Archivo por meses: octubre 2010

Vincular lo inmediato con el sentido de país

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Al final, se impuso la cordura. El pasado 26 de octubre, Lourdes Flores del PPC aceptó su derrota en las elecciones municipales de Lima Metropolitana (ganó Susana Villarán de FS), demostrando que su sentido ciudadano es más fuerte que alguno de sus dirigentes de partido que hubieran preferido “ganar en mesa” con alguna ayudadita del Jurado de Elecciones, cuestión que les fue felizmente negada y que terminó por establecer una salida al impasse producido con el ajustado resultado (menos de 1% de diferencia).

Creo que cualquiera fuera el resultado final, las principales contendoras tuvieron la virtud de abrirse un importante espacio para la política nacional. En el caso de Susana Villarán de Fuerza Social, representando una propuesta más fresca desde el espectro de la izquierda y para la política general del país, intentando ser una versión más moderna, de renovación y tecnocrática. En el caso de Lourdes Flores del PPC, ya asentada en el liderazgo partidario, pero habiendo remozado su carisma por el empuje, solvencia y condición de demócrata que mostró en su campaña, a pesar de haberse acompañado de ingredientes bastante ásperos (sombra de Cataño, “potoaudios”, ataques que rayaron en el insulto).

De lo mencionado se podría deducir que el sentido común orientaría a que Susana V. debiera centrarse y abocarse a los temas de la Municipalidad de Lima, la transferencia (balance de lo que se recibe y primeras medidas a tomar en correspondencia), el presupuesto del 2011 que debe resolverse en el Congreso, los planes más concretos, la red de personas que los va a acompañar en la serie de puestos y responsabilidades que tendrá que asumir, entre otros aspectos. En el caso de Lourdes F. se esperaría que ella sea tomada en cuenta en un papel bastante expectante (y protagónico) para las siguientes elecciones, lo cual podría pasar, al menos, por encabezar la lista Congresal dentro de la política de alianzas en que decida enmarcarse el PPC, cuestión que tendrá que clarificarse en las siguientes semanas.

Si nos imaginamos por un momento que las cosas hubieran resultado a la inversa, es probable que tuviéramos una situación proyectada al revés de lo que hemos mencionado. En particular, una Susana V. viendo más activamente lo relativo a su derrotero en las presidenciales. Con la gran diferencia que en el caso del PPC estamos hablando de un partido más consolidado (y trajinado) en la política peruana, cuestión que no sucede con Fuerza Social y que debiera tomarse en cuenta de manera muy directa para no generarse traspiés innecesarios. De hecho, el capital de Fuerza Social es más una corriente de opinión favorable que un estado de conciencia con arraigos organizativos mínimos que le garanticen una cierta estabilidad.

Menciono esto último para que se sepa medir las propias fuerzas. Se puede querer actuar en simultáneo en distintos ámbitos (Gobierno Municipal; campaña de organización interna; definiciones y campaña para elecciones generales). Sin embargo, hoy el principal desafío que tiene FS es con los gobiernos municipales y regionales donde ha logrado presencia, especialmente en Lima Metropolitana. Sintiéndose parte de un todo más amplio que ojala se sepa buscar e identificar con prudencia a ambos costados de donde se haya situada. La tentación puede ser grande, en cuanto a seguir acumulando espacios de poder directo como FS.

A propósito de lo anterior, y guardando las distancias y particularidades del caso, creo que puede ser pertinente tomar el pulso a las reflexiones que nos plantea Luis Jaime Cisneros (La República: 31/10/10), quien sin ser directamente un político, tiene la lucidez de decirnos (a los peruanos y, en especial, a los jóvenes) que hoy por hoy “No se trata de agruparnos tras una figura circunstancial y emblemática. Si no nos juntan las ideas, no estamos políticamente preparados para interesarnos por el país” ¿Qué ideas son las que pueden ser definitorias de proyectos políticos sólidos y con proyección u horizonte? También nos indica y recuerda el sentido de buscar competir en las elecciones, poniendo énfasis en “que quede muy claro que se aspira al buen gobierno de la república, y no al ejercicio del poder”. La política como sentido de servicio y no tanto de ejercicio de autoridad.

A propósito de lo anterior, creo que podría venir muy bien, si todas las fuerzas políticas tuvieran a bien renovar compromisos con un mismo horizonte de país, más allá de singularidades en los caminos de cada quien. Por tanto, ¿podríamos pensar hoy en un Pacto Republicano de todas las fuerzas que participen del proceso electoral 2011, donde nadie “quede fuera”, marcando elementos claves comunes para el devenir del país, de cara al 2021, año del bicentenario de nuestra independencia? ¿Podríamos pensar en una campaña electoral como la que se avecina, centrada menos en los ataques y más en propuestas sustanciales para el país (inversiones y presupuesto público; roles del Estado y del mercado; medios de comunicación; políticas públicas en educación, salud, vivienda, empleo, empresa y agricultura; cultura, turismo y medio ambiente; entre otros)?

De hecho, ninguna de las iniciativas que se plantee vendrán de por sí con su “pan bajo el brazo”; supondrá poner los medios efectivos para llegar a ello. A algunos les podrá parecer que frente a propuestas así tenemos todavía “mucho pan por rebanar” y es algo muy irreal en el corto plazo. Pero, ¿es imposible tener ideas comunes sobre el país que queremos? ¿Es posible ponerse de acuerdo sobre cómo convertimos la política en un sentido mayor de servicio? Todo esto nos podría encaminar hacia una renovación de la política, tan necesaria hoy como acceder al pan de cada día.

Guillermo Valera Moreno
31 octubre 2010 Sigue leyendo

¿Es posible hoy la izquierda en el Perú?

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El espacio de izquierda generado en las últimas elecciones municipales y regionales, abren la posibilidad para establecer un nuevo punto de partida a planteamientos de cambio social, dentro de una propuesta amplia por la equidad, justicia social, protección del medio ambiente y bienestar para todos. Nos persuade que puede ser posible retomar incluso el propósito de un horizonte socialista.

Donde el ser socialista sea fundamentalmente la capacidad de ser solidario (individual y colectivamente) y honesto; donde ser socialista involucre afirmar un sentido democrático y de fortalecimiento de la institucionalidad democrática a todo nivel; donde el entendimiento de la libertad se condice con garantizar condiciones de vida adecuadas para toda la población; donde socialismo ya no significa una sinonimia con “estatismo” ni planificación cerrada a las posibilidades de la libre competencia y el mercado, pero donde el bienestar y el desarrollo para todos es la medida de la inversión privada (y del mercado) y de la intervención del Estado en su direccionalidad.

Reconociendo que hacerse hoy creíble de dichas posiciones no es sencillo. Más aún con el pasado izquierdista no muy lejano que llegó a identificarse no sólo con “violentismo” o “comunismo”, sino con “terrorismo” y la guerra interna vivida durante las décadas de los 80s y 90s. en nuestro Perú. Y en la experiencia de la izquierda hubo de casi todo. Aunque no deja de ser cierto que propiciar cambios tiende a generar temores y será común que desate conflictos.

Sin embargo, estamos asistiendo a la posibilidad de recomponer un espacio que pueda ser superador de experiencias anteriores. Donde la prudencia, la visión de mediano y largo plazo puedan permitir mejores decisiones de lo que corresponda hacer en el corto plazo. Donde la capacidad de propuesta y de gobierno en distintas instancias locales puede ser una pauta para propósitos más sólidos.

En ese sentido, es importante entender que lo alcanzado hasta el momento, particularmente con el triunfo de Fuerza Social en el municipio de Lima, es sumamente frágil y de débil arraigo en la población (un claro ejemplo de ello, es que no se ganó ninguna alcaldía distrital en la Provincia de Lima). Recordemos que simpatía no significa compromiso. Seamos cautos en no dejarnos llevar por el espejismo de una votación lograda, respecto a las “cartas” que son posibles de jugar para las siguientes pasos a dar, especialmente para las elecciones generales que se avecinan.

Quizás, sólo desde ese ángulo, no haya venido mal el conteo lento de la ONPE y JNE para dar el veredicto final de las elecciones limeñas. Ya que nos hace ver, entre otras cosas, que no se tiene aún el peso o la autoridad suficiente para “apurar” un resultado final o garantizar que se de por legítimo un resultado que esta cantado a voces (o sea, el triunfo de Susana Villarán de FS) y que sufre el riesgo de ser, cuando menos, manoseado como lo ha venido siendo. Decía que de todos modos, nos pone en la situación de pensar en los límites y fragilidades en las que se mueve aún toda ésta posibilidad de recomposición de un espacio de las izquierdas.

En ello es bueno hacer notar que la responsabilidad política que se ha abierto no sólo se sitúa en qué hace cada organización para seguir creciendo y proyectándose por su cuenta, sin contar con el resto. Hay un gran valor que siempre a “premiado” en la izquierda y que resulta convocante, da lugar a lo creativo, potencia. Y ese es la UNIDAD. En base a una unidad entre tácita y explícita de las fuerzas de izquierda, nacionalistas, de muchos sectores juveniles, tecnócratas y sectores de sentido progresista amplio se tejió el crecimiento espontáneo de FS en los últimos dos meses. Pienso que si se quiere garantizar su proyección se debiera contemplar que ese valor y manera de vertebrar la política organizada desde estos sectores es muy importante. No lo único. Pero es algo que aprendimos también de la experiencia de Izquierda Unida, en cuanto a saber manejarse en las diferencias, con mayor madurez y amplitud.

Menciono esto en particular porque Fuerza Social (y por qué no el Partido Nacionalista de O. Humala), podrían (debieran) plantearse una proyección donde se contemple la posibilidad de un frente amplio que permita una confluencia en torno a gestar una representación política popular y de izquierda lo más amplia posible. Considero deseable la unidad de los sectores mencionados que, conjuntamente con la izquierda más tradicional (MNI, PS, otros), pudieran dar lugar a una referencia política que unifique, entre otras cosas, las posibilidades presidenciales de abril 2010. Potenciando lo acumulado en presencias regionales y municipales en los últimos comicios.

¿Habrá la humildad necesaria para dialogar y establecer proyecciones comunes? ¿Es posible gestar una identidad programática antes que ideológica y que nos permita recrear nuestras propias experiencias ya vividas? ¿Podemos soñar en una izquierda que se nutre de la juventud y de los nuevos aires y desafíos que ella trae? ¿Con una izquierda que por ser solidaria se nutre de los más débiles, de los pobres, de los sectores indígenas, de los enfermos, de los ancianos, de los abandonados? ¿Se tendrá la lucidez requerida para engranar una (o varias) representación parlamentaria que sea de calidad, luchadora y capaz de hacer crecer la institucionalidad democrática y de una economía para todos?

Hay que soñar, con sentido de realidad, pero hacerlo. No dejarse ganar sólo por el inmediatismo, pero saber tomar las mejores decisiones que corresponda a las tareas que se plantean para los siguientes meses y que pueden tener sentido más trascendente. Como el hecho de trabajar por (y buscar garantizar) gobiernos eficientes y honestos en donde se haya alcanzado dicha responsabilidad; afrontar el proceso electoral presidencial con madurez (ojo con las peleas de curules y puestos que ya algo se vio para los municipios y gobiernos regionales); gestar una organización política más estable y vinculada con la población, trabajando desde la cultura y otras iniciativas, así como acciones específicas con la juventud.

Con confianza y discerniendo lo que los tiempos actuales nos dibujan como más necesario. Inspirados en los éxitos posibles que significan hoy nuestra rica y variada gastronomía, de los éxitos como el de Vargas Llosa y su premio Nóbel de Literatura. Con sentido de esperanza que día a día aprendemos de nuestro pueblo y de los más humildes. Haciendo memoria de quienes inspiraron nuestro caminar como J. C. Mariátegui, Vallejo, Basadre, Arguedas y tantos más.

Guillermo Valera Moreno
22 de octubre 2010
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Seguir construyendo una opción popular de izquierda

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Después de dos semanas de las elecciones municipales y regionales en Perú, algunas de las cosas que se pudo avisorar fue que el eje de las opciones políticas se ha tendido a “correr” un poco más a la izquierda, pese a que ello se da dentro de un predominio de opciones más localistas y una acentuación del fraccionamiento de la representación política.

Fue importante la perfomance de Susana Villarán con Fuerza Social en Lima, lo cual de por sí ya marcaba una configuración distinta de las posibilidades de la izquierda en su reagrupamiento y de nuevas posibilidades de vida en democracia. El hecho que se haya conseguido más de un tercio del electorado en la capital supone volver las aguas a niveles que hacía varios lustros (al menos 4) no se veía para la izquierda y que se pensaba más difícil de remontar. De hecho, ganar las elecciones metropolitanas no ha supuesto afincamiento en distrito alguno. Sin embargo, el impacto político esta establecido y es lo que principalmente cuenta, aunque definitivamente no sea lo único.

Lo anterior se complementa de manera significativa con lo sucedido en el interior del país, donde alrededor de siete (de 25) gobiernos regionales los podríamos identificar cercanamente con la izquierda, aunque no deja de llamar la atención su limitada presencia en Puno, Ayacucho o la selva, así como el persistente influjo del Fujimorismo, la emergencia de agrupaciones como Alianza para el Progreso (reúne iniciativas de pequeños y medianos empresarios) y la debilitada presencia del Apra como partido político nacional (cuestión, sin embargo, buscada y lograda por el presidente Alan García).

En Lima es necesario destacar que se mostró lo importante que era hacer un esfuerzo sostenido de unidad, más allá de las precariedades y liderazgos con que esta se hubiera gestado. Se definió la posibilidad con Fuerza Social a la cabeza y todos los demás (incluido el Partido Nacionalista), se alinearon y nunca se salieron del “camino” para lograr encaminar el resultado que finalmente se concretó. Vale decir que en los términos en que se dio inicialmente la campaña electoral en Lima, la cosa no pintaba para conseguir más allá del 12 ó 15% y era una meta alta.

Lo siguiente se jugó con la habilidad desempeñada por el liderazgo de la misma Susana Villarán, quien logró vender una imagen de novedad, persona honesta, equilibrada y con sustento técnico y propuestas, además de asentarse en conceptos muy claros de una opción democrática, moderna y de interés en renovar la vieja política. A ello se hizo eco algunos medios de comunicación y las circunstancias que jugaron a favor de FS, en tanto los errores graves que cometieron sus adversarios que le posibilitaron convertirse en opción ganadora.

Pienso que es todo un desafío saber encaminar una mayor capacidad de gobierno desde los municipios y gobiernos regionales que pueden ser referenciales. Son los casos de la propia municipalidad de Lima, así como los GR de Piura, Cajamarca, San Martín, Junín, Cusco y Arequipa. Ojala pudiera haber mayor capacidad de concertación entre ellos (y quienes se quieran sumar) para encaminar gobiernos que permitan cuestiones claves como que los servicios básicos de cada instancia bajo su responsabilidad funcione bien, haya mínimos de honestidad en su manejo y se logre concretar las cuestiones centrales a las que se ha comprometido cada quien.

Dicho lo anterior, creo también que será muy importante que las distintas fuerzas políticas vinculadas a la izquierda y el nacionalismo puedan concordar en un solo liderazgo para efectos de las elecciones presidenciales. La gran pregunta para varios sería decir pero ¿quién? ¿Ollanta Humala? ¿Jesús Coronel S. (de FS)? ¿Algún empresario progresista como lo ha sido Atkins para Piura? Esta por verse qué puede ser lo mejor, ya que el sólo caso de Humala tiene muchas resistencias y, en algunos casos, con razón, porque el Partido Nacionalista no ha tenido mucha capacidad de dar una imagen o construir una propuesta programática que no lindara con lazos autoritarios, especialmente a la relación umbilical que éste ha tenido con el “Chavismo”, al hecho del origen militar de Humala o al violentismo al que se encuentra muy vinculado su hermano y por lo cual se encuentra en la cárcel.

Pienso que si las distintas vertientes de la izquierda quieren tener posibilidades serias, lo mejor sería que se limitaran a discutir y presentar listas al Parlamento y tratar de ordenar sus apoyos y campañas en razón de la mejor opción que los pueda representar en el espacio del centro izquierda e izquierda en general. Por ejemplo, creo que Fuerza Social debiera inhibirse de presentar candidato a la presidencia (aunque sí lista al Congreso); creo que hoy su gran tarea es el Municipio de Lima y buscar articularse como una fuerza nacional debidamente organizada y con pretensiones de largo aliento. Por tanto, si hubiera alguna opción distinta a Humala, debiera tratar de ser jugarla desde una sola otra opción (lo demás podría tener el efecto de deshacer lo avanzado recientemente).

No pienso que las alternativas deban de jugarse en tener que discernir y elegir entre opciones de centro derecha o derecha, como lo son claramente hoy Alejandro Toledo (Perú Posible) y Luis Castañeda (Solidaridad Nacional). Ojala esa situación sólo se tuviera que dar si alguno de ellos pasa a la segunda vuelta en las elecciones de abril, según el caso de quién le acompañe en esa situación. Entre tanto, creo que sería ideal una opción lo más sólida, unitaria y con propuestas razonables de cambio desde éste liderazgo de la izquierda que es aún un espacio a terminar de gestar y donde varios liderazgos son los que tienen que contribuir a ello. El de Susana Villarán es uno de ellos y es muy bueno, pero no el único. Ojala haya posibilidad de acuerdos de más largo aliento y lucidez.

Guillermo Valera M.
16 de octubre 2010 Sigue leyendo

Con confianza, pero no confiados… algunas palabras adicionales

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Llegamos a la víspera y a la recta final, del desenlace electoral municipal y regional del 3 de octubre. Ha sido muy intensa, llena de piedras, vallas y quizás cuestiones mayores que no vale la pena reiterar. Lo importante es que esta naciendo una nueva esperanza y estamos comprendiendo que podemos ayudar a abrirse un nuevo camino de país, con el nuevo cuadro político que va a emerger de los resultados que se den. Es una posibilidad muy consistente.

Todo hace parecer que los sectores más conservadores en nuestro país se ponen algo más nerviosos cada 20 años, coincidentes con hechos que han supuesto cuestionamientos radicales a su situación de poder. Y es que en su subconsciente subyacen algunos hitos al respecto, como el hecho que en 1970 estábamos en pleno desarrollo del “Gobierno militar revolucionario” de Velazco que hizo una serie de reformas que afectaron, especialmente, a la oligarquía más tradicional de entonces. En 1990 la polarización entre Fujimori y Vargas Llosa, en medio del fracaso del 1er. gobierno Aprista de Alan García y de la diluida posibilidad de la Izquierda Unida de ser una alternativa factible, llevó a campañas furibundas que -en otras condiciones y situación- no pudieron variar la voluntad popular.

Ahora, después de sucesivos años de democracia y de crecimiento económico (en lo que va del nuevo siglo), la derecha política más conservadora no entiende cómo es que la población les da la espalda o puede negarles el voto popular. No es capaz de reconocer que los que más han estado ausentes de la representación política que les era muy esquiva, era precisamente la izquierda, especialmente refiriéndonos a la principal plaza política como es la limeña (por extensión podríamos decir el Parlamento). Ello, sin contar con los mezquinos cálculos que hace el presidente García, quien aspiraría a ser presidente nuevamente el 2016 (esperemos que para entonces tengamos mejores opciones para elegir).

Volviendo al proceso electoral sobre el que nos anima hoy. Tanto por lógica de la estadística, al haberse marcado una tendencia sistemática de crecimiento de la candidatura de Susana Villarán (en el último mes), como por el estancamiento en la cual quedó también sistemáticamente la candidatura de Lourdes Flores. Así mismo, al no haber habido un hecho “fuerte” que pudiera trastocar ambas tendencias de manera muy determinante, pese a todas las mentiras que se difundieron contra Susana V.; o el hecho de que la mayor parte de la prensa se puso a favor de Lourdes F.; y, más allá de los propios aciertos y errores que pudieron tener ambas en su propio andar en esta fase final. Sin embargo, parece innegable que nada hará variar lo que esperamos que se manifieste como voluntad popular, al menos con una diferencia de 10 puntos entre ambas candidatas.

Podemos decir con poco temor a equivocarnos de que ya tenemos nueva alcaldesa de Lima. Sin embargo, es bueno no adelantarse tanto y es mejor decirlo con los resultados formales que actuemos y escuchemos al final del día domingo. Van estas palabras porque es bueno que tengamos confianza en lo que acontecerá en ésta fecha tan especial. Que sepamos proceder con serenidad, amor por nuestro país, con claridad y debida energía para garantizar que las cosas se encaminen lo más adecuadamente posible.

Hay que estar conscientes que tenemos que seguir una conducta impecable y amable en todo el procedimiento eleccionario, será nuestra mejor carta de presentación y nuestra mejor forma de hacer docencia política en todo ello. Que se condiga con lo nuevo que queremos que nazca de todo esto. Tan nuevo como la juventud que viene acompañando a Susana en todo éste proceso y que pudimos también confirmar en el mitin de cierre de campaña del jueves pasado en el Campo de Marte.

A ponernos por encima de los pequeños (o grandes) nerviosismos y conflictos que puedan presentarse. Estamos llamados a cosas grandes. No nos perdamos en lo mezquino. Actuemos con confianza y seguridad en todo momento. Sin embargo, no seamos confiados de cómo procederán los amigos del “otro lado”, me refiero de las fuerzas que pueden sentirse opuestas a nosotros como es en Lima el PPC – Unidad Nacional y poco más (esperemos). La limpieza y transparencia se pone en juego con la propia conducta de cada uno y es bueno dar muestra de ello en todo momento.

Recordemos que no es cualquier elección. Va a marcar una trascendencia que debemos manejar con toda responsabilidad. Por eso, no sólo se trata de que en “política el que se pica pierde”. Se trata de poner lo mejor de cada uno en lo que tenemos entre manos y tengamos fe que lograremos el mejor resultado.

Saludos a todos y todas.

Guillermo Valera M.
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