Archivo del Autor: Guillermo Gabriel Valera Moreno

El mundo libre es engañoso

[Visto: 878 veces]

En su texto “Religión y política” (Confluence, II/3, 1953), Hanna Arendt aborda el llamado conflicto entre mundo libre y el totalitarismo, buscando explicar su ubicación como conflicto religioso. En particular, aborda la acepción del “comunismo” como expresión de una “religión secular”. Ello había conducido a un debate de la religión como parte de los asuntos públicos y políticos.

Una cuestión que me parece muy importante es la valoración que hace de Carlos Marx, en tanto fue el primero en ubicar a la religión como un fenómeno social; su aproximación de ella como “falsa conciencia” (de modo ideológico); el darle un marco histórico de interpretación, de la cual deduce que la acción política ha sido siempre primariamente violencia, convertida en la “partera de la historia”, desde la cual se descubre un sentido a la misma. De allí el punto se situará en cómo nos hacemos dueños de nuestras propias acciones y del propio curso de la historia.

Nos dirá que asemejar a ello, a dar un salto al totalitarismo, habrá mucha distancia. Por eso mismo, criticará las visiones funcionalistas que pretenden establecer roles indiferenciados de los contextos y la historia, llegando a equiparar a Hitler con Cristo en tanto “líderes carismáticos”. En ese sentido, las expresiones de totalitarismo reflejarán muy bien “el aspecto radical de la funcionalización de los hombres”.

Es interesante la manera de ubicarse en el debate respecto al totalitarismo, el cual no es recusado por tratarse de una ideología “comunista” (en forma macartista) o de otra índole, sino por romper la posibilidad de situarse abiertamente frente a la vida, el conocimiento, la historia y las personas concretas. Siendo sistemas que pueden tener respuestas para todo y no albergar posibilidad de duda o diálogo fuera de sus paradigmas de pensamiento, limitando la capacidad de las personas para desarrollarse y abrirse a horizontes más amplios.

Pudiera dar la impresión que la autora tiene una postura anticomunista en lo político. Sin embargo, al defender una serie de tesis de Marx y ubicarlas en un lugar justo, intenta ir más allá de los estereotipos que muchas veces se hacían de él. Permite advertir que el debate de ideas se puede situar más a profundidad de las expresiones políticas inmediatas, sobre las cuales muchas veces se tiende a polarizar el debate (entonces entre “mundo libre” – comunismo, muy propio de la guerra fría de esos años). Creo que la autora desglosa bastante bien una serie de argumentos de Marx en lo que se refiere a su mirada de lo ideológico y de lo que, en otros términos, él llamaría el materialismo histórico, como forma de abordar la interpretación de la sociedad actual (proveniente de un proceso histórico y, además, incorporando un sentido teleológico a la historia, una direccionalidad).

La mirada y crítica al funcionalismo que ella desarrolle, le sirve para aclarar que no es Marx quien fundamenta las tesis de los totalitarismos (o las acoge) sino, que son más bien el fruto de esas miradas teóricas, ahistóricas, que buscan establecer lógicas en base a roles como si se tratara de puestos y de funciones las que cumplen las personas más allá de sus respectivas voluntades. En especial se va a referir al “comunismo” desde allí, para intentar (sin decirlo muy explícitamente) diferenciarlo del propio pensamiento de Marx. Además, el hecho de que la violencia fuera considerada la partera de la historia nunca podía hacer deducible que un modelo totalitario fuera su “condenada” herencia, pese a que Marx ya nos habla de la “dictadura del proletariado”.

Por último, el debate respecto a la religión como ideología creo que puede ser entendible como búsqueda de explicación y razones respecto a cómo nos aproximamos más a profundidad al secularismo en tiempos modernos, sabiendo que asistimos a procesos variados donde se pone en juego cuestiones como: la separación de la Iglesia del Estado; la pérdida de influencia del cristianismo en la esfera pública y de referencialidad cultural; la búsqueda de formas de vida religiosas sin necesidad de Dios; la toma de distancia de todo lo que se asemeje a institucionalidad religiosa y normativa. En ese camino se puede identificar formas ajenas a la religión como el comunismo, la cual, en tanto ideología, podría ser considerada como expresión religiosa.

Pero lo principal no estará en ello sino en la manera de organizarse y de dominio para encaminar una mejor (o peor) capacidad de conciencia y vida de fe de las personas, cuestión que no es posible en el marco de un sistema totalitario, ya sea comunista o de cualquier signo. Algo similar podríamos decir de expresiones equivalentes como los llamados “fundamentalismos”, los cuales han dado paso y lugar al debate que antes abarcó el llamado totalitarismo.

Guillermo Valera M. Sigue leyendo

Jesús: pasó haciendo el bien

[Visto: 1858 veces]

Sabemos mucho y poco de éste gran personaje. Y no escribió ningún libro, se dió a conocer durante sólo tres años (hasta donde sabemos) y sólo se dedicó a pasar haciendo el bien. Como se describe en José M. Castillo, sobre la Personalidad de Jesús, estamos ante alguien que nos legó una manera de vivir, de relacionarse con las personas, con el mundo y con su Padre. En él no hubo azares o coincidencias, cuestiones mágicas o simples porque era “el hijo de Dios”, o alguien que estaba predestinado y su camino ya estaba trazado de antemano.

Nada de ello. Encontramos una persona que crece tan igual como cualquier otra gente de su tiempo, con todo su entorno del imperialismo romano, de la vida rural de Nazareth y Palestina, de cómo se vivía la religión y la política, la familia y la vecindad, el trabajo y la alegría. Que va descubriendo en la relación con su Padre (Abba), lo que sería su vocación, a lo que se sentía llamado, y dentro de ello, la voluntad de su Padre para con él y su vida.

Jesús, alguien libre, de lado de los marginados y en vínculo permanente con su Padre. Mostrándose, como nos recordará Pagola, la imagen de Dios Padre en ese ser compasivo y misericordioso. Nos hará comprender que más importante que ser “santos porque yo, el Señor, vuestro Dios soy santo”, es menos importante que “sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”; ello es lo que ha de inspirar la actuación humana, amando sin excluir a nadie de ese sentido y experiencia compasiva. Allí se reflejará el verdadero progreso de salvación de la humanidad, atendiendo a los desgraciados del mundo.

En ello radicará el proyecto original de Jesús, el “reino de Dios”, en tanto irrupción de su compasión en el mundo, como bondad sin límites, como acción generosa sin límites hacia los que sufren. Se traduce en hacer justicia a los más pobres y humillados, optar por los que no interesan a nadie, por los que “sobran”. Porque lo primero para él será la vida de la gente y no la religión; mejor dicho, la religión sólo es posible de expresarse a través de la vida de la gente, luchando contra todo sufrimiento generado por la falta de compasión. Porque sólo se actúa en nombre de Dios cuando se lucha contra el sufrimiento.

Retomando a Castillo, por eso nos dirá que la personalidad de Jesús como hombre libre se teje con mucha claridad cuando buscamos dar respuesta al por qué lo mataron: “a Jesús lo mataron porque él se portó de tal manera, habló y actuó de tal forma, que en realidad terminó como tenía que terminar una persona que actuaba como Jesús en aquella sociedad”; su comportamiento fue de tal forma provocativo (desde el punto de vista de lalibertad) que concluyó en el desenlace que conocemos de la cruz, aunque también de su resurrección. Como hombre libre, Jesús se confrontará principalmente a las grandes instituciones de su tiempo, como son la ley, la familia, el templo y el sacerdocio.

La ley era la institución fundamental del pueblo judío; sin embargo, Jesús nos hace ver que el bien del hombre esta antes que toda ley positiva (no es el hombre para el sábado sino el sábado para el hombre). Ni siquiera en la familia Jesús tolera relaciones de sometimiento o dominación de unas personas sobre otras; su proyecto busca la liberación integral del hombre; en esa medida toma también distancia de la familia de su tiempo. El templo era el centro de la vida religiosa y socioeconómica de Israel, lugar de encuentro con Yavé, pero se había convertido en fuente de opresión y represión, en estructura de sometimiento, por lo que Jesús anunciará su destrucción; Jesús llama la atención más bien en que él mismo era “el verdadero Templo”. Respecto a los sacerdotes criticará su inclinación por el mero trámite ritual y su poca preocupación por el amor misericordioso que acoge al marginado social. Nos invitará en todo momento a ser servidores y vivir en libertad de acuerdoa ello.

Junto a su libertad, la cercanía e identificación que logra con los marginados y la manera de relacionarse con su Padre, harán la conjunción de su personalidad, la misma que estará marcada por tres características como son su originalidad, su radicalidad y su coherencia. Todo en razón de realizar la voluntad de su Padre que no es otra cosa que “pasar haciendo el bien”.

Guillermo Valera Sigue leyendo

¿Necesitamos de la religión?

[Visto: 768 veces]

Cada vez que profundizo en la religión, en mi vida espiritual, en mi experiencia de Dios, he ido sintiendo la pequeñez y lo grandioso que puedo ser y, así conmigo, cada ser humano. Que frente a lo que hemos recibido de manera tan gratuita como vida, creación y cosmos, otras personas que nos rodean e historia acumulada (en plural), no podríamos ser más que agradecidos e impulsarnos a compartir con todos lo que hemos recibido. Haciéndonos responsables de nuestra persona, prójimos y de todo lo que nos rodea, con sentido profundo de compromiso y responsabilidad y no sólo como algo casual, del azar o superficial.

Sin embargo, uno dice, todo lo anterior no logra conjugarse en una experiencia compartida, en una capacidad de diálogo y convivencia que nos permita acoger y profundizar lo humano, empezando porque nadie tenga que morir por necesidad (la persona, lo que piensa, lo que actúa, lo que sueña) y siguiendo porque todos tendríamos que lograr la capacidad de valorar al diferente y facilitar los medios posibles de realización de su propia vida. No es sencillo pero tendría que ser parte de los mínimos con los que tendríamos que institucionalizarnos en adelante para ser coherentes. Mínimos que no son solo cuestión de ideas y derechos que debemos incluir y posibilitar para cada persona, sino capacidad de argumentar, decidir y discrepar más colectivamente sobre nuestros destinos.

Es aprender a vivir con responsabilidad solidaria y velando siempre por el más débil; ha saber hacernos responsables de todo lo humano y cuanto le acontece; de que algo de sentido tan común como el respeto a la vida de toda persona sea realmente algo que nos movilice espontáneamente y no este sujeta a negociación o cosa por el estilo. Haciéndonos compasivos con todo sufrimiento y sabiendo descubrir los mejores medios para encaminar las respuestas necesarias en cada caso.

Si todo ello lo queremos vivir sin recurrir a Dios, no debiera plantearse como problema si conceptuamos (como aproximación argumentativa) adecuadamente a qué nos referimos con Dios. Incluso, yo podría decir que en una experiencia así, vivimos la experiencia de Dios, la presencia del Padre, aún así no lo explicitemos o pongamos en consideración; ya lo habremos hecho en tanto no es una cuestión de ritos o fórmulas, sino de lo que hacemos con nuestra vida y la de quienes tenemos capacidad de influenciar.

Puesto que todo lo que nos encamina a hacer más humano el mundo y a cada persona nos encamina a Dios, otros aspectos son los que debieran rodearse de un carácter “sagrado” si fuera el caso, más allá de qué tanto nos hacemos o somos conscientes de ello. Al final esto último puede ser lo menos importante. Y lo más seguro será que sepamos descubrir nuestra propia expresión de Dios dibujada en la experiencia que llevamos, en cada persona con la que nos relacionemos. Será una gracia plena y seguramente nos aproximará a la posibilidad que nos rebeló Jesús, desde la humilde experiencia cristiana, aunque no única por más que creamos en ella como lo más auténtico o verdadero.

Guillermo Valera Sigue leyendo

Saber abajarse y dejarse iluminar

[Visto: 823 veces]

La preocupación sobre cómo abordar la relación entre religión, cultura y política, es un tema que se aborda por Fortunato Mallimaci, en “Excepcionalidad y secularizaciones múltiples: hacia otro análisis entre religión y política ”donde se menciona que algunos conceptos tradicionales ya no dan cuenta de la problemática que vivimos, especialmente cuando se hace uso de términos como secularización o excepcionalidad de cómo se menifiesta lo religioso en algunas sociedades.

Sobre la excepcionalidad se ve el caso europeo (toma de distancia de la población sobre lo institucional y simbólico de las Iglesias), Estados Unidos (alta sociabilidad y participación religiosa de la población), América Latina (quiebre del monopolio católico e irrupción de un evangelismo pentecostal) y Argentina (sesgo que se dio desde los años 30 del siglo XX: “Catolizar era nacionalizar, argentinizar”).

Sobre secularización se establece una pregunta clave: ¿desapareció alguna vez lo religioso como para hablar de un retorno de éste? De hecho, la pérdida de influencia de las entidades religiosas no tiene por qué significar la desaparición de lo religioso, aunque éstas toman cauces más heterogéneos y plurales; marquen una disminución en las prácticas cultuales; o se opte por “creer sin pertenecer”.

Se recurre al análisis de otros actores presentes en los procesos de secularización (Estado, sociedad política, etc.) en tanto transferencia y legitimidades mutuas que se les traslada. Otro aspecto se sitúa en los procesos de racionalización y la idea que ésta eliminaría las creencias religiosas, cuestión que no ocurió así y nos exige miradas más amplias (salir del eurocentrismo, del cristianocentrismo y del pensamiento único). Diotallevi sugiere darle mayor atención al rol jugado por los Estados nacionales; se revisa el estudio de Marc De Launay para el concepto de secularización (vínculo con el derecho canónico; vínculo al Estado moderno y su continuidad y realización por otros medios; vínculo a la desmagización del mundo; vínculo con la idea de progreso; vínculo a lo moderno en cuanto independencia y transferencia de lo trascendente a lo profano).

Se concluye que debemos aceptar que hay modernidades y secularizaciones múltiples; comprender la globalidad sin desligitimar las diferencias, acudiendo al diálogo y la aceptación de la diversidad como cuestión clave.

Al respecto, me parece pertinente el tema conceptual sobre el que se hace incapié puesto que en la sociedad cambiante que vivimos y por el tema que se aborda (lo religioso) resulta un tema de mucha complejidad si se quiere hacer generalizaciones. Más aún cuando las excepciones ya no confirman la regla (como se suele decir) sino que empiezan o pasan a ser la regla misma por lo asiduo como se presentan los casos. De mi parte creo que estamos ante una problemática que transvesaliza las sociedades y los problemas vitales a las personas, en tanto tiene que ver con cuestiones neurálgicas a su “estar en la vida”, su “sentido de vida”, los horizontes con los que desea construirse y tantos aspectos más.

Pienso que si la secularización marca procesos de autonomía de la sociedad, la cultura y la política respecto a la religión y la larga data de una visión de la vida sacralizada y manera de ver las cosas, como se vivieron antes de la modernidad en el mundo, no quiere decir que ello tuviera que vivirse de manera homogénea y bajo un patrón similar en todas las esferas y latitudes o a un mismo tiempo. Creo que esta cuestión que ahora es de mayor sentido común, antes fue motivo de mucha controversia y no se ha superado totalmente. Lo cual hace converger a Mallimaci en el propósito de asumir un pluralismo y diálogo fundamental para un mejor entendimiento, tanto académico como social y político.

Sin embargo, la cuestión que me pregunto es si ahora lo relevante pasa por interrogarse sobre lo religioso o la vigencia de ello o, más bien, debiéramos preguntarnos por nuestra capacidad de convivencia y responsabilidad por el mundo (un mundo viable para todos), nuestra capacidad por valorar lo humano por enciama de las religiones y de Dios mismo (si este resulta que va contra nuestra propia especie). Suena un poco fuerte pero creo que es hora de dejar de lado a Dios como pretexto de división y separación, de hegemonismos vanos y simulaciones de poder. Nos interesa a aprender a “vivir sin Dios” en tanto imágenes que nos han sacado de un propósito de crecimiento y realización cabal para todas las personas. Debemos confirmar la muerte de Dios en tanto “todopoderoso”, “ojo avisor de nuestros pecados”, “relojero”, “tapahuecos” y tantas más que podríamos identificar como fuera del compromiso con los hombres y su realización plena.

Lo religioso en sentido grande tiene que mostrarse como capaz de “subordinarse” (“abajarse” diría Santa Teresita del Niño Jesús) al valor universal de la vida bajo responsabilidad de las personas, con capacidad de sentirse menos iluminadora de lo que hay que ser o hacer y dejarse más iluminar ella misma por la experiencia de las personas, la vida y del mundo. No hay persona que pueda erigirse en la voz oficial de Dios (ni siquiera el Papa para la Iglesia Católica), porque todos tenemos esa gracia concedida (cada uno somos templo y mediación de Dios); nadie puede erigirse siquiera en el intérprete oficial de los signos de los tiempos, porque nos hemos equivocado demasiadas veces como para dejarlo en manos “tradicionales”. Tenemos que ir a otras formas de relacionarnos y de experiencias de la “voluntad del Padre”, empezando por llamarlo más Padre (Abba) antes que “Señor” o “Dios” (en sentido normalmente vertical y alienante).

Guillermo Valera Moreno Sigue leyendo

La crisis de la religión

[Visto: 1313 veces]

Es un tema recurrente hablar de la crisis de lo religioso en los tiempos actuales y muchos autores (J.M. Castillo, J. Pagola) lo mencionan como una cuestión significativa para dar lugar a una serie de reflexiones. Parto de algo que Pagola menciona en un texto (“La alternativa de Jesús”) y que me llamó mucho la atención: hoy las religiones, las ideologías, las filosofías, las políticas, etc., experimentan una situación de crisis; sin embargo, “la figura de Jesús no esta en crisis”. Me dejó pensando, uniéndolo a otro hecho que no se bien cómo se llegó a ello pero marcó nuestra historia universal, y es que la persona de Jesús, en medio de muchos otros personajes y hechos históricos, fue capaz de significar tan universalmente que dividió la historia en un antes y un después, para “tirios y troyanos”, indistintamente.

Algo debe decirnos de manera tan universal y completa la figura y persona de Jesús que, sin mantenerse al margen de nuestra historia (más bien, muy involucrado), es capaz de trascender desde la sencillez de los humildes en la vida de las personas. Sólo ello podría servirnos para interesarnos por quién fue realmente (el misterio de la encarnación de Dios mismo, del Padre) y dónde puso el peso de su presencia entre nosotros (cómo vivía, con quién comía, cómo se hacía prójimo de las personas, de qué se trataba el amor que nos reveló de du Padre, entre otros aspectos), para poder recoger su enorme implicancia en el mundo globalizado que vivimos y lo que puede significar también la manera de vivir lo religioso, la religión y el sentido de trascendencia como parte de nuestro sentido de vida personal, comunitario y más ampliamente.

Cómo es que después de un racionalismo tan campeante durante el siglo XIX y XX, donde lo “religioso” intentó ponerse a un lado o se creyó que se había concretado (al menos, hasta la década de los 60s del siglo pasado), la cosa se redescubriera con otras aristas. Algo debió impactar en todo ésto las dos grandes guerras mundiales para intentar ir más allá de expresiones existencialistas e intentar buscar respuestas involucrando mejor la dimensión subjetiva y lo afectivo emocional. El asunto es que el “dios ha muerto” de muchos filósofos como Nietzche o del sentido común de muchas personas declaradas “ateas”, resultaba resucitado o puesto en cuestión en distintas dimensiones, con variadas y nuevas connotaciones a la etapa anterior.

Es evidente que la propia Iglesia Católica intentó ponerse a tono ya con los tiempos, por lo que se llevó a cabo la realización del Concilio Vaticano II y se avanzó de manera interesante; llegaron expresiones más radicales como las llamadas “teologías de la liberación”, especialmente en América Latina y propósitos de interculturalidad y diálogos interreligiosos pero que chocaron con intereses capitalistas cada vez mejor globalizados y ocultos en los grandes organismos multilatelares (como el FMI, Banco Mundial, BID, OCDE, etc.), lo cual ha hecho la tarea más compleja y lenta.

Lo cierto y real es que, cual ave fenix, cual apertura de mil flores en cada lugar del planeta, cual variedad informe de expresiones, lo religioso no sólo rebrotó sino que se generó la sospecha de si alguna vez la religión había muerto realmente o si lo que se negó como experiencia de muchos fue más bien una serie de imágenes de Dios, concatenadas a lógicas e imágenes autoritarias, castigadoras, todopoderosas. Muy funcionales a determinado tipo de construcción religiosa apegada a diversas formas de poder y autoritarismo también político. De hecho, entró realmente en crisis lo religioso; incluso, buscó renovarse de distintas maneras, pero también podríamos decir que sin un éxito muy claro.

Porque uno se pregunta, por ejemplo, ¿son sólo los ritos sacramentales o las formas como éstos se llevan a efecto lo que está en juego, en su mejor asunción por las personas, o el que se llegue mejor a ellos doctrinariamente? O más bien esta en juego la manera de vivir, de relacionarnos y de hallar comunión en la presencia de un Dios vivo y cercano para todos. Como señala Castillo (en “Símbolos de la Libertad”), para el caso de los Sacramentos, hay cosas más de fondo en juego que una renovación de la práctica religiosa de los mismos o de una mayor formación teológica de los fieles cristianos. Se trata de cómo nos situamos en la vida, aprendemos a sanar al otro, a expulsar demonios y a compartir la mesa con pecadores (sin discriminar en nada al otro). ¿Cómo lo traducimos en nuestro camino de vida?

Guillermo Valera Sigue leyendo

Las búsquedas de Marjane

[Visto: 802 veces]

Viendo la película “Persépolis” uno descubre nuevamente cómo el comic puede ser empleado con tanta creatividad divertida sin perder el sentido pedagógico e informativo. La historio de una niña (Marjane Satrapi), en un medio como el de Irán fundamentalista, aunque arropada de una familia de corte más bien “occidental”.

Hay distintos puntos que me llamaron la atención: cómo la educación puede influir tanto en un sentido o en otro para la formación de los niños, pero qué importantes son también la fuerza de las ideas y la fe que hace crecer conciencias, pasiones y sueños, tan realizables como intereses en juego y relaciones de poder se encuentran en el camino. Otra cuestión es la que nos habla del desarraigo, el cual se puede vivir con tanta facilidad en nuestro mundo globalizado de hoy (incluso sin necesidad de salir del país que sea); vivirlo tanto dentro como fuera de la propia patria o lugar de origen; donde los desencuentros pueden conducir a profundas depresiones más allá de la fuerza del carácter o personalidad que se pueda tener; el medio puede ser más fuerte o la capacidad de encontrar los caminos adecuados para encaminarse adecuadamente. Es curioso que el Aeropuerto (los aeropuertos de toda ciudad) terminan siendo lugar de encuentro, decisiones e ignorancia (idiomas o costumbres que no se entienden, no se comparten o se tratan con desdén).

La búsqueda del sentido de la vida, como ocurre con Marjane, puede llevar por aristas tan diversas y hacer pisar las miserias más cabales o fuera de nuestros cabales, que nos obligan (voluntaria u obligadamente) a echar la mirada hacia atrás y hacernos ver, como aquella escena de la parábola del “hijo pródigo”, que tenemos un aposento en el cual reclinar la cabeza y sentir la acogida del Padre-Madre-Abuela, que es la familia de Marjane en éste caso. Se aprende que la búsqueda de la libertad no es simple, ¿el precio de la identidad es adecuado? ¿de qué manera? No deja de ser importante la idea de abrirse a horizontes nuevos y abiertos, lo cual siempre será una posibilidad de crecimiento si no se “muere en el intento”.

Pero no se trata de ser más dramáticos que la propia realidad que ya hace bastante dramátifca la vida. Se trata de cómo saber construirse, saber ser y hacer lo que le corresponde a cada uno, siendo profundamente honesto y fiel con lo que cada uno siente como llamado y afirmando las propias raíces, abiertas siempre a enrriquecerse con tanto por aprender. Y se necesita coraje, entereza e inteligencia para saber ser pertinente y efectivo. Me refiero, a todo lo que significa la diversidad cultural en el mundo actual y la capacidad de convivencia que necesitamos posibilitarnos para todos.

Guillermo Valera Moreno
14 de abril 2010

Sigue leyendo

Cultivar lo humano

[Visto: 717 veces]

Pecado es un término
devaluado
demasiado vinculado a lo religioso
sirve para generar juicios inmediatos
moralistamente formal
aunque es tan presente y actual

Sufrimiento, desamor, soledad…
egoísmo, miedo, crueldad…
todo lo que nos distancia
del sentido humano de la vida
de la historia de humanidad del mundo
del buen uso de la creación recibida

Pero no es un asunto normativo
una distinción entre buenos y malos
¿somos gente con sentido razonable de su vida?
¿alguien quien se ha quedado rezagado de ella?

Se trata de cultivar lo humano
como sentido poderoso
de nuestra existencia
¿cómo aprendemos a cultivar
la importancia del otro
la aceptación de todos?
¿cómo aprendemos a
“pasar haciendo el bien”?
¿cómo traducimos un sentido de servicio
a todo lo que hacemos?

En todo ello
expresando lo que somos
Seres libres con capacidad de optar
por lo justo
Seres dialogantes con capacidad de
establecer acuerdos
Luchadores con capacidad
de convivir en la diversidad.

Guillermo Valera Moreno
30 de marzo 2010
Sigue leyendo

Amar: confiar y sonreír

[Visto: 734 veces]

Gracias Padre por confiar en la humanidad
por confiar en mí
en cada uno
Por rebelarnos tu presencia cercana
en tu hijo Jesús
y su madre María
recordándonos que somos
a tu imagen y semejanza
cada ser humano
a tu imagen y semejanza

Eres el todopoderoso
y te haces uno más
te afectas ante el dolor
capaz de alegrarte y olvidar
al recuperar una de tus ovejas
perdidas
sin importar lo anterior
así se malentienda o genere
envidias
eres bondadoso

¿Eres el que todo lo ve
y lo controla?
Pues nos hiciste libres
un ser humano que resume
la perfección de tu naturaleza
hecha para hacerla crecer
y cultivarla en nuestras manos

Gracias por sonreírme
todo el tiempo
casi me siento un niño
cuando trato de imitarte
¿Será por eso que la alegría
nos acerca a ti?
Nos hace ser más comunión

Esa sonrisa y tu mirada
a veces me confundieron
porque siendo adulto
no es fácil
hacerlo
con la misma inocencia
de la inexperiencia
sonreír como un niño
y gozarlo plenamente

Pero vamos cultivándolo
en esa relación de gratuidad
en la alegría que nos producen
los pajarillos
el petirrojo ¡Qué hermosura!
así como tanta gente que comparte
una sonrisa
sin tener que pagar
nada
felizmente nadie cobra por
una sonrisa
salvo los payasos de circo y similares
o contadores de chistes profesionales
a veces muy tristes en su vida privada

Gracias Padre por confiar y sonreírnos
habernos hecho libres para crecer
hacer crecer
nuestro entorno y nosotros mismos
para dar tributo a la gratuidad
de tu experiencia
hacia nosotros

Parece que todo eso es amar.

Guillermo V. / 28 mar. 10 Sigue leyendo

Gaviota

[Visto: 798 veces]

Hoy siento
ser una gaviota
liciada
por los peces del mar
hoy quiero
hundirme en el mar…
para alimentarme

Las rocas
son mi asidero
el aire
mi compañía
hoy quiero
ser una gaviota
para poder volar…
no
en mis pensamientos

Perdido me encuentro
en el aire
y retorno a tierra
cuenta me doy
que tengo compañía
es el pez
que traigo en la boca
es
mi amada mía

Gabriel Sigue leyendo

Forjar una iniciativa política alternativa

[Visto: 850 veces]

Pensaba en cómo podría darse lugar y encausar el ánimo de mucha gente que busca o tiene inquietud por colaborar en la construcción de una iniciativa política alternativa a lo vivido en los últimos 25 años, quizás con la sóla excepción del llamado “gobierno de transición” que encarnó el Dr. Valentín Paniagua y, en parte, el gobierno que le siguió (A. Toledo).

No estoy proponiendo en exclusiva una fuerza política de izquierda pero, en buena medida, debiera creativamente recoger lo que fue su experiencia y vocación por el país que ayudó a proponer y, limitadamente, a construir. Si se llegara por ese camino a una nueva propuesta de izquierda, en buena hora. Si encarna un sentido democrático y socialista, podría tener mayor sentido.

Sin embargo, estamos ya con retrazo. Es necesario colaborar en dicho propósito desde las opiniones e inciativas que podamos tener en los diversos círculos de influencia en los que participamos, centros de labores y estudios, familia y vecinos… hasta propósitos y formas de organización mayores.

Es necesario verlo como una invitación a establecer puentes con grupos de activistas diversos de la sociedad civil o de gente y organizaciones más vinculadas a lo político. No se trata de pensar en ensayos solamente, sino de cómo logramos encaminar a personas de conducta proba y honestidad, animándolos a “comprarse el pleito” en su comuna local, en la responsabilidad de los gobiernos regionales y en las instancias diversas del gobierno nacional.

Creemos que, en la etapa actual, una clave se juega en adecentar la política y de volverla creíble a la ciudadanía. Que la población pueda ver que es posible ser un servidor público sin tener que robar; que se puede ser un Fiscal probo, aún siendo sometido a exámenes amañados de calificación, y seguir siendo honesto y con sentido y capacidad de servicio (como el reciente caso vivido con el fiscal Guillén).

Convencernos de que podemos hacer que la política partidaria pueda ir más allá de un juego de caudillos e influencias familiares. Que la ética no tiene por qué estar reñida con la política y que la pugna de intereses puede desembocar en la concertación de fines comunes y superiores.

Si eso es cierto (o podemos y queremos hacerlo así), a todos nos tocan tareas ineludibles. Más aún si ellas pasan hoy por ayudar a forjar una inciativa política alternativa. Que nos de sentido de país, revalorando nuestro propio patrimonio cultural e histórico, riquezas, gastronomía (tan encumbrada en los últimos años), creatividad y emprendedurismo, la agricultura y recursos naturales y cuántas cosas más.

Donde cuestiones como la inversión económica, por ejemplo, en la minería, no se queden en juegos demagógicos y, algunas veces, malintencionados. De hacernos creer que no traen ningún problema ambiental o sanitario, siendo casi sinónimo de “desarrrollo” automático. Como tampoco creemos que puede ser una salida el decir “No a la minería” y aparecer como “antimineros” o “antiempresariales” por principio (aunque ya son muy pocos los que levantan esas consignas de manera acrítica y poco tolerante).

Una parte importante del asunto está en negociar adecuadamente (con un Estado propicio a ello), ayudando a orientar a la población en opciones justas y en equilibrar el peso y la información de las empresas a lógicas y estándares internacionales (y necesidades locales). Porque tampoco se puede dejar las cosas y decisiones a la buena (o mala) voluntad de los empresarios o a los circuitos de corrupción que pululan a todo nivel (como lo demostró el faenón de don Bieto y Rómulo con los “petroaudios”).

Ese y otros temas son claves de dilucidar para un siguiente gobierno. Qué mejor si lo es desde la articulación de una nueva inciativa política alternativa de cambio.

Guillermo Valera M.
26 de febrero de 2010

Sigue leyendo