Algo poco sobre el olvido, la vanidad y lo importante

12 Feb 2014 poes

“Podrá extenderse su fama a países remotos y, desatando las lenguas, difundirse a todo lugar; podrá su casa brillar con títulos ilustres: la muerte desprecia la gloria altanera y, derribando lo mismo al humilde que al encumbrado, iguala a los más bajos con los más altos.”.
BOECIO.

Hay algo y de ese algo algo se tiene que rescatar; de otro modo ese algo sería y habría sido solo desperdicio. Si fuese o si pudiese caber ese algo en lo importante (aun sin saber qué pueda ser lo importante) lo sería nada más que como un sueño. Lo importante tiene que vencer al olvido y a la vanidad. No es que la vanidad sea mala o sea buena ni tampoco es que el olvido sea bueno o malo. A diferencia con estos dos anteriores, con lo importante caemos en una aparente contradicción, pues cómo podría lo importante ser algo malo o en el mejor de los casos, que podría ser también sin problemas, en el peor de los casos, solo un sueño (entiéndase sueño como utopía); cómo pues una cosa importante y no importante a la vez? Algo que no puede cambiar es por ser inferior a eso que quiere cambiar y este algo no puede decir de eso que lo supera que sea bueno o malo; aunque puedan haber niveles de maldad, ésta no puede ser nunca superior a la bondad (aunque como con lo importante no sepamos que pueda ser lo bueno o lo bueno en sí si es que algo así hubo o hay). Seguro es mucho peor ser inferior a uno mismo. Ellos se van conociendo pero uno los conoce más y mejor; siempre seguro ha oído de la muerte pero cuando la  conoce ya no puede hablar de ella. El preguntar por cuál de los números es el mejor no es tonto? El algo no solo debe ser algo sino al menos tentar ser importante; siendo cuadrado es algo que no podría suceder, pues algo sería algo e importante importante para ese ser. Se tiene parece el prejuicio de pensar que porque un cualquiera quiera o trate al menos de pensar sobre moral tenga que convertirse necesariamente en un moralista; esto es pues algo cercano a lo que sería un pensamiento de un ser cuadrado. El problema del ser cuadrado o pensamiento cuadrado no es ello en sí mismo, sino el mutar de cuadrado a alguna otra forma por mera conveniencia o mero humor; tampoco sería problema si supiéramos cuándo y en qué muta en cada situación; la mucha aleatoriedad se puede hacer regla. La cosa que existe ya es importante. Mejor pensamiento cuadrado a ser cuadrado. El ser es en gran parte su pensamiento. Tiene que ser una suma y lo que hace la suma es regresar. No es acaso que si se sumasen todos los números habría solo un conjunto de éstos y así y a sí una unidad? Tal vez también sea alguna suma no matemática que haga que todos esos entes números juntos se hagan un uno (como con lo importante y con lo que pueda ser lo bueno aun sin saber cuál es el primer y el último número). Cuando se dice los números éstos son todos y no unos sí y otros no. La unidad es un punto porque no son dos; también claro otros podrían pensar que un punto es un punto y una unidad es una unidad. Parece más difícil sí decir que un punto sea el Uno, aunque quién sabe; tal vez el punto y la unidad sean sí el Uno, pero no éste éstos. No se puede negar que cada uno sea un Uno y así cada cosa antes de romperse. Por romperse va la separación y por ahí el olvido. Olvido es un modo de eliminar pero no el eliminar mismo. Aun después de muertos se ha sido uno. No es tampoco que una sola fuerza individual no pueda arrastrar a otras para una buena o mala causa; aunque no haya un solo agujero negro en todo el universo, si pudiera, uno solo tal vez se engulliría a muchas estrellas sin ayuda (cosa que hasta podría ser un pleonasmo decir que uno solo no tiene más que su propia ayuda). Las estrellas deberían de agradecer al espacio y en algún momento maldecir a su propia fuerza de atracción que podría atraer algo que hará que ya no sea la misma; es grato que en cosas estelares no hayan malas intenciones sino solo cosas que deben ser como deben ser, luego ya las inteligencias las tratan de filtrar y categorizar; tampoco quizá no sea por su fuerza de atracción, sino porque justamente fue a parar allí. Es grato que si algunas cosas se rompen no tenga que ser algo necesariamente malo sino que hasta sea algo bueno. Para decir que la vanidad y el olvido son cosas buenas o malas tendríamos que eliminarlas o hacerlas más vanidad u olvido con alguna magia, convencer que como no son ni lo uno ni lo otro, es mejor ser solo importante. No puede haber un importante que no tenga niveles como niveles tienen los números y otras existencias, aun siendo objetos distintos. Como lo que está arriba o abajo hay unos que están más abajo y otros más arriba, no todos están en un mismo nivel; tal vez la idea sea, armonizarnos, acompazarnos y sincronizarnos, que no hayan ni arribas ni abajos; dejar de pensar que hay números mejores o peores que otros. Si existe ese importante con niveles es solo por falta de constancia, porque las mismas cosas nos vamos haciendo no-importantes; cosa que se hace más patente y clara cuando tienen los ojos puestos en uno y son ojos que no fallan o fallan muy poco, cuando se tiene todavía algo que demostrar. Algún cualquier ser entrenado.

Tal vez solo de lo importante

Lo sublime se tiene que hacer con lo sublime y en el mejor de los casos con algo inclusive más sublime, de lo contrario eso sublime no sería más que algo arruinado. En caso ideal es que algo que funcione sirva y así sea importante; el Hombre no ve ni oye todo. Aunque los ojos y oídos funcionen correctamente, eso filtrado por éstos, en micras como las neuronas y los espermatozoides, es en que descansan procesos verdadera y realmente vitales para el Hombre; si el Universo es más importante que el mismo Hombre, sus bases no podrían ser ni menos ni más sencillas; eso sencillo para sí y complicado para el otro; cosa que tal vez sonará desfasada cuando el Hombre pueda abrir pliegues cósmicos y viajar a través de ellos. Como si la naturaleza les exigiera ir de lo superfluo a lo profundo, tampoco pueden las cosas importantes (vitales) ser fáciles, solo superfluas. Pero a esa naturaleza el hombre todavía no ha dominado, además de buscarla así con sus sentidos, es lo que domina lo que llama y esa es la misma profundidad: el problema es traducirlo. Y aun sin hombres habrá quienes la quieran buscar por buscarla, sin saber jamás qué es lo que los llama. Por qué habría solo un camino, únicamente de lo general a lo particular o únicamente de lo particular a lo general, algún universo cuadrado también. Una profundidad de Seol o una de Edén. Obviamente uno que quiere saber está e intenta y lo que descubre lo hace suyo y le pone su nombre. Creemos que el hombre no ha inventado nada sino que solo las descubre. A más sublimes más profundas las cosas, el algo también es alguna cosa, debería de buscarse, la profundidad y su profundidad; buscarse no es mirarse a un espejo, algún planeta se puede llegar a ver como estrella, pero no está haciendo otra cosa más que fungir de espejo, su llama, si la tiene, es interna. Alguna clase de núcleo tendrá. Las obras que sean hechas con  finura o brusquedad no son ni la brusquedad ni finura de lo que se ve con lo que se lo hace, sino con lo que ordena el cerebro. También porque además de todo lo que ven, distancia desde sus ojos hasta lo que ve, aunque le parezca espacio vacío, está rebosante de cosas que sus ojos a simple vista no ven; pasan colores muy rápidos para sus ojos. Con alguno nacido un siglo antes o después el tiempo los iguala y los hace personas, sus posibilidades y desarrollo de su momento no las llega a necesitar para hacer lo que cualquier hombre de cualquier época haría. Hay en el cuerpo lugares que necesitan más energía que en otra partes, para un momento determinado o energía constante; a cuál se la quitas y a cuál se las das de tu mismo cuerpo.

Porque creo que llegué a ser muy crudo con ella. Por la grama demoré sacar la tierra del suelo, en ese lapso quiso reírse, pensaría que bromeaba, conseguí el poco de tierra que junte con mi pulgar e índice, y como era verano y uno anda más descubierto, le repetí lo que le había dicho sin la tierra en mis dedos. Había yo señalado y hasta sujetado entre mis dedos la piel de mi brazo y pantorrilla sin la tierra diciendo que el Hombre no se diferenciaba en nada de ella. Con la poca tierra conseguida cerca de mi cuerpo y la misma frase su rostro cambió. Porque también ya con sus cenizas se hace muy poco.

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