Autor: poes
Siclop
Viene lento.
Pero sí ha venido,
es para quedarse todavía,
mientras dure su estadio y ganas,
está y no se va, su nube negra, la nieve.
Y tú te vas, no puedo retenerte.
A la nieve, la puedo sujetar, ella me cubre.
A quién miras?
Seguro al que admiras.
A quien no, si lo miras,
solo es de compasión y verlo.
Se ha ido.
Quién habría?
Para quedarse uno.
Decir uno,
tal vez suene,
suene menos triste.
Y habría que ser así.
En cualquier sentido y lado;
miras y oyes lo que tienes que…
Venía lento.
Pero si ha venido,
no es para quedarse aun,
sometido, de préstamo y fiado.
Estuvo, ya se fue; derretida hecha lago.
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Huida
La idea adaptativa, si es que algo así pudiese existir, no podría provenir de ningún lado ni terminar en ningún lugar. Tiene alguna conexión como las dos moléculas o estrellas más alejadas que pueda haber, ser parte de una masa primera, los primeros seres celulares y el último ser biológico antes de morir todos. Uno es alguno en la vida, con una coyuntura, idiosincrasia, modos y cultura. No es acaso que nos adaptamos primero a nuestros nombres, a los nombres de otros con sus rostros, a los nombres de los demás objetos que nos rodean? Sin antes una adaptación, no podría haber algunas formas de ideas fijas. En algunas nos quedamos por estar éstas halladas ya sea en su totalidad o en un límite forzoso por el desarrollo intelectual y todas sus implicancias como moral, tecnología, economía, política, educación, etcétera. La idea adaptativa es de quienes aún andan buscando escapar de ello y llegar a alguna conclusión. Una idea así, tendría que ser más de escépticos y eclécticos. Por lo individual, algunos llegan más lejos que otros en su búsqueda y en lo general solo se sabe hacía donde se quiere ir aunque todavía con pugnas y no de forma unánime. Para tentar una idea fija general, habría primero que hallar la idea fija individual. Idea adaptativa individual devenida en una idea fija individual; idea adaptativa general y finalmente una idea fija general. Las cuestiones que competen a los hombres y que predican de ellos, no pueden ser como las matemáticas y los números. Pero siempre estamos huyendo: antiguo, medieval, moderno, contemporáneo y lo que venga del futuro mientras se piense. Edad prehistórica, edad histórica; edad de piedra, edad de los metales; paleolítico, mesolítico, neolítico y cualquier otra referencia que nos indique que una etapa es antes o después que otra.
Peztorpedo
Tomates
Hay un hombre que está acostado en algún apacible lugar mirando hacia arriba. De rato en rato cruza las piernas, pone su tobillo en su rodilla flexionada, ya no puede seguir más y se aburre. Otro en algún otro lugar y en la misma posición, está pensando, ni siquiera le importa moverse, tiene ruidos en el oído y tampoco le interesa, los trata de olvidar por algún instante. Soñar y darse cuenta de lo que se sueña, soñar lo que se desea, aprender de ello. Si te contienes en tus sueños, cuánto más de despierto. No llegar a recordar hacía donde es derecha o izquierda, hacía arriba o hacía abajo, no recordar en dónde se está y no por algún exceso de licor o algunas otras sustancias. Desear y querer llegar a un estado tal por placer y algún modo de escape. Si se desea escapar es porque en donde se está, la persona no es quien quisiera ni debiera ser, sentimiento de falta, de sentirse incompleto. A donde pudiese escapar, tendría que ser algún lugar mejor, en donde sea él mismo y completo, así solo o acompañado. Quién busca hacerse desgraciado? Hacia donde haya podido escapar y crear que era mejor que su presidio, siendo inevitable que tenga que volver a ella hasta que muera, debería atraer todo lo mejor que haya podido captar en su intento de fuga y hacerlo propio para sí y para con quienes le toque estar. El que se aburrió sin siquiera llegar a cavilar algo, inventa alguna distracción tanto para sí como para los otros y se emboban. De esas distracciones no a todas se les puede llamar buenas ni malas ni mejores ni peores. Su mejor escudo, decir que el otro tiene decisión, apagar o prender, quedarse o irse. El embobado que no sabe que lo está, el embobado que se sabe tal aunque no le importe ni quiera cambiar y el que los maneja aunque digan que decide.
Veía los kilos y kilos de buen tomate desechados porque el precio que daban por ellos no era el que debería, preferían botarlos. El hombre les preguntaba: “y no les da pena?”. A unos sí aunque lo hacían y a otros quién sabe. “Algunos podrían venir a cogerlas (seguramente inferimos por lo general gente pobre)?”. Y le respondían “no, no les dejan” y acusaba algunas trabas estatales de salubridad. Eran tomates buenos. Como con estos, seguro hay otros alimentos desechados y desperdiciados. Panes, tubérculos, vegetales, frutas, leche, etcétera. ?