Innecesidades
De las primeras y mayores cosas que más detesto y que tendría que nombrar, sería la brujería. Esta cortoplacista y facilista acción es preferir lo oscuro y el engaño a la verdad y a la claridad. Este muy vergonzoso acto debe ser lo más cercano a la mentira de forma concreta; sea como sea que se le quiera maquillar, magia blanca o negra o del color que sea, son igual de tristes, estúpidas y banales. No representan otra cosa más que una traición a su Creador. Luego en la lista podría venir el desperdicio de alimentos. Se pierde toda la esencia de la comida al ser vistos y transformados en objetos lúdicos, juguetes de concursos de televisión. Reniego cada vez que me ha tocado ver el desperdicio de harina y huevo en la cabeza de alguien por celebrar un cumpleaños o final de un ciclo escolar. Aunque a veces se me olvida o es que quizás trate de ignorarlo, no me gusta ir a restaurantes para no ver toda la comida sobrada (desperdiciada) en el plato de alguien. Me parece que hay que ser demasiado tonto para no saber qué y cuánto se come para no tener que desperdiciar. Les deseo a todos esos que si alguna vez hubiese hambruna, tengan que comer pasto o tierra. Muy ligado a eso está el desperdicio de agua y el desperdicio en general. También habría que ser otro lelo como para no saber llegar a la hora, sobre todo cuando uno mismo es quien fijó el momento. Aunque esto último podría ser un poco más excusable, pues pueden haber motivos de verdadera fuerza mayor. Despotrico también de los criadores de canes irresponsables que no recogen sus excretas y peor de quienes sus bravos y amados perros ataquen a algún anciano o niño. A esos desalmados quienes los abandonan, lo que ya imcumbe a otra clase de mascotas en general. Detesto asimismo el apego casi ya fanatismo e idolatría al alcohol, y aunque en algún tiempo derroche algo de dinero y tiempo en ello, ya no lo hago más. Y dentro de todo esa locura consumista, detesto la usura. Crear necesidad en las personas, necesidades innecesarias. Adicción. Jamás me va a cuadrar la idea (excusa) de “la oferta y la demanda”; por sobre todo tendría que primar la razón. Todo fuera de la razón no son otra cosa que ilusiones, mentiras. La inteligencia y la razón no pueden estar ligadas en ningún sentido al desperdicio, a lo fútil. Nunca será mejor destruir que crear.