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Indulto no improvisado

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Tengo la impresión que mucho se ha pensado que una persona técnica puede ser alguien también político por añadidura. Que alguien con mucho manejo técnico es neutral y puede ser un buen manejador de diferentes escenarios de actividad. Alguien que sabe de economía y relaciones interpersonales (especialmente en el loobing), es suficiente para desempeñarse en el manejo de la política y del Estado. Incluso, la idea que un buen gerente es lo que se necesita para el gobierno de un país, como si un buen gestor es sinónimo de un buen político.

Es cierto que para ser un buen gestor no se requiere ser político. Se puede administrar una empresa sin conocer cómo se gestiona el Estado. Sin embargo, para ser un buen político es necesario saber administrar para que funcionen las cosas pero es también fundamental aprender a ponerse de acuerdo con las partes que intervienen en un tema, problema o necesidad, especialmente si es de orden público. Después de todo, la política se mueve mucho en el ámbito de la concertación, el diálogo, los consensos.

Buena parte de ello tiene que ver con garantizar los votos para tomar una decisión; saber concertar y garantizar el número de votos que puedan corresponder para lograr un propósito. Se entiende, dentro de medios y fines válidos. Sin embargo, hay acciones que se mueven en lo invisible, fuera de la escena pública para lograr garantizar los aspectos que faciliten una decisión, llegado el momento especial de tomarla. Algo de todo lo anterior se movió en la decisión y concreción del indulto a Alberto Fujimori.

Analizando el tema uno puede darse cuenta que, así como Keyko Fujimori quedó resentida y con deseo de venganza contra PPK por su derrota electoral en junio del año 2016, el Sr. PPK quedó convencido que la única forma darle estabilidad a su gobierno era aliándose con el Fujimorismo, cuestión sobre la que nunca logró persuadir a la líder de Fuerza Popular. Sin embargo, PPK estaba muy claro que jugando al indulto de Alberto Fujimori tendría que concretar dicha alianza.

Sin embargo, PPK no sabía cómo concretar el hecho y apareció siempre como alguien que “jugaba” al indulto y no lo daba. En realidad estaba jugando a convencer a sus propios seguidores y sociedad más en general de la validez de dicha opción, más allá de sus dificultades procesales y validez ética y legal. El desenlace del 24 de diciembre es la culminación de algo forjado desde el mismo inicio del gobierno de PPK, como sentido pragmático de su quehacer. Finalmente, como hombre de negocios, le interesaba poco cómo llegaba al resultado, lo importante era lograrlo.

Puede parecer muy maquiavélico de parte de PPK. El hecho es que él siente hoy que ha llegado al punto ideal de recomposición de fuerzas al interior del régimen político, el cual podría darle (si sabe concertarlo) la base social ideal para su gobierno. El gran problema es que su núcleo interno se ha debilitado aún más (ha perdido varios congresistas); su núcleo de alianzas más inmediato ha variado y ahora lo ha pasado a conformarlo APP y el sector fujimorista de Kenji. No sabemos cómo se recompondrá el sector fujimorista de Keyko con relación al Gobierno. Lo que sí es seguro es que tendrá como claros opositores a las agrupaciones de izquierda (Frente Amplio y Nuevo Perú), AP, Apra y los sectores que se desgranen de otras agrupaciones (incluyendo Peruanos Por el Kambio y APP).

Aunque no es claro el panorama, estamos asistiendo a una recomposición política de nuestro débil escenario político, forzado esta vez de la mano con los movimientos sociales que se han desencadenado con el canje de indulto vs vacancia, la cual sólo ha logrado postergar una decisión que puede bien culminar en una renuncia más delante de PPK (o su eventual vacancia) y el adelanto de elecciones para encaminar una salida política.

Cada fuerza política tiene que evaluar muy bien lo que se viene en la coyuntura inmediata y el accionar por el que optará, discerniendo los pasos más propios que le corresponderá dar. Lo que no debemos perder de vista es que estamos ante un tinglado político que no ha dejado de ser legal, más allá de cuanto nos gusta o no. Y lo que venga hacia adelante, es fundamental que conduzca a reforzar nuestra democracia y una lógica de política más legítima y vinculada al bien común y al servicio, antes que a intereses subalternos y corruptos.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 26 de diciembre de 2017

Apostar por nuestra democracia

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“No sabe con quién se está metiendo usted”, le decía la congresista Luz Salgado a uno de los Fiscales que intervenía a uno de los locales de Fuerza Popular, para recabar evidencia de sus gestiones políticas internas dudosas. Posteriormente, otro congresista, vocero del Fujimorismo, repetiría cosas similares ante la prensa; Daniel Salaverry insistiría en la incomodidad de su partido por estar siendo investigado y su exigencia de que todo ello se detuviera, como cual personaje protegido de todo mal posible y sin lugar a duda.

Pareciera que cada vez está más claro que el pedido de vacancia se inició desde el mismo momento en que PPK juramentó como presidente, fue la estrategia preferida para humillar de la peor manera a quien ganara “raspando” las elecciones de hace cerca de dos años. Con razón o sin ella, había que dar una lección al senil liberal que otra vez interrumpió los planes de un fujimorismo nuevamente encaramado en el poder, y con su principal líder caminando por la plaza de armas “libre de polvo y paja”.

Lo que no se ha calculado es que tenemos una democracia que empieza a tener algo de conciencia sobre lo que pueden ser los alcances de sus responsabilidades y que pueden actuar de modo diverso en simultáneo, usando las diversas herramientas que brinda el sistema político, ya fuera desde su división de los poderes del Estado, opinión pública, movilización política, presión internacional… y todo lo que corresponde a su institucionalidad. De allí lo clave del “debido proceso”, el respeto por las formas y procedimientos, el no quemar etapas o dejarse llevar por el facilismo.

Como en toda democracia, sigue abierta la posibilidad de que en el debate se puedan mover las posiciones sobre el tema en cuestión, si se argumenta debidamente y abrigan razones de peso para ello. De allí que no todo está concluido y creo que podemos asistir a algo más que un monólogo fujimorista, propiciándose un debate razonable y serio (como tiene que ser el caso de la vacancia presidencial). Que no se circunscriba sólo al Congreso de la República y, más bien, nos abra a un sentido mayor de ciudadanía, pese a que sus promotores fujimoristas esperarían una lección más bien autoritaria y de carga montón.

Hay un detalle del que debiéramos estar conscientes. Como van las cosas, se ha evidenciado que no se puede gobernar con un ejecutivo y un legislativo como están hoy dispuestos. Pienso que, al menos, uno de los dos debe renovarse en el corto plazo. Siendo un sistema político de corte más presidencialista, generaría menos inestabilidad disolver el Congreso y convocar a nuevas elecciones legislativas. Lo que no resiste más es la convivencia de ambos tal como están. Debiera hallarse una fórmula para que la política peruana se reordene incluyendo a un sector del Fujimorismo (quizás liderado por Kenji Fujimori) y las fuerzas que deseen entrar en un acuerdo nacional, cuyo programa central gire alrededor de garantizar una educación, trabajo y salud de calidad para todos los peruanos.

Lo anterior es entendiendo que no proceda la “vacancia presidencia”, cuestión con la que tampoco me muestro muy de acuerdo, especialmente por no haber argumentos muy determinantes (salvo que aparecieran cosas más contundentes). En el peor de los casos de que se diera una vacancia de PPK, igualmente pienso que el Sr. Vizcarra, al asumir la responsabilidad de primer mandatario, debiera ver la forma legal más rápida de renovar el Congreso de la República, ya que se ha mostrado que es un ente corruptor e incapaz de darle la gobernabilidad necesaria a la aún débil democracia que tenemos.

No es fácil el panorama. Esperemos que nos sirva para que emerjan nuevos políticos con “lecciones aprendidas” más vinculadas al bien común y menos a la corrupta clase política que mayoritariamente se mantiene aún. A todos nos debe mover el interés del país y animar especialmente a los más jóvenes a generar un sentido más dialogante y con horizonte amplio y político, recogiendo siempre de la experiencia de los buenos políticos que, siendo pocos, los hay y son muchas veces riqueza y materia de pedagogía educativa. No olvidar también que, como en el fútbol, en política muchas veces nos sentimos tentados de aparecer como los “entrenadores“ (diríamos, los analistas políticos, los “opinólogos”), quienes con facilidad queremos orientar el modo cómo deben de hacerse las cosas y no es cosa sencilla.

Como en todo, hay que ser prudente, saber mirar los diversos elementos concurrentes, abrir bien el horizonte de nuestros alcances y aproximarse a las respuestas necesarias, corriendo los riesgos que puedan corresponder. De lo que estamos convencidos es que a todo corrupto hay que mandarlo a su casa o a la cárcel más temprano que tarde, fortaleciendo en todo momento la institucionalidad democrática.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 20 de diciembre de 2017

Sintonía CVX y compromiso

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Nos tocó hacer la despedida de una querida compañera de trabajo, Cecilia Díaz, después de 7 años de voluntaria en la oficina donde laboro (Oficina de Desarrollo y Procura Jesuita – ODP). Fue muy grato y podría decir que siendo ella chilena de origen, me permitió conocer algo mejor a Chile y apreciarlo mejor. Igualmente, pude conocer que ella durante sus estudios escolares fue parte de la CVX y, al parecer, influyó en ella de modo positivo, importante… Recordé desde ella la asamblea nacional CVX Perú que tuvimos hace unos días (17-19 Nov.).

Suele ser que una asamblea CVX es – sea una expresión de gratitud y generosidad, por todo lo que en ella aprendemos. Porque en ellas intercambiamos lo que traemos, diversidad de experiencias y caminos recorridos. Suele haber disposición, actitudes que marcan, propósitos que emergen para encaminarse a nuevos destinos o para darse mayor profundidad. Fue una asamblea que en simultáneo realizó un Encuentro Juvenil CVX y mantuvo una sintonía adecuada entre sus distintas delegaciones.

El balance principal de la labor realizada en el último periodo fue el haber contado con un Plan Estratégico, el cual ayudó a encaminar su accionar, pese a no contar con un equipo muy afiatado en el CENCVX y haber coincidido con el cambio de Asistente Nacional CVX. La labor con los jóvenes fue otro aspecto muy importante de su trabajo, habiendo logrado generarse un conjunto de nuevos líderes que empiezan a ser piezas de recambio en sus respectivos núcleos CVX y a plantear otras entradas y abordajes de temas, donde el uso de las nuevas tecnologías es algo incorporado de modo más natural y fluido.

La definición de la frontera de familia fue otro avance visible, lo cual ayudó a ordenar acciones y prioridades de trabajo más específicos. De hecho, la metodología planteada por el Taller del Reloj de la Familia, encajó muy bien en facilitar y encaminar la constitución de un equipo al respecto, desde el cual se ha venido monitoreando iniciativas diversas. Siendo una oferta de formación bastante adaptable y para públicos diversos (no sólo de CVX). A ello debemos de sumarle los cursos de formación que se dieron lugar con el llamado “Itinerario”, lo cual ha enganchado en públicos variados y con la necesidad de afrontar una formación en la fe desde los niveles más básicos, descubriendo que existe una demanda amplia que atender.

Por último, fue muy importante que con la asamblea se lograse marcar la continuidad del CEN, con la elección de un nuevo equipo liderado por Alberto Poblete, proveniente de CVX Siempre, quien reemplaza a una esforzada Pilar Romaní. Con éste recambio, ya son 5 periodos consecutivos que en los que se logra una continuidad de funcionamiento. Ello permite ir afianzando la propia institucionalidad de CVX y la continuidad de un compromiso que se intuye y valora como fundamental. Si bien, hace 10 ó 15 años se contaba con una afluencia más masiva de cevequianos en todo el país, no deja de ser significativo que los procesos que ahora se pueden estar marcando sea la de una continuidad más estable de sus miembros.

Aunque siempre queda la sensación de que los tiempos son limitados en la asamblea y se desearía más momentos para intervenciones y debates, se logró establecer una buena sintonía. Tanto para plantearse algunas críticas de parte de delegaciones como las de Arequipa (en especial, por una gestión más pertinente de las comunicaciones). Pequeños desencuentros o lagunas, como cuando se tuvo que plantear la parte más electiva del nuevo CEN (previa y durante); hubiera sido deseable algún monitorio mayor de la parte de discernimiento y presentación de las candidaturas. De todos modos, todo se logró encaminar, con la buena disposición de la asamblea y la alegría creativa que se manifestó también en las partes más festivas.

La Eucaristía de cierre fue muy vital. Se aprovechó para un envío simbólico de los nuevos responsables, contándose con la presencia también del P. Provincial de los Jesuitas, Juan Carlos Morante SJ. La sintonía se convirtió en buen espíritu y agradecimiento. A seguir dando la buena nueva en todas nuestras comunidades pequeñas y Núcleos. A poner cada quien sus talentos en la continuidad y crecimiento de nuestra CVX nacional.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 25 de noviembre de 2017

Sobre CONSIGNA, algunos hitos y su labor presente

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1.- Hoy es común hablar de redes y de trabajar en redes, siendo una tendencia en el mundo entero y en la propia Compañía de Jesús. Ellas nos pueden permitir de diverso modo apelar a la creatividad, iniciativa, libertad y cooperación. Teniendo siempre cautela en sus propósitos y en generar estructuras que sean funcionales y no excesivas en burocracia.

2.- En la Provincia Jesuita de Perú se ha tenido un recorrido diverso. En el caso del Sector Educación hay algunos hitos importantes de resaltar para comprender la situación actual. Uno de ellos lo marcó el padre Ricardo Morales SJ, estableciendo una estructura de cuatro componentes: formación del clero, Educación superior, colegios tradicionales, Fe y Alegría y educación popular. Así, educación popular fue el sector de avanzada; Fe y alegría era parte de éste y era un sector que estaba con los pobres por naturaleza. La provincia peruana tuvo la peculiaridad de mantener una sana convivencia entre todos sus componentes.

3.- En la segunda mitad de los años 90, probablemente influidos por la nueva organización mundial y la caída del llamado “Muro de Berlín”, se fue descubriendo más motivos de coincidencia en el sector educación. Así se llegó a tener un encuentro de todos los integrantes del sector educación lo que les permitió “descubrir” que podían conversar, dialogar y percibir una enorme sintonía entre todos. Esto se percibió como una gran riqueza y una enorme posibilidad. En ello se confluyó con la feliz reflexión de Xabier Gorostiaga SJ y el “continuo educativo”, quien venía impulsando el tema desde Centro América.

4.- El año 2004 se realiza el primer esfuerzo de constitución de Consigna, en un Encuentro-Taller que se realiza en Atinchik, con representantes de cada uno de los sectores o subsectores de educación, excluyendo el subsector de formación del clero. Entonces, juega un papel muy importante el padre Provincial y el rector de la Universidad del Pacífico. Ello se continuará con el estudio de “complementariedades potenciales”, lo cual permite identificar cuáles eran los posibles nexos de colaboración entre las distintas instituciones que conformaban CONSIGNA.
Por ejemplo, fue muy ilustrativo descubrir que la única institución que tenía flujos (reales y potenciales) de entrada y salida con todas las demás era la Universidad Ruiz de Montoya.

5.- En los últimos 5 años se añade la constatación de que CONSIGNA debe, a su vez, conocer mejor Lima y también salir de Lima y descubrir las regiones. Ello permitió identificar elementos como que se tiene en la CJ una diversidad de obras que no estaban articuladas para nada entre sí a nivel regional. En la actualidad las regiones tienen espacios de coordinación a modo de plataformas con diverso nivel de actividad o desarrollo. Todo ello nos plantea nuevos desafíos.

6.- En el momento presente CONSIGNA tiene que ir redescubriendo su rol en esta nueva estructura de provincia en construcción. Su labor de brazo educativo de las plataformas será clave. Asegurando y animando en ellas la transversalidad del tema educativo; promoviendo conciencia sobre el rol de lo educativo y la necesidad de su articulación o enlace. Para ello será necesario contar con un delegado (o un equipo) educativo en cada región, con los cuales conectar mejor las labores de CONSIGNA como conjunto. Marcando un modelo que vaya más de “abajo hacia arriba” y tome en cuenta mejor las necesidades de las zonas de trabajo y su diversidad. Con especial atención a lo que llamamos “proyectos EN red”.

7.- En nuestra última Asamblea de Consigna (2017), identificamos tres cuestiones claves de atender:
(1) Articulación, con especial énfasis en la relación Consigna y Plataformas Regionales, así como de cada red e institución integrante de Consigna hacia el conjunto de la misma.
(2) Transversalidad de lo educativo, viendo cómo estimular y explicitar lo educativo en las obras y las Plataformas, teniendo presente siempre el ¿para qué formamos?
(3) Incidencia política, recogiendo lo que ya se ha avanzado en ello y poniendo atención a los temas de interés específico de cada integrante de Consigna; trabajando criterios y un soporte metodológico sobre cómo hacerlo.

Debemos hacer de todo ello materia de actuación para el presente periodo que nos toca desarrollar.

Guillermo Valera Moreno. Reflexiones recogidas de una presentación de Javier Quirós SJ y algunos aportes propios.
Lima, 17 de Noviembre de 2017

Como una brisa, nos sentimos llamados

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Fue una ceremonia amena, sencilla, bien preparada… La asunción de compromisos temporales o definitivos de 11 integrantes de las CVX de Lima, transcurrió de modo apacible, como la brisa con la que Dios se hace muchas veces presente. Como sintonía de corazones que se encontraban para reconocer un momento especial en sus vidas, al cual se llega de diversas maneras y se identifica con un valor profundo, muy personal y a la vez tan comunitario, compartido y vivido desde la presencia con el otro, con los demás. Expresión querida y gratuita.

Los testimonios de los protagonistas fue diverso y cada cual más sentido, muy personal. Todos nos identificamos en la comunión, en ese espíritu que sella cual cemento las relaciones espirituales de quienes quieren dejarse más afectar, e ir más allá de los buenos deseos. Estableciendo un compromiso más dedicado, más querido, mejor atendido…, de nuestra relación con Dios, desde la mediación comunitaria de CVX, desde los apostolados que nos vamos dando y creciendo.

Me acordé mucho del proceso de asambleas en las que estamos inscritos hoy a diverso nivel CVX. En mi comunidad (CVX Siempre) tendremos asamblea en diciembre. Antes compartiremos la asamblea nacional en unas pocas semanas; el siguiente año toca la asamblea mundial, muy cerca de acá, en Argentina. Para todos esos momentos necesitamos sintonizar en un mismo espíritu, tal como se nos sugiere en el último número de Proyectos por el ExCo mundial.

Recogiendo lo que allí se nos plantea, podríamos sentirnos hoy invitados a lo siguiente:
º Preparar nuestras Asambleas comunitarias tomando en cuenta diversos elementos que nos amplíen el horizonte y nos sitúen también en una reflexión común como CVX e Iglesia.
º Sentirnos llamados a ser corresponsables de la vida de todos y solidarios en lo que podemos aportar, ayudar a crecer, formar, acompañar, hacer comunidad y crecer en el bien común.
º Preguntarnos, si no estamos hoy particularmente confrontados con un tiempo crítico, oportuno y apropiado en el que veamos qué tendríamos que revisar de nuestras prácticas, qué tenemos que consolidar, qué tendríamos que asumir con mayor radicalidad. Tanto personal y comunitariamente. De ese modo, optar deliberadamente por acciones y fines más deseables.

Caía en la cuenta sobre algunos elementos del contexto que son claves de tomar en cuenta y que los podemos recoger de modo también singular:

Uno – Somos una experiencia comunitaria en CVX con 50 años de caminar, con diversas expresiones. Mi propia comunidad comparte un recorrido de 47 años de caminar; otras tienen menos décadas o algunos pocos años. Todas son importantes. Desde cada una nos sentimos llamados a ser hombres y mujeres comprometidos en la construcción de un nuevo Perú. Al respecto, podríamos preguntarnos, ¿Qué significado especial nos reveló el presente año? ¿Qué gracias hemos recibido y compartido? ¿Cómo valoramos nuestro caminar y disponibilidad? De otro lado, ¿cómo nos anima un documento como los Principios Generales CVX en nuestro estilo de vida?

Dos – Tomar muy en cuenta la próxima visita del Papa Francisco: sentirnos motivados a reflexionar temas y cuestiones claves, como son: (1) El Papa hoy en nuestra Iglesia: un papado que nos renueva. (2) El cuidado de la creación, la naturaleza y el medio ambiente. (3) Nuestra responsabilidad y solidaridad en la construcción de un Perú nuevo dentro de un mundo nuevo. Será muy importante prepararnos a ello; ver cómo participamos; estar atentos a lo que nos inspira.

Tres – Estamos llamados como laicos a renovar nuestro mundo de hoy. El Papa nos ha invitado desde ya a un “nuevo despertar” como Iglesia. A comprometernos más profunda y humildemente con espíritu de servicio, enfocados en las tareas del mundo y alejados del “pecado del clericalismo”. Llamados a aportar con nuestros propios dones, preparación y en equipo. En clave de magis y discernimiento constante. Contemplando los diversos males de nuestro mundo (y país) e invitándonos a reaccionar y a salir de la propia burbuja; a ser compasivos y solidarios.

Desde lo anterior y más en conjunto podemos preguntarnos también, ¿cómo podemos responder a éstas grandes necesidades de nuestro mundo y de nuestro país? ¿Cómo aportamos mejor a esa gran misión de Dios? ¿Cómo sentimos que hoy nos interpela y nos llama?

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 1 noviembre de 2017

Diálogo y reconocimiento

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Pensaba que lo sucedido en España, con la autoproclamada “independencia” de Cataluña, podía dar inicio a un proceso singular para el mundo. Aquel en el cual se decida revisar la historia de manera conjunta, entre España y Cataluña (en este caso), estableciendo y ubicando cuáles fueron los momentos críticos que alejaron a unos y otros; los hechos que generaron heridas que pueden parecer insalvables y que fueron convenciendo el razonamiento de una improbable convivencia dentro de un mismo país y la necesidad de separarse.

Debo decir que soy de los que piensan que no es necesario ni el mejor camino plantearse la independencia de ésta o de otras pequeñas repúblicas para aprender hoy a convivir en una misma área regional; no es necesario ya ser un Estado independiente, salvo que estuviera de por medio una flagrante opresión y causas históricas que justifiquen liberarse de una ocupación más bien de carácter imperial o equivalente. No es el caso, creo yo. Aunque a Madrid le correspondería pedir perdón a los Catalanes y a otras regiones por los desaciertos que se cometieron en varios momentos de su historia.

Cómo sería que se intentara iniciar otra forma de construir un Estado común desde la diversidad de experiencias que encierra España como otros tantos territorios europeos como el Estado de Francia, Alemania, Polonia, Inglaterra y qué decir del territorio de los Balcanes. ¿Es posible que podamos pedirnos perdón por las barbaridades que nos hemos hecho como civilización en tantos momentos de nuestra historia común? Tanto en Europa, Asia, América Latina o África. En todas partes del mundo. Con mayor razón, en el Oriente medio y las disputas de tinte aparentemente religioso que allí se dan y que tan directamente cuestionan la paz mundial y nuestro sentido de humanidad.

Para ello se requiere dialogar. Poner por delante un sentido razonable de tratar aquello que se considera insalvable y a veces poco factible de negociar. Echando rienda suelta a nuevas posibilidades de tratar nuestros problemas de maneras más creativas y solidarias. Creyendo que es posible concatenar acuerdos entre todas las partes. Eso, por ejemplo, lo podríamos trasladar a experiencias de nuestro propio país, con lo que viene sucediendo con la llamada reconstrucción de las zonas afectadas por el fenómeno del niño costero.

Varios meses que pasan y pareciera que nada se hace. ¿Falta de comunicación adecuada? Es muy probable. ¿Necesidad de mayor proactividad? Seguramente, buscando realizar iniciativas simultáneas y mejor dialogadas. ¿Estar más cerca de la gente y de los problemas? Sin duda, ya que las cosas no se pueden manejar sólo tecnocráticamente y desde Lima. Es indudable que saber concertar procesos y voluntades es una cuestión vital para todo y no se trata sólo de tener buenas ideas por más buenas que parezcan.

Es fundamental que aprendamos a establecer acuerdos desde el Estado con la sociedad civil que pueda corresponder, con las organizaciones representativas, las empresas y los diversos sectores que puedan estar implicados en los proyectos sobre los que se quiera tomar iniciativa o intervenir. Desde temas tan recurrentes como sobre qué invertir los fondos limitados de cada instancia del Estado, o la validación de políticas públicas centrales o neurálgicas a cada situación o región, ya fuera municipios, gobiernos regionales o entidades del gobierno central.

Si queremos construir Estados – país de modo consistente, tenemos que contar con todas las partes, su participación y decisión adecuada en las cosas que les compete. Ciertamente, de modo responsable, aunque aceptando que todos aprendemos de modo desigual y nos necesitamos. Que hay distintas idiosincrasias y maneras de ver las cosas que también deben tomarse en cuenta y respetarse. Limitando protagonismos personalistas y buscando reforzar instituciones.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 29 de octubre de 2017

Agradecimiento y responsabilidad

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Normalmente, cada semana que pasa, uno tiene muchas cosas por las que agradecer a la vida en general y a Dios (Jesús) en particular, más allá de cuánto uno se da cuenta de ello o cree que todo lo debe a sí mismo o “al destino”. No obstante, uno no está exento de tentaciones diversas, a modo de sentirse poco valorado, de que las cosas que uno realiza no andan muy bien, que todo pareciera (a veces) un continuo empezar y algunas cosas cayeran en un sinsentido (o en saco roto)… Seguramente alguna de éstas manifestaciones rayan con cosas que uno debe estar atento también a revisar; por qué no, siempre vendrá bien hacerlo.

Sin embargo, deteniéndonos un poco en las cosas que nos transcurren, uno podría también reconocer que siempre están allí los momentos en los cuales uno identifica que Jesús nos habla, nos acompaña, está presente de modo diverso. Si nos detenemos a verlo, podemos reconocerlo hasta en las situaciones más críticas o de soledad. Por cierto, desde los detalles más insignificantes, como la operación exitosa de un amigo, o la que puede estar pendiente de una madre. En la misma consideración de la persona de uno que, de pronto, es muy puesta en alto por personas que a uno lo han ido conociendo en diversas circunstancias y con una larga experiencia de vida.

Otros casos pueden suceder y de modo diverso. Por ejemplo, me tocó a mí la experiencia de sentir un eco especial en mi trabajo de personas que llegaron de fuera (del país), empatando con la experiencia laboral de uno, queriendo aprender de lo que uno les pueda aportar profesionalmente (y personalmente), y con mucha disposición para ello. Lo cual nos hace más conscientes de la labor pedagógica que a cada uno le toca desarrollar respecto a los demás, más allá de situaciones especiales. Además, en los últimos días, tuve la ocasión de abordar el tema de autoestima… como para acordarnos que hay elementos sobre los cuales tenemos siempre que actuar y tomar en cuenta de la mejor manera para llevar una vida consciente, así como equilibrada en el amor y en el obrar el bien.

Tomemos en cuenta que digo “una vida equilibrada en el amor y en el obrar el bien”. Porque a veces nos perdemos en aspectos que pueden ser engañosos. Como aquel que muchas veces repetimos en torno a la felicidad. Todos aspiramos a ello, aunque muchas veces no sepamos a qué nos referimos. No se trata tanto de tomar el sentido de la felicidad desde la banalidad de nuestro propio egoísmo o de lo que nos hace sentirnos bien únicamente a uno, pero diluyendo la relación con los demás y lo que supone obrar el bien común. Pero todo es un manejo de equilibrios según las circunstancias y las realidades que nos corresponde.

En ese caminar, es muy importante saber distinguir el cómo nos sentimos de lo que objetivamente transcurre (de lo ocurrido). Puede ser muy fácil olvidar hechos objetivos o no saber hilar adecuadamente con la experiencia de uno y relativizar o valorar poco la propia experiencia. Es muy común, por ejemplo, que cuando uno desempeña un cargo de responsabilidad en un grupo X (el que fuera, grande o chico), uno sienta que nadie lo apoya o que uno no ha hecho lo suficiente. Siempre se podrá conseguir mayores cosas por hacer y respaldos, pero no hay que dejar de hacer un inventario de lo que efectivamente se hizo y se contribuyó, porque podría tratarse de una idea o sentimiento engañoso.

A todos nos sucede y, en ello, el discernimiento y la oración nos pueden ayudar mucho a saber procesar la propia experiencia con la debida responsabilidad y valoración. Más aún si uno tiene ocasión de contar con buenos amigos, comunidad, un acompañante… Teniendo la confianza que uno aporta lo que puede dar (y de la mejor manera); hay limitaciones con las que uno se puede encontrar y hay que saber aceptar (por ejemplo, tecnológicas, ya que vivimos una etapa de innovaciones muy rápidas de éstas, especialmente las de comunicación). Siendo agradecidos y, en cualquier circunstancia, sabiendo asumir la propia responsabilidad.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 1 de octubre de 2017

Arriesgarnos a amar

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A veces podemos cometer el riesgo de preguntarnos ¿qué hacemos parados sobre nuestros zapatos, en el punto en el que estamos, haciendo lo que nos corresponde (¿en serio?), buscando construir o darle sentido a lo que nos acontece? Y es importante de vez en cuando saber situarnos con mayor conciencia en nuestra vida y reflexionarla, saborearla. Separar el grano de la paja, lo accesorio de lo importante, las metas de los medios, los indicadores de los datos, la vida de las razones para vivir…

Resulta que puede resultar muy simple responder. Si una planta se realiza de la manera óptima expresándose como planta, es decir, como lo que es. Si un tigre o un picaflor se expresan de la mejor manera en cuanto son un mamífero o un pájaro. Es decir, no cualquier mamífero sino el tigre que corresponde; no cualquier pájaro si no, un picaflor. ¿No será que a los seres humanos nos corresponde, entonces ser “humanos” para evidencia r lo que somos?

Y no simples seres humanos si no el ser humano que estoy llamado a ser, cada uno, de acuerdo a la propia vocación, mis capacidades y limitaciones, mi ubicación geográfica, social, temporal, intelectual, espiritual… Con la singularidad que se nos ha regalado para ser, primero, descubierta. Después, para ser encaminada, desde mi propia conciencia de ser lo que soy. Así mismo, para aceptarla dentro de la vida que me toca vivir, crecer, experimentar. Por último, para saber dar gracias por todo lo que hemos recibido y, desde allí (sólo desde allí) agradecer también lo que pudimos atinar a asumir con nuestras propias “manos” lo que nos correspondió hacer, crecer, aportar. Con la actitud de “devolver” los dones recibidos, ciento por uno, si ese ha sido el caso.

El ciento por uno se resuelve en el servicio, en el saber colocarse el último, en aprender una y otra vez a perdonar. Siendo paciente y compasivo. Sabiéndonos enternecer tanto con una puesta de sol sobre el río, una laguna o el mar, así como con el dolor y la miseria humana que nos habita, dentro y fuera de cada uno. El ciento por uno no es el sinónimo de la riqueza (dinero) que debemos pagar o devolver. Eso puede ser muy fácil. Se trata de cuánto crecimos (y crecemos) en amor, en ese ciento por uno que recibimos. Y que se expresa también bajo la forma de “tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber…”. No es para nada un misterio. Aunque para cada uno es siempre un misterio el recorrer su propio camino hacia ello, hacia donde nos mueve finalmente el amor.

Volvemos a preguntarnos. ¿Cómo ser humanos desde nuestro día a día? Desde lo que nos toca caminar en los ámbitos en que nos movemos. Sabiéndonos plagados de contradicciones, pero ganados por la esperanza de que siempre podemos ir más allá y podemos ser acogidos. Con la fe (que siempre es débil y parece apagarse muchas veces) que cada uno tenemos y en la que debemos confiar pese a todo, porque también es verdad que la fe “mueve montañas” y nos transforma si la hacemos crecer, habitar y brotar desde nuestro ser más profundo. Haciendo que el amor en nuestras vidas sea lo que nos inunde y que significa aprender siempre a obrar el bien, madurar en hacer el bien, superar miedos y temores por obrar el bien. Conscientes que inocencias, ingenuidades y males con caretas de bien nos pueden sacar de nuestro camino. También los errores a los que cada uno puede estar sujeto.

De allí la importancia, entre otras cosas, de aprender a discernir para encaminar de la mejor manera nuestra vida. Con la reflexión del caso. Partiendo siempre de la experiencia de vida como seres humanos que somos. Atendiendo no sólo a razones o ideas (buenas por cierto). También descubriendo en los sentimientos que nos provoca cada situación, ¿cómo nos habla del camino hacia el bien que queremos construir? Que siempre tiene que hacerse en diálogo ya que todos estamos llamados (y para todos es válido) a los procesos de discernimiento de lo que corresponda. Más aún, cuando se trata de un discernimiento compartido o comunitario.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 2 de septiembre de 2017

Camino espiritual y creativo

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En el discernimiento, tanto individual o comunitario, es de mucha importancia tomar atención a las dimensiones psicológica y espiritual, las cuales suelen entremezclarse o venir “juntas” en muchos aspectos. De allí que se suele hablar de desolación y consolación, de las reglas de discernimiento en los Ejercicios Espirituales Ignacianos y otros para situarse en aspectos o caminos para su tratamiento.

1. Lo relativo a la consolación y desolación en todo proceso de discernimiento es clave ya que dará pauta de lo que mejor ayuda a la decisión buscada de modo colectivo. Se entiende la consolación como todo aquello que conduce y está centrado en el amar, porque trasciende a uno mismo. Orientado al mejor bien, y entendida como servicio y compromiso. Todo lo que nos hace sentir y vivir encaminados a una mayor fe, sentido de esperanza y solidaridad activa.

Siendo la desolación, más bien, expresión de oscuridad, turbación y todo lo contrario a la consolación. Es muy importante considerar que la consolación nos conduce a la unanimidad; la armonía y la paz; la alegría y el sentido de gratuidad; a una dinámica de “magis”. De otro lado, la desolación nos aleja del mejor bien o nos saca de éste; nos sitúa en enfrentamientos “irreductibles” y de intereses subalternos o secundarios. De allí que se afirma con sabiduría cosas como que “en tiempos de desolación no hacer mudanza” (o sea, evitar hacer o tomar decisiones significativas).

2. Es recomendable revisar las Reglas de discernimiento de Ignacio previstas para los Ejercicios Espirituales (una experiencia completa de ellos, está prevista de hacerse en 30 días). Especialmente, es bueno revisar las “reglas de 2da semana”. En ese contexto, y muy brevemente, reconocemos que en 1ra semana la persona es tentada de salirse de su camino “grosera y abiertamente”; en la 2da semana suele ocurrir ello mismo, aunque bajo la “careta” o “especie de bien”.

En todos los casos hay que estar atentos a cómo se presenta el mal (o se manifiesta) para hacerle frente debidamente. Manejando temores y miedos que pueden paralizar o dibujarnos una realidad ficticia. Aprendiendo a darnos cuenta por qué caminos muchas veces llegamos al mal, se tuerce la verdad, o nos alejamos del bien común. Porque con facilidad caemos en engaños y es muy importante saberlo situar y procesarlo. Sabiendo corregir (nos) a tiempo o en cuanto asumimos conciencia de ello. Obrando de modo simultáneo, como si todo dependiera de uno, aunque Dios actúa a través de cada uno de nosotros. Sabiendo que todo depende en última instancia, por la fe, de Dios mismo (todo está en sus manos).

3. En todo proceso de discernimiento, individual y comunitario, hay en juego mucho de nuestra psicología. Todo ello tiene que ser tomado en cuenta de modo responsable por todos, en lo que a cada uno le toca. En particular: (a) La psicología de grupo podría prestarse para la manipulación (a veces muy sutil) o la imposibilidad de llegar a acuerdos adecuados, si no colaboramos todos (o la mayoría) al propósito que se plantee.

(b) Hay que cuidar en la toma de decisiones la tensión que suele haber entre ponerse de acuerdo y el ser crítico (o dejar de serlo), sabiendo exponer siempre con humildad lo que se quiere comunicar. (c) Tener cuidado de ciertos apuros (o faltas de tiempo), “lealtades” que se forman, excesos emotivos (primero se decide y luego se buscan razones). Todo ello apunta al sentido de madurez con la que debemos proceder, siendo “amos de nosotros mismos”.

(d) Saber distinguir las consolaciones (y desolaciones) en lo que corresponde; de falsas alegrías (o de depresiones más psicológicas); siempre atentos a lo que nos conduce al mejor bien. (e) Poner de relieve lo que nos ayuda a pensar juntos, tomando como base la capacidad propia de pensar de cada uno. Atentos a los prejuicios que nos pueden limitar, a los “pensamientos secretos”. Buscando en todo momento el diálogo y el entendimiento de los puntos de vista diversos, del modo más inclusivo posible.

4. Un gran desafío que nos plantean los puntos anteriores es la manera cómo los laicos podemos abordar el discernimiento comunitario de modo adecuado. Sabiéndonos que normalmente formamos parte de comunidades cristianas distintas a las que pude corresponder a las congregaciones religiosas, experiencias de vida consagradas o similares.

De hecho, cuando lo hacemos, los laicos participamos de comunidades cristianas laicas (CVX, comunidades de base u otras), pero nuestra comunidad más vital y permanente está en la familia a la que estamos adscritos (la que fuera). En el trabajo normalmente tenemos otro espacio o núcleo de relaciones muy importante. En nuestro rol de ciudadanos qué duda cabe. Vincular fe y vida es una clave en ello. Con relación al discernimiento comunitario es algo a seguir aproximando y profundizando desde lo que son nuestras comunidades laicales. Y también desde las comunidades de religiosos.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 23 de agosto de 2017

Conocimiento y experiencia espiritual / Apuntes para el discernimiento comunitario

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Abordamos a continuación algunos elementos que nos parecen significativos para trabajar discernimientos comunitarios. Puede parecer complejo lo que se plantea o poco realizable, aunque tiene que ver con grados de profundización de nuestra experiencia espiritual como comunidades cristianas de diverso tipo e integrantes. Las ideas que expongo están inspiradas en el artículo escrito de “Criterios de discernimiento y situaciones colectivas”, de Manuel Segura SJ.

1. Hablar del discernimiento comunitario es un asunto que nos sitúa en un camino y propósito constante de buscar entendimientos; de aprender una y otra vez a conocer razones (saberlas escuchar y entender); a saber discrepar con más agudeza y descubriendo juntos lo que es importante. Finalmente, para aprender a tomar decisiones sobre aspectos trascendentes.

Desde nuestra fe cristiana, supone inspirarnos en los valores del evangelio y saber ponernos en manos de Dios (confiando en quiénes tienen la mayor responsabilidad) para ayudarnos a encaminar rumbos colectivos, lo más cercanos a la voluntad del Señor. No se trata tanto de debatir puntos de vista como de clarificar razones a favor y razones en contra para que, con el mejor conocimiento, se puedan tomar las decisiones más pertinentes sobre algo que atañe a un colectivo.

2. Es muy importante considerar que en el discernimiento individual uno se esfuerza por un conocimiento hacia dentro de uno (el “conócete a ti mismo”), ese es su acento, guardando equilibrio con la realidad y contexto que abarcan a la persona. Sin embargo, en el discernimiento comunitario el acento está puesto en decisiones que involucran a un grupo de personas más amplio. Por lo que es importante saber conocer a los demás (con mayor razón al diferente o al que tiene menos posibilidades), los contextos y escenarios en juego, todo lo más que sea posible y pertinente. Es necesario tener el conocimiento preciso de lo que se va a discernir, su contexto, razones y otros.

3. Aunque parezca muy exigente, introducirse al discernimiento comunitario supone requisitos previos que uno debiera recorrer y saber encaminar. Lo que Ignacio llama el “subjecto” adecuado en las personas para introducirse en dicho proceso. Lo cual pasa por un esfuerzo en cada uno de oración y examen personal; dirección espiritual; Ejercicios Espirituales regulares; conocimiento de la realidad humana y social; sentido de pertenencia a la Iglesia universal (desde la participación comunitaria); ausencia de problemas psicológicos serios.

4. Así mismo, para el discernimiento comunitario se requieren de ciertas condiciones de actitud personal. Es muy importante que cada quien se prepare y cuente de la mejor manera de: (1) libertad interior (disponibilidad profunda y amorosa); (2) confianza mutua con quienes participan del proceso; (3) manejo de los propios individualismos, los cuales todos arrastramos de diversa manera, ya sea bajo la forma de intolerancia, activismo, miedos, protagonismos u otros.

5. Asumido lo anterior, y entrando al escenario mismo del discernimiento comunitario, debemos tomar en cuenta los siguientes elementos: (a) Plantear bien el problema o tema a decidir, siendo conscientes que debe ser algo relevante y significativo para el grupo discerniente. Evitar hacerlo con cosas que podrían no tener mayor relevancia. (b) Es importante contar con alguien que monitoree (y acompañe) el discernimiento y vaya marcando las pautas a seguir.

(c) Saber situar (y procesar) los momentos de consolación y desolación que pueden presentarse, ya sea individuales o colectivos. (d) Contar con un tiempo prudencial para encaminar adecuadamente los momentos de oración personal, conversación grupal, interacción en conjunto (plenaria); toma de decisiones. Se trata de orar y clarificar las mejores razones a favor y en contra, situando los mecanismos más adecuados de discernimiento y diálogo en ese propósito. (e) Valorar bien la situación al momento de decidir sobre el propósito del discernimiento realizado. Si hay condiciones adecuadas; si se ha conversado lo suficiente; si existe consenso y armonía de modo predominante. (f) Recoger por escrito lo que se acuerde, para que quede constancia y haya continuidad de futuras conversaciones equivalentes.

Ciertamente el manejo de los tiempos y plazos que se cuenta para dicho proceso puede significar que se pueda profundizar o no tanto sobre el propósito del discernimiento. También el interés y concordancia de propósitos. Como fuera, serán aproximaciones sobre las que habrá que seguir aprendiendo y caminando.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 20 de agosto de 2017