Como una brisa, nos sentimos llamados

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Fue una ceremonia amena, sencilla, bien preparada… La asunción de compromisos temporales o definitivos de 11 integrantes de las CVX de Lima, transcurrió de modo apacible, como la brisa con la que Dios se hace muchas veces presente. Como sintonía de corazones que se encontraban para reconocer un momento especial en sus vidas, al cual se llega de diversas maneras y se identifica con un valor profundo, muy personal y a la vez tan comunitario, compartido y vivido desde la presencia con el otro, con los demás. Expresión querida y gratuita.

Los testimonios de los protagonistas fue diverso y cada cual más sentido, muy personal. Todos nos identificamos en la comunión, en ese espíritu que sella cual cemento las relaciones espirituales de quienes quieren dejarse más afectar, e ir más allá de los buenos deseos. Estableciendo un compromiso más dedicado, más querido, mejor atendido…, de nuestra relación con Dios, desde la mediación comunitaria de CVX, desde los apostolados que nos vamos dando y creciendo.

Me acordé mucho del proceso de asambleas en las que estamos inscritos hoy a diverso nivel CVX. En mi comunidad (CVX Siempre) tendremos asamblea en diciembre. Antes compartiremos la asamblea nacional en unas pocas semanas; el siguiente año toca la asamblea mundial, muy cerca de acá, en Argentina. Para todos esos momentos necesitamos sintonizar en un mismo espíritu, tal como se nos sugiere en el último número de Proyectos por el ExCo mundial.

Recogiendo lo que allí se nos plantea, podríamos sentirnos hoy invitados a lo siguiente:
º Preparar nuestras Asambleas comunitarias tomando en cuenta diversos elementos que nos amplíen el horizonte y nos sitúen también en una reflexión común como CVX e Iglesia.
º Sentirnos llamados a ser corresponsables de la vida de todos y solidarios en lo que podemos aportar, ayudar a crecer, formar, acompañar, hacer comunidad y crecer en el bien común.
º Preguntarnos, si no estamos hoy particularmente confrontados con un tiempo crítico, oportuno y apropiado en el que veamos qué tendríamos que revisar de nuestras prácticas, qué tenemos que consolidar, qué tendríamos que asumir con mayor radicalidad. Tanto personal y comunitariamente. De ese modo, optar deliberadamente por acciones y fines más deseables.

Caía en la cuenta sobre algunos elementos del contexto que son claves de tomar en cuenta y que los podemos recoger de modo también singular:

Uno – Somos una experiencia comunitaria en CVX con 50 años de caminar, con diversas expresiones. Mi propia comunidad comparte un recorrido de 47 años de caminar; otras tienen menos décadas o algunos pocos años. Todas son importantes. Desde cada una nos sentimos llamados a ser hombres y mujeres comprometidos en la construcción de un nuevo Perú. Al respecto, podríamos preguntarnos, ¿Qué significado especial nos reveló el presente año? ¿Qué gracias hemos recibido y compartido? ¿Cómo valoramos nuestro caminar y disponibilidad? De otro lado, ¿cómo nos anima un documento como los Principios Generales CVX en nuestro estilo de vida?

Dos – Tomar muy en cuenta la próxima visita del Papa Francisco: sentirnos motivados a reflexionar temas y cuestiones claves, como son: (1) El Papa hoy en nuestra Iglesia: un papado que nos renueva. (2) El cuidado de la creación, la naturaleza y el medio ambiente. (3) Nuestra responsabilidad y solidaridad en la construcción de un Perú nuevo dentro de un mundo nuevo. Será muy importante prepararnos a ello; ver cómo participamos; estar atentos a lo que nos inspira.

Tres – Estamos llamados como laicos a renovar nuestro mundo de hoy. El Papa nos ha invitado desde ya a un “nuevo despertar” como Iglesia. A comprometernos más profunda y humildemente con espíritu de servicio, enfocados en las tareas del mundo y alejados del “pecado del clericalismo”. Llamados a aportar con nuestros propios dones, preparación y en equipo. En clave de magis y discernimiento constante. Contemplando los diversos males de nuestro mundo (y país) e invitándonos a reaccionar y a salir de la propia burbuja; a ser compasivos y solidarios.

Desde lo anterior y más en conjunto podemos preguntarnos también, ¿cómo podemos responder a éstas grandes necesidades de nuestro mundo y de nuestro país? ¿Cómo aportamos mejor a esa gran misión de Dios? ¿Cómo sentimos que hoy nos interpela y nos llama?

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 1 noviembre de 2017

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