Las estaciones limeñas se comportan de una manera distinta al resto del mundo: aquí o hace mucho frío o hace mucho calor. De aquí que podamos afirmar que el comportamiento del clima en Lima corresponde básicamente a dos estaciones: el verano, con su sol radiante e intenso y el invierno, con su cielo gris y su garúa matutina. No obstante, seguimos empleando, quizá por costumbre, los conceptos de ‘primavera’, ‘verano’, ‘otoño’ e ‘invierno’ para denominar los periodos en los que se divide el año. ¿De dónde provienen las palabras a las que conocemos como las estaciones?
Para empezar, debemos remontarnos al periodo de la época romana, cuando solo tenían dos estaciones: una larga y otra breve. La estación prolongada, llamada ‘ver’, era la suma de lo que hoy conocemos como primavera, verano y otoño; mientras que la breve, llamada ‘hibernum tempus’ o tiempo invernal, era únicamente lo que hoy conocemos por invierno.
Dada la longitud de la estación calurosa, esta fue poco a poco dividiéndose en etapas. Así, el comienzo de la misma empezó a ser conocida como ‘Primo vere’ o la primera parte de la estación de verdor; esta etapa devino en lo que hoy llamamos ‘primavera’. La etapa más calurosa se mantuvo como ‘ver’, aunque el vocablo fue poco a poco evolucionando a ‘veranum tempus’ o tiempo de verano. Ahora bien, a pesar de la nueva división, la etapa más calurosa continuaba siendo muy prolongada, por lo que la parte final, que era conocida por ser el tiempo de las cosechas, también recibió un nombre nuevo: ‘autumnus’, estación que hoy conocemos como ‘otoño’. Este vocablo proviene del dios egipcio Atum, quien es símbolo del sol que se oculta en la tierra. Por otro lado, también surge de ‘auctus’ o aumento y de ‘augere’ o acrecentar y robustecer.
El verano es la estación de los días cálidos y radiantes; el invierno, de las noches largas y las temperaturas bajas; el otoño, de los colores naranjas y las hojas caídas; la primavera, de las flores encendidas y las mariposas revoltosas. No obstante, aquí en Lima, donde las divisiones permanecen difusas, las estaciones nos remontan sobre todo a los días húmedos y al cielo gris.
Fuente:
SOCA, Ricardo
2006 Nuevas fascinantes historias de las palabras. Primera Edición. Montevideo: Asociación Cultural Antonio de Nebrija
Elaborado por Andrea Aramburú y David Vásquez