La Misión en CVX: un breve recorrido

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La misión en CVX ha tenido diversas aproximaciones, aunque siempre ha sido un tema de mucha centralidad al quehacer de la Comunidad mundial y su proceso de construcción. Por ejemplo, entre los años ‘70 y ‘90 del siglo pasado (hace unos 40 años), se puso énfasis en asumirnos como una comunidad en misión, en razón del servicio y de promover la justicia o liberación. Incluso, poniendo a María, nuestra madre, como modelo (Loyola ‘86). Junto a ello, se consideraba muy importante el dar lugar a procesos de formación laical.

En los años 90, se irá hablando de tejer una misión común, no única; muy vinculada a establecer una identidad adecuada como CVX. En Hong Kong ‘94, se plantea tomar en cuenta un cambio de las estructuras de las CVX, para que éstas se puedan adecuar de la mejor manera a la misión.

Será a partir de Itaicí ‘98 que se planteará la misión centrada en crecer como un cuerpo apostólico CVX, definiendo campos de misión que podían dar luces y ayudar a realizarla. Entonces, la misión común adquiere también significado en trabajar mejor la relación CVX – Compañía de Jesús. Por entonces, se definieron tres campos de misión situados en la “realidad social”; “las culturas”; y la “vida ordinaria”. Promoviendo en todos ellos la presencia y actuación del poder liberador y transformador de Cristo.

Normalmente, en el ámbito nacional se buscó hacer eco de los procesos de reflexión que se avanzaban desde la comunidad mundial. Tomando como referencia el último periodo continuado de funcionamiento del Consejo Nacional CVX (2002 en adelante), podemos decir que las Asambleas Nacionales han intentado encaminar procesos importantes en ese sentido. Por ejemplo, en la Asamblea Nacional CVX Perú 2002 se constató una “intensa vida apostólica individual” de los miembros CVX, especialmente en actividades pastorales o de catequesis. Sin embargo, se apreciaba poca claridad en el sentido y praxis de la misión comunitaria en la vida de las comunidades y poca presencia pública. Sin embargo, entonces se identificó tres campos en los que la CVX Perú se sentía llamada a trabajar como cuerpo apostólico: (a) la acción cívica y política; (b) la participación en la vida de la Iglesia; y (c) la presencia en los mundos juveniles.

Al año siguiente, en la asamblea mundial CVX 2003 (Nairobi, Kenya), se profundizó en el modo de crecer como cuerpo apostólico, planteándose la metodología del DEAE (discernir – enviar – acompañar – evaluar). Lo importante fue el dar sentido comunitario a la misión y hacernos corresponsables, estableciendo así su carácter de misión común. También se insistió en la formación y en desarrollar liderazgos sólidos, así como la adecuación de las estructuras en razón de la misión, como requisitos esenciales en el camino hacia un cuerpo más apostólico. Siendo la asamblea en África, se puso atención especial en los temas del SIDA y los refugiados.

Para la siguiente Asamblea Nacional de CVX Perú (enero 2006), se constató que nuestra comunidad había avanzado en la conformación de dos equipos apostólicos, dedicados a: (1) Seguimiento del proceso post Comisión de la Verdad y Reconciliación y al Movimiento “Para que no se repita”. (2) Animación del Equipo impulsor de la Red Apostólica Ignaciana (RAI). En ese contexto de cosas, se insistió en el discernimiento, la sistematización de experiencias y la misión común, llamándose a tomar especial atención en los jóvenes. La asamblea identificó como posibles líneas de acción: (a) Medio ambiente; (b) Ciudadanía participativa; (c) Educación; (d) Salud.

La experiencia fundamental que seguiría en los siguientes años sería el impulsar los Proyectos Apostólicos de Núcleo (PAN), como una manera de “acercar” la experiencia de la misión a la singularidad de labores de cada comunidad local. De hecho, en la Asamblea Nacional CVX Perú 2008, se buscó recoger y promover lo avanzado en la ejecución de los PAN, constatándose que ocho de 14 Núcleos habían definido ya su PAN. También se constató que nuestra actividad apostólica seguía siendo más pastoral que social; se puso de relieve la importancia de la opción por los pobres, afirmándose como un rasgo constitutivo de nuestra misión. Se buscó, a partir de los PANes, establecer algunas prioridades de trabajo apostólico de la comunidad nacional, destacándose los campos de la formación, las ESPERE (Escuelas del Perdón y Reconciliación) y la espiritualidad.

Ese mismo año (unos meses antes), se había producido la ASAMBLEA MUNDIAL de Fátima (Portugal), en la cual, dentro del proceso de crecer como cuerpo apostólico, se hizo el llamado a vivir como una comunidad profética de laicos, con especial atención y a favor de la justicia y de los pobres. Se ratificó la dinámica DEAE como el medio especial para construir el cuerpo apostólico. Así mismo, se recomendó el desarrollo de redes para la acción apostólica y la promoción de la solidaridad.

Posteriormente, a la Asamblea Nacional CVX Perú 2011, se le denominó “Buscando una Misión común”. En ella se pidió la gracia de encontrar en comunidad UNA MISIÓN COMÚN, partiendo de reconocer nuestra vocación laical. Se puso especial atención a los nuevos retos de la pastoral juvenil Jesuita y al desafío de la presencia juvenil en nuestras comunidades, lo cual marcaría el accionar de nuestra comunidad nacional en los siguientes años.

En la reciente ASAMBLEA MUNDIAL CVX 2013, en Beirut (Líbano), se reconoció que el ser un cuerpo apostólico laico, sustentado en la espiritualidad ignaciana es, ante todo, saber vivir nuestro laicado, como coherencia entre fe y vida anclada en la promoción de la justicia. Se señaló que se puede estar involucrado en apostolados personales o tener presencias institucionales y acciones internacionales. Pero, la base de todo ello, es el llamado a encarnarlo (“ser vivido”) en la vida ordinaria. Por lo tanto, a estar presentes y ser contemplativos en la acción dentro del hogar, en la familia, dentro de nuestros trabajos, como parte de la sociedad civil, y en el marco de la vida política y cultural, viviendo un estilo de vida sencillo y dándonos profundidad. A la luz de ello, se recomendó tomar también en cuenta algunas fronteras (o campos de misión específica) como (a) Globalización y pobreza, (b) Familia, (c) Ecología, y (d) Juventud.

En nuestra Asamblea Nacional CVX 2014 tocará recoger esos diversos elementos e intentar dar un paso más, clarificando mejor el sentido de la misión en CVX y cómo nos hacemos parte de propósitos comunes. Tanto desde la comunidad nacional como en cada ámbito en el que se mueve cada Núcleo CVX. Dando sentido de misión al conjunto de nuestra vida, personal y comunitaria, cuyo fundamento es Jesús, quien nos llama a ser “sal de la tierra y luz de vida”.

Guillermo Valera Moreno
Magdalena del Mar, 9 de noviembre de 2014

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