La celebración de un cumpleaños suele ser grato para quien lo festeja o es agasajado. No es para menos, más aún si tenemos ocasión de compartir algún momento agradable y algún bocadillo, una torta al gusto del onomástico. Sucede que no siempre caemos en la cuenta que es una fecha de acción de gracias no sólo por la vida de la persona en cuestión. Sería algo mejor si tomamos en cuenta la acción de gracias que debemos a nuestros progenitores.
A modo de palabras ben ofrecidas, lo pude escuchar de una amiga de trabajo. Referirse como, algo así, dichosos los padres que te procrearon que hicieron posible que estés con nosotros. Casi lo pasamos de largo, pero algo me detuvo y, entendiendo su profundidad, lo agradecí amablemente. Efectivamente, cuánto le debemos a nuestros padres la vida que nos dieron, pese a la diversidad de circunstancias y derroteros. Recibimos la vida que tenemos y celebramos. Puede ser muy bueno, hacerlo, agradeciendo a nuestros padres. Qué buen detalle!
A propósito del proceso electoral en el que nos encontramos, mucha desazón se ha manifestado con la serie de decisiones formales que se han dado, en particular, con la defenestrada candidatura de Julio Guzmán. Indigna sobretodo porque uno se da cuenta que no hay unidad de criterio ni pautas comunes para aplicarse en todos los casos y se hace de modo bastante caótico, pareciera que con intenciones de “auto-desestabilizar” el propio proceso y dar lugar a aristas de confrontación diversas.
Uno se queda pensando, esperemos que “la sangre no llegue al río” y aprendamos mejor todos de ello. Aunque no es suficiente. Porque terminamos perdiendo de vista las cuestiones centrales que debieran acompañar a todo proceso eleccionario, las cuestiones vitales que les afecta a las personas, a la población con mayores dificultades. Pese a que se ha crecido económicamente, se sigue haciendo desde un modelo excluyente e incapaz de brindar opciones vitales a todos sus ciudadanos y ciudadanas.
Junto a lo anterior, cuanto de los problemas del medio ambiente y sus efectos nocivos por la explotación del petróleo y de la minería se toma atención. ¿Puede negociarse la salud de la gente afectada como un tema de “costo social” y poco más? Pensamos que no. Temas como los efectos del Fenómeno del Niño (por exceso de lluvias o escasez de éstas), ¿sólo es un tema de atención asistencial?
La seguridad ciudadana sólo tiene que ver con la delincuencia común y el pequeño o mediano robo o es algo que se eleva a temas como el narcotráfico y la corrupción del Estado, necesario de afrontar con propuestas más específicas. O temas como el acceso al agua, líquido vital que no llega a todos los hogares de modo adecuado, en especial para quienes viven en situación de pobreza. O los temas vinculados con los derechos de los niños y las mujeres, en contextos de violencia familiar y de otras magnitudes que son claves de afrontarse. La misma educación pública (y privada)…
¿Algo podemos hacer? Al menos tomando más en serio lo que está en juego en éstas elecciones. Esos temas, esas personas… Esos candidatos que nos dicen sólo lo que queremos escuchar o podemos realmente sentirnos representados en ellos, ¿en quiénes? ¿Cómo tenemos que responder? Es responsabilidad de cada uno/a.
Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 13 de marzo de 2016