Había una luz pero nadie sabía qué más podría ser aquello. Estaba en el cielo y no se le podía mirar de forma directa. Una luz, un resplandor podría ser cualquier cosa; desde algún fuego artificial, algún cohete con alguna nave o misil, algún asteroide o cometa. Aunque no la mirasen de forma directa todos sabían que estaba. El no saber qué era nos asustaba. Ya estaba suspendido por unas horas en el cielo que recién empezaba hacerse de noche. Ningún sonido pero sí una luminosidad que opacaba todas las otras luces que podrían haber en el firmamento. Con quienes estaba no sabíamos si escapar o intentar acercarnos. Para todos esa luz estaba en el mismo sitio, desde cualquier punto del globo todos miraban la misma luz en el mismo lugar, evento muy extraño. Se les había hecho la verdadera noche. Era un objeto que no tendría ningún impedimento ni resistencia para hacerse parte de todo, traspasar cada molécula y partícula. Así, escaparse o acercarse era lo mismo. Habíamos dejado todas nuestras distracciones para intentar mirar al cielo, además de mirarse unos con otros o intentar mirar en otras direcciones, todos querían tratar de fijar la vista hacia el cielo, hacía ese destello. Aunque trataran de mirar con espejos, lentes, cámaras, telescopios, lo que fuese con que se pudiera usar para mirar, todo lo observado estaba deslumbrado, copado de luz. Después de ya mucho rato en el cielo, el fulgor parecía expandirse un instante y al rato volver al tamaño de cuando empezaba a manifestarse. Pulsos discontinuos siempre de forma casi circular. Para ese entonces, sin ninguna noticia por ningún medio que pueda explicar la naturaleza de lo que sea que estuviese en el cielo, los grupos reunidos en las calles, amigos, familias y hasta desconocidos que se encontraban de forma circunstancial por el mismo lugar, estaban abrazados, como dándose aliento, consolándose. Para la relativa pequeña ciudad en la que nos encontrábamos ya no quedaba nadie más dentro de sus casas. En un muy corto instante se pulverizaron, se hicieron radiación, algo menos que polvo cósmico. Cómo no anticiparlo con tanta tecnología, pero cómo anticipar algo que proviene de otra dimensión. Tal vez estábamos al borde mismo de un agujero negro. Todo empezaba para todos.
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