Expansión económica
Expansión de la economía. Debe de ser una de las frases más utópicas entre los humanos que aun así, utópica, los pone muy contentos y orgullosos. Mientras no se pueda explotar otro satélite o planeta, expansión económica no es más que una de las irrealidades más grandes del mundo. Irrealidades que son todas en el fondo contrariedades y contradicciones. Seguro a nadie le gustaría oír de desaceleración económica, ver disminuir su capital, sobre todo a los que ya de verdad tienen mucho más que suficiente. La diferencia de pasar de todo a poco o nada y ser siempre poco o nada. De lo que estamos seguros es que es mejor una persona con una huella de carbono mínima a una con excesos, cosas desechables por doquier. Quien tiene más, por lo general, contamina más. Esa contaminación antes ha sido la extracción de algún material. Hasta la propia extracción, sino es la contaminación misma, es un agente de ésta. Para extraer se tiene que contaminar. Se mueren sin su extracción, no puede seguir su expansión sin ella aunque de todas maneras al final le cueste la existencia. Eso nuevo que todavía es más puro e inocente que ha sido extraído y dado a la luz como un nonato o recién nacido, luego puede matar. Tampoco seguro nadie mata más de lo que se le pueda dar a su alcance; y quizás sea cierto que todos estemos contados para uno u otro lado. Ese mineral que ha sido forjado arma, toda su muerte y su contaminación. Necesitan seguro su expansión económica por su expansión poblacional; otro error que le genera su ímpetu animal. Decir con las letras claras: el planeta no es infinito. Qué sangre le puede sacar un vampiro a un maniquí!? Qué locura por tener más y más! De cosa finita no puede haber ni extracción ni expansión infinita. El hombre es el único ser que puede elegir entre ser o no un animal; al menos, intentar acallar un poco más su irracionalidad. Porque nadie mejor que nosotros mismos para encubrir nuestras faltas. Y podremos llamar expansión económica a la contaminación. Existir, todavía seguir existiendo campantes con una deuda impagable. Ni siquiera una deuda entre países, naciones, repúblicas, Estados, reinos o lo que fuese, sino una deuda conjunta con el globo terráqueo. La naturaleza como amorosa puede ser muy bruta también. Una deuda que empieza con nosotros mismos, requerir más pudiendo tener solo lo indispensable, que en conjunto hace una deuda global; unos más que otros con su aporte individual.