Con confianza, pero no confiados… algunas palabras adicionales

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Llegamos a la víspera y a la recta final, del desenlace electoral municipal y regional del 3 de octubre. Ha sido muy intensa, llena de piedras, vallas y quizás cuestiones mayores que no vale la pena reiterar. Lo importante es que esta naciendo una nueva esperanza y estamos comprendiendo que podemos ayudar a abrirse un nuevo camino de país, con el nuevo cuadro político que va a emerger de los resultados que se den. Es una posibilidad muy consistente.

Todo hace parecer que los sectores más conservadores en nuestro país se ponen algo más nerviosos cada 20 años, coincidentes con hechos que han supuesto cuestionamientos radicales a su situación de poder. Y es que en su subconsciente subyacen algunos hitos al respecto, como el hecho que en 1970 estábamos en pleno desarrollo del “Gobierno militar revolucionario” de Velazco que hizo una serie de reformas que afectaron, especialmente, a la oligarquía más tradicional de entonces. En 1990 la polarización entre Fujimori y Vargas Llosa, en medio del fracaso del 1er. gobierno Aprista de Alan García y de la diluida posibilidad de la Izquierda Unida de ser una alternativa factible, llevó a campañas furibundas que -en otras condiciones y situación- no pudieron variar la voluntad popular.

Ahora, después de sucesivos años de democracia y de crecimiento económico (en lo que va del nuevo siglo), la derecha política más conservadora no entiende cómo es que la población les da la espalda o puede negarles el voto popular. No es capaz de reconocer que los que más han estado ausentes de la representación política que les era muy esquiva, era precisamente la izquierda, especialmente refiriéndonos a la principal plaza política como es la limeña (por extensión podríamos decir el Parlamento). Ello, sin contar con los mezquinos cálculos que hace el presidente García, quien aspiraría a ser presidente nuevamente el 2016 (esperemos que para entonces tengamos mejores opciones para elegir).

Volviendo al proceso electoral sobre el que nos anima hoy. Tanto por lógica de la estadística, al haberse marcado una tendencia sistemática de crecimiento de la candidatura de Susana Villarán (en el último mes), como por el estancamiento en la cual quedó también sistemáticamente la candidatura de Lourdes Flores. Así mismo, al no haber habido un hecho “fuerte” que pudiera trastocar ambas tendencias de manera muy determinante, pese a todas las mentiras que se difundieron contra Susana V.; o el hecho de que la mayor parte de la prensa se puso a favor de Lourdes F.; y, más allá de los propios aciertos y errores que pudieron tener ambas en su propio andar en esta fase final. Sin embargo, parece innegable que nada hará variar lo que esperamos que se manifieste como voluntad popular, al menos con una diferencia de 10 puntos entre ambas candidatas.

Podemos decir con poco temor a equivocarnos de que ya tenemos nueva alcaldesa de Lima. Sin embargo, es bueno no adelantarse tanto y es mejor decirlo con los resultados formales que actuemos y escuchemos al final del día domingo. Van estas palabras porque es bueno que tengamos confianza en lo que acontecerá en ésta fecha tan especial. Que sepamos proceder con serenidad, amor por nuestro país, con claridad y debida energía para garantizar que las cosas se encaminen lo más adecuadamente posible.

Hay que estar conscientes que tenemos que seguir una conducta impecable y amable en todo el procedimiento eleccionario, será nuestra mejor carta de presentación y nuestra mejor forma de hacer docencia política en todo ello. Que se condiga con lo nuevo que queremos que nazca de todo esto. Tan nuevo como la juventud que viene acompañando a Susana en todo éste proceso y que pudimos también confirmar en el mitin de cierre de campaña del jueves pasado en el Campo de Marte.

A ponernos por encima de los pequeños (o grandes) nerviosismos y conflictos que puedan presentarse. Estamos llamados a cosas grandes. No nos perdamos en lo mezquino. Actuemos con confianza y seguridad en todo momento. Sin embargo, no seamos confiados de cómo procederán los amigos del “otro lado”, me refiero de las fuerzas que pueden sentirse opuestas a nosotros como es en Lima el PPC – Unidad Nacional y poco más (esperemos). La limpieza y transparencia se pone en juego con la propia conducta de cada uno y es bueno dar muestra de ello en todo momento.

Recordemos que no es cualquier elección. Va a marcar una trascendencia que debemos manejar con toda responsabilidad. Por eso, no sólo se trata de que en “política el que se pica pierde”. Se trata de poner lo mejor de cada uno en lo que tenemos entre manos y tengamos fe que lograremos el mejor resultado.

Saludos a todos y todas.

Guillermo Valera M.

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