Archivo del Autor: Guillermo Gabriel Valera Moreno

Discernimiento, unidad y proyecto común

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No esta nada claro qué pasos dar desde la izquierda en la actual coyuntura. Si algo podemos reconocer en las últimas elecciones municipales, para el caso de Lima, es que hubo tres factores importantes que determinaron la victoria (ajustada por cierto) de Susana Villarán. La confluencia de la izquierda, la salida del candidato Kouri (uno de los favoritos) y el propio liderazgo de Susana Villarán.

La confluencia de la izquierda se dio bajo una misma candidatura, la misma que se presentó con Susana V. a la cabeza y bajo el rótulo de Fuerza Social. Hay que insistir en ello, porque se dio lugar y base a una unidad importante de diversos sectores (Fuerza Social, PCP Patria Roja, Partido Socialista, Tierra y Libertad y otros), los cuales lograron también representación como regidores para el nuevo periodo municipal.

Lo segundo fue el retiro de la postulación de Kouri, quien era uno de los dos favoritos a llevarse el sillón presidencial (casi literalmente, si ganaba), aunque la justicia le dijo NO, por esas cosas que tiene el destino y que saludamos porque marcó una pauta de institucionalidad y precedente positivo para el país, cosa que no siempre funciona como debe ser o se esperaría (por ejemplo, no lo fue para el caso del señor Allison en Magdalena).

Lo tercero fue (qué duda cabe) el propio liderazgo y carisma que desarrolló la líder de FS, la cual estuvo pensada en razón no sólo de ganar unas elecciones sino de buscar marcar un sentido de renovación de la política (y de la izquierda) y ser factor –a su vez- de propuestas de cambio para Lima y el país. Como ello es un lenguaje poco conocido y comprendido, casi le cuesta la elección en la fase final de su campaña, donde creo que se confundió el no atacar con caer en cierta pasividad e iniciativa para confrontar posiciones.

De todos modos, me detengo especialmente en el primer aspecto señalado, “la confluencia de la izquierda bajo una misma candidatura” porque es importante analizarlo. Ya varios especialistas se han encargado de indicar que la unidad es algo que, en la izquierda, el pueblo valora, quizás porque tampoco existen muchos representantes que tengan una capacidad de liderazgo muy visible y convincente. De hecho, no hubo otra candidatura desde la izquierda que le disputara a Susana V. en el proceso de Lima; ello facilitó y le permitió una mejor lectura a la población, viendo a la izquierda como una viable opción, a pesar de que no todos los que votaron por FS (en tanto confluencia de izquierda) lo hizo sintiéndose de izquierda o se puede considerar que estaba apoyando a la izquierda. Sin embargo, fue mayoritariamente popular el voto de Susana. Creo yo que se recuperó el espacio político para la izquierda en Lima.

No todos los procesos han sido iguales. El espacio para la izquierda se ratificó en seis regiones aunque de manera bastante diversa. Sólo me detengo en el caso de Cajamarca donde la izquierda se presentó hasta con tres candidaturas, una de ellas de Fuerza Social, otra de Tierra y Libertad (con un buen amigo, Nicanor Alvarado) y la del MAS (en realidad de PCP Patria Roja). Pese a ello, ganó la tercera de éstas, dado que el escenario era algo distinto a lo que podía transcurrir en Lima u otras zonas.

En Piura, la presencia del Partido Socialista no fue ajeno al triunfo regional de Atkins (empresario local), el mismo que se logró con cerca de la mitad del voto de la población de dicha localidad. En Cusco triunfó el Partido Nacionalista de Humala, como en San Martín ganó el candidato de Fuerza Social. Guillén lo hizo en Arequipa y se trata de un independiente vinculado a la izquierda que tiene a la base alianzas con ciertos sectores nacionalistas y de la izquierda.

A la luz de lo mencionado nos preguntábamos si no sería interesante (necesario) que los movimientos (vinculados a la izquierda) que han sido los artífices de los triunfos en seis regiones del país pudieran tener la capacidad de confluir y de articularse (y otros más) en una sola candidatura unitaria para los próximos comicios de abril del 2011. ¿Podría ser posible generar elementos vinculantes entre éstos? ¿Tendríamos la disposición y capacidad para tejer algo nuevo desde una lógica así? Donde no haya hegemonismos engañosos, candidatos “naturales” ni predeterminados y, más bien, donde se ayude a gestar eso nuevo que empezamos a sentir que es posible. No sólo en cuanto a ganar unas posibles elecciones, sino en cuanto adecentar la política, darle otro horizonte. En cuanto a hacer de la política realmente un sentido de servicio, de expresión solidaria y de apuesta por el cambio social y económico.

En el caso de Fuerza Social ya se ha dado un paso más en ese sentido, al ratificar la unidad de la confluencia que triunfó en las elecciones municipales de Lima, con lo cual garantizar la unidad de gestión y de políticas para lo que será el gobierno metropolitano a partir del 1º de enero siguiente. Pienso que no es un asunto de puro cálculo o de conveniencia oportuna. Creo que se trata también de cómo aprendemos desde nosotros mismos a gestar la democracia, aceptando la discrepancia, el disenso, las minorías, el juego de fuerzas. Pero también, demostrando que es posible construir un proyecto común, una propuesta programática que genere alianzas amplias y flexibles. Siendo conscientes que el bienestar y la convivencia de todos se hace en forma inclusiva, aunque también con autoridad; con respeto, creatividad y decisión.

Aunque no podemos extrapolar lo que sucede en un ámbito hacia otros, creo que sí puede ser objeto de inspiración, para marcarnos derroteros de las mejores decisiones que corresponda a la fase política en la que nos encontramos. No nos ceguemos con las cuestiones tan inmediatistas y no reduscamos los liderasgos a las sólas capacidades personales que podemos (positivamente) encontrar en una serie de compañeros y compañeras. Es tiempo de sumar fuerzas y es tiempo de clarificar ideas; es tiempo de discernir lo que conviene mejor a nuestro país y a nuestro pueblo. No lo defraudemos.

Es cierto que no se trata solamente de buenas intenciones. Pero pongamos lo mejor de nosotros para que vayamos más allá de nuestros temores y emociones. Necesitamos cuestiones razonables, donde nadie esta demás. Tampoco creo que estamos detrás de hacer un frankestein como alguien ha señalado muy acuciosamente, pero será de sabios también el lograr la unidad en la diversidad que expresa lo que hoy es en buena medida la izquierda peruana (¿y latinoamericana?). Tomemos las mejores decisiones.

Guillermo Valera Moreno
12 de noviembre de 2010 Sigue leyendo

Algunos aspectos claves en los proyectos sociales

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Elaborar proyectos para encaminar propósitos de desarrollo es algo cada vez más común en nuestro medio y se ha tendido a generar toda una “cultura” de trabajo en torno a ello, dada la diversidad de mecanismos ideados para el mismo fin.

Hablamos de proyectos de desarrollo social y no de proyectos económicos. Éstos últimos se definen por una lógica de inversión que busca un propósito de rentabilidad económica para ser exitosos. En los proyectos sociales hablamos principalmente de la posibilidad de generar procesos de cambio que permitan ampliar las capacidades de una población a favor de hacerse más protagonistas de su propio destino, teniendo a la base un sentido de fortalecimiento de la institucionalidad democrática, de justicia y de bienestar y desarrollo compartido.

Ahora bien, ¿qué elementos pueden ser significativos para un buen propósito de diseño o formulación de proyectos? Pienso que podemos considerar varias cuestiones:

a) Tener un conocimiento adecuado de la realidad y el medio en el que se quiere actuar, contrastado con elementos teóricos en torno a la sociedad, la política y la cultura, desde los cuales poder encaminar una lógica de construcción democrática y desarrollo.

b) Todo proyecto social debe de hablarnos de instrumentos que buscan operar el cambio social respecto a una situación determinada, ya sea necesidad, problema oportunidad o desafío.

c) Saber establecer, participativa y creativamente, una idea de algo (idea de proyecto) que se piensa importante para un grupo poblacional, dentro de una zona determinada, y poderla traducir en un propósito concreto valorizado en recursos intervinientes.

d) Todo formulador de proyectos debiera ser un experto acotador, un gran establecedor de límites, respecto de lo que se quiere encaminar como propósito. Saber acotar el tiempo, el grupo poblacional, los fondos requeridos, los alcances de la propuesta, la relación coherente entre fines y medios, entre otros.

e) Lo principal de la formulación de un proyecto no esta en el diseño técnico, si bien ello es también muy importante. Tampoco lo esta en los parámetros de medición para establecer sus “factores de éxito” y seguimiento (a través de indicadores). Lo principal esta en cómo uno sabe establecer una adecuada sintonía y creatividad con la realidad y la proyección que se quiere dar a ésta para desencadenar procesos de cambio social o reforzar los ya existentes que permitan una mejor convivencia social.

f) Por eso, un buen proyectista es ante todo un buen arquitecto social. Hacer proyectos es aprender a hacer diseños artísticos en la sociedad, aunque los aspavientos técnicos o tecnicistas muchas veces nos dibujen sentidos distintos.

g) Los proyectos sociales son cosa seria porque ponen en juego las expectativas de grupos más o menos grandes de gente, con las cuales se hace experiencia (se experimenta se podría también decir) de tejido social y cultural. Con los cuales se invierte fondos que, normalmente, no nos pertenecen y sobre los cuales debemos saber dar cuenta.

h) Un buen proyecto debiera dar lugar a encontrar pistas para organizar mejor a la población en su capacidad de dar respuesta a una situación, problema o necesidad determinada; a ayudar a encontrar y tejer políticas sociales; a establecer posibilidades más universales de encaminar situaciones de conflicto y adaptación social, cuestiones que siempre van a emerger frente a las posibilidades de cambio que se planteen.

i) Un buen proyectista es alguien con capacidades pedagógicas y capacidad de aprender de todo cuanto acontece en la realidad. Alguien con la posibilidad de ayudar a encaminar propuestas y a saber rendir cuentas, empoderando a los protagonistas más directos de la realidad y medio que corresponda.

j) Como se podrá entender, todo proyecto es una apuesta, más o menos válida de lo que uno puede proyectar en el tiempo. Mientras más extendido (más años), más difuso. Sobretodo en una realidad tan cambiante y llena de incertidumbres como la que nos ha tocado vivir en el mundo globalizado que tenemos. Por ello, más que aferrarse a una idea fija descrita en un “proyecto”, lo principal puede estar en cómo uno establece un monitoreo / seguimiento de su respectiva ejecución abierto a los cambios que en él se puedan presentar y sobre los cuales habrá que establecer las pautas correspondientes que permitan encaminar mejor el logro de los objetivos.

k) Lo anterior exige creatividad en el manejo de un proyecto, aunado a un correcto manejo de las reglas de juego con las cuales ello funciona. Me refiero, a que nada debe hacerse con sentido de arbitrariedad, por más buena voluntad que se tenga en la ejecución de una propuesta. Por eso la comunicación con el donante (o su representante en cada caso) es muy vital para que se valide y concrete a tiempo los cambios que uno se pueda encontrar en el camino.

l) Alguien entendido en proyectos sabe manejar con flexibilidad todos los criterios que se puedan establecer en el proceso de formulación de una propuesta, sabiendo que muchos de éstos obedecen a formas de aproximarse diferente a un mismo propósito. Siempre el principal criterio que debe primar es la necesidad – problema – desafío que un grupo poblacional se plantee y la manera como intuye que es mejor resolverlo. Desde allí también se tendría que establecer todo proceso de valoración de resultados.

Algo adicional que debo mencionar es que un proyecto social normalmente se va a encontrar con cuestiones de manejo político y es inevitable. Frente a ello, lo que podemos decir es que deberá buscarse los mejores equilibrios que se puedan establecer, la prudencia que corresponda, aunque muchas veces nos dejaremos influir por las apuestas que intuimos como más válidas. Siempre estaremos ante aprendizajes y formas de aproximarnos a la realidad. Saber ser críticos de nuestras propias decisiones y saberes normalmente nos ayudará a avanzar.

Guillermo Valera Moreno
8 de noviembre 2010 Sigue leyendo

Vincular lo inmediato con el sentido de país

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Al final, se impuso la cordura. El pasado 26 de octubre, Lourdes Flores del PPC aceptó su derrota en las elecciones municipales de Lima Metropolitana (ganó Susana Villarán de FS), demostrando que su sentido ciudadano es más fuerte que alguno de sus dirigentes de partido que hubieran preferido “ganar en mesa” con alguna ayudadita del Jurado de Elecciones, cuestión que les fue felizmente negada y que terminó por establecer una salida al impasse producido con el ajustado resultado (menos de 1% de diferencia).

Creo que cualquiera fuera el resultado final, las principales contendoras tuvieron la virtud de abrirse un importante espacio para la política nacional. En el caso de Susana Villarán de Fuerza Social, representando una propuesta más fresca desde el espectro de la izquierda y para la política general del país, intentando ser una versión más moderna, de renovación y tecnocrática. En el caso de Lourdes Flores del PPC, ya asentada en el liderazgo partidario, pero habiendo remozado su carisma por el empuje, solvencia y condición de demócrata que mostró en su campaña, a pesar de haberse acompañado de ingredientes bastante ásperos (sombra de Cataño, “potoaudios”, ataques que rayaron en el insulto).

De lo mencionado se podría deducir que el sentido común orientaría a que Susana V. debiera centrarse y abocarse a los temas de la Municipalidad de Lima, la transferencia (balance de lo que se recibe y primeras medidas a tomar en correspondencia), el presupuesto del 2011 que debe resolverse en el Congreso, los planes más concretos, la red de personas que los va a acompañar en la serie de puestos y responsabilidades que tendrá que asumir, entre otros aspectos. En el caso de Lourdes F. se esperaría que ella sea tomada en cuenta en un papel bastante expectante (y protagónico) para las siguientes elecciones, lo cual podría pasar, al menos, por encabezar la lista Congresal dentro de la política de alianzas en que decida enmarcarse el PPC, cuestión que tendrá que clarificarse en las siguientes semanas.

Si nos imaginamos por un momento que las cosas hubieran resultado a la inversa, es probable que tuviéramos una situación proyectada al revés de lo que hemos mencionado. En particular, una Susana V. viendo más activamente lo relativo a su derrotero en las presidenciales. Con la gran diferencia que en el caso del PPC estamos hablando de un partido más consolidado (y trajinado) en la política peruana, cuestión que no sucede con Fuerza Social y que debiera tomarse en cuenta de manera muy directa para no generarse traspiés innecesarios. De hecho, el capital de Fuerza Social es más una corriente de opinión favorable que un estado de conciencia con arraigos organizativos mínimos que le garanticen una cierta estabilidad.

Menciono esto último para que se sepa medir las propias fuerzas. Se puede querer actuar en simultáneo en distintos ámbitos (Gobierno Municipal; campaña de organización interna; definiciones y campaña para elecciones generales). Sin embargo, hoy el principal desafío que tiene FS es con los gobiernos municipales y regionales donde ha logrado presencia, especialmente en Lima Metropolitana. Sintiéndose parte de un todo más amplio que ojala se sepa buscar e identificar con prudencia a ambos costados de donde se haya situada. La tentación puede ser grande, en cuanto a seguir acumulando espacios de poder directo como FS.

A propósito de lo anterior, y guardando las distancias y particularidades del caso, creo que puede ser pertinente tomar el pulso a las reflexiones que nos plantea Luis Jaime Cisneros (La República: 31/10/10), quien sin ser directamente un político, tiene la lucidez de decirnos (a los peruanos y, en especial, a los jóvenes) que hoy por hoy “No se trata de agruparnos tras una figura circunstancial y emblemática. Si no nos juntan las ideas, no estamos políticamente preparados para interesarnos por el país” ¿Qué ideas son las que pueden ser definitorias de proyectos políticos sólidos y con proyección u horizonte? También nos indica y recuerda el sentido de buscar competir en las elecciones, poniendo énfasis en “que quede muy claro que se aspira al buen gobierno de la república, y no al ejercicio del poder”. La política como sentido de servicio y no tanto de ejercicio de autoridad.

A propósito de lo anterior, creo que podría venir muy bien, si todas las fuerzas políticas tuvieran a bien renovar compromisos con un mismo horizonte de país, más allá de singularidades en los caminos de cada quien. Por tanto, ¿podríamos pensar hoy en un Pacto Republicano de todas las fuerzas que participen del proceso electoral 2011, donde nadie “quede fuera”, marcando elementos claves comunes para el devenir del país, de cara al 2021, año del bicentenario de nuestra independencia? ¿Podríamos pensar en una campaña electoral como la que se avecina, centrada menos en los ataques y más en propuestas sustanciales para el país (inversiones y presupuesto público; roles del Estado y del mercado; medios de comunicación; políticas públicas en educación, salud, vivienda, empleo, empresa y agricultura; cultura, turismo y medio ambiente; entre otros)?

De hecho, ninguna de las iniciativas que se plantee vendrán de por sí con su “pan bajo el brazo”; supondrá poner los medios efectivos para llegar a ello. A algunos les podrá parecer que frente a propuestas así tenemos todavía “mucho pan por rebanar” y es algo muy irreal en el corto plazo. Pero, ¿es imposible tener ideas comunes sobre el país que queremos? ¿Es posible ponerse de acuerdo sobre cómo convertimos la política en un sentido mayor de servicio? Todo esto nos podría encaminar hacia una renovación de la política, tan necesaria hoy como acceder al pan de cada día.

Guillermo Valera Moreno
31 octubre 2010 Sigue leyendo

¿Es posible hoy la izquierda en el Perú?

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El espacio de izquierda generado en las últimas elecciones municipales y regionales, abren la posibilidad para establecer un nuevo punto de partida a planteamientos de cambio social, dentro de una propuesta amplia por la equidad, justicia social, protección del medio ambiente y bienestar para todos. Nos persuade que puede ser posible retomar incluso el propósito de un horizonte socialista.

Donde el ser socialista sea fundamentalmente la capacidad de ser solidario (individual y colectivamente) y honesto; donde ser socialista involucre afirmar un sentido democrático y de fortalecimiento de la institucionalidad democrática a todo nivel; donde el entendimiento de la libertad se condice con garantizar condiciones de vida adecuadas para toda la población; donde socialismo ya no significa una sinonimia con “estatismo” ni planificación cerrada a las posibilidades de la libre competencia y el mercado, pero donde el bienestar y el desarrollo para todos es la medida de la inversión privada (y del mercado) y de la intervención del Estado en su direccionalidad.

Reconociendo que hacerse hoy creíble de dichas posiciones no es sencillo. Más aún con el pasado izquierdista no muy lejano que llegó a identificarse no sólo con “violentismo” o “comunismo”, sino con “terrorismo” y la guerra interna vivida durante las décadas de los 80s y 90s. en nuestro Perú. Y en la experiencia de la izquierda hubo de casi todo. Aunque no deja de ser cierto que propiciar cambios tiende a generar temores y será común que desate conflictos.

Sin embargo, estamos asistiendo a la posibilidad de recomponer un espacio que pueda ser superador de experiencias anteriores. Donde la prudencia, la visión de mediano y largo plazo puedan permitir mejores decisiones de lo que corresponda hacer en el corto plazo. Donde la capacidad de propuesta y de gobierno en distintas instancias locales puede ser una pauta para propósitos más sólidos.

En ese sentido, es importante entender que lo alcanzado hasta el momento, particularmente con el triunfo de Fuerza Social en el municipio de Lima, es sumamente frágil y de débil arraigo en la población (un claro ejemplo de ello, es que no se ganó ninguna alcaldía distrital en la Provincia de Lima). Recordemos que simpatía no significa compromiso. Seamos cautos en no dejarnos llevar por el espejismo de una votación lograda, respecto a las “cartas” que son posibles de jugar para las siguientes pasos a dar, especialmente para las elecciones generales que se avecinan.

Quizás, sólo desde ese ángulo, no haya venido mal el conteo lento de la ONPE y JNE para dar el veredicto final de las elecciones limeñas. Ya que nos hace ver, entre otras cosas, que no se tiene aún el peso o la autoridad suficiente para “apurar” un resultado final o garantizar que se de por legítimo un resultado que esta cantado a voces (o sea, el triunfo de Susana Villarán de FS) y que sufre el riesgo de ser, cuando menos, manoseado como lo ha venido siendo. Decía que de todos modos, nos pone en la situación de pensar en los límites y fragilidades en las que se mueve aún toda ésta posibilidad de recomposición de un espacio de las izquierdas.

En ello es bueno hacer notar que la responsabilidad política que se ha abierto no sólo se sitúa en qué hace cada organización para seguir creciendo y proyectándose por su cuenta, sin contar con el resto. Hay un gran valor que siempre a “premiado” en la izquierda y que resulta convocante, da lugar a lo creativo, potencia. Y ese es la UNIDAD. En base a una unidad entre tácita y explícita de las fuerzas de izquierda, nacionalistas, de muchos sectores juveniles, tecnócratas y sectores de sentido progresista amplio se tejió el crecimiento espontáneo de FS en los últimos dos meses. Pienso que si se quiere garantizar su proyección se debiera contemplar que ese valor y manera de vertebrar la política organizada desde estos sectores es muy importante. No lo único. Pero es algo que aprendimos también de la experiencia de Izquierda Unida, en cuanto a saber manejarse en las diferencias, con mayor madurez y amplitud.

Menciono esto en particular porque Fuerza Social (y por qué no el Partido Nacionalista de O. Humala), podrían (debieran) plantearse una proyección donde se contemple la posibilidad de un frente amplio que permita una confluencia en torno a gestar una representación política popular y de izquierda lo más amplia posible. Considero deseable la unidad de los sectores mencionados que, conjuntamente con la izquierda más tradicional (MNI, PS, otros), pudieran dar lugar a una referencia política que unifique, entre otras cosas, las posibilidades presidenciales de abril 2010. Potenciando lo acumulado en presencias regionales y municipales en los últimos comicios.

¿Habrá la humildad necesaria para dialogar y establecer proyecciones comunes? ¿Es posible gestar una identidad programática antes que ideológica y que nos permita recrear nuestras propias experiencias ya vividas? ¿Podemos soñar en una izquierda que se nutre de la juventud y de los nuevos aires y desafíos que ella trae? ¿Con una izquierda que por ser solidaria se nutre de los más débiles, de los pobres, de los sectores indígenas, de los enfermos, de los ancianos, de los abandonados? ¿Se tendrá la lucidez requerida para engranar una (o varias) representación parlamentaria que sea de calidad, luchadora y capaz de hacer crecer la institucionalidad democrática y de una economía para todos?

Hay que soñar, con sentido de realidad, pero hacerlo. No dejarse ganar sólo por el inmediatismo, pero saber tomar las mejores decisiones que corresponda a las tareas que se plantean para los siguientes meses y que pueden tener sentido más trascendente. Como el hecho de trabajar por (y buscar garantizar) gobiernos eficientes y honestos en donde se haya alcanzado dicha responsabilidad; afrontar el proceso electoral presidencial con madurez (ojo con las peleas de curules y puestos que ya algo se vio para los municipios y gobiernos regionales); gestar una organización política más estable y vinculada con la población, trabajando desde la cultura y otras iniciativas, así como acciones específicas con la juventud.

Con confianza y discerniendo lo que los tiempos actuales nos dibujan como más necesario. Inspirados en los éxitos posibles que significan hoy nuestra rica y variada gastronomía, de los éxitos como el de Vargas Llosa y su premio Nóbel de Literatura. Con sentido de esperanza que día a día aprendemos de nuestro pueblo y de los más humildes. Haciendo memoria de quienes inspiraron nuestro caminar como J. C. Mariátegui, Vallejo, Basadre, Arguedas y tantos más.

Guillermo Valera Moreno
22 de octubre 2010
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Seguir construyendo una opción popular de izquierda

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Después de dos semanas de las elecciones municipales y regionales en Perú, algunas de las cosas que se pudo avisorar fue que el eje de las opciones políticas se ha tendido a “correr” un poco más a la izquierda, pese a que ello se da dentro de un predominio de opciones más localistas y una acentuación del fraccionamiento de la representación política.

Fue importante la perfomance de Susana Villarán con Fuerza Social en Lima, lo cual de por sí ya marcaba una configuración distinta de las posibilidades de la izquierda en su reagrupamiento y de nuevas posibilidades de vida en democracia. El hecho que se haya conseguido más de un tercio del electorado en la capital supone volver las aguas a niveles que hacía varios lustros (al menos 4) no se veía para la izquierda y que se pensaba más difícil de remontar. De hecho, ganar las elecciones metropolitanas no ha supuesto afincamiento en distrito alguno. Sin embargo, el impacto político esta establecido y es lo que principalmente cuenta, aunque definitivamente no sea lo único.

Lo anterior se complementa de manera significativa con lo sucedido en el interior del país, donde alrededor de siete (de 25) gobiernos regionales los podríamos identificar cercanamente con la izquierda, aunque no deja de llamar la atención su limitada presencia en Puno, Ayacucho o la selva, así como el persistente influjo del Fujimorismo, la emergencia de agrupaciones como Alianza para el Progreso (reúne iniciativas de pequeños y medianos empresarios) y la debilitada presencia del Apra como partido político nacional (cuestión, sin embargo, buscada y lograda por el presidente Alan García).

En Lima es necesario destacar que se mostró lo importante que era hacer un esfuerzo sostenido de unidad, más allá de las precariedades y liderazgos con que esta se hubiera gestado. Se definió la posibilidad con Fuerza Social a la cabeza y todos los demás (incluido el Partido Nacionalista), se alinearon y nunca se salieron del “camino” para lograr encaminar el resultado que finalmente se concretó. Vale decir que en los términos en que se dio inicialmente la campaña electoral en Lima, la cosa no pintaba para conseguir más allá del 12 ó 15% y era una meta alta.

Lo siguiente se jugó con la habilidad desempeñada por el liderazgo de la misma Susana Villarán, quien logró vender una imagen de novedad, persona honesta, equilibrada y con sustento técnico y propuestas, además de asentarse en conceptos muy claros de una opción democrática, moderna y de interés en renovar la vieja política. A ello se hizo eco algunos medios de comunicación y las circunstancias que jugaron a favor de FS, en tanto los errores graves que cometieron sus adversarios que le posibilitaron convertirse en opción ganadora.

Pienso que es todo un desafío saber encaminar una mayor capacidad de gobierno desde los municipios y gobiernos regionales que pueden ser referenciales. Son los casos de la propia municipalidad de Lima, así como los GR de Piura, Cajamarca, San Martín, Junín, Cusco y Arequipa. Ojala pudiera haber mayor capacidad de concertación entre ellos (y quienes se quieran sumar) para encaminar gobiernos que permitan cuestiones claves como que los servicios básicos de cada instancia bajo su responsabilidad funcione bien, haya mínimos de honestidad en su manejo y se logre concretar las cuestiones centrales a las que se ha comprometido cada quien.

Dicho lo anterior, creo también que será muy importante que las distintas fuerzas políticas vinculadas a la izquierda y el nacionalismo puedan concordar en un solo liderazgo para efectos de las elecciones presidenciales. La gran pregunta para varios sería decir pero ¿quién? ¿Ollanta Humala? ¿Jesús Coronel S. (de FS)? ¿Algún empresario progresista como lo ha sido Atkins para Piura? Esta por verse qué puede ser lo mejor, ya que el sólo caso de Humala tiene muchas resistencias y, en algunos casos, con razón, porque el Partido Nacionalista no ha tenido mucha capacidad de dar una imagen o construir una propuesta programática que no lindara con lazos autoritarios, especialmente a la relación umbilical que éste ha tenido con el “Chavismo”, al hecho del origen militar de Humala o al violentismo al que se encuentra muy vinculado su hermano y por lo cual se encuentra en la cárcel.

Pienso que si las distintas vertientes de la izquierda quieren tener posibilidades serias, lo mejor sería que se limitaran a discutir y presentar listas al Parlamento y tratar de ordenar sus apoyos y campañas en razón de la mejor opción que los pueda representar en el espacio del centro izquierda e izquierda en general. Por ejemplo, creo que Fuerza Social debiera inhibirse de presentar candidato a la presidencia (aunque sí lista al Congreso); creo que hoy su gran tarea es el Municipio de Lima y buscar articularse como una fuerza nacional debidamente organizada y con pretensiones de largo aliento. Por tanto, si hubiera alguna opción distinta a Humala, debiera tratar de ser jugarla desde una sola otra opción (lo demás podría tener el efecto de deshacer lo avanzado recientemente).

No pienso que las alternativas deban de jugarse en tener que discernir y elegir entre opciones de centro derecha o derecha, como lo son claramente hoy Alejandro Toledo (Perú Posible) y Luis Castañeda (Solidaridad Nacional). Ojala esa situación sólo se tuviera que dar si alguno de ellos pasa a la segunda vuelta en las elecciones de abril, según el caso de quién le acompañe en esa situación. Entre tanto, creo que sería ideal una opción lo más sólida, unitaria y con propuestas razonables de cambio desde éste liderazgo de la izquierda que es aún un espacio a terminar de gestar y donde varios liderazgos son los que tienen que contribuir a ello. El de Susana Villarán es uno de ellos y es muy bueno, pero no el único. Ojala haya posibilidad de acuerdos de más largo aliento y lucidez.

Guillermo Valera M.
16 de octubre 2010 Sigue leyendo

Con confianza, pero no confiados… algunas palabras adicionales

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Llegamos a la víspera y a la recta final, del desenlace electoral municipal y regional del 3 de octubre. Ha sido muy intensa, llena de piedras, vallas y quizás cuestiones mayores que no vale la pena reiterar. Lo importante es que esta naciendo una nueva esperanza y estamos comprendiendo que podemos ayudar a abrirse un nuevo camino de país, con el nuevo cuadro político que va a emerger de los resultados que se den. Es una posibilidad muy consistente.

Todo hace parecer que los sectores más conservadores en nuestro país se ponen algo más nerviosos cada 20 años, coincidentes con hechos que han supuesto cuestionamientos radicales a su situación de poder. Y es que en su subconsciente subyacen algunos hitos al respecto, como el hecho que en 1970 estábamos en pleno desarrollo del “Gobierno militar revolucionario” de Velazco que hizo una serie de reformas que afectaron, especialmente, a la oligarquía más tradicional de entonces. En 1990 la polarización entre Fujimori y Vargas Llosa, en medio del fracaso del 1er. gobierno Aprista de Alan García y de la diluida posibilidad de la Izquierda Unida de ser una alternativa factible, llevó a campañas furibundas que -en otras condiciones y situación- no pudieron variar la voluntad popular.

Ahora, después de sucesivos años de democracia y de crecimiento económico (en lo que va del nuevo siglo), la derecha política más conservadora no entiende cómo es que la población les da la espalda o puede negarles el voto popular. No es capaz de reconocer que los que más han estado ausentes de la representación política que les era muy esquiva, era precisamente la izquierda, especialmente refiriéndonos a la principal plaza política como es la limeña (por extensión podríamos decir el Parlamento). Ello, sin contar con los mezquinos cálculos que hace el presidente García, quien aspiraría a ser presidente nuevamente el 2016 (esperemos que para entonces tengamos mejores opciones para elegir).

Volviendo al proceso electoral sobre el que nos anima hoy. Tanto por lógica de la estadística, al haberse marcado una tendencia sistemática de crecimiento de la candidatura de Susana Villarán (en el último mes), como por el estancamiento en la cual quedó también sistemáticamente la candidatura de Lourdes Flores. Así mismo, al no haber habido un hecho “fuerte” que pudiera trastocar ambas tendencias de manera muy determinante, pese a todas las mentiras que se difundieron contra Susana V.; o el hecho de que la mayor parte de la prensa se puso a favor de Lourdes F.; y, más allá de los propios aciertos y errores que pudieron tener ambas en su propio andar en esta fase final. Sin embargo, parece innegable que nada hará variar lo que esperamos que se manifieste como voluntad popular, al menos con una diferencia de 10 puntos entre ambas candidatas.

Podemos decir con poco temor a equivocarnos de que ya tenemos nueva alcaldesa de Lima. Sin embargo, es bueno no adelantarse tanto y es mejor decirlo con los resultados formales que actuemos y escuchemos al final del día domingo. Van estas palabras porque es bueno que tengamos confianza en lo que acontecerá en ésta fecha tan especial. Que sepamos proceder con serenidad, amor por nuestro país, con claridad y debida energía para garantizar que las cosas se encaminen lo más adecuadamente posible.

Hay que estar conscientes que tenemos que seguir una conducta impecable y amable en todo el procedimiento eleccionario, será nuestra mejor carta de presentación y nuestra mejor forma de hacer docencia política en todo ello. Que se condiga con lo nuevo que queremos que nazca de todo esto. Tan nuevo como la juventud que viene acompañando a Susana en todo éste proceso y que pudimos también confirmar en el mitin de cierre de campaña del jueves pasado en el Campo de Marte.

A ponernos por encima de los pequeños (o grandes) nerviosismos y conflictos que puedan presentarse. Estamos llamados a cosas grandes. No nos perdamos en lo mezquino. Actuemos con confianza y seguridad en todo momento. Sin embargo, no seamos confiados de cómo procederán los amigos del “otro lado”, me refiero de las fuerzas que pueden sentirse opuestas a nosotros como es en Lima el PPC – Unidad Nacional y poco más (esperemos). La limpieza y transparencia se pone en juego con la propia conducta de cada uno y es bueno dar muestra de ello en todo momento.

Recordemos que no es cualquier elección. Va a marcar una trascendencia que debemos manejar con toda responsabilidad. Por eso, no sólo se trata de que en “política el que se pica pierde”. Se trata de poner lo mejor de cada uno en lo que tenemos entre manos y tengamos fe que lograremos el mejor resultado.

Saludos a todos y todas.

Guillermo Valera M.
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Memoria y desafíos de la Mesa de Movimientos Laicales

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1. El pasado sábado 25 de setiembre 2010 realizamos una nueva jornada de la Mesa de Movimientos Laicales, la misma que se inició haciendo un recuento del trayecto recorrido por la MML desde su nuevo inicio e impulso en el año 2006. Resaltando, sobretodo, las iniciativas de formación realizadas y los procesos que marcaron la confluencia de los ocho movimientos que lo integran.

2. Después se abordó (con Pilar Arrollo) los desafíos más importantes de la realidad actual; destacó lo significativas que resultaban las próximas elecciones municipales a realizarse el 3 de octubre, ya que ponían en juego las propias elecciones presidenciales de abril del siguiente año. Destacó cinco cuestiones más gravitantes en la política actual, algunas de las cuales se indicaban como muy sensibles y tendientes a generar polarización:

a) Derechos Humanos: por ser un tema de constante recurrencia y que obtuvo nuevo relieve por la amnistía encubierta que se quiso dar a militares acusados de diversos asesinatos y otros, con el DL 1097. Se llamó la atención en los más variados intereses que confluyen en poner en cuestión estos temas: Keiko Fujimori y sus seguidores por la liberación de Alberto Fujimori; el Presidente Alan García, por los sucesos de los penales de 1986; el MOVADEF, movimiento promovido por Sendero Luminoso (SL) que busca la liberación de su líder Abimael Guzmán y otros dirigentes; Antauro Humala y los detenidos por los sucesos de Andahuaylas de hace unos años.

b) El llamado “rebrote terrorista”: sobre lo cual se cayó en la cuanta que SL nunca se habían ido de las zonas que les fue tradicional su presencia (valle del Río Apurímac y Valle del Huallaga). Si bien era un problema real, lo importante era manejarlo en su justo término y no magnificarlo. A partir de ello se aprovechó de mencionar la preocupación por la juventud sobre el conocimiento y memoria de lo recogido por la CVR, así como otros temas. Será importante tomar en cuenta la lucha ideológica a dar más adelante con SL.

c) Recursos Naturales: el cual nos remite al tema de las inversiones en el país, el crecimiento que se ha venido dando en los últimos años. Es clave plantearnos, a partir de ello, qué tipo de desarrollo queremos para el país.

d) Corrupción: tema que se pensaba era algo no muy tomado en cuenta por la población (por su sentido pragmático) y se ha visto que ya no es tan así. Ha aumentado el grado de intolerancia frente a ella, lo cual es una gran cosa para encaminar una afirmación sobre la dignidad de las personas y del país, poniendo de relieve valores como la honestidad y el respeto por el otro, abriendo un mayor sentido de esperanza para todos.

e) Inseguridad ciudadana: cuestión que ha recrudecido a todo nivel, especialmente en las principales ciudades. Nos pone en guardia respecto a otros temas como el narcotráfico.

3. La última parte se centró en establecer algunas pistas a tomar en cuenta para el accionar de la MML. Se presentó los aspectos trabajados en una jornada anterior (diciembre 2008), desde la cual se enfatizó y valoró la importancia de la Mesa de Movimientos y los esfuerzos de articulación de iniciativas diversas.

Se hizo una labor de grupos el cual centró la atención en priorizar temas principales y desafíos que nos ayudaban a crecer como ciudadanos y compromiso con el país. En ese sentido se enfatizó lo siguiente:

I. Sobre valorar la organización de la Mesa y lo que es y hace cada uno de sus integrantes

º Reproducir y promover la experiencia de la Mesa, buscando una presencia más efectiva de ella en nuestra Iglesia y en la sociedad.

º Valorarla como espacio de articulación, intercambio y memoria; de reflexión, diálogo y crecimiento espiritual.

º Contar con un Portal o boletín electrónico.

II. Sobre fortalecer la identidad de la Mesa como factor de fe y esperanza en nuestra Iglesia

º Promovernos como referente de Iglesia para cada uno de nuestros movimientos y para otras entidades de la sociedad. Idear estrategias para dar testimonio, ser factor de coherencia y que la organización no se interrumpa.

º Ganar en Identidad fortaleciendo nuestros movimientos y nuestro sentido de pertenencia en la Iglesia. Nos identificamos como un laicado que promueve una Iglesia que opte por la vida y por los más pobres.

III. Sobre estar atentos y críticos a los signos de los tiempos desde la realidad de nuestro país

º Una Mesa atenta a las brechas sociales y desafíos que nos plantea nuestro país, siguiendo con atención la coyuntura política y el tratamiento de temas como recursos naturales y desarrollo humano; pobreza, trabajo y desempleo; migraciones; lucha anticorrupción.

º Promover iniciativas públicas: Ser voz pública común.

IV. Sobre prioridad a nuestra formación como laicos

º Es central el compromiso con la formación a todo nivel: estar debidamente informados; procesos de formación y auto formación; aprender a ser formadores de otros (dentro y fuera de nuestra comunidad); elaboración de materiales pedagógicos; uso de Internet.

º Promover más jornadas de intercambio y tratamientote temas de coyuntura política, derechos humanos, juventud, moral cristiana, ecumenismo, doctrina social de la Iglesia, entre otros.

Se apreció también que la Mesa de Movimientos Laicales nos desafiaba:

º Entendiendo que tenemos un rol como laicos dentro de la Iglesia, reconociéndonos cada uno como Iglesia y buscando tener una mayor presencia en la Iglesia.
º Se le siente como una bendición el contar con ella y como un espacio de comunidad más amplio, más grande. Nos hace sentirnos corresponsables de la Iglesia que queremos.
º Nos pone ante el desafío de saber congregar, de ver formas más atractivas para convocar a la juventud. De saber preocuparnos por el otro.

4. Como cierre, se reforzó algunos elementos a tomar en cuenta:

º ¿Qué nos desafía realmente? Tomar conciencia de lo que nos corresponde ser y hacer. Qué rol nos toca jugar en cada momento, en cada etapa. ¿A qué nos invita? Saber discernir y desarrollar la capacidad de hacerlo, sobre lo que nos acontece. Para saber orientarnos mejor al bien y a saber amar como Jesús nos amó.

º Ser factor de diálogo: ¿Cómo estamos acostumbrados a hacer las cosas? Normalmente nos imponemos unos a otros lo que creemos que es “mejor”; provenimos de una cultura autoritaria y machista. Debemos desarrollar la capacidad de escuchar, de empatía. Saber establecer acuerdos y entendimientos. Asumir el diálogo como actitud de vida y sentido de paz. Como lógica de construcción de institucionalidad a todo nivel.

º Vincular fe y vida: se trata de integrar el conjunto de lo que somos a nuestra experiencia de fe cristiana; a no vivir como compartimentos estancos; a saber potenciar todo lo que somos desde nuestra vida de fe y darle sentido a nuestra vida de fe desde todo lo que somos y hacemos.

º Orar la vida y vivir nuestra fe en comunidad de manera activa. No es algo accesorio sobre lo que podemos optar. Es parte consustancial y en lo que encuentra el sentido último. Orar como Jesús oraba con su Padre. Hacer de la experiencia comunitaria algo que da centralidad al conjunto de nuestra vida y ayuda a integrarla más plenamente.

º Actitud de propuesta, como sentido propositivo permanente en todo lo que hacemos.

º Sentido político y ciudadano: porque todo lo humano nos interesa y nada de lo político nos puede ser ajenos. Buscando siempre hacernos todos responsables de todos.

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La Tía regia venció al miedo

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Después de 20 años podemos sentir que se asiste a la posibilidad de un nuevo punto de partida que pueda significar la recomposición de un espacio político que se diluyó casi en la nada, me refiero a la izquierda peruana.

Lo decimos así porque la implosión que se dió de los partidos políticos durante la década de los 90s con el Fujimorismo fue un “golpe” muy grave que afectó -más en general- a la política en su conjunto. No fueron los discursos contra la “partidocracia” lo que triunfó sino el vacío de propuestas de renovación frente a los cambios de época que nos tocó vivir en el mundo (y, por ende, en el Perú).

Además, la izquierda se tiñó de la propaganda y relación que se hizo de ella con el terrorismo (nacional e internacional); en nuestro caso, Sendero Luminoso y el MRTA fueron el factor de esa conjunción violentista que se codeaba con las románticas aspiraciones a “hacer la revolución” como un acto de magia y de fe poética, a partir de la cual se resolverían problemas fundamentales. El circuito de la Unión Soviética (pero también lo que fueron las experiencias de las fascismos y nazismos) nos hicieron dar cuenta que el binestar para todos no podía ser obra de una imposición, por más benéfica que ella fuera. Una cosa es autoridad para encamiinar propósitos loables, otra autoritarismo o totalitarismos para imponer puntos de vista.

De allí que siempre que se trata de opciones de izquierda, con mucha facilidad se le quiere asociar al terror, a la violencia, al conflicto social, al desorden… como si la derecha se olvidara que en sus canteras hay un largo rabo de paja violentista del cual debiera dar cuenta. Si no preguntemos a nuestros vecinos por Pinochet o Videla por no mencionar la misma experiencia del Fujimontesinismo o de dictaduras como la de Odría o los tiempos de Sanchez Cerro que supusieron persecución Aprista (para algunos de sus militantes muy olvidada).

Pero querer hacer de la izquierda una horda de terror para generar miedo ya no puede ser un argumento, más aún cuando es algo de lo cual hay que ser todos autocríticos en varios sentidos. Más aún, porque se tiene la posibilidad de la experiencia y la capacidad técnica de poder gobernar un municipio pero también el país en su conjunto. Más bien, la izquierda peruana viene rezagada respecto a otros países del continente, con experiencias variadas y donde campea aún lo autoritario, como es el caso evidente de Chávez en Venezuela. Sin embargo, tampoco creo que sea un elemento determinante que nos permita trazar líneas divisorias. El tema es sobre qué liderazgos construímos hacia adelante, tomando en cuenta la historia vivida (la propia y ajena). En ese sentido, Susana Villarán nos abre a una posibilidad nueva. No sólo de darle un nuevo impulso y esperanza a la izquierda en el país, sino como posibilidad de renovación y liderazgo para la política en su conjunto. Por ello y muchas cosas más, nunca estuvo tan bien puesta una chapa como la de “tía regia”, y saber que se consolidará este domingo su derrota al miedo; continuación digna del esfuerzo que hizo Alfonso Barrantes, el “tío Frejolito”, con la izquierda de los años 80s.

Con confianza y responsabilidad, tenemos mucho de que ocuparnos con el nuevo cuadro político que se configure éste domoingo 3 de octubre, irónicamente, días de la “revolución peruana” que inició Juan Velazco 32 años atrás.

Guillermo Valera M.
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Susana en Lima

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Es muy singular el proceso electoral que estamos viviendo en Lima. Prácticamente ha absorbido la atención y diluido lo que puede estar ocurriendo en las distintas regiones, quizás por reiterar una vez más el peso que tiene Lima como “ciudad desenlace” de la política nacional en el Perú. Más aún, cuando hay conciencia en la clase política de que el resultado final de las votaciones municipales y regionales (3 de octubre), quiérase o no, será bastante influyente de lo que venga como proceso electoral para las presidenciales de abril 2011.

De todos modos, ha habido sucesos que van haciendo de éste proceso algo peculiar. Lo primero, fue la polarización con la que se inició el calentamiento de la contienda electoral. Cuando Lourdes Flores del PPC – UN se lanzó al ruedo electoral municipal, demarcando una línea entre la decencia y la corrupción (para referirse con esto ultimo a la candidatura de Alex Kouri, vinculado implícitamente al Fujimorismo). Las dos candidaturas eran las que prácticamente cubrían lo principal del espectro electoral, ambas vinculadas a la derecha política, seguido por una serie de siete candidatos menores que aspiraban a hacerse de un espacio propio. En particular podemos destacar entrellas las candidaturas de Susana Villarán (Fuerza Social) y Humberto Lay (Restauración Nacional), quienes habían sido candidatos a la presidencia en las elecciones del 2006.

Recuerdo que, hace unos meses, conversando con un amigo de Fuerza Social, veíamos lo difícil que sería para Susana Villarán tener una buena performance y, sus seguidores, apostaban a un 10 – 12% como resultado significativo. Veíamos que una clave para hacer crecer sus posibilidades electorales sería el radicalizar el discurso de la decencia y la lucha anticorrupción, ya que Lourdes tenía algunos límites que no la harían del todo consecuente con dicho discurso. Creo que no nos equivocamos por el vínculo nunca desechado de Lourdes Flores con el señor Cataño, acusado de narcotráfico y otros delitos.

Un segundo momento fuerte del proceso en Lima se produce con la “inocente” tacha que se presentó contra Alex Kouri. En realidad, casi todos pensamos que ello no pasaría de un formalismo que sería desechado, más aún por tratarse de uno de los candidatos “favoritos”. Sin embargo, contra todos los pronósticos, vinieron los fallos en primera y segunda instancia del Jurado Electoral y se tachó la candidatura. Debo reconocer que estuve entre los asombrados de que la institucionalidad funcionara en este caso y de manera totalmente válida. En realidad, nos hizo nacer un profundo sentido de esperanza, casi como cuando los jueces a cargo de los juicios del ex Presidente Fujimori no dudaron en aplicarle el peso de la ley correspondiente. Lo cual nos hace pensar que no todo, en los poderes del actual Estado, está digitado o sujeto a “movidas” corruptas.

Ese hecho recompuso el panorama político en Lima, coincidente con cierto repunte que empezaba a tener Susana Villarán, curiosamente iniciado desde los sectores sociales más altos (A/B) y que después se expandiría a otros sectores. Susana, es una mujer sencilla, serena, entusiasta y con capacidad de sintonizar con la población que iba visitando de “a pié”, así como con capacidad de propuesta (gracias a un excelente equipo técnico que la acompaña). No debemos dejar de decir que su base también se sustentaba en amplios sectores de izquierda que intentaban hacer un nuevo esfuerzo de recomposición, incluyendo a los propios vinculados al Partido Nacionalista de Humala. Sin poder hablar de una alianza propiamente, se generó una convergencia que allanaba el camino a una posibilidad de centro izquierda liderada por Susana. Lo importante en esto ha sido el rol jugado también por ella misma de ir construyendo un liderazgo que se empieza a reconocer con mayor madurez.

Un tercer momento, se da con la manera cómo se va llenando el espacio dejado por la salida de Kouri. Dicha situación pone de mayor relieve las incoherencias del discurso de Flores (lucha anticorrupción sin deslinde claro con Cataño); sufre descolocación respecto a la polarización inicial con la que inició su campaña (y que intenta erróneamente trasladarla contra Susana, bajo el cuco de vínculos con la “ultraizquierda”); y su poca voluntad de escuchar otras voces críticas (por ejemplo, Jaime Bayly se convierte en uno de sus duros contendores). A ello habría que agregarle (por lo después sabido de audios telefónicos) su poca voluntad política de realmente ganar la alcaldía limeña.

Ese proceso seguirá en las dos semanas siguientes, donde se produce un acelerado repunte de Susana Villarán, la misma que llega a ponerse a la cabeza de las preferencias electorales (33%, Ipsos – APOYO, 12 setiembre). Cuestión que coincide con manifestaciones de arrebato de la candidata Lourdes Flores (audios telefónicos por ilegal “chuponeo”) que serán rebelados y pondrán en evidencia aspectos de una crisis seria sobre su misma candidatura y del propio proceso electoral (en tanto atenta contra el conjunto de la institucionalidad democrática). El debate público televisado de todos los candidatos (organizado por la Asociación Transparencia), actuará como mecanismo que ayudará a normalizar el proceso electoral y a cerrar filas en contra de prácticas manipulatorias como la rebelada.

Podría darse la apariencia que la “mesa esta servida” para la candidata Villarán. Sin embargo, no todo esta resuelto y sería fundamental que todos los candidatos pudieran establecer puntos de acuerdo mínimos sobre lo que debiera hacerse en la Alcaldía para los próximos 4 años, tanto para iniciativas más vecinales en torno al reordenamiento del tránsito vehicular, de la policía para garantizar mayor seguridad, el desarrollo de iniciativas de emprendedurismo, la mejor planificación del gasto municipal en cada distrito, entre otros. Así como cuestiones de mayor envergadura que involucran al gobierno central, en torno a iniciar un subterráneo (“Metro”), cómo resolver el tema de los grandes colectores de aguas servidas que van al mar, cómo encaminar el turismo en Lima y el mejor aprovechamiento de sus áreas verdes y playas, el tema de la educación y la juventud, entre otros.

En paralelo a lo mencionado, creo que todo debe pensarse sobre la base de ayudar a fortalecer la institucionalidad democrática y el sentido ciudadano en todas las personas. Aunándonos todos a compartir la responsabilidad que significa el logro de un mejor bienestar de los vecinos en cada municipio del país (tanto de Lima como del interior del país).

Cada vez me convenzo más sobre lo clave de estar de acuerdo en ese camino y de atenerse a dichas reglas de juego para todos sin excepción. Incluyendo de la mejor manera a todos aquellos que pueden jugar a desestabilizar la política, ya sean sectores de izquierda radicalizada o sectores sociales no atendidos en sus demandas; situaciones o hechos de corrupción; reiteración de prácticas “montesinistas” (como los diversos “chuponeos”); decretos solapados a favor de la impunidad y violatorios de los derechos humanos; personajes como Rafael Rey, Giampietri, Xavier Barrón u otros similares.

Para terminar, en el caso de Lima no niego mis simpatías por la candidata Susana Villarán y creo, como muchos, que la izquierda también puede ser una buena alternativa de gobierno, cuestión que, en el municipio limeño, ya lo demostró con Alfonso Barrantes Lingán entre 1983 y 1986. Nada de lo cual la hace inmune a posibles errores y limitaciones. Pero podemos afirmar sin equivocarnos que estamos ante una nueva esperanza para el pueblo y debemos todos colaborar a que sea algo mucho más que “flor de un día”.

Guillermo Valera Moreno
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Más sobre Piura: ¿podemos estar todos mejor?

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Conversábamos en una reunión en Piura, en la hermosa casa de un amigo, sobre el acontecer de las cosas en la región. Me hablaban del importante dinamismo económico que viene alcanzando la zona en los últimos años y lo significativo que resulta seguir impulsando la inversión privada y dar más flexibilidad al tratamiento de algunos puntos como el de la minería.

De hecho, la concesión que se ha hecho del puerto de Paita al sector privado y la consolidación de la carretera interoceánica del norte que debe conectar Paita con el río Marañón (y de allí hasta el Atlántico), son dos aspectos de una misma proyección. De hecho, la expansión en la agricultura se viene dando de manera vertiginosa que ya se habla del “nuevo latifundismo”.

Se tendrá que obrar con rigurosa inteligencia cómo dicho dinamismo económico se condice con un proceso sostenible de generación de empleo y capacidades productivas colaterales, resguardando mínimos de estándares medioambientales y de reinversión en el desarrollo local que no puede quedar reducido al sólo pago de impuestos y canon. Tiene que ponerse en juego un sentido de responsabilidad social empresarial que apueste por el desarrollo regional y local de manera más integral e integrada.

Decimos ello porque algo que no dejamos de preguntarnos (y lo comentábamos con algunos en nuestra reunión) es sobre cómo se entiende tanto dinamismo económico que no se traduce en tener una ciudad más o menos “presentable” y bien tratada. Porque lo que es la ciudad de Piura sigue pareciendo un “pueblo grande” (aunque ya existe el nombre de Tambogrande, algo así). Se puede decir que los “fenómenos del niño” la han maltratado demasiado, puede ser; pero el último ocurrió hace ya 12 años, tiempo suficiente para que se hubiera recuperado alguito más y la verdad que no se ve, no se oye padre.

Mi preocupación se torna mayor porque leyendo el último Informe sobre Desarrollo Humano (IDH), Perú 2009 – “Por una densidad del Estado al servicio de la gente” (PNUD), uno puede identificar cifras comparativas entre 1993 y el 2007 en las cuales la idea principal es que Piura retrocedió en los índices de IDH; no sólo ello, también se retrocedió en lo que significa la presencia del Estado (“índice de densidad del Estado” – IDE como se menciona en dicha publicación).

Entonces, claro, uno empieza a razonar ¿qué pasa con el dinamismo económico en Piura o se equivocan las estadísticas? Porque incluso la provincia de Piura aparece como deficitaria en atención del Estado en lo que se refiere a servicios de agua y desagüe, servicios eléctricos y documentación de identidad de las personas (DNI / partida de nacimiento). En conjunto, la provincia de Piura aparece por debajo de otras provincias que podríamos considerar como más pobres en ello, como son Huamanga – Ayacucho, Puno, Huancayo, Huaraz, Cajamarca o Chachapoyas, por no nombrar a provincias costeñas como Tumbes o Chiclayo.

Qué no decir de las provincias de la sierra de Piura, Ayabaca y Huancabamaba, las cuales aparecen entre las 15 (de 195 en todo el Perú) que tienen los índices más críticos, tanto en IDH como en IDE. Esto último lo señalo porque la preocupación creo que no sólo se centra en la ciudad y aledaños de Piura sino en el conjunto del departamento (al menos). ¿Es posible el desarrollo de nuestra región desde lo que se hace en Municipios y Gobierno Regional? ¿Se puede pensar en una mirada especial al desarrollo regional tomando más en cuenta nuestra sierra piurana, tan agradable dicho sea de paso? ¿Nos damos cuenta que es una responsabilidad no sólo del Estado sino también de la sociedad civil y del sector económico empresarial? ¿Es posible pensar en una misma dirección lo que se deba de hacer sobre la base de nuestra Constitución Política, el ejercicio de derechos para todos y el respeto a acuerdos y manejo de estándares internacionales en todo lo que se tenga que hacer? ¿Podemos estar todos mejor? Es para seguir tratando éste y otros puntos, por nuestra querida Piura…

Guillermo Valera Moreno
5 de setiembre 2010
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