Cuadros sinópticos y mapas conceptuales. Dos organizadores para planificar la escritura

Si se piensa bien, la elaboración de cualquier producto complejo demanda planificación. Se puede considerar, por ejemplo, la construcción de una casa: ¿esta surge espontáneamente de la imaginación del albañil? En realidad, una edificación que sea el resultado de un proceso sin planificación sería desastrosa. Para construir un edificio, se requiere de un plano que sirva para establecer con claridad la estructura, la distribución y los principios que lo sostendrán. De la misma manera, el proceso de elaboración de textos académicos exige también un proceso de planificación, que incluye etapas, entre las que destaca el procesamiento de fuentes. En este momento, el estudiante revisa bibliografía pertinente para el tema que desea abordar y registra esta información, por ejemplo, en organizadores gráficos. Dos de los más útiles son el cuadro sinóptico y el mapa conceptual.

Uno de los organizadores visuales más empleados para vincular sistemáticamente información relevante sobre un tema son los cuadros sinópticos, conocidos popularmente como “esquemas de llaves”. Para el docente e investigador Alberto Cajal, “un cuadro sinóptico, síntesis de cuadro o mapa sinóptico, es un diseño visual que desarrolla un tema específico y, a la vez, deja ver cómo está constituido, sus detalles, subcategorías y relaciones” (2017). Según Cajal, el rasgo distintivo de este tipo de organizador radica en que, a partir de una idea principal, se pueden desarrollar varias ideas en una estructura jerárquica. En otras palabras, sirve para ordenar la información sobre un tema, y exponerlo de manera visual y sencilla. Por eso, en cierto sentido, se puede afirmar que el cuadro sinóptico es una forma del resumen.

La denominación de “esquema de llaves” proviene del hecho de que los cuadros sinópticos se organizan, por lo general, por medio de este signo ({}), que resulta de suma utilidad para ordenar la información de manera diáfana. Según Clara Jaramillo, especialista en estrategias de aprendizaje, en los cuadros sinópticos, estén o no organizados por el signo de llaves, se pueden identificar cuatro niveles básicos, como se aprecia en la figura 1. Un primer nivel, aquel que define el campo semántico y conceptual del cuadro, es el tema o idea general. Luego, en la siguiente jerarquía, se ubican las ideas principales que constituyen los conceptos que resumen los aspectos más importantes del tema. El tercer nivel está compuesto por las ideas complementarias, que también reciben el nombre de características o fundamentos. Finalmente, se ubican los detalles, aspectos que ocupan el último nivel de jerarquía (Jaramillo 2013).

Figura 1. Estructura del cuadro sinóptico (Jaramillo 2013)

El siguiente ejemplo ilustra la manera como se emplea el cuadro sinóptico para organizar información relevante sobre un tema específico. Si se elige escribir sobre el impacto de las energías renovables en la calidad de vida de los pobladores de zonas rurales de Perú (tema específico), es posible plantear, de acuerdo con la extensión que deba presentar el texto académico, dos ideas principales y dos ideas secundarias que las desarrollen de la siguiente manera:

Figura 2. Ejemplo de esquema de llaves (Elaboración propia 2019).

Como se puede observar, el esquema de llaves es un facilitador visual con el que se aprecia de manera inmediata la jerarquía de las ideas. Específicamente, en la imagen anterior, se identifica rápidamente que las ideas secundarias en guiones están subordinadas a dos ideas más generales, a saber, a “los beneficios de la energía solar” y a “los beneficios de la energía eólica”, lo cual facilita la tarea de redacción a nivel del desarrollo del contenido.

Otra alternativa muy útil para sistematizar información antes de iniciar la redacción de un texto académico es el mapa conceptual. Según el investigador Marco Moreira, los mapas conceptuales pueden ser definidos como “diagramas de significados, de relaciones significativas; en todo caso, de jerarquías conceptuales” (2005: 1). En otras palabras, se puede afirmar que uno de los rasgos esenciales de este organizador radica en que permite visualizar la relación de jerarquía establecida entre un número definido de conceptos: aquellos de mayor grado de generalidad ocupan el plano superior del esquema (Aguilar 2006: 62-63).

Asimismo, la psicóloga María Luisa Pérez Cabaní afirma que los elementos fundamentales que integran un mapa conceptual son tres: los conceptos, las palabras de enlaces y las proposiciones. En el primer caso, se trata de las palabras claves o “la regularidad en los acontecimientos o los objetos designada a través de un solo término” (2017: 2). En el segundo caso, los enlaces se “utilizan para unir los conceptos y para indicar el tipo de relación que se establece entre ellos” (Pérez 2017: 2). Esto quiere decir que cambiar la palabra de enlace significa modificar el vínculo establecido entre los conceptos. Por último, las proposiciones son el resultado de la combinación de conceptos y enlaces. Medularmente, una proposición está compuesta por “dos o más términos conceptuales unidos por palabras para formar una unidad semántica” (Pérez 2017: 2). Como se aprecia en la siguiente imagen, el término “aire” (1) es un concepto, lo mismo que “materia” o “energía”. “Compuesto por” (2) o “es fundamental” constituyen algunas de las palabras de enlace que articulan estos conceptos. Al leer, por ejemplo, “el aire está compuesto por materia” (3), conceptos y enlaces se integran para formar una proposición (Aguilar 2006: 64).

Figura 3. Ejemplo de mapa conceptual (Moreira 2005:2)

Los mapas conceptuales pueden ser usados de diversas maneras según el propósito que se persiga. Para el caso de los docentes, este tipo de organizador se emplea como técnica didáctica o como medio de evaluación. Por su parte, para los estudiantes, constituye un excelente recurso de aprendizaje, ya que les brinda la capacidad de determinar con claridad la relación jerárquica entre los conceptos (Moreira 2005: 3-4). En tal sentido, el mapa conceptual es un instrumento para el desarrollo cognitivo que puede resultar sumamente valioso para el proceso de redacción: constituye un paso intermedio entre la lectura y la redacción de un texto académico. También, resulta un complemento interesante para la elaboración de esquemas numéricos, debido, principalmente, a que enfatiza la relación jerárquica entre diversos conceptos.

En resumen, antes de iniciar la redacción, se puede recurrir al empleo de organizadores gráficos como el esquema de llaves o el mapa conceptual con el fin de ordenar de forma sistemática la información obtenida después del procesamiento de fuentes. Ambos organizadores constituyen excelentes herramientas durante la etapa de planificación textual y su empleo continuo puede servir para la elaboración de trabajos académicos de diversa índole.

Bibliografía

AGUILAR TAMAYO, Manuel Francisco
2006 “El mapa conceptual como una herramienta para aprender
y enseñar”. Plasticidad y Restauración Neurológica. México,
volumen 5, número 1, pp. 62-72. Consulta: 16 de octubre
de 2018.https://www.uaa.mx/direcciones/dgdp/defaa/descargas/
ElMapaConceptual.pdf
CAJAL, Alberto
2017 “Cuadro Sinóptico: características, elaboración, tipos”. En Lifeder.com.
Consulta: 18 de octubre de 2018.https://www.lifeder.com/caracteristicas-cuadro-sinoptico/
JARAMILLO, Clara
2013 “Ordenadores gráficos”. En Banco de Materiales Didácticos Multimedia.
Consulta: 18 de octubre de 2018.http://mdm.usta.edu.co/remos_downloads/lectoescritura/clara
_jaramillo_nivelacion_lectoescritura_modulo2_lectura_julio12_2013/
cuadro_sinptico.html
MOREIRA, Marco Antonio
2005 “Mapas conceptuales y aprendizaje significativo”. En Instituto
de Física
. Consulta: 16 de octubre de 2018.https://www.if.ufrgs.br/~moreira/mapasesp.pdf
PÉREZ CABANÍ, María Luisa
2017 “Los mapas conceptuales”. En ResearchGate. Consulta:
16 de octubre de 2018.https://www.researchgate.net/publication/266455592
_Los_mapas_conceptuales

Elaborado por Mariana Carlín, Lisandro Solís, Valery Quezada, Claudia Dioses y Jorge Narváez

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