Para nadie es un secreto que la lectura es buena para el cerebro, pero hasta ahora no sabíamos exactamente qué es lo que ocurre en él cuando leemos una novela. «Las narraciones le dan forma a nuestra mente y, en algunos casos, definen a una persona», afirmó el Dr. Gregory S. Berns, director del Centro de Neuropolíticas de la Universidad de Emory, en Atlanta, Georgia. «Queremos saber cómo entran las narraciones al cerebro y que efecto ejercen luego sobre él», agregó.
Ahora podemos tener una idea un poco más clara al respecto, gracias a las investigaciones de Berns y su equipo, quienes trabajaron con imágenes de Resonancia Magnética Funcional (RMf) tomadas de los cerebros de 21 estudiantes de grado mientras estos descansaban. Luego se les pidió que leyeran capítulos de la novela de suspenso Pompeya, de Robert Harris, durante nueve noches. Los cerebros de los jóvenes fueron escaneados todas las mañanas posteriores a cada noche de lectura, y luego, durante los cinco días posteriores a la finalización de la lectura del libro.
Los escaneos revelaron un inesperado aumento de la conectividad en los cerebros de los estudiantes en las cinco mañanas siguientes a la lectura y los investigadores observaron que los cambios persistieron durante cinco días después de haber terminado la obra. Las áreas de mayor conectividad fueron la corteza del lóbulo temporal izquierdo, un área asociada con la comprensión del lenguaje, y la circunvolución prerrolándica, en la parte posterior del lóbulo frontal, que se asocia a sensaciones y movimiento.
«La parte anterior del surco de Rolando contiene neuronas que controlan el movimiento de partes del cuerpo», le explicó Berns a The Huffington Post. «La parte posterior del surco contiene neuronas que reciben información sensorial de diversas partes del cuerpo. El incremento de la conectividad fue una sorpresa que implica que, tal vez, el acto de leer pone al lector mentalmente en el cuerpo del protagonista».
¿Cuánto tiempo duran estos cambios? Berns respondió que eso no está tan claro, pero aventuró una primera conclusión: «Como mínimo, podemos decir que la lectura de narraciones —especialmente aquellas de historias más fuertes— reconfiguran las redes cerebrales al menos durante algunos días, lo que muestra la forma en que las narraciones permanecen con nosotros. Esto puede tener profundas implicaciones en el efecto de la lectura en los niños y la forma como les modela el cerebro», concluyó.
Adaptado de http://www.elcastellano.org/ns/edicion/2014/enero/cerebro.html
Fuente de la imagen https://www.google.com.pe/search?q=scanner+de+cerebro&sou