Bailecito y política

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Volvió a practicar el bailecito en público, aunque esta vez sin la misma gracia, como ocurrió el año pasado con el inicio de su gobierno. PPK, sin embargo, apareció sobrio y sonriente, seguro aunque huérfano de aplausos en muchas partes de su discurso. No es de extrañar, pues su bancada es bastante pequeña y, si no se ayudaba de la plana ministerial presente en el hemiciclo, no hubiera contado con un mínimo de algarabía o eco.

No obstante, fueron importantes algunos detalles generales del balance del primer año de gobierno de PPK. Empezando por repartir impreso el detalle de su balance, lo cual permitió no entrar en demasiado detalle. Fue un gesto importante reconocer la labor cívica de peruanos de a pie, representado en varios invitados especiales, rindiendo un homenaje y situando la importancia de lo acontecido con la Emergencia vivida por el exceso de lluvias y desastres naturales derivados de ello, especialmente en el norte.

Fueron importantes las iniciativas de ley que se plantearon, poniendo atención en ayudar a resolver temas de informalidad o desorden que no siempre llegan a buen puerto. Temas como el desorden del tráfico en Lima y Callao es un pedido muy sentido, más aún, porque Lima es una ciudad que tiene que ordenarse si se quiere que funcione de la mejor para todos y nos agobie menos de lo que ya supone los tiempos que uno tiene que invertir para trasladarse de un lugar a otro. También por los accidentes frecuentes y las muertes.

A ello se sumó el tema de un mayor control en los temas de funcionamiento de negocios y calidad de trabajo. Aunque no va superarse estos temas con más leyes, algunas normas como las planteadas pueden ayudar en el propósito. También se podría aplicar a los temas de la regionalización que se requiere ajustar a una mayor eficiencia de funcionamiento y responsabilidad de sus diversos niveles de gobierno. Especialmente para encaminar grandes obras, pero también para garantizar una mayor efectividad en el desarrollo de los servicios básicos de educación, salud, agua y desagüe, seguridad, entre otros.

Ha sido importante que se mencione nuevamente metas como continuar con la reducción de la pobreza (llegar al 2021 a 15% y reducir la pobreza extrema al 1.5%), de la mano con el crecimiento económico, el cual, pese a dificultades internacionales y climáticas no se ha detenido, aunque ha bajado sensiblemente. Claro, uno siempre se pregunta, cómo es que alrededor de dicha meta o propósito nacional no se firma un pacto más agresivo de trabajo con todas las fuerzas políticas y la sociedad civil. El lado poco claro de ésta parte es que no se mencionó mucho alrededor de los conflictos sociales que se han seguido sucediendo en el país. Sobre todo, porque suele ser una situación recurrente con diversos orígenes. No es un mal sólo de éste gobierno.

Claro, se habla de dialogar, de tomar en cuenta mejor a la población en sus demandas. Pero no se ve una política clara en la dimensión de la concertación y de los mecanismos a utilizar para encaminar dicho propósito. Por ejemplo, al Acuerdo Nacional ni se le mencionó; tampoco se señaló el generar iniciativas concretas, más allá de cierto diálogo con algunas fuerzas políticas que ya se ha venido realizando, más por la presión de ciertos acontecimientos que de una voluntad política real. Especialmente la lucha anticorrupción debiera ser otro tema clave sobre el que podría tejerse algo al respecto. Sin embargo, más pesan los temores y la poca autocrítica.

Sin embargo, es cierto también que frente a gobiernos que no tienen una experiencia política acumulada, como han sido 3 de los últimos 4 gobiernos, se tiene que pensar en cómo se puede cooperar en las soluciones, con sentido muy crítico, pero con alternativas y disponibilidad técnica en lo que se tenga posibilidad de aportar. No podemos dar el lujo de perder otro lustro más “para el olvido”, donde la población no siente que crece su sentido ciudadano y que las cosas se siguen arreglando de manera distinta a lo que se prometió en las elecciones.

Una última cosa. El gobierno tiene que dar una imagen de capacidad técnica y buena gestión. Pero un gobernante es ante todo y debe cumplir su rol de gobernante (es decir, político), gestando un horizonte de hacia dónde se quiere dirigir y de cómo todos, de alguna u otra manera, nos podemos sentir parte de ello. Tiene que mostrar capacidad y voluntad política para las cosas que tiene entre manos. Por ejemplo, Perú una sola fuerza, tiene que ser más que un lema y un propósito. Tiene que marcar el conjunto de las políticas públicas y la gestión del gobierno.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 28 de julio de 2017

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