Vida, fe y horizontes

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Hay organizaciones que, por su naturaleza de red, pueden ser buenos referentes de iniciativas y factor inspirador para sus propias componentes, así no suponga un ente regular o constante, ni muy sólido. Es el caso de la Mesa de Movimientos Laicales – MML, cuya presencia abarca a 8 organizaciones (CHC, CVX, EDOP, JOC, MIANSI, MPC, MTC, UNEC), particularmente como presencia limeña.

Siendo así, sin embargo, se da lugar a pequeñas iniciativas en torno a la formación, a difundir ciertos mensajes que se consideran importantes, a compartir nuestra fe y modo de vivirla según carismas diferentes. Compartiendo preocupaciones comunes para nuestro país y nuestra Iglesia.

La aspiración a una “iglesia laical”, en tanto Iglesia concebida como “pueblo de Dios”, como nos lo recordó en profundidad el Concilio Vaticano II. La Iglesia no es la jerarquía, la Iglesia somos todos y la hacemos todos, especialmente, desde donde Jesús nos enseñó a sentir compasión y amor; como Jesús supo hablar en su tiempo a los fariseos y los llamados “maestros de la ley”; como Jesús supo escuchar a quienes se le acercaban o querían conocerlo; como Jesús nos enseñó a servir con el lavado de los pies a sus discípulos; como Jesús nos enseñó a recordar lo importante en la vida “al partir el pan”, “al dejarse perfumar los pies o la cabeza, al orar en el desierto o Getsemaní, al amar a su madre, a su padre y a sus hermanos…

La aspiración a renovar la política en nuestro país y el mundo de hoy. Que no sabemos muy bien qué cosa podría significar. De lo que si estamos convencidos es que la política no puede seguir siendo sinónimo de coima, robo, aprovechamiento, factor de venganza y tanto mal acumulado. Tenemos que recuperar la política como factor de bien, como sentido de servicio a todas las personas y como búsqueda de la mejor convivencia posible.

La aspiración a trabajar desde los pobres y excluídos. Sabiendo que esa sola opción ya genera, algunas veces, inquietud entre quienes no lo son. Pero que nos anima un sentido de esperanza en que otro mundo es posible de verdad, donde haya significativo “hambre de Dios” (que motive nuestra fe) y donde el “hambre de pan” se satisfaga plenamente (no esté sujeto al mercado, al “éxito” laboral o empresarial de cada persona o a la explotación irracional de los recursos naturales).

Todos los aspectos señalados nos inspiran y deseamos que sean fuente fecunda en nuestras labores a todo nivel. Que nos ayuden a profundizar nuestra propia fe y a integrarla mejor en el conjunto de nuestra vida. Para mejor amar y servir.

Guillermo Valera Moreno
Diciembre, 2011
(Artículo escrito para un boletín de la Mesa de Movimientos Laicales – MML)

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