologismos, los cuales han surgido naturalmente de la necesidad de nombrar con precisión estas nuevas herramientas, y los procesos y comportamientos asociados a ellas. Esta creatividad espontánea dificulta, en la mayoría de los casos, la labor de determinar el origen de tales neologismos. Sin embargo, existe por lo menos una palabra cuyo origen sí se conoce con seguridad, debido a una razón muy peculiar: el nacimiento de esta palabra fue planeado. Este es el caso del phubbing.
El phubbing se define como el acto de desairar a una persona al prestarle más atención al teléfono móvil que a lo que esta diga o haga durante la interacción social. Por ejemplo, escenas como las presentadas en la imagen anterior se han vuelto muy frecuentes: reuniones de amigos, ya sea en lugares públicos o privados, en los que la conversación se ve interrumpida frecuentemente por el envío o la recepción de mensajes de texto y llamadas telefónicas. Esto, naturalmente, causa incomodidad en muchas personas que sienten que sus interlocutores no participan plenamente en la interacción con ellos. Para ellas, las nuevas herramientas de comunicación, paradójicamente, constituyen un obstáculo para esta. Sin embargo, a pesar de que este fenómeno se tornó bastante frecuente, no había un nombre específico para describirlo. Esta situación cambió en el año 2012, cuando The Macquarie Dicionary of Australia, un prestigioso diccionario de la variedad australiana del inglés, asignó a la empresa de publicidad McCann Melbourne la tarea de crear y popularizar una palabra con ese propósito.
Esta agencia publicitaria reunió, en una conferencia realizada en la Universidad de Sydney en mayo de 2012, a un grupo de lexicógrafos – expertos en el estudio y la elaboración de diccionarios –, autores y poetas con este fin, los cuales inventaron una nueva palabra combinando los sonidos y los significados de otras dos. Así, phubbing surge de la fusión de dos palabras del inglés: phone ‘teléfono’ y snubbing ‘desairar’.
Posteriormente, McCann Melbourne creó una página web, StopPhubbing.com, y una presencia en Facebook, a través de las cuales se avocaron a la tarea de difundir el uso de este neologismo. Esta campaña ha sido, sin ninguna duda, muy exitosa, ya que esta palabra se vuelve más popular cada día, y su presencia en el léxico del inglés y de otras lenguas, como el español, promete ser duradera.
El objetivo de los editores del diccionario Macquarie era el de generar publicidad positiva para su obra, pero también el de lograr que las personas entiendan la importancia de las palabras para explicar fenómenos sociales y la de los diccionarios que las preservan. Sin embargo, han logrado mucho más que esto. Inadvertidamente, nos han regalado también una oportunidad única: la de conocer, de forma directa, una de las muchas maneras en las que nacen nuestras palabras.
Fuente:
http://adage.com/article/news/mccann-melbourne-made-a-word-sell-a-dictionary/244595/
Imágenes extraídas de
http://www.unocero.com/wp-content/uploads/2013/08/phubbing.jpg
http://es.wikipedia.org/wiki/Phubbing#mediaviewer/File:Phubbing_creation.jpg
Elaborado por Hugo Ponce de León y Pedro Gonzáles