Dukkha
Hay ocasiones en el que el aceptar no es el entender. Sería lo ideal aceptar y entender y viceversa. En el mundo borrascoso, se puede aceptar pero no entender y entender pero no aceptar. A veces uno está forzado a ello, pero está también en medida en uno el dejarlo crecer o no. No se puede negar un “no”. Aceptas porque es decisión de alguien más, pero no por ello se tiene que entender todas sus motivaciones ni sus razones. De un asesino desalmado tal vez solo tengas que aceptar que te asesine, no te queda otra, lo que no lo hace entendible. Está más en un tirano y cruel que aun entendiendo no acepte (claro, dirá que no ha entendido, entendiendo suficientemente). Es también infantil el entender, pero no aceptar, hacer lo que a uno le da la regalada gana; inclusive siendo recomendación por su propio bien. El error, algo entendido pero no aceptado y algo aceptado porque no ha sido entendido. Se entiende que hay un error, pero el error no se puede aceptar. El error también puede ser algo aceptado, pero es algo que nunca será entendido. Lo que se acepta puede ser un mal entendimiento, o sea, una falla. Antes que entender, primero se tiene que ver lo que se acepta. Aunque se pueda aceptar sin antes entender, no es algo que se deba hacer. La alimentación no solo puede ser de golosinas, pero dígale eso a uno niño. Se puede entender al enamorado pero no por ello aceptarlo. Puede ser el sufrimiento entendido, sobre todo uno que puede ser evitado? El sufrimiento a veces solo lo tienes que aceptar. No hay analgésicos para todos los tipos de dolores. No es que todo sea sufrimiento, las cosas de los hombres y malos hombres sí. Como la razón, la justificación y la excepción. Una buena o mala razón, una buena o mala justificación, una buena o mala excepción. Tanto como para excusar como para dar la razón hay que justificar. A diferencia de la excusa, la razón no ha tenido que saltarse ninguna norma. La excusa es lo que en base a su justificación ha tenido que obviar algo que se supone no se debería. Acaso la diferencia más importante entre la razón y la excusa es que uno puede ser obviable y la otra no. Si es que recae en un pensante y sufriente, es más sufrimiento el exceptuar que la razón. Exceptuar, excusar, que debe estar más cerca de la mentira. La razón no puede sufrir, sería como renegar de lo bueno. Al fin, para que se llegue a aceptar y entender, es que debe de desaparecer la ambigüedad en todos los ámbitos. Es necesario un solo idioma, telepatía. Si no es la ambigüedad el sufrimiento, es seguro una parte que la hace. Seres sin sentimiento sin ninguna o poca moral y seres sin sentimiento con alguna moral; seres que tal vez por ello mismo no puedan ni intervenir ni interferir del todo. Es doloroso estar envueltos en mentira, ya sea a sabiendas de otros o porque todavía de verdad no se sabe. Tómense algo más a pecho el no desear budista. Maia.